Entrevista a Iván Häfliger
El 11 de mayo, es el 50 aniversario del SUNCA. Pocos sindicatos en el Uruguay tienen una identidad tan definida como los gremialistas y trabajadores de la Construcción. La ONDA digital dialogó con Iván Häfliger, Secretario de Prensa y Propaganda del SUNCA, para conocer como se preparan los festejos de este 50 aniversario. Pero también para acercarnos a la realidad, a las urgencias del gremio, a la situación sociológica de un cierto boom en la construcción, el número de trabajadores que participa, la realidad del trabajo y cómo se organiza el SUNCA.
– Iván, ¿cuáles son las prioridades de hoy para el SUNCA?
– En primer lugar, estaríamos ubicando lo que es una batalla permanente del sindicato (seguramente histórica, por lo menos desde que es SUNCA como tal), por las condiciones de trabajo. La primera responsabilidad del sindicato, conquistar en los centros de trabajo un respeto a determinadas formas de trabajo, que son básicas para pensar en una dignificación del trabajo como actividad creadora, como actividad que permita al ser humano ser lo que es.
Allí hay una preocupación establecida, desde las primeras agrupaciones de albañiles del siglo XIX, luego también las sucesivas organizaciones sindicales del siglo XX y posteriormente, a partir del año 58 con la creación del SUNCA, se trata de una constante hasta el día de hoy. Desde luego vinculado a la conquista desde el punto de vista de la organización del trabajo, en correspondencia con lo jurídico y con un papel determinante para eso, del propio trabajador organizado sindicalmente. De alguna manera como garantía de que esto que es una organización previamente acordada o conquistada, el trabajador organizado dando garantías de que esa condición conquistada se cumpla y le permita, entre otras cosas, ubicar los tiempos laborales en materia de la producción de calidad, etc.
Pero los tiempos laborales para la calidad también implican una relación laboral de calidad, implican una situación del trabajador ubicado en su tarea, en su oficio, en su responsabilidad frente al trabajo que, necesariamente, tiene que tener condiciones de trabajo de calidad. Ahí está ubicada la prioridad.
– Esto que usted me está planteando, comparado con otros tiempos del Uruguay. ¿Están mejor en la calidad de su trabajo o están en una situación que se podría decirse crítica?
– El sindicato viene denunciando en los últimos años que estamos en una “situación de emergencia” en cuanto a las condiciones de trabajo. Y esto no es independiente de algunos avances pero, en todo caso, los avances demuestran que todavía falta mucho y no es un problema de estadísticas.
Acá cualquiera que recorra los centros de trabajo fundamentales de la construcción, las obras de arquitectura y de ingeniería, que es la rama madre, la rama principal de este gremio, a la que se le puede agregar los centros de trabajo anexos a la construcción, la industria del hormigón, la industria de la cerámica, la fabricación de ladrillos, se encontrará con situaciones de extrema gravedad en el sentido de las condiciones de trabajo.
Podríamos inclusive decir que en algunos lugares se trabaja de la misma manera que al principio del siglo XX. Esto es, con las mismas condiciones, la misma relación de dependencia, con mucha impunidad desde el punto de vista de la empresa para hacer o deshacer en la relación laboral y en la condición del trabajador frente al trabajo.
Para ilustrar con algunos datos: nosotros todavía tenemos en el entorno de un 50% admitido por todos los actores, (Incluido el Ministerio de Trabajo), un promedio del 50% de la actividad en la industria, que se realiza todavía bajo alguna forma de ilegalidad.
Esto quiere decir que declaro menos aportes al BPS, o sea, a la Seguridad Social, o que, lisa y llanamente, trabajo todo en la ilegalidad y, por lo tanto, no declaro la obra, el centro de trabajo, la cantera o la fábrica de cerámicas.
No declaro ante el Estado que esto existe y, por lo tanto, no existen (desde el punto de vista de la relación laboral) trabajadores como personas de derecho. Esto te da, en los extremos, zonas de gravísima emergencia. Por ejemplo en Maldonado (muy cerca de Montevideo) y con una labor del Ministerio de Trabajo muy interesante, muy importante, surge en sus recorridos, que en el entorno de un 80 o 90% promedio, se constatan formas de ilegalidad.
A su vez estas irregularidades generalmente, tienen un correlato, se trenzan con algún elemento de persecución a la organización sindical (que también es ilegalidad, en tanto hay ley de libertades sindicales y además hay acta de acuerdo particular del sector) y, por otro lado, situaciones donde, justamente las condiciones de trabajo, determinan un nivel de accidentalidad muy importante, de riesgo, de salud y de vida para los trabajadores. Una realidad que se retroalimenta a partir de la ilegalidad.
– ¿Maldonado es una concentración de trabajadores de la construcción más importante del país?
– Sí, es la más importante del país en este momento. Por el nivel de actividad en cuanto a cantidad de trabajadores, se estima, en el entorno de 20.000. El BPS emitió en el entorno de 12.000 recibos por el pago, en diciembre del año 2007. Allí, sumado a estos 12.000 recibos que implican que el trabajador, en algún mes del año estuvo en caja (no que estuvo todo el año 2007, sino que en algún mes del año laboral que va de noviembre a octubre del año siguiente), sumado eso a los elementos de ilegalidad que, justamente, corroboró el Ministerio de Trabajo, te da una proporción en el entorno de los 20.000 trabajadores en actividad hoy en ese departamento.
Pero, además, es el Departamento de mayor nivel de inversión que tenemos en el rubro construcción. Estamos hablando que el año 2007 cerró con 350.000 m2 permitidos para construir, esto es, de permisos habilitados para construir y se prevé para este año 100.000 m2 más sobre lo ya permitido.
Esto es, vamos a cerrar el año 2008 con permisos por 450.000 m2. Esto supera cualquier boom o cualquier situación de pico a la alta anterior en el departamento. Es superior a la década del 80 y del 90. Esta realidad tiene además un componente novedoso con respecto al origen de las inversiones anteriores en ese departamento respecto. Hoy está mucho más diversificada esa procedencia. Hoy se tiene una inversión proveniente de Europa y de EE.UU. superior a la inversión regional con respecto a años anteriores.
Que era esencialmente argentina. Hoy es mayor la de otros países de la región (específicamente Chile y Brasil) y, fundamentalmente, un crecimiento de la inversión europea y norteamericana. Entonces en Maldonado se prevé que la construcción va a seguir creciendo, ya que estos datos que manejamos de 450.000 m2, este año, tienen que ver con solicitudes de permiso hechas ante los organismos del departamento, incluida la propia Intendencia Municipal.
La información disponible, no solamente por los datos sobre Maldonado, sino en términos de país, que vamos a tener un crecimiento mayor este año de demanda de mano de obra, fundamentalmente, de mano de obra especializada.
– ¿Cómo es la relación con las obras del Estado? Porque ustedes también tienen una relación directa con el Estado, como constructor, como empresario.
– El Estado, históricamente, participa en el entorno del 35% de lo que se construye. Esto tiene tanta importancia para nosotros que ha llevado un estudio del análisis de la relación de la obra pública en el total de nuestra actividad.
