/ El domingo 30 de junio pasado se desarrollaron las elecciones internas de los partidos uruguayos para determinar en cada uno de ellos quiénes serían los candidatos a la presidencia de la República en las elecciones que se realizarán el último domingo de octubre del presente año. Allí se definieron las candidaturas para la elección, a fin de mes, del próximo presidente uruguayo por un período de 5 años.
El gobierno actual elegido en elecciones de ballotage en noviembre de 2019, por pocos votos, ha sido un Gobierno de coalición, formado por integrantes de los partidos Blanco, Colorado, Independiente, y de Cabildo Abierto. Esta coalición multicolor se formó solamente para que el gobierno del Frente Amplio no tuviera continuidad, después de 15 años de buenos gobiernos.
El gobierno que asumió en marzo de 2020, fruto de esa coalición formada entre las elecciones generales de octubre 2019 y el balotaje de noviembre, evidenció muestras de corrupciones varias; políticas, institucionales, morales. Termina con una suerte parecida a la que nos imaginábamos al comienzo de su gestión. El gobierno actual actuó en dos direcciones: una, en contra de derechos adquiridos, en Seguridad Social, en Economía y en Educación y la Salud; pero por sobre todas las cosas mostró su tendencia al mejor estilo de los gobiernos argentinos de Macri y de Milei, de gobernar para los amigos de su clase empresarial, haciendo y propiciando negocios para ellos mismos, más particulares que sociales.
Quizás la concesión del puerto de Montevideo por 30 años debe ser el mayor ejemplo de esa connivencia.
Como última muestra de ello, hace muy poco, éste año, es el procesamiento y condena del intendente de Artigas (una suerte de Provincia argentina), Pablo Caram, que fue condenado a 14 meses de prisión, en el marco del caso Horas Extras, por omisión de denuncia de un funcionario público, y luego inhabilitado por la Corte Electoral a futuro; esta condena de Caram llega luego de la condena por delito continuado de fraude sobre su hermano Rodolfo Caram y a su cuñada, Stefany Severo, y la renuncia de la diputada del Partido Nacional (Blanco) por el departamento de Artigas, Valentina Dos Santos.
En las internas se presentaron 3 candidatos del partido Frente Amplio, 5 candidatos dentro del partido blanco y otros 5 del partido Colorado; Cabildo Abierto (del hoy senador Guido Manini Ríos) y el Partido Independiente no dirimían nada, porque hubo un solo candidato a presidente en cada uno de ellos.
Los resultados han sido que los uruguayos eligieron a Yamandú Orsi – exintendente del Departamento de Canelones – como el candidato a presidente por el Frente Amplio; a Alvaro Delgado – exsecretario general de la presidencia del gobierno de Luis Lacalle Pou – como el candidato a presidente por el Partido Blanco, y al joven Andrés Ojeda, candidato por el Partido Colorado. Son los que el electorado uruguayo eligió para dirimir en las urnas quién será el próximo presidente. Los otros dos “socios”, Manini Ríos y Pablo Mieres, se mantienen con sus bajas preferencias del electorado.
Lo que caracteriza al sistema electoral uruguayo es que el mismo padrón que se utiliza para las elecciones nacionales se utiliza para las elecciones internas. Eso es un gran avance de la democracia uruguaya. La Argentina en el año 2009 implementó el mismo sistema dando por tierra el manejo discrecional que había hasta ese momento del funcionamiento interno de los partidos, que elegían en componendas cerradas a los candidatos a todos los cargos; en ello, hay más democracia en ambos países.
Los resultados de las internas no son definitivos ni nada que se le parezca. Llama la atención la baja participación de votantes; votó un 36% del padrón electoral. Esto es algo que no ha tenido comentarios por parte de los candidatos. Una de las principales explicaciones podría ser que las elecciones internas no son obligatorias como en el caso de las elecciones nacionales de octubre y eventualmente las elecciones por ballotage en noviembre, que sí lo son. Este es un primer parámetro de análisis.
¿Sirve hacer un análisis de estas elecciones internas uruguayas? Sí, es la primera muestra de la tendencia del electorado; es una base de predicción, después de casi un lustro de la última expresión del electorado. Como lo fueron las PASO en la Argentina, hace un año, que mostró la tendencia mayoritaria del electorado hacia Javier Milei. Así quedó el mapa:
Eso fue una abrupta baja, en 4 años, de la hegemonía peronista-kirchnerista a una tendencia a una persona que prometía cosas intangibles. Luego, con el empujón de votos indefinidos “se largó” a anunciar medidas-slogans indeterminadas e indefinidas, como el cierre del Banco Central, la dolarización, la motosierra, etc..
Luego se produjeron las elecciones y el balotaje, que hizo que esa incertidumbre llamada Milei asumiera el gobierno, y se dedicara a gobernar con desconocimiento de leyes, normas y procedimientos, con Decretos de Necesidad y Urgencia (DNUs) y con Proyectos de Leyes que al principio fueron rechazados por la clase política en general, y luego mínimamente aprobada en otro proyecto denominado Lay Base, que logró con dudosas maniobras de convencimientos basados en prebendas y otorgamientos de cargos.
Hoy es una dura realidad que el nuevo gobierno argentino elimina todos los días derechos adquiridos. Y se apresta a empujar, envalentonado por los últimos resultados legislativos a preparar una nueva ley, que la denominan “Hojarasca”, que al mejor estilo de la Ley de Urgente Consideración (LUC) propiciarán derogar leyes fundamentales que hoy rigen, por artículos mínimos que cambien el sentido y la vida de la mayoría de los argentinos mediante esa astucia ingenieril coyuntural. Así las cosas.
Del otro lado del charco, en nuestro querido Uruguay, todos los candidatos provienen de estamentos de gestión política y de cargos institucionales recientemente ejercidos; ninguno es un outsider como Milei, aunque el silencio prima entre los candidatos, menos los de Frente Amplio.
La ética y la moral política de los dirigentes políticos de los partidos tradicionales argentinos, como el peronismo-kirchnerismo y los radicales no ha sido la misma, variando según la ocasión, sobre todo los segundos, aunque en el peronismo más tradicional y ortodoxamente de centro derecha, también se han visto oscilaciones bruscas, que dejaron atrás las coherencias que los caracterizaron históricamente.
En el caso de Uruguay la coherencia política es algo que aún se mantiene, al menos en los papeles, pero ya se avizora que las reubicaciones sectoriales se verán, sobre todo, en los partidos blanco y colorado; como ha sido en el día después de las internas el pasaje del partido blanco de dirigentes hacia el colorado, ante la intempestiva designación a dedo del ganador blanco Delgado, como candidata a vicepresidenta, a una ignota exsindicalista, Valeria Ripoll, para acompañarlo en la fórmula. Este fin de semana, como una muestra más del nivel de la campaña, el candidato Delgado, en un acto público definió a su compañera de fórmula como “un bombón y la frutilla de la torta” ……………….
Esta es la realidad del Río de la Plata. De un lado, el argentino, una disgregación, un desorden, una anomia; del otro lado, el uruguayo, un país más ordenado, pero, de acuerdo a lo que en estos años hizo el gobierno actual, un país orientado más hacia los negocios de los amigos del gobierno, que a la mejoría de los indicadores generales socioeconómicos, con visos de corrupción.
De aquel “como el Uruguay no hay” queda casi nada.
Como ustedes saben, a los uruguayos que vivimos en el exterior nos tienen cercenado el derecho al ejercicio democrático y constitucional del voto desde el exterior; es el único país de América del Sur, y también Surinam, que no tiene ese derecho, en el marco de los más de 160 países que sí reconocen el voto de sus connacionales los días de elecciones, dentro del sistema democrático de cada país. No obstante, volveremos a viajar para el 27 de octubre para emitir nuestro voto y propiciar con nuestro grano de arena un cambio real en Uruguay, buscando la mayoría parlamentaria.
Lo más coherente, lo más planificado está del lado del Frente Amplio, quien en diciembre el Congreso Tabaré Vázquez del Frente Amplio aprobó las “Bases Programáticas” que darán lugar al Plan de Gobierno correspondiente. Ello es lo que distingue la correspondencia con los discursos de Yamandú Orsi y Carolina Cosse, y por qué no decirlo, en relación con sus buenas gestiones de gobierno que ejercieron en los dos Departamentos más importantes del Uruguay, Canelones y Montevideo.
Del otro lado, desde los candidatos “oficialistas” del actual gobierno, hay muy poco explicitado…
Por Fabián Muñoz Rojo
Economista uruguayo que vive en Argentina. Escritor.
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