Luego de recorrer nueve destacadas ciudades de Italia y España como turista, se pueden reseñar algunas percepciones comunes.
El mercado urbano
La dispersión, diversidad, cantidad, calidad y atención de la actividad comercial salta a la vista en esas urbes arcaicas. En todas ellas la oferta comercial, gastronómica y cultural está diseminada alrededor de los hitos patrimoniales pero también por toda la ciudad. La población estable interactúa con la flotante, incluso mayor que aquella. Así TODA la ciudad es un shopping donde hay muchos más comercios que el más grande que imaginemos. Con una diversidad que va desde el vendedor callejero y el artesano hasta las tiendas “top” a nivel mundial en sus edificios. Proyectados y diseñados con respeto estético en cualesquiera de los espacios singulares, plazas y parques, calles y callejuelas de la trama urbana. Sin competir con los edificios públicos, los museos, las esculturas y los hitos patrimoniales, ruinas, columnas conmemorativas y obeliscos, algunos milenarios, que dan identidad a cada uno con independencia de su tamaño.
El patrimonio
Integrando lo expresado, encontramos el patrimonio en los hitos urbanos, edificaciones, monumentos y espacios que las mismas han puesto y mantienen en valor para sus connacionales y toda la humanidad.La que acude desde los más lejanos lugares. Complementa las reseñadas expresiones físicas un poderoso relato histórico, cuya duración en siglos, de por sí sorprendente, se acompaña con la minuciosidad sobre los actores humanos del mismo. Una guía en Sorrento nos ilustra sobre poetas locales al pasar por la casa donde vivió uno de ellos.
La movilidad
La movilidad humana es notoria, identificada por la multitud que inunda los espacios públicos. La masividad es explicable por los medios colectivos de transporte combinados en red: traen, distribuyen, dispersan y nuevamente juntan a ciudadanos y extranjeros en toda la metrópolis. Su utilización se ve incrementada por la tecnología de punta en subterráneos y trenes de superficie. Una especial mención; la optimización del espacio urbano, merecen estos medios. El subterráneo con velocidad y seguridad, despeja de vehículos las vías de superficie. Los trenes de cercanía, también con boletos menores, ocasionan lo mismo en las carreteras de ingreso y salida. No obstante se agregan, con inclusión del disfrute por el viaje mismo, funiculares y barcos. Estando allí se percibe que no es excepcional el agregado de otro medio. Es la mentalidad de que todos pueden ser viables, complementarios y, sobre todo, que la ciudad y el territorio son tridimensionales. En su superficie, el sólido espacio debajo y el vacío por encima. Y la interrelación entre ellos multiplica los flujos, optimiza entradas y salidas en la red urbana. Bajamos del avión en Barajas, en el mismo aeropuerto tomamos un tren hasta Atocha y en esa terminal un metro hasta la Plaza Mayor. Podríamos haber seguido en el mismo tren, que también es subte, hasta la Puerta del Sol!
Plaza San Marcos, Venecia
La seguridad
La seguridad personal es un derecho que la comunidad prohíja con sus valores. Pero también con el control social sobre el territorio. La fuente no visible es cultural a lo que se agrega un interés común a los miles de comerciantes que les importa la libre y tranquila accesibilidad de los potenciales clientes. Es verdad que hay sucesos de violencia y robo. Pero en el ámbito urbano de pobladores y visitantes mezclados, con alguna presencia policial visible, prima la tranquilidad.
Calle Principal de Sorrento
El sistema
Todo tiene que ver con todo. El sistema vivo de la humanidad en el territorio que es la urbe contemporánea, adquiere configuraciones distintas durante el paso de los siglos. Otras mujeres y hombres “viven” ahora transitando los mismos caminos que los emperadores y esclavos. En sus edificaciones y espacios. Y la ciudad vive con ellos, por ellos.
Las ciudades son organismos vivos, que a través de los siglos, en un proceso continuado de autopoiesis, se construyen a sí mismas. La complejidad de las interacciones obliga a visualizar las acciones humanas por separado hasta darnos cuenta que todas influyen en todas. Ninguna acción, tangible o no, sobre la ciudad es gratuita. Tiene consecuencias y las expondremos.
Por el Arq. Luis Fabre
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