Inclusive en tiempos de crisis más acentuada para el sector, – como la última que vivimos entre el 2000 y el 2005,- implicaba que el Estado tenía, de todas maneras, una presencia determinante. También puede analizarse el papel del Estado generador de puestos de trabajo y del Estado clientelar a la vez que benefactor.
En ese sentido, la obra pública ha jugado y juega todavía un papel determinante en los niveles de inversión, fundamentalmente, a través de los pliegos de licitación. Esto tiene muchas implicancias para nuestra actividad ya que genera una especie de matriz en la relación laboral. En este sentido no debemos olvidar que ese mismo Estado clientelar y ese mismo Estado construido también en función de determinados intereses, en determinados tiempos históricos del país, elaboró una normativa, elaboró una forma de contratación y de relación con las empresas, funcional a esos intereses de país en los cuales fue construido nuestro Estado.
Esto implicó que muchas veces el propio Estado fuera quien avalara las peores formas de contratación y las peores formas de relación laboral. Hemos tenido inclusive hasta esta década, hasta estos últimos dos años, organismos del Estado (como el BPS) construyendo viviendas para pasivos con el personal (con toda la plantilla) en negro. Allí no es que el BPS contrata en negro, contrata una empresa que, a su vez, trabaja en negro.
– ¿O sea que el Estado convalidaba una ilegalidad?
– Por momentos sí. Hasta tanto la organización no actúa como organización de clase en la defensa de la legalidad vigente en materia de relación laboral, el Estado hace caso omiso de situaciones como ésta.
Situaciones como ésta se han dado en distintos organismos vía contratos de obras en organismos de diversos lugares del país. Esta situación la vimos hasta hace pocos días atrás, cuando el Estado vuelve a contratar empresas notoriamente infractoras de toda norma. Tuvimos en el mes de febrero un accidente fatal, que terminó con vida de un trabajador de 34 años, padre de cuatro hijos, que estaba trabajando para una empresa que en los últimos tres años tiene accidentes de trabajo similares y que, de esos tres hubo dos trabajadores muertos. Y allí son organismos del Estado los que contratan a una o a varias empresas que permanentemente violan la normativa.
Las normativas tienen que ver, además, con esa relación de producción y organización del trabajo largamente estudiada. Los decretos, por lo menos en materia de construcción en lo que hace a la seguridad y a la higiene, son decretos provenientes de acuerdos tri-partitos donde han participado las organizaciones sindicales. Entonces allí tu tienes una participación del Estado que ha sido y todavía por momento lo es en determinados ámbitos o en determinados lugares, funcional a determinada forma de construcción, a determinada forma de relación laboral en el plano de lo jurídico y, también, a determinado producto.
Es decir, cuando el Estado construía a través del BHU en su viejo rol de promotor de la vivienda social o de interés social, construía con determinadas relaciones o situaciones de ilegalidad, eso también determinaba que la calidad el producto final (no solamente por el destino, que era muy parcial, no tan general como pretendiéramos) era, de alguna manera, consecuencia de esa calidad en la relación de producción.
Entonces tu tienes ahí, por todo el país, productos de la obra pública que tienen enormes deficiencias. Otro ejemplo: el Liceo de Médanos de Solymar- que en reiteradas oportunidades se denunció en la situación que se construyó- y que luego tuvimos que lamentar por su baja calidad de la construcción a la hora del ingreso de los gurises.
– Si se compara con otros gobiernos anteriores, ¿cómo es la relación con éste gobierno?
– En el sentido de la discusión o del debate y de la participación de la organización sindical en las definiciones estratégicas del sector, tenemos un ámbito en el cual estamos participando, que es el convocado por el propio Poder Ejecutivo. Este es el llamado Compromiso Nacional que, al día de hoy tiene algunos resultados parciales pero válidos, parciales pero positivos y tiene otros resultados que todavía no se han materializado.
Pero debemos observar también que hay otros objetivos planteados que no se han materializado, justamente, estos son los estratégicos: por ejemplo, políticas de Estado anticíclicas, con respecto a la producción en esta actividad. A nuestro entender este debería ser un tema de convocatoria a discusión, y debate, por el Ministerio de Economía y Finanzas.
Todavía el Estado no tiene, en estos ámbitos, ubicada una mirada de largo aliento, por lo tanto estratégica, de ubicación del sector de la construcción en un proyecto de “país productivo”, integrado, con justicia social y redistribución de la riqueza, con participación cada vez más a la alta del punto de vista de la democratización de la participación del pueblo que, evidentemente, retrasa o frena lo que puedan ser resultados parciales en el mejoramiento de las condiciones puntuales.
Nosotros podemos ir a mejoras parciales en materia de seguridad e higiene e, incluso, del punto de vista salarial. Ahora, si esas mejoras parciales, tienen que ver con los picos en alta o en baja de la actividad, son justamente eso, parciales y de muy corto aliento. Si no hay una modificación en la planificación del conjunto del proyecto de “país productivo” y en ese proyecto, la construcción junto a otros sectores industriales, tiene, justamente, un carril por el cual jugar y para el cual aportar a ese “país productivo”, vamos a estar frente a una situación de permanente oscilación en la actividad (como ha sido característico durante muchos años).
Tal vez mañana, en una situación adversa de la economía internacional, no tengamos las inversiones que tenemos hoy y, por lo tanto, no tengamos actividad y tal vez ahí el Estado no tenga respuestas para darnos o deba recurrir a políticas sociales.
– ¿Y ustedes han planteado este esquema al gobierno?
– Ha sido, de alguna manera, el eje central del planteo de todo el movimiento sindical, en materia de propuesta programática, en coincidencia con los objetivos planteados por el propio programa del actual gobierno.
Hay un programa que plantea el gobierno, cuando la fuerza política realiza su campaña electoral, que tenía (por lo menos) 4 elementos centrales: “País Productivo”, “País Democrático”, “País Integrado”. Ahí, el PIT-CNT en su conjunto, ubicó en esa discusión previa de la campaña electoral, en ese debate algunas propuestas centrales que, en principio, eran también compartidas por la propia fuerza política. El propio movimiento sindical, compartía objetivos de la fuerza política en este sentido.
Como sector “construcción”, también hemos pensado (por lo menos a la salida de la crisis del 2002 y en la definición de los últimos meses de campaña electoral) que había “otra industria de la construcción posible”, que había que construirla y había que generar voluntades para construirla e, inclusive, con una mirada (desde el punto de vista del sindicato) ubicando todos los acuerdos necesarios para que esa otra “industria” fuera “posible”.
El sindicato de la construcción, que tiene larga tradición en el sentido de la búsqueda de los acuerdos, de la negociación colectiva y de la conquista de esos acuerdos, entendía y entiende que todavía es posible, en esta etapa histórica, ubicar intereses, también por parte del empresariado uruguayo, de superar algunas de las características actuales de la construcción.
