Las votaciones del domingo 1º de junio son de múltiple propósito: (1)
funcionan como primarias, eligiéndose directamente candidatos únicos de cada partido a la presidencia de la República; (2) funcionan como internas, eligiéndose «órganos deliberativos» de cada partido que, entre otras atribuciones, elegir en segundo grado a sus autoridades ejecutivas, proclamar a sus candidatos a cargos electivos en las elecciones nacionales y departamentales, decretar la abstención del partido o habilitar alianzas con otras colectividades; (3) funcionan como reguladoras, por cuanto a su través se completa el trámite de habilitación de los nuevos lemas, que tienen que juntar al menos 500 votos en las internas para poder comparecer en las elecciones nacionales o departamentales siguientes. En este punto estamos en el «Partido de la Concertación». Que así se llama la coalición del Partido Colorado y el Partido Nacional, para votar juntos en las elecciones departamentales de mayo de 2015 en Montevideo, acumulando bajo ese nuevo lema común los votos de un candidato colorado y un candidato blanco, y convirtiéndose de ese modo en una opción altamente competitiva para acabar con la hegemonía que hace un cuarto de siglo malgasta el Frente Amplio en la capital.
Gesta de espartanos
La comparecencia del Partido de la Concertación en las elecciones internas, pues, se produce a los meros efectos de perfeccionar su registro, mediando los 500 votos que prescribe la ley. A este tenor, el candidato a presidente de la República y las listas de convencionales nacionales y departamentales de la Concertación, fueron pactadas entre el Partido Colorado y el Partido Nacional, y se componen de ciudadanos de ambas colectividades comprometidos con esta causa. Se imprimirán un par de miles de hojas de votación, que no estarán a disposición del público, sino que serán entregadas a los propios integrantes de las listas de la Concertación, quienes tienen la misión histórica de asegurar los famosos 500 votos. Una vez contados esos votos y consagradas las convenciones por la Corte Electoral, a los convencionales de la Concertación les restan dos gestiones igualmente trascendentes: (1) proclamar la ABSTENCIÓN del PdlC en las elecciones nacionales de octubre-noviembre, y (2) proclamar a los candidatos a Intendente de Montevideo que sean nominados por el Partido Colorado y el Partido Nacional, para representarlos en las elecciones departamentales de mayo de 2015.
Todas estas acciones se cumplirán a pura organización partidaria, como ha venido ocurriendo hasta ahora. Esos 500 convencionales del Partido de la Concertación serán, en los libros de historia nacional del futuro, como los 300 espartanos de Termópilas; pero en vez de barrera de contención, se constituirán en la avanzada de las legiones de votos concertantes que colmarán las urnas en mayo del año próximo. Los comunes mortales, mientras tanto, podemos votar a los candidatos partidarios que más nos plazcan, y despreocuparnos de estas cuestiones de comité, que están a cargo de un grupo de distinguidos ciudadanos colorados y blancos, a quienes en algún momento tendremos que agradecer y honrar públicamente. Aunque desde ahora disfrutan de un estímulo nada menor: todas las encuestas indican que la intención de voto para las municipales montevideanas ya está pareja, entre la vieja coalición frenteamplista y la nueva coalición concertante. Ya está pareja, cuando todavía no están en discusión las cuestiones departamentales que, al contrario, se ven opacadas por las aspiraciones presidenciales. Ya está pareja, cuando todavía los candidatos departamentales no están actuando en tal función. Ya está pareja, cuando todavía el grueso del electorado no Tiembla el Frente Amplio 500 votos terminó de incorporar la nueva configuración electoral que le ofrecerá la Concertación en mayo de 2015.
Siendo que en condiciones tan poco propicias, la elección montevideana ya está pareja, buenas razones tiene para temblar el Frente Amplio, que ve seriamente amenazado su principal bastión departamental, origen y sostén de su prevalencia nacional. Se acabó
la fiesta.
Asunto de atenienses
Si la del 1º de junio es gesta para espartanos, la que empieza al otro día es más bien para atenienses: tenemos que profundizar y desarrollar el programa de gobierno de la Concertación, en grado de detalle que nos permita tomar decisiones fundadas desde el primer minuto del quinquenio.
Y tenemos que identificar y armonizar al centenar largo de personal calificado, técnica y políticamente, para dirigir a los 8.700 funcionarios y para gestionar los 700 millones de dólares por año que moviliza la IM. Y tenemos que concebir una campaña capaz de resucitar la esperanza de los montevideanos, enterrada bajo toneladas de basura, sofocada por ómnibus repletos o inexistentes, paralizada por la inseguridad, agobiada por la marginalidad en la que vive el 15% de sus conciudadanos. ¡Y tenemos que hacer todo eso por partida doble! Cada cual en su partido, y juntos en la Concertación. ¡y tenemos que hacerlo con las Elecciones nacionales en el medio! porque de ninguna manera podemos esperar hasta diciembre para encaminar estas urgencias. De modo que si hasta ahora el esfuerzo concertante pudo ser administrado por un puñado de valientes hoplitas, en adelante será necesario el concurso de todos los hombres y mujeres de la polis, porque la tarea es gigantesca y su complejidad apabullante. ¿Quién quiere ser director de la Intendencia?…
Tarea colectiva
Está clarito que tamaña hazaña no puede ser llevada a cabo por un hombre en solitario, ni por dos, ni por tres; toda obra de dimensiones es obra colectiva.
Naturalmente debe haber liderazgo, mando, inspiración, que corre por cuenta de los conductores; pero el conjunto solo puede ser obra de un colectivo. Y si se trata de realizaciones políticas, los colectivos se llaman partidos. El Partido de la Concertación se construye desde los partidos Colorado y Blanco. Si queremos una Concertación vigorosa, debemos fortalecer a sus partidos constituyentes (en lo que nos toca, al Partido Colorado). La responsabilidad por esa empresa habrá de descansar en las nuevas autoridades partidarias qué emerjan de las internas del próximo domingo 1º de junio.
En particular, serán la nueva Convención Departamental de Montevideo y el nuevo Comité Ejecutivo Departamental de Montevideo, junto con Ney Castillo, el candidato a intendente ya nominado por el Partido Colorado, quienes deberán orientar y sustanciar el titánico esfuerzo para ganar primero, y para gobernar después. Para concurrir a ese esfuerzo es que estoy pidiendo el voto a la Convención Departamental; para trabajar por Montevideo, desde el Partido Colorado, a través del Partido de la Concertación. Esfuerzo al que, desde ya, estamos todos convocados.
Por Miguel Manzi
Abogado, ex diputado, Partido Colorado
Columnista de Semanario Opinar
miguelmanzi@gmail.com
La ONDA digital Nº 673
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