La privación de libertad como castigo y eventual práctica de reeducación es la clave temática de “Discutir la cárcel, pensar la sociedad”, un volumen que reúne dieciséis conceptuosos ensayos cuyos autores son docentes, abogados, cientistas sociales, investigadores y estudiantes.
El libro, que fue publicado por Editorial Trilce, aborda uno de los temas más espinosos y controversiales del presente, que admite naturalmente más de una lectura conceptual.
Más allá que se trata de trabajos naturalmente independientes, el hilo conductor de todos es la aplicación del encierro como figura punitiva y como método destinado a abatir las altas tasas de criminalidad.
Por supuesto, el tema nuclear de esta obra colectiva constituye todo un desafío para una sociedad temeroso por su seguridad individual, la cual es potenciada por la hiper-realidad generada por los medios de comunicación masiva.
La única respuesta del Estado a este fenómeno ha sido el progresivo aumento del castigo y de las sanciones, circunstancia que no ha logrado, en modo alguno, desminuir drásticamente las infracciones a las normas penales.
En efecto, desde 1985, año de la restauración democrática, hasta el presente la población carcelaria en nuestro país de ha multiplicado prácticamente por cinco, pasando de 1.850 a casi 10.000 reclusos.
Esa situación se configura por un aumento de los índices delictivos, pero también por una mayor predisposición a privar a los infractores de su libertad.
En tal sentido, una de las claves es la denominada prisión preventiva, que frecuentemente es aplicada por la Justicia en forma abusiva, sin contemplar otros mecanismos de contención.
Ello ha generado serios problemas de hacinamiento y frecuentemente de abuso y maltrato, que incluso han sido denunciados reiteradamente por parte de organizaciones de derechos humanos, tanto nacionales cuanto internacionales.
No en vano nuestro Uruguay es uno de los países de la región con tasas más altas de encarcelamiento, merced a un derecho procesal que considera a la privación de libertad como un método idóneo para la profilaxis del delito.
Sin embargo, la experiencia corrobora que los centros penitenciarios casi nunca coadyuvan a la reeducación del individuo castigado, sino que, por el contrario, fomentan las conductas delictivas.
Esta obra, que está dividido en cinco partes, aborda la totalidad de las miradas sobre el tema carcelario desde ópticas que contemplan lo histórico, lo jurídico, lo filosófico y lo criminológico.
El segundo capítulo, que reúne seis trabajos, promueve diversas visiones con anclajes históricos, que abarcan desde el siglo XIX, que es analizado por Verónica Roldós y Rafael Rey en “Génesis del sistema penitenciario uruguayo (1862-1888)”, hasta el presente, con “Sistema penitenciario de Uruguay (1985-2014), de Víctor González, Emiliano Rojido y Nicolás Trajtemberg.
En el tercer capítulo, que contiene cinco aportes, se ingresa en el análisis de las fortalezas y debilidades de las medidas sustitutivas a la prisión, la prisión preventiva, la resocialización y la privatización de los sistemas penitenciarios.
En tanto, el cuarto capitulo asume el análisis de temas bastante más urticantes, como la severidad de los castigos y la predisposición del Estado a la sanción penal mediante el encierro.
Todas estas posturas críticas promueven un profundo debate sobre la eventual viabilidad del proyecto penitenciario.
En tal sentido, marcan las contradicciones y la falta de sintonía entre la dureza de las sanciones penales y los resultados concretos, poniendo particular énfasis en el categórico fracaso del modelo punitivo.
Por supuesto, hay una fuerte apuesta a la aplicación de medidas alternativas a la privación de libertad, condición indispensable para lograr una efectiva reinserción del recluso en la sociedad.
Obviamente, también se alude a la edad y la condición socio-económica de los infractores presos, que, en la mayoría de los casos, proceden de los sectores más vulnerables de la sociedad.
A juzgar por las contundentes evidencias de la realidad, el grueso de la población carcelaria está integrado por personas estigmatizadas por la pobreza y la marginalidad.
Aunque existe consenso en que durante el último lustro han mejorado las condiciones de habitabilidad de los centros penitenciarios por el sostenido aumento de los cupos, la situación dista de ser la ideal.
“Discutir la cárcel, pensar la sociedad” es un libro sin dudas testimonial, que nos confronta a un problema de urgente solución y de abordaje multidisciplinario, que tiene una intrínseca dimensión social.
Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario
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