No es solamente para los trabajadores de la construcción que importa una mirada estratégica del sector. Evidentemente, parte del capital nacional que negocia con este sindicato, que acuerda o desacuerda (a veces) en el medio del conflicto más crítico, también tiene interés en una proyección de la actividad de largo aliento.
– ¿Pudo conversar esto con el Presidente cuando se reunieron con él?
– Sí, lo ubicamos allí en las dos entrevistas. Porque el eje central del planteo o la prioridad de las dos entrevistas, fue, justamente, las condiciones de trabajo y, en particular, la consecuencia fatal de las condiciones de trabajo que era el nivel de siniestralidad y el nivel de accidentes fatales que teníamos en la industria.
Pero para llegar a esa conclusión o para llegar a ese tema, nosotros, necesariamente tenemos que tener una mirada más estructural que implica saber que la muerte es la última sombra de un conjunto de luces y de oscuridades que tenemos en la industria de la construcción. Este comportamiento implica que el accidente es una consecuencia, es el producto lamentable de una condición de trabajo que, a su vez, es consecuencia de una forma de organización del trabajo y consecuencia de definiciones de una industria que, todavía hoy, no tiene en cuenta el sindicato.
Hoy los trabajadores organizados sindicalmente no son los que definen cómo se construye, ni qué se construye, ni para qué se construye, ni cuánto tiempo, ni cuánta inversión.
Entonces, la democratización del país, en el sentido de la participación popular, organizada a través de las distintas organizaciones sociales (en este caso, el SUNCA), tiene que ver con la construcción de un Estado de nuevo tipo, que implica que, quienes hoy están en el gobierno, asuman o ubiquen voluntades políticas para estos ámbitos.
En las dos entrevistas con el Presidente de la Republica, marcamos las necesidades de mirar estos dos años que le quedan a la administración, con cambios que urgen, con transformaciones en la matriz productiva (en nuestro sector, pero que están vinculadas a transformaciones de otro tipo), cadenas productivas que implican que todo lo que hoy tiene que ver con la forestación, la madera, las plantas de celulosa existentes y las por venir requieren de una caminería que hoy está en un 70% por debajo de las necesidades de esa industria. Y este elemento lo ubica la propia asociación de caminos, que se dedica al estudio de la infraestructura vial que tiene el país. Hoy, la infraestructura vial no da cuenta, ni siquiera, de los proyectos productivos que tiene como prioridad esta administración.
– ¿Percibieron que el Presidente los comprendía?
– Sí, a tal punto que ubicó plazos para la concreción de algunas transformaciones que son realmente breves y que dan muestra de esa sensibilidad, de que en plazos breves se transformen algunas cosas.
Quedo establecida la propuesta de una Comisión Interministerial, que compromete el trabajo de cuatro Ministerios y las Intendencias Municipales que concentran información, habilitan permisos de construcción. Pero que hasta ahora no juegan un rol determinante en el proceso constructivo.
Esta planteado que en 15 días esté trabajando y, posteriormente, tenga 15 días para dar resultados, en consulta con el SUNCA y con las Cámaras Empresariales. (la iniciativa partió de este Sindicato.) En 30 días deberían existir, por lo menos, un proyecto de ley, una campaña publicitaria en todos los medios, un informe mensual del BSE, también debería estar ubicada la Ley de Educación, que se va a discutir este año y que para nosotros tiene importancia por las asignaturas generales en materia de salud laboral y seguridad industrial.
Todos estos compromisos que asume el Presidente en esta segunda entrevista, implica que dentro de 30 días, nos volvemos a reunir para evaluar los resultados. Nosotros vemos enormes retrasos en los niveles intermedios de definición de algunas de estas cosas y enormes dificultades para la comprensión política o la comprensión de la necesidad de la transformación, aunque más no sea, en el plano concreto de la relación laboral.
– Usted me habla, no sólo del Ministerio de Trabajo
– No, no solamente. Para dar un ejemplo: el BPS, luego de la transformación de la Ley de Unificación de Aportes, (Ley que durante la dictadura implicó además una huelga de los trabajadores de la construcción y una dirección de nuestro Sindicato presa y perseguida), en esa definición de la Ley 14.411, que modifica la ley anterior de Unificación de Aportes, el BPS, hace el cálculo de la jubilación de los trabajadores de la construcción de una manera que omite considerar el salario nominal y, por lo tanto, le resta en ese aporte jubilatorio, un 22% a los jubilados de la construcción. Como consecuencia de esto hace más de 30 años que el jubilado de la construcción cobra un 22% menos de lo que debería, a diferencia de todas las demás actividades.
– ¿En la jubilación?
– En la jubilación. Que ya es muy pobre, por la densidad de aportes, por la cantidad de años aportados efectivamente etc. Distintas administraciones de gobierno reconocieron el error, algunas lo desconocieron, hasta que la administración actual reconoce el error y genera, a través del directorio del BPS y del Ministerio de Trabajo, un proyecto de ley con dos artículos: el 1° reconoce el error y el 2° ubica formas de reparación del error.
Se dice: “vamos a liquidar, ahora sí, correctamente, las jubilaciones de los trabajadores de la construcción que están perdiendo un 22% hace 30 años”. Un tema que nuestra Asociación General de Jubilados de la Construcción (viejos militantes del sindicato) viene siguiendo hace muchos años.
Pues la actual administración reconoce el error, pero… ese proyecto de ley está circulando de oficina en oficina, desde el BPS al MTSS y del MTSS al MEF hace, por lo menos, 1 año. Llegó en mayo del año pasado al MTSS y llegó en noviembre del año pasado al MEF. El MEF nos plantea, la semana pasada, que, hasta tanto no haya una priorización por parte del MTSS con respecto a este proyecto, no lo puede mandar al Parlamento.
Entonces, no es solamente, los retrasos que podamos tener en un organismo como es el MTSS principal en esto, también es, por momentos, en otros organismos como el MEF, donde, evidentemente, se juega allí un monto muy importante de lo que asigna el propio ministerio fuera del presupuesto del BPS.
– Usted me hablaba recién de la experiencia que hay y la innovación en el Uruguay de la instalación de las papeleras. ¿Cómo fue la experiencia con BOTNIA esa gran primera experiencia en la construcción de una fábrica?, ¿Cómo les fue en la relación con la empresa?
– Primero una aclaración, que vale la pena hacer. El conjunto del movimiento sindical, cuando fue interpelado por la instalación de esta papelera, por las consecuencias que podía llegar a tener, por la situación de estar en régimen de Zona Franca (lo que implicaba, desde el punto de vista económico para el estado algunas desventajas), por el nivel de actividad que iba a suponer en la construcción pero no así en el funcionamiento luego de la planta, por lo que eso iba a implicar en el sentido del impacto económico para la propia región de Fran Bentos y cercanías, el movimiento sindical todo y también nuestro sindicato fueron actores excluidos de la discusión de éste debate en particular.
No fueron convocados para debatir sobre las condiciones en las que iba a instalarse la planta. Ni las condiciones del punto de vista de la construcción de la planta. Se prescindió de la opinión de dos gremios fundamentales que luego participaron allí, la construcción y los metalúrgicos. Tampoco se involucró al Sindicato Maderero, al PIT-CNT en relación con la forestación con la cadena productiva, que hoy es forestación y proceso final de pasta de celulosa.
