La Educación Física puede ser sanadora del sufrimiento psico-somático

Tiempo de lectura: 6 minutos

En una primera instancia el ámbito de la Educación Física parece bastante lejano al de la psico-somática. No obstante, alcanza con echar una mirada a las enfáticas recomendaciones de los médicos, psiquiatras y psicólogos para que sus pacientes realicen actividades físicas como forma de atender sus trastornos, que se expresan tanto en lo físico como en lo psíquico, para darse cuenta que somos parte del tratamiento médico sin estar enterados.

Para acercarnos a esta temática, me gustaría que el/la lector/a se detenga a responder la siguiente pegunta.

¿Cuál es para usted el objetivo general o global  de la Educación Física?

 Si está seguro que sabe la respuesta escríbala antes de seguir leyendo.

LA ACTIVIDAD FÍSICA ES Y GENERA BIENESTAR Es decir, es generar registros (memoria) corporal que permitan asociar la actividad física a  sentimientos  de bienestar y de satisfacción.

 Quiero decir con esto que la persona deberá sentirse bien durante la actividad, así  como después de la misma.

Si no se logra esto, la persona sólo hará actividad física impulsado por el deber ser o el sentimiento de culpa. En estos casos la actividad física estará asociada al esfuerzo y/o al castigo.

Por lo tanto, en este caso, el adulto va a arrancar esta actividad con mucha fuerza y disposición pero en general terminará en un abandono espontáneo, cuando el sentimiento de culpa o de miedo haya bajado o desaparecido. Un ejemplo es el comer y el sobrepeso. Para que el sentimiento de culpa por el descontrol alimenticio sea calmado, la actividad física deberá ser entonces tan intensa que le genere mal estar durante y/o después de la actividad física. (“me comí todo pero luego me castigo en el gimnasio y ahora me duele todo”).

Cuando se habla de bienestar en la actividad física no significa que el profesor se dedique sólo a las actividades recreativas y lúdicas o que deje hacer  a los niños y jóvenes lo que tengan ganas de hacer.

La autosuperación, aprender una nueva destreza, el esfuerzo en equipo, la solidaridad, el superar a un adversario  son igualmente aspectos que pueden generar memoria de satisfacción.

Cuando se habla del bienestar a través de la actividad física se refiere al sentirse bien después de una actividad física, ya sea por haber logrado una meta difícil (premio), o por el cambio del humor que se genera por un aumento de neurotransmisores en el liquido encefálico y el torrente sanguíneo, lo que baja el umbral del dolor y mejora al sistema inmunológico. Esto mejora también la autoestima y por lo tanto fortalece la identidad.

Evolución Histórica – Hace más de 70 millones de años en la era reptiliana se desarrolló el cerebro primitivo (tallo encefálico.) En aquel entonces, ya se observaban tres conductas básicas de encarar situaciones conflictivas o de sobrevivencia. Es que, en la evolución, ganar no es lo que cuenta, sino sobrevivir. A la naturaleza, no le importa si lo hacemos en la la lucha, la huída  o en el quedarse quieto.

Sobre este cerebro, evolucionó el cerebro de los mamíferos, el cortex y más tarde el neocortex, En esta evolución se sigue observando que las tres conductas básicas se mantienen. Según las especies se ve más desarrollado una característica que las otras dos. Por ejemplo el rinoceronte ante la duda ataca (es guapo, mete para adelante), la gacela lo resuelve huyendo, la perdiz se esconde, se queda quieta.

En cada un de estas conductas básicas a su vez, se ven infinidades de variaciones:   en la lucha, encontramos el ataque colectivo, el ataque individual, el acecho, o los gestos amenazantes.

En la huida, el alejarse antes de que la situación empeore o el disparar a toda velocidad.

En el quedarse quieto, el dejándolo pasar, el esconderse, el desmayarse.

Todas estas conductas se encuentran presentes en la especie humana. Cada una es valiosa por sí misma. No hay ninguna mejor que otra. Las personas tienden a desarrollar una más que las otras, sobre la cual van a construir su identidad. Por lo tanto, se van a sentir bien cuando realicen este tipo de actividades.

Volvamos a nuestra vida actual, caracterizada por el sedentarismo y el estrés. En este contexto surge la actividad física como propuesta compensatoria en los adultos. Allí vemos que hay a su vez tres grandes formas de actividades físicas.

  • Los deportes colectivos o individuales competitivos. (Se ejercita la lucha)                                                                                                                                     
  • Las actividades como caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta, juegos de mancha, que son actividades de desplazamiento donde se cambia de lugar. (la huida)
  • El yoga, Tai Chi, la relajación, la meditación, desarrollados en el mediano y lejano (la quietud) Estas son actividades con poco movimiento exterior similares a las de ocio o el descanso pero con mucha atención interior. No es un estar divagado en una reposera, sino estar bien presente en el aquí y ahora, conciente en lo que sucede  en el interior de uno y en su entorno. Es un estar  atento en calma. Lo que está activo son los sentidos sensoriales y perceptivos.

Por lo tanto las formas de movimiento para lograr el objetivo de identificación positiva  deben ser variadas por los caracteres diferentes en los individuos. Mientras unos se sienten realizados cuando a través del esfuerzo logran superarse, otros lo viven solo si superan a un rival.  Hay quienes se sienten bien en los ejercicios de resistencia, y otros a través de fuerza o de potencia.

