Hoy asistimos a una tiranía de las mayorías

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Según la Real Academia Española se define nostalgia como: Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos; y/o Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una pérdida.

Si, lo confieso, siento nostalgia, mucha nostalgia. Nostalgia del país en el cual nací y crecí.

Estoy convencida de que fuimos dichosos de poseer en nuestra tierra una gran tradición republicana. La noción republicana de la política presupone que los ciudadanos son sujetos capaces de reflexionar sobre sus preferencias, y por lo tanto, el proceso democrático no se reduce simplemente a fijar un compromiso entre preferencias previamente establecidas.

Esta tradición pone un especial cuidado en el eficiente control del poder. La política no es una actividad meramente instrumental, ni es superflua.

2-COLUMNISTA-CCCSegún esta concepción republicana la Ley crea la Libertad.

Hubo un tiempo en Uruguay en el que el derecho era respetado por encima de lo político.

Hoy, lo malo termina siendo considerado mediocre, y lo mediocre como bueno.

Todos somos culpables. Culpables por no permitirnos la nostalgia, por negarla.

Por hacer oídos sordos a los compromisos que hemos adquirido y que deberíamos proteger por encima de todo como ciudadanos.

No olvidemos que no estamos hablando de derechos humanos, estamos hablando de derechos ciudadanos.

Aceptemos la nostalgia por sentir curiosidad, por ser partícipes, por integrarnos socialmente, por respetar a la Democracia y a la República como forma de gobierno.

Reconozcamos la nostalgia de ser educados como ciudadanos y como defensores de las leyes. Para aquellos que todavía no lo entienden o no les conviene entender, fuera de la Ley no hay Libertad.

Tenemos que orgullosamente hacernos cargo de los derechos y obligaciones frente a nuestros conciudadanos y frente al Estado.

Siento nostalgia de la época en que la investidura era respetada por los ciudadanos, pero especialmente era respetada por aquel que la representaba. Ese ciudadano era el principal ejemplo visible de lo que significaba el honor, la dignidad, los valores y el respeto al lugar que, por medio de las urnas, había alcanzado. Hoy asistimos a una tiranía de las mayorías.

Debemos señalar con fuerza y sin ceder un milímetro aquellos horrores que cometen los que son indignos de cargos que ocupan, aquellos que no respetan la Constitución, aquellos cuya historia los delata y no tienen forma de ocultarla, y cuyo presente es ni más ni menos un asqueroso populismo clientelista.

Siento nostalgia, nostalgia de cuando era impensable escribir estas palabras.

Por Lic. Gabriela Tambasco Ramos
Master en Integración Regional y Relaciones Económicas Internacionales, Universidad de Barcelona. Master en Integración y Comercio Internacional, Universidad de Montevideo.

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