Él tenía que gritar el tiempo que le ha tocado vivir…

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Entrevista a Saskia Guayasamín hija del pintor

Una colección de 50 obras del pintor y escultor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, es exhibida por primera vez en el Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo. La muestra fue denominad «Descubriendo a Guayasamín», e inaugurada el 22 de diciembre y estará abierta hasta el 24 de febrero de 2008.

En la inauguración, con la presencia de familiares del artista y el embajador de Ecuador en Uruguay, Dr. Edmundo Vera Manzo, el ministro de Educación y Cultura, Jorge Brovetto, dijo que con ese acto se saldaba una inmensa deuda con Guayasamín, por ser ésta la primera exposición del insigne artista que se instala en el país. Brovetto recordó además que durante los años de la dictadura en Uruguay (1973-1985) el pintor acogió en su propia casa a exiliados políticos uruguayos y siempre manifestó su compromiso con los demócratas uruguayos.

Por su parte la directora del Museo (MNAV) Lic. Jacqueline Lacasa manifestó “La creación de Guayasamín cuestiona el individualismo como categoría para definir la exclusión, y vuelve a tensar la situación del desarraigo, de la violencia y la identidad como una necesidad central del hombre y no solo como consecuencia colateral de la vida moderna líquida. Así el artista nos convoca, una vez más, a contemplar los rostros y las manos de esta tierra”.

Minutos antes de iniciarse la inauguración de la muestra, La ONDA digital dialogó con la arquitecta Saskia Guayasamín, hija del pintor, quien viajó a Montevideo para la apertura de la exposición. Lo que sigue son los aspectos salientes de ese dialogó.

– ¿Usted es la hija del pintor Oswaldo Guayasamín?

– Soy la hija mayor de 7 hermanos. Para nosotros es muy importante esta muestra aquí porque es la primera vez que traemos algo de mi padre.  El Presidente (Vázquez)  se interesó mucho, le gustó muchísimo la obra cuando estuvo en Ecuador (ahora no hace tanto tiempo) y se interesó en que traigamos la obra. Inmediatamente dio las indicaciones del caso, estaba con el canciller en ese momento y toda su comitiva, varios ministros, y dijo que esto lo teníamos que traer.

 

– ¿Qué anécdota saliente me puede contar del Maestro?

– ¡Qué le puedo decir!  El era una persona tan sencilla, a pesar de su grandeza (de su grandeza del arte), del arte que trasmite emoción a todo el mundo.  El era una persona sencilla, muy accesible.  Voy a comentar una anécdota: estábamos inaugurando una exposición en Milán, una exposición muy importante, y de repente el dueño de una gran imprenta suiza, un señor de edad, y estábamos dando una vuelta por la exposición esperando que fuera el momento de la inauguración y ese señor cayó de rodillas delante de mi padre, y lloraba, y se le salían las lágrimas.  El decía que es una muestra que le impresiona tanto, que le perdone, pero cayó de rodillas (yo lo vi) diciendo que era una maravilla y le daba besos a mi padre.  Pero era un señor bastante mayor, un señor de edad, nos impresionó tanto, porque tratándose de una persona así. Nosotros hemos estado, creo, en los más importantes museos del mundo.  Imagine usted que él fue el primer pintor vivo que fue invitado a exponer en el Hermitage cuando se llamaba el “Museo del Hermitage”, le estoy hablando de unos 15 años.  Entonces cedieron los salones más importantes del Hermitage (el Leningrado, en esa época se llamaba así) y fue una exposición donde fueron alrededor de 500.000 personas a visitarla. Usted sabe que en Europa los museos son visitados por cientos de miles de personas.  Para nosotros fue una gran sorpresa cuando nos comentaron eso.

 

– Él era un pintor vinculado a lo popular, a lo social …

– A lo social. Eso para él es su pintura.  El decía que él tenía que decir, gritar el tiempo que le ha tocado vivir.  ¿Cuál es ese tiempo?  Es tiempo de guerra, la primera guerra mundial, la segunda, Hiroshima, todos esos momentos dramáticos de la humanidad.

 

– También de América.

– Por supuesto, de América, por ejemplo él pintó la muerte del “Che” Guevara, pintó Playa Girón, pintó otra serie de cuadros que se llama “Ríos de Sangre” de la revuelta en Chile.

 

– Tengo entendido que retrató a Fidel …

– Le ha pintado a Fidel varios retratos, cuatro retratos, a través del tiempo.  El primero en el año 61, recién con el triunfo de la Revolución y así varios, hasta el ultimo unos dos años antes de fallecer él. También  pinto otras personalidades, Gabriel García Márquez, Rigoberta Menchú y Danielle Mitterrand,  por ejemplo.

 

– ¿Cómo era jornada de trabajo, pintaba todo el día?