– Si ubicamos este tema en el tiempo, esto se dio en la administración de gobierno anterior.
– Sí, hay una definición de instalación de las plantas que es del gobierno anterior. Hay un compromiso que, como Estado, la actual administración debe asumir y tampoco allí, una vez que asume, el movimiento sindical es convocado para debatir esto.
– Se continuó con la misma metodología…
– En ese sentido sí, no hubo instancias de discusión o de debate o de consulta, siquiera, de cuál era la opinión del movimiento sindical.
No obstante esto, una vez que el proyecto empieza a funcionar, tanto el Sindicato Metalúrgico como el SUNCA, necesariamente, comprometimos, tanto a BOTNIA como a las empresas nacionales o internacionales que contrató BOTNIA para la construcción de la planta, en una serie de cosas.
En el proceso de diálogo priorizamos, el respecto a la normativa vigente en materia salarial, en seguridad e higiene industrial y también comprometimos un respeto en el sentido de una presencia de la organización sindical en el proceso productivo de la planta. Esto era relevante por el volumen de lo que se iba a construir allí (el volumen en m2, de lo que se construyó en Fray Bentos, en una sola planta industrial, es el más grande en toda la historia del país), también por la cantidad de horas hombre y la cantidad de materiales.
– En los momentos pico, ¿cuántos trabajadores de la construcción participaron?
– En el entorno de los 3.500 trabajadores. Inclusive trabajadores de la construcción que compartían espacio con los metalúrgicos, dado que tenemos una zona de relación muy estrecha, de frontera menos clara que es la parte de montaje metal-mecánico (esto se da en otras obras también, no sólo en Botina).
Tenemos empresas constructoras que efectúan montaje metal-mecánico. Entonces tenemos trabajadores de la construcción que, de repente, comenzaron haciendo todo el trabajo de cimentación y terminaron trasladándose al montaje y, finalmente (tal vez no ya como trabajadores de la construcción, sino como trabajadores metalúrgicos), terminaron la obra. En el entorno de 4.500 trabajadores fueron los que pasaron por la obra, en general. También en una situación de menos a más y a menos. El sindicato de la construcción logró ubicar, en concreto, en la obra, no solamente el respeto a los convenios vigentes, o a las categorías y a los salarios y a las condiciones de trabajo, sino que también logró ubicar en dos momentos diferentes en el proceso constructivo, dos convenios, dos acuerdos particulares, que superaban los convenios generales. Los superaban desde el punto de vista salarial, desde el punto de vista de las condiciones de trabajo, desde el punto de vista de las normativas de seguridad e higiene (porque en determinado momento del año 2007 logramos un acuerdo cuatripartita: Cámaras Empresariales de la Construcción del Uruguay, MTSS y la propia BOTNIA) que implicaba roles con mayor jerarquía de nuestros delegados obreros (con mayores potestades) que, todavía hoy, la normativa no les permite (tener obras en situación de riesgo, tener trabajo o tareas en situaciones de riesgo. Eso se logra y sienta antecedentes para mirar un avance en lo inmediato en otras zonas o en forma generalizada. También desde el punto de vista salarial, en función de los niveles de inversión que eso implicaba y en función de los niveles de ganancia que, efectivamente, dice o prevé la empresa va a dejar la planta. Implicaba también una mirada de la distribución de la riqueza, de la apropiación de la riqueza, en la que el sindicato tenía que jugar por la importancia que tenía la obra. Y allí jugó de tal manera en situaciones de conflicto que tuvieron su salida negociada en el medio del conflicto y que tuvieron, además, la aprobación de las asambleas generales de los trabajadores de la planta, asambleas generales que, por momentos, tenían 2.000 o 2.500 trabajadores.
– ¿En definitiva, la experiencia se puede decir que es positiva?.
-Sí, sí. Inclusive por las situaciones negativas que pudiéramos haber tenido allí. De violación de algunos de los acuerdos, porque lo hubo. De hecho, el trabajador chileno que muere a fines de marzo del año pasado, muere luego de haber sellado un acuerdo con BOTNIA.
Ese acuerdo implicaba que había que tomar determinadas decisiones (del punto de vista del resguardo de la vida y de la salud de los trabajadores) que no se tomaron y no se cuidó el acuerdo. Es decir, no se cuidó la vida del trabajador y se incumplieron los acuerdos. Pero, sin embargo, ésta situación implica que con el último accidente que tuvimos en BOTNIA, ubicamos allí responsabilidades (incluso de los técnicos prevencionistas) que también estaban ubicadas en los anteriores accidentes.
Es decir, los desacuerdos, cuando existieron, implicaron o pérdida de muchos días de trabajo, de jornales o pérdida de vidas o lesiones importantes en algunos trabajadores en situaciones de accidentes. Entonces, hubo situaciones bien tensas, bien complicadas, en la relación capital y trabajo que, evidentemente, no nos sorprenden. Era lo que necesariamente iba a pasar.
– ¿Pero la ecuación final?
– La ecuación final es positiva, en el sentido de la experiencia que hace el sindicato y los trabajadores allí adentro. Porque hay que decir otra cosa: el gremio de la construcción en los últimos 10 años, renovó en forma muy importante, su composición desde el punto de vista de la mano de obra especializada, pero también desde el punto de vista etario.
– ¿Qué me quiere decir con eso?
– Quiero decir que el gremio hoy tiene, nuevamente (es decir repite situaciones anteriores en el sentido de una integración a la actividad de la construcción de sectores de trabajadores desocupados, provenientes de diversas actividades en las cuales hoy no encuentran trabajo, o también en forma muy importante, de jóvenes que hoy hacen su primera experiencia laboral en la construcción).
Esto fue, casi siempre, una característica de nuestra industria. Pero, particularmente, al día de hoy, tenemos en el entorno de un 50% de los trabajadores de la construcción menores de 35 años. Tenemos un gremio joven.
-¿Cuántos son?
– ¿El gremio en total?
– Sí.
– El gremio registró, a fines del año 2007 (a través del BPS), 92.000 recibos emitidos. El Instituto Nacional de Estadísticas ubicó 94.000 uruguayos diciendo haber trabajado (por lo menos 1 semana en el año) en la construcción.
La cantidad que registra hoy el BPS anda en el entorno de los 48.000 trabajadores directos (a través de la Ley de Unificación de Aportes) y hay siempre una relación bastante permanente, bastante fija, de un 50% y 50% de personal directo de obra y personal indirecto, esto es, con las actividades anexas y complementarias de la construcción. Lo que cerraría una ecuación en el entorno de los 90.000 trabajadores.
Usted me ha hablado de la seguridad y la higiene como uno de los factores que ustedes consideran prioritario. ¿Cómo se relaciona esto con las nuevas tecnologías, con las nuevas metodologías, con los nuevos proyectos de arquitectura?
– Bueno, ahí hay una relación que el sindicato prevé, por lo menos, desde la década del 80 y principios de la década del 90, en el sentido de que se veía venir la inclusión de nuevas tecnologías en la actividad industrial en el país, y en nuestro gremio en particular.
Estas nuevas tecnología iban a implicar, no solamente demanda diferente del punto de vista de la cantidad de la mano de obra, sino diferente del punto de vista de la calidad de la mano de obra. En ese sentido, nuestro sindicato ubicó, como parte de su reivindicación, la formación profesional como un elemento central para la incorporación de esa nueva tecnología de una manera activa.
Es decir, de qué manera el sindicato o el gremio asimilaba esa nueva tecnología no de forma pasiva, sino que la asimilaba críticamente, la asimilaba con conocimiento, en el sentido de la adquisición de los conocimientos y de las condiciones básicas para poder trabajar con esa nueva tecnología.
Pero esto necesariamente implica, tener la posibilidad (con el conocimiento en su haber) de discutir la conveniencia, la pertinencia, las consecuencias del advenimiento de esa nueva tecnología. A partir de ahí, a mediados de la década del 90, un convenio colectivo da lugar a lo que es hoy el Fondo de Capacitación Profesional para Trabajadores de la Construcción.
– ¿Qué quiere decir?
– En realidad se generó como Fundación, pero como Fundación desde el punto de vista jurídico no puede permanecer.
– Pero me refiero al destino, a las funciones que debe tener.
– Las funciones se sustentaran, a través de un aporte económico que hacemos trabajadores y empresarios. La propuesta implica un conjunto de cursos que de adquisición de conocimientos, una masa importante de trabajadores, tratando, además, de concentrar allí el esfuerzo de otros actores.
Pensamos en relación a este tema que, la Universidad de la República debe jugar un papel destacado. También el propio Consejo de Educación Técnico-Profesional debe jugar su papel, el MTSS a través de la Junta Nacional de Empleo, ya que los trabajadores hacen aporte permanentemente, mensualmente, para el Fondo de Reconversión Laboral.
¿Qué implica esto? Bueno, en principio para el Sunca la formación profesional determina la certificación de conocimientos, la certificación de habilidades, de competencias del trabajador.
Hoy, lamentablemente no existe y genera, entre otras cosas, que el trabajador, cada vez que entra a una obra (así tenga 20 años de oficio) debe demostrar, a través de los famosos “contratos de prueba”, que es lo que dice ser.
Esto implica que durante 90 días estará a prueba en su condición de oficial-albañil, herrero, carpintero o lo que fuere. Con una certificación de conocimientos como la que pretendemos, a través de la formación profesional o a través de la instrumentación de estos cursos, evidentemente ese contenido del “contrato a prueba”, deja de tener valor, deja de tener vigencia.
No inmediata, no automática. Seguramente seguirán presentándonos los “contratos a prueba” como una condición “sine qua non” para poder entrar a trabajar. Pero, desde el punto de vista del oficio, no es lo mismo que un trabajador llegue sin ese certificado a que llegue con ese certificado, que tendrá la convalidación, no solamente del Consejo de Educación Técnico Profesional o de la Universidad de la República, junto a la del MTSS a través de la JUNAE, la del Sindicato de la Construcción y la de las Cámaras Empresariales que dirán, que ese trabajador es oficial – albañil o es oficial herrero.
– ¿Está diciendo que puede llegar ya con una responsabilidad más alta, para decirlo comúnmente?
– Por lo menos, no más baja de lo que sabe. Porque lo que sucede también es que el trabajador de la construcción, después de 6 meses de desocupación y, tal vez, sin seguro de paro, seguramente el trabajador entre de peón y demuestre en el transcurso de la obra que es oficial-albañil. Esta situación es permanente en la industria. Entonces nosotros con la formación profesional pretendemos avanzar en este tema convirtiendo esto en política de Estado, no como política de esta administración, pero sí empezando en esta administración, generar resultados el resultado que permitan, dentro de algunos años, que el trabajador no tenga que estar probando permanentemente su condición, su oficio, su conocimiento y que, además, le permita a ese trabajador que ya es oficial-albañil, ampliar sus conocimientos en esos cursos.
Esto también implicara empezar a exigirle más a ese Fondo de Formación Profesional, a los instructores de UTU, a los instructores de la Universidad de la República. Hay un cambio bien importante que generar allí.
– ¿Cómo se llevan con la Facultad de Arquitectura? Quiero decir, ¿con los arquitectos?
. Bueno, ahí hay dos planos. Tenemos una relación formal con la Sociedad de Arquitectos del Uruguay, que implica situaciones o momentos de trabajo común (por ejemplo, estos temas de la formación), por momento tensa porque muchas veces ha pasado que los propios arquitectos generan figura jurídica que les permite construir. Entonces, por momentos, hemos tenido situaciones bastante tensas, de conflicto con determinados arquitectos.
Pero esto no implica que los arquitectos no tengan que jugar un papel principal en la discusión de todos estos temas, en el quehacer de esto y en la transformación de la industria. En otro plano con la Facultad de Arquitectura, dadas las características de la Facultad (en tanto centro de formación), por momentos hemos tenido también una participación común que ha dado resultados importantes.
Están los ejemplos de cuando la Universidad de la República convocó en determinado momento, a través de distintas facultades, a lo que fueron las Comisiones Sociales Consultivas, allí por el entorno del año 2002, 2003, que dieron algunos resultados, a partir de la Facultad de Arquitectura, con participación de la Sociedad de Arquitectos, de la propia FUCVAM, del Sindicato de la Construcción, de las Cámaras Empresariales, esta experiencia dio como resultado el Plan Nacional de Vivienda. Que, no sólo implicaba un estudio a fondo del déficit de vivienda social en el Uruguay, sino que además implicaba propuestas concretas, financiación concreta, papel específico de los distintos organismos del Estado. Bueno, ese trabajo en conjunto con la Facultad, con los arquitectos, con las cámaras empresariales, con los cooperativistas de vivienda (FECOVI) justamente muestra los ámbitos que deberían potenciarse cada vez más.
Esto que fue muy particular, que dio estos resultados, sin embargo después no fue considerado, por ejemplo, por el propio MVOTMA de la administración actual. Fue desestimado. Inclusive, habiendo tenido participación también, porque el MVOTMA participó de esta discusión. Y hoy, lo que es el Plan Nacional de Vivienda es un gran déficit. Entonces no tenemos un Plan Nacional de Vivienda que de respuesta a la demanda que tiene hoy el conjunto de nuestro pueblo. Hay una inversión muy importante en vivienda de lujo, vivienda para determinada demanda social, que no es la que debería priorizar esta administración.
– Hafliger, en el caso del SUNCA, además de seguridad e higiene y el tema la lucha por salario justo. ¿Qué otras cosas le da el Sindicato a los trabajadores?
– Yo creo que el SUNCA le ha dado en general al gremio, más allá o más acá de estas cuestiones muy concretas, muy materiales, muy tangibles para el trabajador, ha construido junto al gremio algunos valores que hoy recupera el gremio.
