«Lo que estáis viendo en Gaza quedará como algo con lo que nuestros hijos y nietos tendrán que vivir por largos años»

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El exministro de Exteriores de Israel Shlomo Ben Ami ha afirmado que introducir en este momento la cuestión de los 2 estados en Israel y Palestina es «un error táctico» porque consigue unir al país en torno a su primer ministro, Benjamin Netanyahu, y ha pedido crear un movimiento nacional palestino unido alrededor de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El exprimer ministro dice, Israel actúa en Gaza en un campo de batalla en que no ve al enemigo porque o bien se camufla entre la población civil o se oculta en túneles, pero ha alertado sobre las consecuencias de las acciones militares: «Gaza tiene un aspecto peor que Berlín en 1945. Lo que estáis viendo en Gaza quedará como algo con lo que nuestros hijos y nietos tendrán que vivir por largos años».

Evita hablar de genocidio en Gaza pero cree que lo hecho por Israel; «tiene un aspecto peor que lo que paso en Berlín en 1945». Shlomo Ben Ami, quien fue ministro de Exteriores de Israel, ha señalado que abordar en este momento la cuestión de los dos estados entre israelíes y palestinos constituye un error táctico, ya que ello fomenta la unidad interna en torno a Benjamin Netanyahu, actual primer ministro. En este contexto, ha abogado por la formación de un movimiento nacional palestino cohesionado en torno a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Durante una entrevista concedida a Europa Press y en el marco del foro ‘World In Progress’ organizado por Prisa en Barcelona, Ben Ami destacó que, aunque la solución ideal sería un acuerdo de dos estados, las condiciones actuales no permiten avanzar debido a los fracasos sufridos en 2000, 2008 y 2014. Según su análisis, «no se llegó al punto de equilibrio con la parte palestina».

Asimismo, explicó que la sociedad israelí no se mostrará receptiva a esta posibilidad por ahora. La clave para propiciar un cambio reside, en su opinión, en la pacificación de Gaza y en el desarme del grupo Hamás, acciones que ayudarían a «desarmar la oposición de los israelíes» hacia el proceso.

Ben Ami afirmó que las políticas de Netanyahu y el impulso de sectores colonos radicales tienen

origen en la percepción generalizada en Israel de que se ha cedido demasiado, recibiendo a cambio violencia. Por ello, insistió en la necesidad de actuar con cautela, no solo exigiendo orden a los palestinos sino también a los israelíes, quienes deben deshacerse del actual gobierno para avanzar.

Sobre los desafíos que representan la presencia de colonos en Cisjordania y las garantías de seguridad para Israel, aseguró que serán los asuntos más complejos en futuras negociaciones. Reflexionó que ni las presidencias de Clinton, Bush ni Obama lograron consenso en estas materias y destacó que, tras los eventos del 7 de octubre, las demandas israelíes en términos de seguridad serán aún más exigentes.

En relación con el bloque palestino, Ben Ami sostuvo que la mejor estrategia para reducir «el efecto tóxico que tiene Hamás sobre la cuestión palestina» pasa por la integración de Hamás en la OLP. Así, se configuraría un movimiento nacional palestino con un mando único que sirva como interlocutor válido, aunque esta integración debería preceder al desarme.

No obstante, reconoció que en la OLP existe temor a que esta medida implique un control hostil similar a una opa financiera, ya que Hamás, por su mayor dinamismo, podría acabar dominando una organización que consideró «mucho más letárgica».

Expresó confianza en que la unificación podría lograrse, siempre y cuando actores clave internacionales jueguen su papel, mencionando la posible influencia de Turquía y Catar. Estos países, a pesar de compartir afinidad ideológica con Hamás, deberían apoyar su desarme y fortalecer la autoridad palestina, que debe ser un gobierno con monopolio sobre las armas.

También señaló que uno de los debates vigentes es si alguna fuerza regional se comprometerá con el futuro gobierno palestino y estará dispuesta a confrontar a Hamás. Describió la situación como «un queso suizo con más agujeros que queso», y añadió que mucho dependerá de la postura que adopte Donald Trump.

Sobre el papel de Trump, subrayó que su firme intervención impidió que Netanyahu continuara con su ofensiva, lo que resulta crucial considerando la dependencia estratégica de Israel a Estados Unidos. A su vez, remarcó que Turquía y Catar deben asumir una función similar respecto a Hamás.

Por primera vez en la historia del conflicto palestino-israelí, afirmó Ben Ami, existe el concepto de estados amigos, reflejando la voluntad de países de la región por alcanzar la paz y colaborar en este proceso. Consultado sobre si las operaciones del ejército israelí en Gaza podrían calificarse como genocidio, Ben Ami manifestó alinearse con lo expresado por el rey Felipe VI, quien habló de masacre pero no utilizó el término genocidio. Aclaró que esto no implica negar la posibilidad de crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad.

Indicó que, debido a la naturaleza del conflicto y la desproporción en el empleo de fuerza aérea israelí, se han cometido actos atroces, pero negó que existiese una intención deliberada de genocidio contra el pueblo palestino. Enfatizó que para los israelíes el uso del término genocidio ha sido aplicado de manera demasiado ligera.

Comentó que Israel combate en Gaza bajo condiciones donde no puede identificar claramente al enemigo, que se oculta entre civiles o se refugia en túneles. Sin embargo, alertó sobre el impacto de estas acciones en Gaza, cuya situación actual calificó como peor que la de Berlín en 1945 —una destrucción que las futuras generaciones tendrán que padecer.

En cuanto a decisiones judiciales, solicitó esperar la resolución de los tribunales y manifestó escepticismo sobre la posibilidad de que Netanyahu sea juzgado en el Tribunal Penal Internacional, cuestionando el carácter político de la ONU y la imparcialidad de la presidencia del tribunal, ocupada por un libanés que, según él, no votaría a favor de Israel.

Respecto al Premio Nobel de la Paz, Ben Ami defendió que la opositora venezolana María Corina Machado es merecedora del galardón.  

Destacó que poner fin a un conflicto de tal magnitud no es algo menor, dado que ha marcado profundamente a la humanidad. Reconoció que el avance logrado por Trump hasta ahora, aunque modesto, no carece de importancia, aunque el comité del Nobel le haya mostrado una señal para continuar persiguiendo resultados más sólidos.

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