– Era un trabajador incansable.  Él se levantaba a las 7 de la mañana, a las 9 estaba ya en su estudio trabajando. Decía que tenía que trabajar rápido porque el tiempo se le venía encima.  Y pintaba hasta que oscurecía el día, cuando ya no tenía buena luz dejaba de pintar.  Cerraba la puerta, ponía música clásica a todo volumen. De pronto alguna música nacional también, música popular ecuatoriana o música popular latinoamericana. Y cerraba la puerta y se encerraba y no había quien lo moviera de su trabajo. Para almorzar había que llamarlo varias veces.  Y luego, en la noche, él se acostaba y seguía dibujando porque al pie de su cama, al lado de su cama, en su mesita de noche, tenía una carpeta con cartulina y sus plumas. Entonces estaba dibujando un ojo, una boca, un detalle, una nariz, o rostros, todo esto para tener para el otro día, de acuerdo a lo que quería pintar quería tener adelantado.  Y pintaba y dibujaba (no pintaba, dibujaba) hasta las 2 o 3 de la mañana en que se dormía.

 

– ¿Quedaron alumnos, tiene seguidores?

– Claro, hay muchísimos, hay muchos seguidores. Nosotros en un momento le decíamos: “pero mire, cómo le copian sus obras, cómo se las hacen iguales” y él decía: “no, eso está muy bien, estamos dejando una escuela”.  Entonces eso es importante.  Lo triste sería que pasemos por la vida “sin pena ni gloria”, sin que a nadie le interese. Pero estamos dejando una escuela.  Y, de hecho, hay una escuela por allá dejada por mi padre, gente que pinta muy parecido, que le hace algunos cambios. O sea, es importante esto de que quedó una escuela de Guayasamín en el Ecuador.

 

¿Y quedó una inmensa obra artística, no?

– Muy grande. Nosotros tenemos una muy buena colección, pero también hay colecciones privadas en Ecuador muy importantes.

 

¿Tienen un  inventario de cuantas obras pinto Guayasamín?

– Bueno, él nos decía que había pintado alrededor de 5.000 obras en toda su vida. Fue un trabajador incansable. Pero en el Ecuador yo calculo que habrá tal vez unas 1.000, pero el resto están regadas en todo el mundo. Nosotros en los libros de él tenemos la reseña de quién tiene una obra, qué galerías de arte, qué museos, qué personas particulares tienen sus obras.

 

– ¿Ustedes tienen un centro allí en Ecuador?

– Nosotros tenemos la “Fundación Guayasamín”, que tiene un museo de arte pre-colombino, un museo de arte de la colonia, un museo de arte con obras de todo el mundo y el museo donde están sus obras.  El Museo de Arte Precolombino y el Museo de Arte Colonial son muy importantes, porque son las obras que él ha recogido durante toda su vida.  Él fue comprando obras, no comía, pero le traían un lienzo o una pintura pre-colombina y las compraba.  Es una de las visiones más importantes que tiene el país. Tenemos alrededor de 5.000 piezas de arqueología, todas compradas o adquiridas por él. Luego tenemos una colección muy importante de alrededor de unas 600 piezas de arte de la Colonia, entre esculturas, cristos, santos y pinturas.  Tenemos alrededor de 1.500 obras de arte de artistas de todo el mundo: Picasso, Miró, Dalí, Shagall.

 

– Él había conocido a alguno de esos grandes…

– Por supuesto, casi a todos.  Y les había comprado una obra o había hecho un cambio: “yo te doy una obra mía y tu dame una tuya”.  Entonces así hizo una colección de los más importantes.

 

– ¿Con Picasso se había visto?

– Intentó una vez conocerlo y no lo pudo conocer personalmente.  Mi padre fue a Francia, estuvo varias veces allá, pero dio la casualidad que no lo pudo conocer.  Mi padre era un admirador increíble de Picasso.

 

– ¿Tuvo una relación con los muralistas mexicanos?

Por supuesto. Estuvo en una época en México haciendo muralismo, trabajó con Siqueiros en unos murales, participó en una escuela del muralismo con Tamayo, tuvo mucha relación con el muralismo mexicano, con los artistas mexicanos. También fue amigo de Portinari.

 

– Esta exposición viene a Uruguay y ¿vuelve a Ecuador?

– Vuelve a Ecuador.  Es una exposición que va a estar aquí dos meses y luego vuelve a Ecuador. Estamos en un momento en el que estamos mandando a 9 universidades (entre universidades y museos de Estados Unidos) una exposición que tiene alrededor de 100 obras y que va a recorrer los Estados Unidos durante casi dos años. 

 

– Nuestra revista le agradece muchísimo esta entrevista y le desea una muy buena estadía en Montevideo  

– A mí me da muchísimo gusto de estar en Montevideo, de estar aquí en un país donde no habíamos estado nunca y, bueno, ojalá que a la gente le guste, que nos diga lo que les gusta y lo que no les gusta.

 

– Estamos seguros que les va a gustar y que usted va a volver al Uruguay.

– Será un placer muy grande volver.

 

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