Como esporádico lector de Página 12, sabía de la alineación del autor con Kirchner. Aún así, la explícita auto asunción de su preferencia no es menor, es rasgo de buena fe. Su discurso discurre entre la biografía del personaje y su contexto certeramente, pues estos individuos viven, haciendo simultáneamente historia.
La lectura sostiene el interés en las anécdotas que recrea con oficio y las referencias cronológicas a la historia argentina contemporánea. Pendula así entre la crónica y el ensayo, que se turnan oficiando de pausa para pensar. El mecanismo importa pues en Argentina la saturación que provocan los grandes medios de comunicación _entre el sensacionalismo y la intencionalidad_ cuando no pasan de la instantaneidad, impiden, precisamente, pensar.
Wainfeld logra abstraer lo puntualmente sucedido al tiempo histórico para percibir las acciones del gobernante en procesos más amplios. Así resume la situación del Estado sobre el pasado cambio de siglo: “El menemismo fragmentó funciones esenciales del Estado nacional. Bajo el disfraz de la descentralización modernizadora, transfirió a las provincias la educación, la salud y las políticas sociales, sin derivar los fondos necesarios para solventarlas“1. Y a continuación la génesis y concreción de prestaciones sociales inéditas; “el estado debía recobrar los fondos y articular un régimen que diera cuenta de una nueva estratificación: muchas personas en edad, condición y derecho de retirarse sin aportes suficientes“2.
Las moratorias para personas que no tenían los años de aportes necesarios completaron el universo 3. Justifica la universalidad en concordancia con Pauselli 4: “los repudios al paradigma solidario brotan de un arco…. que echa raíces en una concepción de larga data, muy enlazada con la “cultura del trabajo”: “el que labura se jubila y el que no, alpiste” afirmando que “es más grave que queden afuera los que merecen recibir..(cobertura) a que se inscriba alguien que no correspondería” 5 .
En capítulos memorables describe cómo el gobierno, poder instituido por el pueblo, se enfrenta al poder fáctico de los terratenientes y las corporaciones empresariales, incluidas precisamente las de los grandes medios. Cómo en ese contexto la dinámica de un hombre decidido rompe la lógica del status quo y las telarañas de la burocracia parlamentaria. Claro está, con victorias pero también con derrotas, producto alguna de propios errores.
Hasta resume su propia definición de Kirchner: “fue, como casi todos los dirigentes nacional-populares, una suerte de productivista-desarrollista”6.
Sobre el final expone, a modo de hipótesis, auto preguntas sobre lo que podría haber sido sin el gobierno de Kirchner y la realidad de un país renacido sobre el que se puede concluir, aquí por mi cuenta, que el nombre de la criatura, repitiendo ancestros lejanos, debería ser “la Nación”.
1-Mario Wainfeld “KIRCHNER El tipo que supo”. 1era Siglo veintiuno editores.B.Aires.2016 pág. 241
2-Pág. 250 ibid
3-Pág251 ibid
4- Emilio Pauselli “La cultura de trabajo y la danza de la lluvia”
5-Mario Wainfeld. Opus citado pag.253
6-ibid pág.257
Por el Arq. Luis Fabre
La ONDA digital Nº 800 (Síganos en Twitter y facebook)
(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.
Otros artículos del mismo autor: