El Presidente argentino y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires han respondido a los diversos paros docentes no buscando conciliar sino castigar. Tiempo para releer a Michel Foucault (en particular, su obra Vigilar y Castigar).
Es importante observar con detenimiento el daño a la educación primaria y de jóvenes que viene sucediendo en la Argentina desde hace años y que ahora este gobierno que dice querer cambiar, ahonda y enajena con medidas represivas, de hostigamiento y de colocar a los docentes en el “o se calla y trabaja o viene otro en su lugar”. No olvidar que, aunque lo maticen, hicieron un llamado público expreso para la provisión de “voluntarios” a esas obligaciones pedagógicas.
El muy grave problema que padece la Educación en la Argentina no es solo salarial, no es tampo-co el paupérrimo estado de escuelas e institutos – cuando no su falta en vastas zonas, siempre liga-das a poblaciones de contexto crítico -, ni tampoco la superpoblación que es, lamentablemente, en niveles que el Uruguay, felizmente, ya ha dejado muy atrás en el tiempo.
El problema tan grave como estratégico de la Educación inicial y media en la Argentina es que los gobiernos suelen darle el lugar más marginal en su extensa lista de prioridades.
Por su parte, la Iglesia Católica, pidió a los docentes “ceder un poco”, cuando todos sabemos que es la única instancia, lamentablemente, en que los gremios pueden ejercer cierta presión. Y eso, que sepamos, no es pedir paz, sino sumisión, genuflexión ante los poderosos. Como si los niños y niñas no fueran los poderosos de este mundo. No se los deja ser, que es harina de otro costal y tiene un tufillo neofascista.
Este gobierno argentino, con su Presidente, simpático y bailador, y la gobernadora de Buenos Ai-res (una suerte de Heidi de las Pampas) ha dejado bien en claro con sus actitudes y medidas, que el foco de la tensión es su ideológica incomprensión del valor y trascendencia de la Enseñanza Pú-blica, en un país que, además, ya venía con millones de pobres y que Mauricio Macri, con sus “errores”, le agregó dos millones más, por ahora.
La Argentina venía cayendo económicamente, con datos estadísticos maquillados. El actual go-bierno, no tuvo mejor idea que, en sus primeros 15 meses, emitir deuda pública por la friolera de 77 mil millones de dólares, esto es, un 15% de su PBI. Y se endeudó no para emplear dinero en infraestructura, sino para atender cuestiones financieras….
Para ir cerrando estas líneas sobre la Argentina y su Educación Pública, qué mejor que citar al doc-tor y ex rector de la UBA, el Señor Guillermo Jaim Etcheverry, quien en entrevista concedida al diario LA NACION, dijo: “La gente acomodada ve a la escuela como un lugar de entretenimien-to”.
Tomar lección de la violenta y triste realidad que nos devuelve el espejo argentino, para terminar de comprender cuánto y de qué calidad podríamos conseguir nosotros mejorar la nuestra si nos atreviéramos a salir de las trincheras ideológicas y corporativas. Así nos sentaríamos tirios y tro-yanos en torno a una mesa de diálogo nacional hasta que emerja un consenso alumbrador de un mañana ciertamente trascendente para nuestros chicos y chicas.
Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo
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