La falsedad de los conversos

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El periodista y escritor Omar El Akkad nació en El Cairo, Egipto , y creció en Doha , Catar . A los 16 años, se mudó a Canadá, donde completó la secundaria en Montreal y la universidad en la Queen’s University de Kingston, Ontario . Es licenciado en informática. Durante diez años, fue reportero de planta para The Globe and Mail , donde cubrió la guerra en Afganistán , los juicios militares en la Bahía de Guantánamo y la Primavera Árabe en Egipto. Más recientemente, fue corresponsal para el oeste de Estados Unidos, donde cubrió Black Lives Matter .
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“Un día, cuando sea seguro, cuando no haya ningún inconveniente personal en llamar a las cosas por su nombre, cuando sea demasiado tarde para responsabilizar a alguien, todo el mundo habrá estado siempre en contra de esto.”

A veces sucede que muchas personas cambian de opinión al mismo tiempo y de la noche a la mañana y de haber estado completamente seguras de que X es bueno, se dan cuenta de que X es terriblemente malo. Pero las conversiones masivas suenan falsas. En su libro de memorias Linterna Mágica, el cineasta Ingmar Bergman confiesa su amor juvenil por Hitler e intenta una explicación que no parece genuina porque evita explicar lo más importante.

“Yo amaba a Hitler”, escribe. ”Durante muchos años estuve del lado de Hitler, celebrando sus éxitos y lamentando sus derrotas. Cuando aparecieron los testimonios de los campos de concentración me impactaron, al principio no pude aceptar lo que mis ojos registraban. Como muchos otros, consideré las imágenes como mentiras propagandísticas. Cuando la verdad finalmente venció mi resistencia, me invadió la desesperación y mi autodesprecio, que ya era una pesada carga, se disparó hasta el límite de lo soportable. No me di cuenta hasta mucho después de que, después de todo, era completamente inocente.”

¿Por qué amaba Bergman a Hitler en 1933, antes de que comenzara a asesinar multitudes en los campos de concentración? Si alguien simpatizaba con los nazis cuando tomaron el poder en Alemania en 1933, simpatizaba con un movimiento que, con la ayuda de matones, acosaba y maltrataba a activistas sindicales, socialistas, homosexuales y judíos mucho antes de que se establecieran los campos de concentración. ¿Cómo podía creer que “después de todo, era completamente inocente”?

Referirse a los campos de concentración pero omitir palabras como “asesinatos en masa”, “genocidio”, “racismo” y “antisemitismo” sugiere una conversión incompleta y cierta incapacidad para llamar a las cosas por su nombre. Una falsa conversión. Que Bergman no supiese nada sobre los campos de concentración no excusa su amor por Hitler antes de que Alemania comenzase a implementarlos pero cuando ya Polonia, Checoslovaquia, Francia, Holanda, Bélgica, Noruega y Dinamarca habían sido invadidas y ocupadas. Todos los periódicos y estaciones de radio suecos informaban sobre eso cuando sucedía. El hecho de que Bergman hubiese amado a Hitler mientras le prendía fuego a casi todo el continente y luego dijese que no sabía nada sobre los campos de concentración no excusa nada. ¿Habría continuado Bergman simpatizando con Hitler si éste no hubiera ordenado asesinar millones de personas en los campos de concentración?

Y ahora, ochenta años después, muchos de los que todavía se niegan a reconocer y condenar el genocidio que las fuerzas armadas israelíes esta cometiendo en Gaza, pronto darán una voltereta, como lo hizo Bergman en 1945. Este genocidio es tan público, es tan brutal y escandaloso, que a quienes hasta ahora han permanecido en silencio, porque simpatizan con los asesinos, les resultará difícil explicar su comportamiento una vez que se vean obligados a cambiar de opinión. Por supuesto, esta vez los nuevos conversos no podrán decir que no sabían lo que estaba haciendo los militares israelíes en Gaza. Tendrán que conformarse con apelar a excusas menos convincentes y contarnos que habían pensado que se trataba de exageraciones, mentiras propagandísticas y quizás también dirán, como hizo Bergman en su demorada confesión,“No me di cuenta hasta mucho después de que, después de todo, era completamente inocente”.

Pero no lo son.

Omar El Akkad
Octubre de 2023

 

 

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