La derrota de Israel

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  Lo que se acordó en Gaza fue un alto el fuego e intercambio de rehenes, no un acuerdo de paz. Israel cedió la liberación de un numero de presos con largas condenas, unos 250 (claro triunfo negociador de Hamás), y 1.968 rehenes palestinos apresados en sus actividades civiles. Hamás liberó a 20 rehenes que permanecían con vida, y no entregó los cuerpos de 28 más, que murieron en cautiverio.

Esto último empiueza a ser mencionado por Israel como una trasgresión de la primera etapa del acuerdo. La segunda etapa, que incluye que Hamás entregue sus armas y no forme parte del nuevo gobierno, es de cumplimiento improbable, por decir lo menos.

La realidad de dos años de confrontación, entre una masacre primero hecha por Hamás el 7 de octubre de 2023, y el sangriento, persistente e inútil intento israelí de arrasar a Hamás, liberar los rehenes y dominar el territorio, fracasó. Ni el ataque de Hamás causó cambios de fondo, ni Israel fue más allá de dominar sólo la mitad del territorio gazatí, no liberar ni a un solo rehen, vivo o muerto, ni derrotar a Hamás. Contradiciéndose, Netanyahu declara ahora que esto es un triunfo y que la lucha continúa.

Es muy posible que para evitar que las fuerzas israelíes obtuvieran siquiera el cuerpo de un rehen muerto, hayan desmembrado los cuerpos, enterrado por separado las partes y haber cubierto los lugares con capas de cemento o algo así. Eso especulaba desde allí un periodista argentino.

Este acuerdo de alto el fuego se podría haber logrado hace un año, o cuando sea que se evidenció que los israelíes no podían avanzar en su ofensiva. Se siguió, en definitiva en defensa del ego de Trump y sus incapacidad de liderazgo, reflejada en su carencia de influencia real sobre Netanyahu. Y porque Netanyahu no podía ir preso en cumplimiento de las condenas por estafa que tiene mientras Israel estuviese en guerra. La resistencia de Hamás hizo que hasta ese tiempo encontrara un punto final.

En Gaza, la realidad que quedó es contemplada por los ojos de 67.000 muertos y estragos en dos millones de vidas de adultos y niños que se trató de describir con cifras, en La ONDA digiral . En cuanto a Israel, queda en la nada cómoda situación de haber pasado de víctimas del holocausto a victimarios implacables e incapaces, sin nada que mostrar que justifique su degradación moral.

Lograron tal grado de crueldad en sus ataques que, sin ser derrotados militarmente, son derrotados políticos. Eso se paga, y en un lugar del mundo como Medio Oriente, eso se debe pagar muy caro.

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