En primer lugar el propio valor de la solidaridad. Un elemento muy típico de nuestro gremio es que ningún trabajador, cuando entra en obra, tiene para comer. Sin embargo hemos generado formas de organización de la solidaridad que son la olla en el centro de trabajo o el fondo del centro de trabajo (un fondo económico al que aportan los trabajadores) que permite que el trabajador del gremio sepa que tiene, sea en las circunstancias que sean y entre donde entre, tiene una forma concreta de solidaridad en este sentido.
– ¿Y eso está promovido por el SUNCA?
– Permanentemente. Inclusive hay un enojo del gremio en conjunto que tratamos de promover cuando estas acciones o estos valores no se cumplen, no aparecen. Otro elemento que el SUNCA le ha dado en forma permanente pero, en momentos de crisis mas evidentemente es la confianza del trabajador en las posibilidades de nuevas conquistas a partir de su organización y de su unidad con los iguales.
Entonces hay ahí también, el sentido de pertenencia a su clase, a un gremio con determinadas características y a un sindicato como es el SUNCA. Un objetivo muy particular que nos propusimos en los últimos 5 años, el de reconstruir la identidad del trabajador de la construcción con su sindicato. Y reconstruirla en el debate, en la polémica, en el reclamo, en el reproche inclusive.
Una cosa también particular del gremio (inclusive reflejada en sus estatutos) es que la dirección del SUNCA en la obra, es el Comité de Obra. El dirigente del SUNCA en la obra es el delegado del SUNCA, en la obra. La decisión, la definición de las medidas que toma la obra a partir de las condiciones de trabajo, las toma la obra, no las toma la Dirección Nacional del sindicato ni el Comité Ejecutivo Nacional. Tal vez en consulta, pero es el propio trabajador el que determina los pasos a seguir.
Entonces, ¿qué otra cosa le da el sindicato al trabajador?. Le brinda confianza en su propia fuerza como clase, la posibilidad de conquistar avances en lo puntual, en lo particular del centro de trabajo. Y esto no sólo en una negociación colectiva mantenida a lo largo del tiempo (inclusive en los momentos de mayor desregulación o flexibilización que implicó que muy pocos gremios y muy poquito aún de la actividad privada mantuviera negociación colectiva, hablo de la década del 90 y 2002, pero que, en esta administración recuperamos), que permitió marcos, reglas y beneficios también muy tangibles como son: el Fondo de Capacitación Profesional, Fondo Nacional de la Construcción.
Fondo que es bi-partito, con aporte empresarial y de trabajadores, que ha significado cursos de computación, atención odontológica, actividades de recreación, de esparcimiento, convenios con otros sindicatos, como AEBU.
Una cosa no menor, el 18 de diciembre del año pasado, en la última sesión de la Cámara de Senadores, se votó la creación de un fondo de cesantía y retiro. El 80% de los trabajadores del gremio de la construcción, trabajan firmando contratos a término. Esa es la relación jurídica que tienen con el trabajo, que implica (entre otras cosas), resignar el derecho al despido, un producto de los años de la flexibilización, de la década del 90 para acá, que hoy abarca al 80% del gremio. Esto quiere decir que solamente un 20% de este gremio tiene estabilidad laboral. El 80% del gremio, puede trabajar 2 años en una obra (como la obra de BOTNIA) y no tener derecho a despido. O puede trabajar un año entero y no tener derecho a despido.
– ¿Los contratos de cuántos meses son?
– Los contratos a término significan que el trabajador, no sólo está 30 o 90 días de prueba, dependiendo de cómo esté estipulado el contrato, sino que además firma de acuerdo al plazo que dure la obra (a “término de obra”) o que dure la tarea para la cual fue contratado. En general, los primeros en ingresar a la obra son trabajadores de la carpintería y de la herrería que son todos los que hacen la estructura y la cimentación de la obra y también son los primeros en irse porque, justamente, sus tareas se terminan una vez que la estructura y la cimentación están hechas. Y allí ingresan, entonces, los albañiles. Entonces, firman justamente un contrato que es a “término de tarea” o “de obra”. En algunos casos, peones, oficiales o medio-oficial, algún albañil, puede estar ingresando desde el principio y terminar.
– Todos esos contratos inhiben el Seguro de Paro.
– No, el Seguro de Paro no, el despido. Salvo excepciones. Si el trabajador es contratado en una obra y, en el transcurso de la obra, la misma empresa lo traslada a otra, allí estaría generando permanencia en la empresa o estabilidad y eso le generaría derecho a despido. Pero son rarísimas excepciones. El 80% del gremio tiene esta condición jurídica que implica que no tiene despido.
– ¿Y eso es lo que se modificaría a partir de lo que aprobó el Parlamento?
– Justamente. El gremio tiene, por lo menos desde el año 84, en su plataforma, la creación de este Fondo de Cesantía y Retiro. En algún momento se conoció como el “derecho al despido automático”, que no es lo mismo. Esto tiene elementos del despido automático y tiene elementos de Fondos de Cesantía y Retiros de los cuales ya tienen experiencia otros países y otros gremios. Ahora el último Convenio Colectivo, el que está actualmente vigente, da lugar a este fondo. Que implica que el 100% de los trabajadores de la construcción van a tener alguna forma de indemnización, una vez que culmine su trabajo.
El trabajador contratado a término acumula mes a mes el 4% de lo que genera en una cuenta individual, que va a recaudar el BPS y que va a administrar una comisión tri-partita, integrada por una delegación empresarial, una delegación sindical y un delegado del MTSS. Esta Comisión va a administrar estas cuentas individuales. El trabajador, mientras transcurre la obra o transcurre el trabajo, en esa relación de “contrato a término”, va acumulando un 4% mes a mes. Una vez terminada la relación laboral, terminado el trabajo, va y retira lo que acumuló. Y este 4%, y esto es lo importante, es un aporte patronal, no un aporte obrero, es decir, no es que sale del bolsillo del trabajador.
Esto permitirá premiar a las empresas que den estabilidad. ¿Por qué? Porque si la empresa lo reconoce como personal permanente, estable y lo reconoce a través de una Declaración Jurada en el BPS como parte de su plantilla estable, entonces la empresa, en vez de aportar el 4%, aporta un 0,5% de lo que el trabajador genera, esto es, 8 veces menos. Entonces, las empresas que generen estabilidad, se van a ver premiadas económicamente en un pago al Fondo de Cesantía ocho veces menor. Y allí está el principal contenido del Fondo de Cesantía. Esto está en un proceso de reglamentación de la Ley. Nosotros pretendemos que, a partir de abril, esté en funcionamiento y que permita, en los próximos meses, ya estar operativo para que 80.000 trabajadores de nuestro gremio tengan ese beneficio. Beneficio largamente peleado por el sindicato que hoy se materializa a través de una Ley.
– ¿Cuál es la participación, el aporte de los trabajadores del SUNCA a la Central de Trabajadores, al PIT-CNT?
– Una participación que yo, debo reconocer a través de la historia pero, además, tengo que pensar en por lo menos los últimos diez años, ha sido de primer nivel en el sentido del compromiso con las actividades en general de nuestra Central.
