La muy castiza expresión de «irse por péteneras» significa desviar el discurso con una incongruencia para no pronunciarse en una cuestión comprometida, y en eso –lamento consignarlo– están hoy tanto el gobierno como la oposición. La oposión –ese laxo conglomerado se resiste al plural– critica al gobierno y se compara consigo misma. Cuando eran gobierno, criticaban al FA por la herencia. Ahora cuestionan el déficit de Ancap que muestra un balance de la empresa, peleándose no tanto con los números (sofisticado oportunismo) sino por la manera en que se expresan.
Desde el gobierno vienen cosas sueltas, que ni siquiera apuntan a conformar una estrategia. Unos fueron los temas imperiosos antes de las elecciones, fueron otros los temas durante las elecciones, y hoy hay un vacío que en buena medida es solo reactivo a lo que critica la oposición. Por ejemplo, no se habla ni se analiza la situación de la educación, pero basta preguntarle a un docente, basta visitar un liceo o una escuela, para evidenciar que el mal es urgente y avanza, carcomiendo las bases mismas de futuras generaciones.
El avance de los dramas en la educación es sobre chiquilines, se enraba con problemas de seguridad, de formación laboral, de vida digna. Hay más aspectos empalmados en la asistencia a la escuela o liceo, a la calidad de la enseñanza, al entorno del local y su relación con el barrio. Pero solo con los nombrados basta para la ignominia.
En medio de todo esto, Pepe Mujica ataca al PIT-CNT, y además, aduce razones falsas. Es el lío por el lío mismo, y es el MPP que la emprende contra el PCU. No es una acción unitaria, digamos. Tal vez sea unitaria en un sentido hegemónico: sólo el pasto del MPP puede crecer. Con la libertad de no pertenecer ni a uno ni al otro, digo que Mujica debería retractarse y autocriticarse. Si no lo hace, otros dirán lo necesario. Y más allá de esto: ¿es acaso una tal fisura en la unidad del progresismo, en este mes de mayo, lo que precisa el gobierno, las fuerzas que lo apoyan, las esperanzas que buscan respuesta en su gestión?
Nos dicen que no hay plata, En el acto del 1°, Sergio Sommaruga dijo la verdad: la pobreza infantil (20%) es una vergüenza para la conciencia nacional», y dijo que superarla demandaría 500 millones de dólares. Esa noche, politólogos en el programa Lado B encontraron contradictorio eso con la temida escasez presupuestal. Se infiere en consecuencia que es inviable hacer de la pobreza infantil una emergencia nacional, como propuso Sommaruga.
La información está goteando cifras de adeudos: 118 millones de Ancap, y ya no me acuerdo de más, pero son varios cientos de millones en varios rubros. Tal vez quiera el gobierno sumar todas las deudas dejadas por el pasado gobierno, y para que no sean un palo en la rueda de este gobierno, pedir un préstamo en las muy buenas condiciones que puede lograr Uruguay, solucionar problemas y consolidar una estrategia para su amortización como parte de un plan de desarrollo para el país. Astori lo hizo en su momento, y fue positivo; hasta la gente bien lo hace.
El gobierno tiene una actitud política suave, de entendimiento con la oposición en procura de políticas de Estado, y le explica una y otra vez que la deuda de Ancap es la que surge del imparcial balance. La oposición ataca, y todo indica que va a atacar más. No sé cómo se logrará hacer compatibles ambas tesituras. Lo cierto es que esta deuda –que sumada dará una cifra demoledora que la oposición mucho cuestionará– es responsabilidad de los que se fueron, y por responsabilidad de ellos es que hay que pedir un préstamo, solucionar lo urgente, encarar el mediano plazo y responder así al país entero, abriendo el futuro. Y esto no es solo cuestión de plata, sino de capacidad de gobernanza. Si la tienen, que la muestren. Así se irá, con o sin conflictos, al país posible; al que se votó.
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