La transformación de la Facultad de Medicina, debe ser paralela al de la sociedad y del Sistema de Salud para que sea posible

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Entrevista al Dr. Felipe Schelotto, decano de la Facultad de Medicina

El doctor Felipe Schelotto es decano de la Facultad de Medicina para el período 2006-2010, es profesor de Bacteriología y Virología, e investigador asociado al área Biología del Pedeciba (Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas). Schelotto mantuvo un extenso dialogo con La ONDA digital, donde se manifestó confiado en el proceso de modernización y cambios que se llevan adelante en su Facultad. El decano de Medicina al definir lo que es un egresado de su institución dijo: ‘El médico no es sólo un curador de enfermedades, ¡ni por lejos! Es un trabajador social que tiene que ser capaz de promover la salud, de prevenir la enfermedad individual o colectiva y luego, en última instancia, sí, ser capaz de arreglar lo que se ha “estropeado”, digámoslo en términos poco académicos’.

 

– ¿Cuánto tiempo lleva en el Decanato?
– Aproximadamente un año y medio.

– ¿Y cómo encontró la salud de esta Facultad?
– La Facultad, en una escala de horrible a sobresaliente, bien. Lo que más resalta todavía como negativo son las dificultades de comunicación de la Facultad con distintos ámbitos de la sociedad, inclusive en la interna universitaria. En el momento de llegar, teníamos pendiente un tema muy difícil, muy crítico para la Facultad que era un proceso de acreditación regional que requería acciones de mejora.

– Porque había habido un pronunciamiento negativo…

– No, no fue estrictamente un pronunciamiento negativo sino una prórroga, una dilatoria en el pronunciamiento estricto en espera de un proceso de mejora que inició y prometió la Facultad y que había necesidad de implementar en todos sus aspectos y que, en cierto modo, tomó el fin del decanato de la Dra. Ana María Ferrari, sin que ella pudiera conducir el último tramo de este plan de mejora, cuando nos tocó a nosotros participar en la construcción de los procesos de mejora que en, cierto modo, ya estaban comprometidos, perfeccionarlos, buscar la financiación que permitiera culminarlos. Tuvimos un buen acompañamiento del resto de la Universidad y se pudo instalar procesos de cambio que resultaron satisfactorios para los evaluadores y tuvimos un auspicio de evaluación positivo que llegó en realidad en mayo de este año, un año después de mi comienzo en el cargo.

– O sea que usted ya tiene la primera victoria en este proceso de calificación de la Facultad…

– Sí, fue una buena satisfacción. En realidad la victoria es de la Facultad, es una satisfacción personal también, pero es una victoria institucional.

– Decano, ¿qué significa en lo concreto la superación de esos factores que era necesario abordar?

– Significa nada más que una etapa.

– ¿Pero significa modificación de programas, calificación de cátedras?

– Lo que significa un conjunto de objetivos y acciones de mejora de la organización, de los procedimientos, de la formulación, de la misión, objetivos, contenidos, de la formación de la carrera de medicina, que hay que saber que es una en veintiuna que tiene la Facultad de Medicina. Es la carrera que reúne a la mayor parte de los estudiantes, pero no por muy lejos. 

Entonces hoy trabajamos sobre, la carrera de Medicina, en el sentido de ese conjunto de mejoras que, en parte están iniciadas y en parte están prometidas, están programadas, están organizadas pero todavía deben seguir desarrollándose en cuanto a ámbitos de trabajo, en cuanto a procedimientos de enseñanza, de evaluación de los estudiantes, de evaluación de los docentes, de evaluación de los procesos de aprendizaje, de incorporación de más trabajo práctico en el desarrollo de la carrera, de reorganización y nuevo plan de estudios que está todavía en elaboración para reducir un poquito los tiempos, concentrar la formación, producir un certificado intermedio, incorporar la formación en el área de la bio-ética, de la comunicación, del manejo de los idiomas, de las herramientas de aprendizaje informático.

En fin, a esto se agrega, una serie de desarrollos que la Facultad tiene que incorporar (en cierto modo ya está incorporando), como la mejora de las bibliotecas, sobre todo en el área virtual, porque a esta altura es impensable para una Facultad, una Universidad pobre como la nuestra, tener todos los papeles que podría tener  una Universidad en un país desarrollado. 

Tenemos que tener todo eso con acceso virtual y toda la gente incorporada, todos nuestros estudiantes, nuestros docentes y nuestros egresados incorporados al conocimiento, al acceso al conocimiento por vía virtual.  En fin, hay un conjunto de mejoras en marcha, en parte desarrolladas, en parte en desarrollo.  Hemos instalado un laboratorio, un Centro de Habilidades Clínicas en el Hospital Universitario y pensamos instalar algunos más en otros ámbitos, donde los estudiantes se forman no sólo en vinculación con los pacientes reales, sino también en relación con situaciones virtuales con la ayuda de computadoras, imagenología, etc. y también con pacientes simulados, actores, cámaras que permiten grabar y estudiar los procedimientos de atención y luego examinarlos, evaluarlos, corregirlos, reproducirlos. Quizás una de las áreas de mejora y de desarrollo más significativos en esta etapa es, en consonancia con el cambio del Sistema de Salud, el desarrollo de la atención, la enseñanza y la investigación en el primer nivel de atención y la estrategia de atención primaria en salud.  Este es uno de los énfasis del plan de mejora y también del nuevo plan de estudios.

– ¿Esto significa también que este nuevo status de la Facultad la deja en mejores condiciones de competir en el Mercosur, tengo entendido?

-Sí, la Facultad queda habilitada, queda acreditada a nivel del Mercosur, lo cual significa una validación académica de acuerdo a los estándares que el propio colectivo académico del Mercosur  ha establecido. Y eso significa que, por ahora no se traduce en grandes hechos concretos o de validación para desempeño automático en otro país, pero pensamos que en el futuro, estas acreditaciones van a significar ventajas desde el punto de vista, inclusive, del desarrollo institucional en distintos aspectos, apoyos, posibilidades de cooperación. Y para nuestros egresados una mejor posibilidad de desempeño en el ámbito regional.  Ahora, justamente, el 18 de diciembre, vamos a entregar (simbólicamente porque los títulos siempre llegan medio tarde en su formato oficial) el certificado de egreso a la primera tanda de estudiantes post-acreditación. Y esto lo vamos a hacer en el Salón de los Pasos Perdidos, vamos a invitar a los familiares, vamos a hacer una ceremonia que el año pasado no hicimos, en parte porque estábamos en toda la urgencia de la implementación de nuestras mejoras.  Este año vamos a dar un poco de apertura a la alegría por este cambio.

– ¿En resumen se puede decir que la Facultad, quizás motivada por este tema, ha perfeccionado sus programas, sus mecanismos, sus estructuras, adecuándolas a una nueva etapa?

– Digamos que lo está haciendo. Cualquier institución educativa debe mejorar de modo permanente. Pero la Facultad precisaba y precisa un pulso especial, igual que lo precisa también toda la Universidad, el Sistema de Salud en el cual estamos inmersos.

– ¿Existe relación entre lo que en la Universidad se habla como “2ª de Reforma universitaria” y esto que vienen haciendo ustedes en Medicina?  

– No, los planos de cambio en la Facultad de Medicina claramente sintonizan con los planes que se enmarcan en lo que la Universidad llama “la 2ª Reforma Universitaria”. Nuestras líneas de trabajo de transformación de la Facultad (incluso más allá de la carrera de Medicina que es la que hablábamos a propósito de la acreditación), nuestros planes de transformación de la Facultad en pre-grado, en post-grado, en las distintas carreras, en tecnología médica, en nutrición, parteras,  van en consonancia con los planes de la Reforma Universitaria.  Le doy un ejemplo: uno de nuestros emprendimientos más porfiados, por llamarlo de algún modo, es la creación de lo que llamamos el Instituto de Atención Primaria de Salud. 

Eso es un Instituto no entendido como una construcción con ladrillos, cimientos y pisos y oficinas, sino fundamentalmente una estructura virtual, horizontal, transversal que incluye diversos servicios de la Universidad, especialmente en el área salud, pero no solamente en el área salud, odontología, enfermería, educación física, psicología, medicina, escuelas, servicio social. En fin, distintos componentes universitarios, contribuyendo a una estructura que abarca transversalmente prácticamente a toda la Universidad y que se articula con el Sistema de Salud, para la formación de los recursos humanos que aporta y que aportará la Universidad a la estrategia de la atención primaria en salud, que es la estrategia de base de la construcción de cualquier Sistema de Salud y, en concreto, del nuevo que se planifica como instalándose a partir de 2008.

– ¿En toda esta reformulación, en el desarrollo del perfeccionamiento que usted me habla de la Facultad, cómo funciona el co-gobierno, cómo participan los distintos órdenes que lo integran?

– Afortunadamente con buena participación. La Facultad, no digamos que es un dechado de perfección, pero afortunadamente tenemos gremios y  órdenes que contribuyen, elaboran, toman posiciones, opinan, debaten, se ponen de acuerdo, discrepan cuando es necesario.  Afortunadamente, las mejoras, los nuevos planes, los desarrollos de la Facultad, se están haciendo con la contribución de todos.  Este es un hecho muy importante. Todos contribuyen a nivel de Consejo, a nivel del Claustro, a nivel de los distintos grupos de trabajo, coordinaciones de ciclos de estudio. Hay participación y contribución a las transformaciones.

– La prensa recogió también situaciones críticas en la Facultad. ¿Qué me puede decir de eso?

– Han habido desencuentros.

– ¿Con causas reales o hechos que se han magnificado?

– A mi entender todo tiene alguna base real, pero se han magnificado o se han malentendido situaciones que debieron resolverse de modo racional y pacífico se han transformado en enfrentamientos pasionales y llevados al plano personal e incluso grupal. De todos modos pienso que se van a superar como deben superarse todas las diferencias de opinión en el plano universitario y es por la vía del razonamiento y de la elaboración intelectualmente válida de los temas y no por la vía de la descalificación de las personas o los grupos, que es un procedimiento totalmente equivocado cuando se trata de construir a nivel universitario.

– Uno de los factores que había trascendido era cierta dificultad con las  evaluaciones, o exámenes. ¿Eso se ha superado, no hay sospechas en ese sentido…?

– No digamos que se ha superado todo lo que tenemos que superar, pero igual que en el resto de los procedimientos de la Facultad, estamos en un proceso de mejora. La percepción equivocada que puede surgir de alguno de estos conflictos es que sería equivocado pensar, a raíz de la repercusión que tienen algunos de estos conflictos, pensar que estamos en retroceso y no a la inversa. Estamos francamente en un proceso de mejorar los mecanismos de evaluación, de hacer que los desempeños de los estudiantes, de los docentes, de los mecanismos de trabajo de la Facultad, sean cada vez mejor evaluados, mejor examinados para ser reproducidos o corregidos. O sea que, francamente, estamos avanzando. 

La Facultad instaló, por ejemplo en el área de la evaluación, del aprendizaje clínico de los estudiantes, lo que se llaman los “Exámenes Clínicos Objetivos Estructurados”, los llamados ECOES.  Los definió como procedimiento de evaluación principal, lo está implementando y esto significa claramente una mejora. Aunque, como es obvio, hay gente que no lo considera apropiado, pero sí la mayoría. Esto significa todo un proceso de implementación de esta forma de evaluación que ha tenido sus avances, sus dificultades y es uno de los aspectos de mejora.

– La profesión médica ha estado en discusión, en debate y de alguna manera ha trascendido como nunca en el Uruguay en los últimos tiempos. ¿Eso integra la discusión que ustedes tienen en la Facultad?

– Sí, claro que sí. 

– ¿Le preocupa esa discusión que tiene la sociedad sobre el perfil de los médicos?

– Sí, y eso significa que nos preocupa al punto que hemos definido claramente cuál es el perfil del médico que vamos a formar según competencias.  Esas competencias, en el futuro, incluyen no sólo la capacidad técnica de manejarse frente a la enfermedad, sino principalmente la capacidad de prevenir, de promover la salud, de trabajar en equipos con otros profesionales y con la propia población para promover la salud, de manejar normas éticas y de comportamiento apropiadas de acuerdo a la formación que, incluso la Facultad, empieza a incorporar formalmente en sus planes de estudio.  Significa trabajar, progresar en habilidades comunicacionales.  

Buena parte de los conflictos de los médicos se deben a las dificultades de comunicación, a problemas de comunicación entre los propios médicos, con otros profesionales, con la población.  Entonces, todo eso debe ser mejorado, estamos en un período de mejoras y parte de los objetivos formativos novedosos tienen que ver con habilidades de comunicación que queremos incorporar a la formación del médico.  Del mismo modo que queremos acentuar, además de los contenidos estrictamente biológicos, clínicos, orgánicos de la profesión en el desempeño del médico, queremos incorporar la capacidad de comprensión, la capacidad de integrar a la formación los contenidos humanísticos, el conocimiento de la sociedad, la integración vio-psico-social del conocimiento sobre las personas, sobre la familia, sobre la comunidad, de tal modo de poder desempeñarse en el trabajo médico con un enfoque más amplio. 

El médico no es sólo un curador de enfermedades, ¡ni por lejos!.  Es un trabajador social que tiene que ser capaz de promover la salud, de prevenir la enfermedad individual o colectiva y luego, en última instancia, sí, ser capaz de arreglar lo que se ha “estropeado”, digámoslo en términos poco académicos. Pero es sólo una parte de eso de la capacidad de desarrollar el estudiante, el médico, el especialista, el profesional.

– Hay un sector de la sociedad que, en general, le requiere al médico en esta etapa, ser más humano. ¿Eso está entre estos factores que usted acaba de decir?

– Claramente.  Ser más humano, en fin,  puede ser equívoco. El ser humano no sólo acierta sino que también se equivoca. Supongo que el requerimiento de la sociedad es ser más “rectamente humano” y no tanto ser humano en los aspectos de falla que siempre tenemos.  Y para serlo la Facultad va a hacer la contribución que pueda, pero el médico y los otros profesionales de la salud, sean humanos en el sentido de comportarse apropiadamente en la interrelación con la sociedad, tener un comportamiento altruista, técnicamente correcto, moralmente apropiado, etc, no depende sólo de la Facultad de Medicina, de la Universidad, no depende sólo de los colegas.  Hay toda una interacción entre los estudiantes, los docentes, los médicos y la sociedad que condiciona la formación, más allá de lo que pueda hacer la Facultad de Medicina. Si el modelo de atención de salud imperante privilegia la competencia, la salud como mercancía donde vale más el que produce procedimientos más costosos y el que trabaja en la promoción de salud recibe un reconocimiento social muy pequeño, incluso económico, eso condiciona también la formación del médico. 

O sea que la formación correctamente humana, socialmente pertinente del médico, no depende sólo de una estructura curricular, sino que depende de una interrelación entre la Universidad y la sociedad que se da en forma permanente. En ese sentido la transformación de la Facultad de Medicina tiene que darse de modo paralelo con la transformación de la sociedad y del Sistema de Salud y, si no, no va a ser posible.

– De sus palabras recojo y percibo que usted verifica algo que está en discusión, que hay un sector de los médicos que trabaja muy vinculado a lo empresarial, por lo tanto hay allí también una situación en discusión

– Sí, no creo que sea un tema de los médicos. La salud a nivel mundial ha sido objeto de una explotación económica muy pronunciada, hay industrias de diverso tipo que hacen enormes ganancias a costa de los procedimientos que deben aplicarse, los instrumentos, los fármacos, en el cuidado de la salud. Y ese negocio ha pervertido buena parte de todos los sistemas de salud, incluyendo en parte el uruguayo.  Y esto no es sólo, ni lejos, culpa de los médicos, sino que es todo un sistema que debemos contribuir a cambiar de tal modo que todas las estructuras que se mueven en torno al cuidado de la salud, estén dirigidas con un sentido social y no tomando la salud (del mismo modo que no debe tomarse la educación) como un objeto de mercado.

– Hay otro plano de estos temas y es que la sociedad en general le requiere al médico la prolongación de la vida, prácticamente asegurar que la muerte no es una cosa inevitable.  ¿Eso ustedes lo perciben? Se les requiere que en todos los casos el médico salve al enfermo, ¿eso es posible?

– Eso claramente no es posible.  Es una limitación que cualquier persona la percibe y que el médico la vive con más angustia, muchas veces, por la impotencia frente a situaciones que no puede resolver.  Hay algunas especialidades en las cuales el desempeño nos coloca más definidamente en el borde entre el manejo de la vida y su terminación en la muerte. Ahora, el problema no es solo para la medicina y para la sociedad en su conjunto, no es sólo prolongar la vida (cosa que en parte se está logrando ya que la expectativa de vida a nivel mundial y en nuestro país también, va creciendo), sino que el tema es prolongar una vida satisfactoria, es decir, de nada sirve prolongar la vida si la gente de edad avanzada tiene una calidad de vida totalmente inapropiada, si no tiene estímulos, si no tiene una vida gratificante. 

Este es todo un problema que nuestra sociedad tiene que encarar porque nos estamos convirtiendo en una sociedad de edad avanzada y no estamos cuidando a nuestros “viejos” (diciéndolo directamente) para que sean socialmente útiles, para que tengan una calidad de vida apropiada.

– ¿Me podría señalar algunos aspectos negativos, de esos que usted menciona, con los “viejos”?.

– Bueno, sí, yo creo que incluso en nuestro país, afortunadamente, todavía conservamos una cultura de atención humana, social, familiar a las personas de edad avanzada. Hay otros países en donde la deshumanización del cuidado de la persona mayor está claramente más pronunciada. Nuestra gente de edad avanzada tiene que tener una buena remuneración en cuanto a jubilaciones o pensiones, tiene que tener lugares donde su vida pueda resultar socialmente útil, donde pueda obtener gratificación. Yo no soy experto en este tema pero, claramente, sé que el problema no es sólo prolongar la vida, sostener la vida, sino que hay que sostener la calidad de vida.  Eso es un problema a nivel mundial y es un problema aquí en nuestro país. Esto no se soluciona con Casas de Salud.  Afortunadamente este Ministerio está haciendo esfuerzos por racionalizar ese espanto que significan las instituciones mercantiles de atención de ancianos, (que por cierto no son todos porque las hay de nivel muy digno), pero había y hay un déficit de regulación, de organización. Esa es una de las expresiones sociales de la dificultad a la que me estoy refiriendo.

– ¿Cómo se preparan para la Reforma de la Salud que promueve el este   gobierno?

– Nos preparamos de varios modos.

– ¿Primero, lo ven positivo?

– Sí, lo vemos positivo.  No sólo lo vemos positivo, sino que lo vemos como una expresión de lo que durante decenios la Facultad, la Universidad y los distintos órdenes y gremios que la integran han procurado. O sea que es, en cierto modo, una de las formas de expresión en el Sistema de Salud, de las ideas que ha cultivado la Universidad, la Facultad y los gremios estudiantiles, docentes, profesionales, durante años. Durante años hemos producido (no digo miles, sería exagerado) múltiples proyectos de transformación del Sistema de Salud en términos de Seguro Nacional de Salud, Sistema Nacional Integrado de Salud, Servicio Nacional de Salud y, año tras año, hemos visto como esas iniciativas eran postergadas, desvirtuadas, no llegaban a concretarse. Bueno, ahora parece que va a concretarse una versión de estas iniciativas que históricamente ha tenido la Facultad.  De modo que vemos la construcción de un Sistema Nacional Integrado de Salud como la expresión de lo que es una doctrina cultivada durante decenios en nuestro interior.  Ahora, la formulación exacta, concreta, obviamente tenemos aspectos de concordancia y tenemos aspectos de conflicto que estamos buscando resolver. Pero, claramente, tenemos una posición favorable que la hemos expresado públicamente y vamos a contribuir a la construcción de este Sistema con la formación de recursos humanos apropiados al Sistema que se proyecta, con la transformación de nuestros planes de estudios, nuestros procedimientos formativos, nuestros números incluso de egresados, de especialistas, de docentes, de estudiantes, para adaptarnos a las necesidades de futuro del Sistema. Y también adaptando el perfil de la calidad, de la orientación de los distintos profesionales y técnicos para los requerimientos del nuevo Sistema, por ejemplo, poniendo el énfasis en la formación de capacidad de desempeño en el Primer Nivel de Atención, Estrategia de Atención Primaria de Salud, Especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, Residentes en Medicina Familiar y Comunitaria.  Es decir, la capacidad de los médicos y de los otros profesionales de la salud de atender a la población, a las familias, a las personas, en los lugares donde ellas viven, donde trabajan, donde estudian, donde se desempeñan, donde es posible prevenir, promover la salud y no sólo correr a curarla cuando la salud se ha desviado.

– ¿Hay los médicos suficientes para atender a la población uruguaya?

– Esta es una pregunta difícil de contestar. Hay una percepción social difundida de un exceso de médicos. Nosotros tenemos francamente duda de que esto sea así. Yo creo que tenemos un capital humano en médicos y en otros profesionales de la salud que es muy importante y que, afortunadamente, lo tenemos.  Creo que incluso, tenemos déficit numérico y también en el tema de la orientación del perfil y demás, en el sentido en que, por una parte, muchos han emigrado en razón de condiciones de trabajo y de desempeño económicamente y técnicamente inapropiados.  Un sistema de salud que estaba y todavía está totalmente pervertido.  Tenemos una concentración de médicos en Montevideo y un déficit claro en el Interior, tenemos asimetrías en cuanto a la formación en distintos perfiles profesionales, es decir, faltan médicos en determinadas especialidades y sobran en otras. Tenemos todo un trabajo de reorganización a producir en eso.

– Se ha dicho que los médicos han influido en la Facultad en ese sentido, que trancan algunas disciplinas de la medicina en función de su propio grupo corporativo.  ¿Eso existe?

– Yo no puedo afirmarlo categóricamente, pero existe en todo grupo profesional (no sólo los médicos) una tendencia a un cierto celo o cuidar el ámbito de desempeño, evitando una competencia masiva de colegas o de gente nueva que acceda al ámbito laboral.  Al punto que, el gremio médico, el Sindicato Médico, hace ya una década, definió como deseable la limitación de ingreso a la Facultad, cosa que la Facultad nunca aceptó. La Facultad y la Universidad nunca aceptaron la limitación de acceso a la enseñanza superior. Y afortunadamente no lo aceptamos, porque ahora sabemos que precisamos más médicos, más profesionales de la salud en distintas áreas, por supuesto precisamos muchas más enfermeras y muchos más técnicos que también en algunas áreas estaban limitados en su número y en su desempeño. 

Estamos abriendo, intentando producir una apertura amplia de la Escuela de Tecnología Médica para producir numerosos técnicos en distintas ramas de trabajo en salud. Ha habido y hay siempre la tendencia a la restricción. Pero la Facultad ha sostenido siempre la tendencia opuesta, a la apertura. Y es claramente una orientación actual de sostener la apertura y producirla en aquellos espacios donde hay una restricción inapropiada, donde hay limitaciones a la formación. Tenemos el proyecto de definir, en conjunto con la autoridad sanitaria y en conjunto con la sociedad, con los representantes sociales, cuáles son los números apropiados de formación de distintos profesionales y técnicos y especialistas, de tal modo de orientar nuestra capacidad de formación a la incorporación de esos números de profesionales a la sociedad.

– ¿Qué significa la existencia de una Universidad privada de Medicina para ustedes?

– Esta Facultad de Medicina estudió, en su momento, el proyecto de instalación de la Facultad de Medicina privada que, por ahora, es la única presente. En el momento que estudiamos ese proyecto, para opinar, ya que se nos pedía una opinión, este fue francamente negativo.

Fue francamente negativa en términos técnicos con la organización, diseño, orientación y también es negativa en lo doctrinario en el sentido que nosotros obtenemos nuestra opinión universitaria respecto a que la educación debe ser laica, gratuita y sostenemos la universalización del acceso a la enseñanza superior. Claro que también reconocemos el derecho a la libre organización de instituciones pero creemos que debe estar francamente validado y regulado por un sistema de verificación, de acreditación nacional de instituciones, que afortunadamente se esta organizando esta progresando hasta hace poco el sistema nacional de acreditación de instituciones privadas era deficitario porque  la universidad tenia escasa incidencia en ese proceso y los criterios de validación estaban  mal definidos, mal instrumentados, escasamente desarrollados, pero vamos progresando en el proceso de organización de instituciones de enseñanza terciaria y superior ira perfeccionándose.

Esto no es algo estático es un proceso dinámico, como en Chile por ejemplo. En una reciente reunión internacional verificamos que el programa de acreditación nacional interno de facultad de medicina chilena se llegó a declarar no valida a mas de diez,  que en mérito a esa evaluación debieron cerrar.

Es también valido decir que hoy nosotros con la Universidad de Medicina privada que funciona en Maldonado, no tenemos una actitud negativa.

– ¿En cuanto a la extensión de la carrera de Medicina se escuchan críticas?

– Nosotros vamos  seguramente a limitar quizás en un año la carrera de 8 la llevaremos a 7 años. Tampoco el que sea mas corta, es un merito,  o creer que en el pregrado se puede incorporar todo el conocimiento que se necesitará como profesional de la medicina. Lo más importante es formar un estudiante que aprenda  a estudiar y aprender en forma permanente. Eso es lo principal que tiene que aprender un estudiante de medicina actualmente. Cómo seguir aprendiendo y actualizándose permanentemente a lo largo de su desempeño profesional.

-¿En relación con el mundo, cómo esta Uruguay, en cuanto a la duración de la carrera?

– Hay sitios, hay Facultades de Medicina, hay Universidades donde los procesos formativos son más cortos. Ahora, a veces los tiempos son engañosas, porque hay Universidades donde la formación básica, la formación en disciplinas fundamentales previas al conocimiento directamente médico, se hace a nivel general en la Universidad y luego se accede a una carrera de medicina que es más corta, pero se enfoca en el aprendizaje propiamente médico.  En nuestra Universidad, en nuestra Facultad de Medicina el estudiante tiene que incorporar todas las herramientas en los primeros años de lo que llamamos “Carrera de Medicina”, entonces ahí tiene que aprender temas biológicos básicos, ciencias como la anatomía, la biofísica, la bioquímica, la histología, la microbiología, las ciencias sociales, la psicología, la informática, los idiomas, los métodos cuantitativos, estadística, matemáticas, e incluso, las nociones de ética, la capacidad de comunicación, la capacidad de abordaje de las personas en un grupo social, de la comunidad.  Y luego de un período importante de aprendizaje de todas estas herramientas, lo que aparentemente en el nuevo Plan de Estudios se llamará el Aprendizaje Preparatorio. 

Luego el estudiante tiene que acceder al aprendizaje más práctico, más directamente aplicado, que es lo que en alguna Facultades del mundo se llama propiamente “aprendizaje de la medicina”.  Nosotros tenemos un diseño curricular que incorpora, que combina y va a combinar en el futuro, ambos aspectos. Y los aspectos fundamentales, además, se van a sostener a todo lo largo de la carrera. Es decir, durante el período de aprendizaje directamente aplicado el estudiante no va a perder contacto con todas las disciplinas fundamentales que sustentan la aplicación de sus conocimientos.

– Decano, ¿Cómo está el Hospital de Clínicas?

– Bueno, progresando afortunadamente luego de décadas de retraso producido por la desatención, de las sucesivas administraciones estatales que no atendieron a su sostén de desarrollo. Esta administración, afortunadamente, atiende y prevé un presupuesto universitario más avanzado, más concordante con las necesidades no sólo del Hospital sino del conjunto de la Universidad.  Ha habido apoyos externos que también contribuyen

– ¿Ha llegado la plata de Venezuela?

– Sí, si ha llegado. Se está aplicando.

– ¿Se aplica en el conjunto del Hospital o es para el edificio?

– No, es y va a ser para el conjunto del Hospital.  Hay un programa de desarrollo del Hospital. La imagen del futuro del Hospital, en el marco del nuevo Sistema de Salud, está en debate, en construcción, pero, claramente, el Hospital va a seguir siendo un hospital universitario que albergue a todos los estudiantes que alberga y que deberá albergar en el futuro, que permitirá la práctica de los médicos, de las enfermeras, de los tecnólogos, de las parteras, nutricionistas y todos los profesionales de la salud que deban formarse.  Que albergará, como actualmente lo incluye, la capacidad de investigación, de desarrollo de conocimientos al mismo tiempo que la atención de salud y la práctica formativa.  Un hospital universitario que, por supuesto, también, desarrollará y albergará (como lo hizo en el pasado) los servicios especializados que el Sistema de Salud precise.  O sea, en el hospital universitario nacieron el CTI, los trasplantes, las cirugías especializadas, la atención de los quemado, los procedimientos más complejos de atención de la emergencia, de entrada. Todos los procesos más complejos (no todos, pero buena parte de ellos) de atención de salud se incubaron, se desarrollaron se organizaron a partir del hospital universitario. 

Luego, por deformación del sistema, parte de ellos migraron al sistema privado ante la desprotección que sufrió el hospital universitario y, actualmente, el hospital está en condiciones de aspirar a reincorporar y desarrollar con una finalidad social, todas estas actividades de punta que supo instalar en nuestro Sistema de Salud.

– ¿Significa algo, es una ventaja o una desventaja que el Presidente de la República sea un médico?

– Claramente una ventaja, de la cual no intentamos sacar provecho, pero se trata de una posibilidad más amplia de comprensión de lo que es el Sistema de Salud, la necesidad de formación para optimizar el Sistema de Salud.  Yo creo que en cada paso que realiza el gobierno, el Presidente y todo su equipo, se percibe la comprensión natural de lo que es la necesidad de transformación del Sistema Nacional de Salud.  Esperemos que esto de por resultado un progreso en ese sentido.

– ¿Puede haber también crisis en la atención con la puesta en marcha del programa?

– Sí, si, seguramente va a haber dificultades. Me preguntaba si había algún aspecto que me interesara expresar que hasta ahora no hubiera expresado. Me interesa recordar, cuando se habla de Hospital Universitario u Hospital de Clínicas, es conveniente informar, hacer saber, recordar a todos, que la Facultad de Medicina y otras Facultades, otros servicios universitarios, específicamente la interna, trabajamos no sólo en el Hospital Universitario en cuanto a atención de salud, sino que trabajamos en numerosos centros periféricos en vinculación con el Ministerio de Salud Pública, con la Intendencia de Montevideo y con privados y también en numerosos centros hospitalarios.  En el Pereira Rossell, donde buena parte de los servicios trabajan con una contribución significativa de nuestros docentes y de nuestros técnicos en general, en el Hospital Maciel, en el Hospital Pasteur, en el Saint Bois, en el Instituto de Higiene, en Traumatología, en Reumatología.

– ¿En el Hospital Policial y en el Hospital Militar también?

– Sí, no sólo son egresados de acá, sino que también allí se forman en parte los recursos humanos que hacen su práctica y contribuyen, a la vez, a la atención de salud en esos centros (residentes, internos, a veces, en parte algunos estudiantes de pre-grado que se incorporan a alguna pasantía. En el conjunto del Sistema de Salud, no sólo en Montevideo, sino también en el Interior, está presente la Facultad de Medicina, la Universidad en general, no sólo la Facultad de Medicina. Pero esta Facultad tiene sitios definidos de trabajo en Montevideo, en Canelones, Tacuarembó, Paysandú y Salto especialmente.

– ¿Estos cursos del Interior, en qué consisten y donde están ubicados?

– Hay cursos, especialmente en Salto y Paysandú, pero hay internos y residentes formándose y desarrollando su trabajo en diversos servicios de salud del Interior del País. Estamos procurando desarrollar una red de atención y formación en la estrategia de la atención primaria de salud, diversificada en el Interior que tiene como sitios iniciales de desarrollo los que ya le mencionaba, Canelones, Tacuarembó, Salto, Paysandú, lugares iniciales de desarrollo, donde hay residentes, donde hay recursos humanos que pueden contribuir a la formación, donde en caso de alcanzarnos los recursos, colocaremos recursos docentes para contribuir a la formación. Son ingredientes de lo que será el Instituto de Atención Primaria de Salud.

– ¿Son ingredientes y complejidades también, no?

– Sí, si claro.

– ¿Y todo pasa por este Decanato?

– No, no. Toda la preocupación pasa por este decanato, pero el trabajo es sumamente variado y colectivo.

– ¿Cómo es el método de trabajo? ¿Una vez por semana se reúne el Consejo?

– El Consejo se reúne una vez por semana. También semanalmente se reúne el Decano con todos los asistentes. Luego el Claustro de Facultad se reúne periódicamente  (por lo menos quincenalmente, y a veces semanalmente también) y los grupos de trabajo diversos que son compuestos por los distintos órdenes: comisiones de enseñanza, comisión de investigación, en fin, múltiples grupos de trabajo que contribuyen al funcionamiento institucional se reúnen asiduamente y contribuyen, junto con un plantel muy calificado de funcionarios, muy comprometido con la institución, contribuyen a una gestión de la Facultad que nosotros estimamos que va progresando. La Facultad progresa con la contribución de los docentes, de los estudiantes y también de los funcionarios no docentes e, indirectamente a través de estos distintos grupos de trabajo de los profesionales, también. La tarea es colectiva pero claro, la preocupación y la responsabilidad está concentrada en algunos “cabeza de turco”, por decirlo así.

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