Mensaje completo por el Día Mundial del Teatro 2017 de la actriz francesa Isabelle Huppert
«Bueno , aquí estamos otra vez. Reunidos de nuevo en primavera, 55 años después de nuestra reunión fundacional, para celebrar el Día Mundial del Teatro. Un solo día, 24 horas, que comienzan de la mano del teatro Noh y del Bunraku que pasan por la Ópera de Pekín y el Kathakali, brillando entre Grecia y Escandinavia, de Esquilo a Ibsen, de Sófocles a Strinberg, entre Inglaterra e Italia, de Sara Kane a Pirandello, y también Francia entre otros, donde nos encontramos, y donde París es la ciudad del mundo que atrae a más grupos de teatro internacional. En esas 24 horas podemos ir de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chejov, e incluso atravesar el Atlántico para acabar en un Campamento californiano, tentando a jóvenes a reinventar, quizás, el teatro.
De hecho, el teatro renace cada día de sus cenizas. No es sino una convención que hay que abolir incansablemente. Así es como sigue vivo. El teatro tiene una vida abundante que desafía el espacio y el tiempo, y las obras más contemporáneas se nutren de los siglos pasados, los repertorios más clásicos se hacen modernos cada vez que son subidos de nuevo a escena.
Al pensar en este Mensaje que tengo el honor de que me hayan pedido que escriba, he recordado todos los sueños de estas escenas. Por eso puedo decir que no he venido a esta sala de la UNESCO yo sola. Todos los personajes que he interpretado en escena me acompañan.
El Día Mundial del Teatro no es pues, obviamente, un día cualquiera de nuestras vidas que deba ser tomado de forma banal. Hace revivir un inmenso espacio-tiempo y, para evocarlo, querría citar a un dramaturgo francés tan genial como discreto, Jean Tardieu: Hablando del espacio, se pregunta ‘cuál es el camino más largo para ir de un punto a otro.’ Sobre el tiempo, sugiere ‘medir, en décimas de segundo, el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra ‘eternidad». Sobre el espacio-tiempo, también dice: ‘Antes de dormir, fija tu mente en dos puntos del espacio, y calcula cuánto tiempo se tarda, en un sueño, en ir de uno a otro’.
Es la frase ‘en un sueño’ la que siempre me da vueltas en la cabeza. Pareciera que Jean Tardieu y Bob Wilson se hubieran encontrado.
También podemos resumir nuestro Día Mundial del Teatro, citando las palabras de Samuel Beckett que hace decir a Winnie en su estilo expeditivo: ‘¡Oh, qué hermoso día habrá sido!’
Al pensar en este Mensaje que tengo el honor de que me hayan pedido que escriba, he recordado todos los sueños de estas escenas. Por eso puedo decir que no he venido a esta sala de la UNESCO yo sola. Todos los personajes que he interpretado en escena me acompañan.
Personajes que parecieron irse cuando caía el telón, pero que han cavado una vida subterránea en mí, dispuestos a ayudar o destruir los personajes que les sucedieron. Fedra, Araminte, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche Dubois… Me acompañan también todos los personajes que he adorado y aplaudido como espectadora. Y por eso es por lo que pertenezco al mundo. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, marsellesa, neoyorkina, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, realmente del mundo entero. Esa es la auténtica globalización.
En 1964, con ocasión de este Día Mundial del Teatro, Laurence Olivier anunció que, tras más de un siglo de lucha, por fin se acababa de crear en Inglaterra un teatro nacional que él quiso transformar inmediatamente en un teatro internacional, al menos por su repertorio. El tenía muy claro que Shakespeare pertenecía al mundo.
Me ha encantado saber que el primer Mensaje de estos Días Mundiales del Teatro, en 1962, se le confió a Jean Cocteau, por ser autor del libro ‘La vuelta al mundo en 80 días otra vez’. