España ante las elecciones del 20-D

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Las próximas elecciones generales que se van a celebrar en España el 20 de diciembre vienen marcadas por dos factores: el fin del bipartidismo (PP-PSOE), y el impulso de dos partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos).

Hace ahora exactamente (20-Nov-1975) 40 años murió el general dictador Francisco Franco, que estuvo otros 40 años gobernando España por un golpe de Estado contra el gobierno legalmente constituido en forma de República. Con él moría un régimen que dio en llamarse “franquismo”, donde estaban prohibidos los partidos políticos, las libertades y derechos humanos fundamentales y que algunos pretendían proseguir con su sucesor, el rey a la cabeza. Pero muerto el perro se acabó la rabia. Con él, tras una larga agonía, murió la dictadura, producto de la guerra civil que acarreó tanta sangre, exilio y torturas, y mantuvo a España aislada de Europa. La democracia volvió a este país (no sin sangre de nuevo azotada por el terrorismo), como lo hizo en otros países hermanos de Latinoamérica.

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Hubo quienes, afectos a dicho régimen y pretendiendo su continuación con diferente capa, se declararon “demócratas de toda la vida” y formaron sus correspondientes partidos, una amalgama de siglas que finalmente se fundieron en un solo partido creado al modo y manera del presidente de gobierno, surgido del franquismo, pero de talante innovador, como demostró pese a la oposición de esos “demócratas de toda la vida” que le dieron la espalda. Pero su labor estaba hecha y él, don Adolfo Suárez, hizo lo que tenía que hacer, instituir la democracia legalizando incluso el Partido Comunista de tan mala prensa, hasta entonces en la clandestinidad. Porque, pese a la dictadura, el Partido Comunista de España (PCE) siguió funcionando en el interior como la única cédula opuesta a la dictadura. Existían otros, pero no se hacían de notar y si persistían como tales era fuera de nuestras fronteras, como el Partido Socialista en sus diversas acepciones.

Dos grandes y constituidos partidos
El PCE era, en sus diversas ramas, que luego se unificaron, junto al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) los dos únicos partidos con historia; el primero fundado el 14 de noviembre de 1921, y con amplia trayectoria de lucha no sólo durante la guerra civil, sino también como oposición fuerte, activa y peligrosa al franquismo. El segundo, el PSOE, contaba con amplio historial, fundado en mayo de 1879 en un café cercano a la Puerta del Sol de Madrid, por el linotipista Pablo Iglesias. Mantenía su estructura en el exilio y alguno de sus dirigentes pasaban a España con documentación falsa y eran conocidos por su apodo, como por ejemplo, el que fuera primer presidente de gobierno elegido por el PSOE en 1982, Felipe González, conocido por el sobrenombre de Isidoro.

Eran, pues, dos partidos con historia cuyas siglas eran conocidas en los ambientes opositores y policiales. Pero así como el PSOE no tardó en ser admitido y legalizado, con el PCE hubo más reticencias, sobre todo en los ambientes militares; en este sentido el presidente Suárez tuvo la valentía de legalizarlo, porque, sin él, no habría democracia completa. Tales acciones arrostraron las iras de la derecha más recalcitrante y del terrorismo promovido por estas y otros partidos independentistas del País Vasco, como la ETA, cuyos atentados no se sabe a ciencia cierta si iban encaminados no tanto a la independencia cuanto a desestabilizar la recién nacida democracia, por sus vinculaciones extremistas. Ya se sabe que los extremos a veces se tocan.

Junto a estos dos bloques políticos se situaban otros como el Partido Comunista Revolucionario, la ORT, el PC de los Trabajadores, etc. Y cercanas al PSOE, se encontraban otras siglas, como el Partido Socialista Histórico, o el PSP, Partido Socialista Popular, etc, que acabaron fundiéndose.

Lógicamente ambos partidos estaban situados en la izquierda del espectro político, por lo que era necesario crear otros partidos que estuvieran situados en el centro, en la derecha y extrema derecha. Así surgieron una seria de siglas que con el tiempo, y en vista del poder perdido, se aglutinaron posteriormente en lo que hoy se conoce como Partido Popular, creado hace pocos años.

Del centro a la derecha
En la derecha, extrema y moderada, surgieron muchas siglas, desde Democracia Cristiana, Unión Liberal, Partido Demócrata Popular, a Fuerza Nueva y Alianza Popular. Muchos pensaban que, como traían su trayectoria franquista, y a nivel del vulgo el PCE daba miedo, y el PSOE era poco conocido, las derechas se alzarían con el triunfo, pero fracasaron estrepitosamente, incluso los dos que más posibilidades tenían por estar enraizados en la conciencia social española y ser sus dirigentes dos políticos ampliamente conocidos, y pese a todo, con buena prensa, Ruiz-Giménez y Fraga Iribarne, dos ex ministros de Franco, y en cierta manera críticos. Pero ni eso. Tanto la extrema derecha Fuerza Nueva como Alianza Popular apenas si consiguieron escaños. La mayoría se los llevó la recién nacida Unión de Centro Democrático (UCD), con el presidente Suárez a la cabeza. Pero no fue suficiente, y en la mayor parte de las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, etc, el pacto PSOE-PCE ganó sus alcaldías, que luego devinieron en el triunfo de las siguientes elecciones generales.

Ante tal fracaso, la UCD, partido de centro, desapareció, y como seguían los franquistas y la derecha perdiendo elección tras elección, el sagaz ex ministro de Franco y otros dirigentes políticos, decidieron unirse en un frente común, y aglutinar esas siglas en una sola, partiendo de la más conocida Alianza Popular, de donde surgió a principios de enero de 1989 lo que hoy se conoce como Partido Popular, situado no tanto en el centro, como trataban de hacer creer, cuanto a la derecha, no en vano proceden de donde proceden, del franquismo, como acabamos de explicar. Por eso en mi libro sobre la historia de la democracia digo que el Partido Popular es fruto de un fracaso. Y si ganó las elecciones del 1996 con José María Aznar en cabeza de lista fue debido también a otro fracaso, el del PSOE, agostado por tantas legislaturas en el poder, y acosado por la corrupción de alguno de sus miembros. Corrupción que luego se ha hecho patente y escandalosa en el actual PP cuya financiación ha sido irregular e ilegal desde sus inicios (muchos de sus dirigentes están imputados por los jueces, y otros en la cárcel).

Próximas elecciones
Pero no hay dicha ni desdicha que cien años dure, y la dicha de uno fue la desdicha del PSOE…Quizá tuvieran razón los que hablaban del contubernio contra los socialistas con sus tan aireados y pregonados casos de corrupción, muy pocos comparados con los que ahora inundan las filas de los dirigentes “populares”, donde hasta su presidente está en entredicho y su tesorero imputado por varias causas. La historia se repite y ahora ocurre a la inversa, donde con vistas a las próximas elecciones del 20 de diciembre, el Partido Popular se presenta con dos inconvenientes que le pueden costar el abandono del gobierno: la corrupción y los recortes en derechos y servicios sociales, que a su vez arrastran dos lacras, el paro y las luchas internas dentro de su propio partido. Y por si no bastara, hay otros partidos nuevos que vienen pegando fuerte y que sin duda acabarán con el bipartidismo PP-PSOE, como son “Ciudadanos” y “Podemos”, sin olvidar el que hasta ahora figuraba tercero, Izquierda Unida (IU) que si hasta ahora apenas si tenía relevancia, puede dar la sorpresa, pues se presenta con nuevos bríos.

Era, por fin, la hora del emergente partido de la gaviota. Consiguió el poder en dos legislaturas, para perderlo tras el terrible atentado terrorista del 11-M del 2004 en Madrid, por su mala gestión del mismo, y otras fracasadas políticas en otros aspectos (Prestige, implicación en la invasión de Irak, financiación ilegal…). Lo recuperó hace cuatro años y lucha por obtenerlo de nuevo aunque con hoy mayores inconvenientes, tanto exteriores, crecimiento del paro, recortes en libertades y servicios, una crisis que no ha logrado paliar, etc, como inconvenientes interiores, pues sus miembros se hallan divididos en luchas intestinas por situarse en los mejores puestos de la lista para conseguir su correspondiente parcela de poder, ante los compañeros sospechosos de corrupción.

El rejuntado Partido Popular, reminiscencia de aquella Alianza Popular, deja de estar hoy día tan unido como sería de prever en un período pre-electoral y su líder, Mariano Rajoy, trata de lanzar su campaña batiendo al contrario “no con promesas como, dice, hacen los demás partidos, sino con hechos”, aunque esos hechos están lejos de atraer votantes por el aumento del paro y los recortes.

Mientras el PSOE, que también sufre sus desuniones internas, trata de esconderlas y ofrecer una nueva imagen con su nuevo líder, Pedro Sánchez, fabricado según parámetros de mercadotecnia. Los socialistas, como una piña, aplauden a su nuevo líder que trata de presentarse no sólo como el restaurador de su partido, sino también el restaurador de derechos y servicios sociales, con promesas de rebajar el desempleo, aumentar el salario mínimo y devolver a la sociedad el estado de bienestar.

De ambos partidos se esperan sus programas, sus propuestas y sus intenciones. Ambos lo tienen difícil para lograr una mayoría absoluta que les permita gobernar como hasta ahora. Está claro que el bipartidismo se ha acabado en España. “Podemos” y “Ciudadanos” surgen en el actual espectro político, marcando una nueva etapa y una nueva forma de hacer política, sobre todo por parte de “Podemos”, el partido más reciente y con mayor fuerza social a pesar de su corta andadura. De ambos partidos emergentes daremos cuenta en la próxima crónica.

Por Ramón Hdez de Ávila*
(Corresponsal de La ONDA digital en Madrid)

* Licenciado en Filosofía y Letras, Ciencias de la Información y Literatura, Profesor de Lengua y Literatura, Periodista y Escritor, con varios libros de historia de Madrid y de España en el mercado.

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