 Pero hay un grupo de personas, los del tercer grupo, que no se sienten realizados con ninguna de las modalidades antes mencionadas. No les gusta competir ni autosuperarse a través del esfuerzo físico. Todo cansancio físico genera en ellos un sentimiento de debilidad, de insatisfacción o de fracaso. De allí que estas actividades no generan en ellos una memoria corporal de bienestar sobre la cual pueda construirse más tarde actividades físicas de recreación o de salud.

A estas personas sólo se les puede motivar a hacer ejercicios activándoles el  deber ser, la culpa o a través del miedo. Por ejemplo: “si usted no hace actividad física 3 veces por semana piense en su próximo infarto”.

En otras sociedades en donde la cultura física  tiene una historia milenaria y sostenida en el tiempo se han desarrollado actividades físicas que centran su atención en el entrenamiento del sistema nervioso, ya sea lo motriz coordinativo y/o  sensorial perceptivo, con resultados beneficiosos para la salud, similares a aquellas que centran su atención en el entrenamiento del sistema metabólico. Mencionamos como ejemplos el Yoga y el Tai-Chi.

En Occidente aparecen en el siglo XX métodos de gimnasia consciente con la misma orientación. La Eutonía, el método Feldenkrais, la Antigimnasia, el método de Schulz y otros que apuntan en este sentido.

Estos métodos se quedan en el plano corporal. Otros, como la bioenergética de Lowen buscan llegar a través del trabajo corporal a planos emocionales y psicológicos y los definen como terapias psico-corporales.

Volviendo al Oriente vemos que este tipo de ejercitación física lleva muchas veces a desembocar en posturas filosóficas o espirituales. Los métodos europeos no han incursionado en estas áreas por ahora. Cuando lo hicieron algunas sectas religiosas los resultados no fueron muy alentadores.

  • Hay una  cuarta forma de actividades físicas que no está asociado a situaciones de conflicto a priori , sino a la seducción y festejos, como la danza y la expresión corporal .Tal vez es la que hoy en día todavía cumple en mayor medida su rol original además de estar presente como propuesta compensatoria en los adolescentes y adultos.

Si observamos el desarrollo de las últimas décadas en el Uruguay, vemos que salimos de una sociedad sedentaria y ociosa y entramos en una sociedad sedentaria y estresada con actividades en posturas estáticas o movimientos repetitivos por períodos prolongados. El sedentarismo genera distorsiones físicas que la sociedad neutraliza con actividades físicas conocidas por todos como los deportes, la gimnasia, la natación etc. Este tipo de actividades centra su atención en las diferentes  formas de contracción muscular (fuerza, velocidad, resistencia.)

El estrés y las posturas estáticas, que no son otra cosa que un estado de tensión permanente, además de necesitar las diferentes formas de contracción, necesita otros aportes para ser neutralizado y/o prevenido.

La capacidad de relajación se hace imprescindible y debe ser entrenada. Si observamos las dolencias de espalda que sufren las personas, vemos que la mayoría son generadas en primer instancia por contracturas y tensiones.

La Gimnasia Consciente centra su atención en la capacidad de hacer movimientos “económicos” en donde el «soltar», el «aflojar», el «estirar» son tan importantes como el «contraer».

Sabemos que el ser humano es una unidad en la cual subsisten muchos sistemas (digestivo, respiratorio, circulatorio, muscular, etc.) Los estados de tensión psíquica prolongados generan distorsiones en todos los subsistemas. En cada persona estas distorsiones se manifiestan en algún sistema en particular (órgano de choque.) Muchas veces el órgano de choque es la columna. También sabemos que mejorando una parte de un Todo se beneficia el Todo, de manera que si mejoramos las tensiones en la espalda, muchas veces vemos mejoras en otros aspectos como el insomnio, la digestión, etc., que aparentemente no tienen que ver con las distorsiones de la espalda.

Los dolores de espalda, la rigidez de nuca, el sentirse cansado sin haber hecho esfuerzo físico, el no dormir o dormir poco, el bruxismo, son síntomas psico-somáticos de estados de tensión (energía bloqueada) que no nos ayudan a resolver las exigencias cotidianas.

La gimnasia consciente no es una terapia para síntomas específicos, sino un medio que actuando sobre lo general mejora las dolencias específicas, en especial aquellas que están relacionadas con el aparato motor.

 El Profesor de Educación Física tiene en su formación un saber muy valioso pero muchas veces olvidado. Sabe que los procesos adaptativos en el organismo se estimulan con  la descarga (actividad) y se generan en la pausa y en el descanso. De nada sirve un buen entrenamiento si no se respeta el tiempo de recuperación. (Periodización)

Regenerar la capacidad de recorrer este ciclo biológico, dándole la misma importancia a cada una de las etapas hace que una actividad física sea la reguladora de distorsiones en los demás subsistemas orgánicos.

Esto puede disolver sufrimientos  psicosomáticos.                                                                                       

Prof. ERNST LANGE
Egresado del I.S.E.F. en Uruguay y titulado como Terapeuta Corporal en la escuela Dore Jacobs Alemania

 

 

 

(Síganos en TwitterFacebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA

Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.