Para dar un ejemplo: la campaña de sindicalización “Pepe D’Elía” que impulsaron, el 7° Congreso, y el 8° Congreso de nuestra Central, significó que decenas de nuestros militantes del SUNCA recorrieron decenas y cientos de centros de trabajo de distintas actividades económicas de la vida del país, para, promover la sindicalización de los trabajadores, la organización de los trabajadores en esas diferentes actividades económicas, no solamente en la construcción. Esto implicó que decenas de compañeros jóvenes de nuestra organización juvenil, se involucraran con todo el trabajo del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT, trabajo de organización sindical de variadísimas áreas económicas.
También participamos activamente en la generación de lo que fue el Sindicato Único de Empleados de la Limpieza, el SUEL, que hoy está integrado a la Federación del Comercio, a FUECI. Pero lo que importa en todo caso es el compromiso práctico con las resoluciones de los distintos Congresos de la Central, inclusive cuando, por momentos, no hemos estado de acuerdo con algunas de sus resoluciones.
Hoy estamos también, metidos de cabeza, en lo que es la campaña por la anulación de la Ley de Caducidad, que es una de las resoluciones de nuestro Congreso, inclusive, no hay porqué ocultarlo, con una polémica que nosotros no vamos a agrandar, pero que existe, tanto en el movimiento sindical en su conjunto, como en el propio sindicato. Pero metidos de cabeza en la recolección de las firmas en esta campaña.
– ¿Qué quiere decir con polémica?
– Polémica en el sentido de la oportunidad de la campaña, en el sentido de si es pertinente o no. Me parece a mí como una falsa contradicción que algunos la oponen a lo que se ha avanzado en materia de derechos humanos. Hay una oposición que me parece que es falsa en el sentido de lo que ha permitido el art. 4° de la Ley de Caducidad, permitido al Poder Ejecutivo, en el sentido de exceptuar de la Ley algunos casos y, de hecho, con lo que se ha exceptuado, hemos avanzado hasta el punto de enterrar definitivamente las voces que decían que acá no hubo lo que hubo y que acá no pasó lo que pasó. Eso ha permitido la aplicación de ese artículo 4°. En principio, estamos convencidos que la anulación de la Ley permitiría un proceso de pacificación, sustentado en la justicia y sustentado en la verdad histórica.
– ¿Este año habrá congreso de la Central?
– Vamos a un nuevo Congreso de la Central con compromisos muy claros. Nuestro sindicato se multiplicó por seis en los últimos tres años. A principios del año 2005 contábamos en nuestro padrón con no más de 2.000 afiliados. Y El sindicato cierra el año 2007 con más de 10.000 afiliados. En un sindicato que no puede mantener los afiliados, porque la afiliación es automática y el trabajador entra a la obra, se afilia (si el sindicato llega) y, una vez que sale de la obra, esa afiliación cae. Por lo tanto, nosotros estamos afiliando y re-afiliando en forma permanente, a diferencia de otras actividades.
– Hay una gran contradicción en eso entre los números que usted me da, de 80.000, 40.000 (más o menos estables), 20.000 permanentes.
– Sí, pero separemos… Hay una gran contradicción que implica, primero, la recuperación de la confianza de los trabajadores en su herramienta sindical y la confianza de esa recuperación tiene que ver con las conquistas que la unidad sindical, la organización sindical le da al trabajador o no le da, y si no le da conquistas, no hay confianza que valga. Si no le modifica la situación de trabajo o de vida, entonces ahí la organización sindical no cumple su papel y el trabajador no tiene porqué confiar en la herramienta sindical.
Entonces, el papel que cumple el militante sindical, el dirigente sindical, tiene que ver en ese trasiego, en ese traslado de información, de lo que ha avanzado el gremio, o de lo que le falta hacer, de los desafíos que se plantea, las tareas que tiene, es donde hay sindicato, donde hay organización sindical. Inclusive, con esas decenas de trabajadores que todavía no están afiliados.
Un dato a tener en cuenta cuando se habla de este tema es que como te decía trabajamos sobre 1.500 obras en funcionamiento, cientos de centros de trabajo de las actividades anexas, el hormigón, la cerámica, el vidrio, las canteras, las industrias extractivas, las fábricas de Pórtland, caleras, balastreras, inclusive todos los peajes del país, porque son bienes de empresas constructoras a las cuales el estado les dio la concesión de los peajes y que hoy están vinculados a nuestro sindicato con un 95% de afiliación al sindicato.
– Si en una obra la mayoría de los trabajadores no está sindicalizado pero hay un problema, ¿el sindicato ayuda a todos o ayuda a los que están sindicalizados?
– Es casi una consigna de este sindicato, que el sindicato es sindicato para el conjunto de los trabajadores. Esto es, las conquistas que tiene el sindicato, las categorías, la categorización y el salario único, el laudo de las categorías, las conquistas del punto de vista de los fondos sociales, las conquistas en materia de seguridad e higiene, el calzado, el arnés, el casco, la baranda, agua potable, las conquistas en materia ahora del Fondo de Cesantía o, en particular, en una situación conflictiva en una obra, lo que se logre conquistar en esa obra, son para el conjunto de los trabajadores. El sindicato le dice al trabajador que las conquistas son, inclusive, para el que no participa en el sindicato, inclusive para el que no está afiliado al sindicato.
¿En forma de reproche? No, tal vez en forma de una ilustración más gráfica de cuál es el papel que juegan los trabajadores, organizados en su sindicato, qué es lo que logran o no logran.
– ¿Hay persecución sindical en este momento?
– Hay, si, todavía hay y en algunos casos, en forma muy notoria, muy evidente. Son cada vez menos las empresas que se atreven en forma explícita a echar a un delegado porque lo eligieron delegado.
Nosotros tenemos miles de horas de fuero, de libertad sindical remunerada, de actividad sindical remunerada desde que en el año 2006, firmamos el acta de acuerdo que reglamentó la Ley de Libertades Sindicales. Miles de hora de fueros al año. Esto explica el crecimiento del sindicato. Porque el Comité Ejecutivo Nacional son 15 compañeros, la Dirección Nacional son 31 compañeros distribuidos en todo el país.
No hay forma de que 31 militantes, dirigentes, puedan dar cuenta de la organización de 80.000 trabajadores. En tanto esto es así y, considerando que los delegados de obra, Comités de Obra, o Comités de Base o Comités de Empresa son la dirección del sindicato en cada lugar, el rol que juegan estos delegados de base es fundamental a la hora de la organización de los centros de trabajo del entorno, de su centro de trabajo.
Para que esto pueda existir y el trabajador no tenga que sacrificar horas de trabajo y, por lo tanto, horas de parte de su salario, la Ley de Libertades Sindicales (en particular, en la construcción), le da a cada delegado titular 10 horas por mes para la actividad sindical. Esto implica, con un entorno de 500 delegados de base en todo el país, 5.000 horas por mes que nosotros deberíamos estar aprovechando para multiplicar la organización.
Ahí juegan un papel destacado, el sindicato con sus zonales y sus departamentales, Comités de Base en cada zonal o en cada departamental para ayudar a la organización. Hay una brecha muy grande todavía entre el nivel de actividad y el nivel de afiliación que tiene el sindicato que, seguramente, con el crecimiento que ha tenido el SUNCA, con la cantidad de delegados que ha elegido, con la cantidad de afiliados que llegan en el entorno de 1.000 a 1.500 por mes a nuestro sindicato.
– Nuevos …
– Nuevos afiliados. Pero repito, una vez que termina la obra, también caen por cientos o por miles, no es un registro permanente, un padrón permanente y de aportantes y de afiliados permanentes. Estamos siempre renovando el cuadro de afiliados.
El sindicato, seguramente, va a seguir creciendo. De hecho, estamos en el año del 50 aniversario del SUNCA en el cual vamos a tener una muy dura pelea en el Consejo de Salarios (que se instala ya a partir de mayo), nuestro Convenio finaliza (para todos los grupos) a mediados de año, para el grupo madre en abril pero para el resto de los grupos en junio.
En esta parte cierro con esto: va por una distribución de la riqueza sustancialmente diferente a la que tenemos hoy. Estamos construyendo obras multimillonarias en dólares, estamos construyendo metros cuadrados en determinados lugares del país que valen u$s 4.000 el metro cuadrado, estamos construyendo apartamento en Montevideo que se venden a u$s 1:000.000 de dólares o 400, 500, 600 mil dólares y estamos construyendo en este sector de la inversión privada para obras que tienen un 70% vendido antes de empezar ya los proyectos. ¿Esto es “lobby” o es “marketing” como hacen las empresas? Sí, es eso también, pero es cierto que tenemos una participación en la construcción de estos niveles de riqueza que después no se relacionan o no tienen nada que ver con los niveles salariales o con la condición de vida que tiene el trabajador de la construcción.
El peón práctico (que es la categoría en producción) o el peón común (en algunos ámbitos de nuestra industria), que es la categoría más baja en producción que tiene nuestra actividad, hoy oscila entre los 8.000 o 9.000 pesos mensuales como nivel salarial.
El oficial-albañil, carpintero, pintor (carpintero un poco superior al albañil, pero no mucho), herrero, sanitario, electricista, oscila, con 20 jornales al mes, en el entorno de los 12.000 pesos como salario.
En la producción, el que puede llegar a ganar más, que puede llegar a ser un oficial-finalista, un oficial-escalerista, en algún caso, algunos maquinistas, no supera los 15.000 pesos mensuales. Inclusive, los propios mandos medios han tenido una baja sensible del punto de vista del nivel salarial.
Esto no tiene nada que ver con los millones de dólares que estamos construyendo a diario, no solamente en la inversión privada sino también en la obra pública.
Solamente, la obra de saneamiento de la 5ª línea de bombeo que se propone OSE para Canelones, implica 39 millones de dólares que ya derivó en esa construcción (que licitó y ganó, una empresa transnacional, que es TEYMA, que permanentemente opera para el estado, con larga data en el país y con mucho trabajo contratado para adelante) y, evidentemente, los niveles de ganancia que esos 39 millones de dólares le van a dejar a TEYMA, no tienen nada que ver con los niveles salariales que tiene el gremio.
Entonces tenemos para este año un desafío del punto de vista salarial muy importante y que está relacionado también a las condiciones de trabajo. Seguramente el gremio va a estar ubicando como elemento central de la plataforma, reubicando en su plataforma, la reducción de la jornada este año, como principal objetivo.
– ¿A cuántas horas?
– El Proyecto de Ley que presentamos en el año 99 reducía la semana laboral de 48 a 44 horas sin pérdida de salario. Estas cuatro horas de diferencia se seguían cobrando e implicaban un 9,5% (más o menos) de aumento salarial, ya sólo con esa reducción. En un régimen de 9 horas de lunes a jueves y de 8 horas el viernes. Hay que acordarse de que, en la construcción, por Convenio Colectivo, tenemos un régimen horario que implica 48 horas semanales distribuidas de lunes a viernes en 9 horas 36 por día, para evitar trabajar el sábado. Esto entre otros aspectos tiene el de buscar un menor nivel de cansancio dentro del centro de trabajo que puede ayudar a la hora de entender cómo evitar los accidentes. Cualquier trabajador que haya trabajado en andamios, en escalerillas colgantes, en balancines, sabe que esto es así y la reducción en la jornada tiende a favorecer el descanso del trabajador y una mejor condición a la hora del trabajo, del retorno a la jornada laboral.
– Festejar los 50 años trabajando.
– Trabajando mucho. Todo el año va a ser 50 Aniversario.
– ¿Pero en algún momento, van a hacer un brindis?
– Sí, vamos a estar el 8 de mayo en la Asamblea General del gremio donde, seguramente, vamos a estar definiendo los componentes de la plataforma para la negociación (y ahí ya hay un elemento de celebración del gremio, en la máxima instancia entre Congreso y Congreso que es la Asamblea General).
El 9 de mayo vamos a estar invitando a organizaciones hermanas, a toda nuestra Central, por cierto, a la Universidad de la República, también a las autoridades de gobierno, a organizaciones sociales como las de Derechos Humanos, a participar en una celebración más protocolar. Todavía no tenemos ubicado el lugar pero, seguramente, va a ser o el Paraninfo de la Universidad de la República o alguna instalación como el Palacio Legislativo o la Intendencia Municipal.
El 11 de mayo, que es el día del aniversario, que cae domingo, vamos a estar celebrando con miles de trabajadores y sus familias en las instalaciones del Parque Rodó, en Montevideo, en una jornada que pretendemos, sea para toda la gurisada, para todas las compañeras y para el propio trabajador con los juegos del Parque Rodó, en horas de la tarde en un gran festival, en un hermoso festival artístico en las instalaciones del Teatro de Verano.
– Culminan en mayo los festejos…
– Sí, de todas maneras tenemos algunas otras iniciativas para el correr del año. Entre otras, por ejemplo, convocar a Correos del Uruguay y a la Asociación de la Filatelia Nacional para el lanzamiento de un sello conmemorativo de este aniversario.
Necesariamente vamos a tener 19 celebraciones, una en cada departamento, todas pensando en lo mismo. Ya el compromiso de varias figuras de la cultura nacional, tanto solistas como grupos, han comprometido su participación en esta celebración. Y, seguramente el cierre de la celebración del 50 aniversario, va a ser un Congreso histórico para el gremio porque pretendemos un Congreso al final del año que supere los 1.000 delegados de base. Ya el Congreso anterior tuvo más de 600 delegados, el Congreso más grande en la historia de este sindicato. Las elecciones anteriores tuvieron también la elección más importante desde que hay listas interviniendo en las elecciones sindicales que tuvo 15.000 trabajadores votando y que tiene integrada en su dirección a tres listas, a tres corrientes sindicales que participan. Y, producto de esta elección, pretendemos superar también esos niveles de participación del gremio, de apropiación del gremio de su herramienta. En definitiva, es de lo que se trata.
– Iván, muchas gracias por la entrevista…
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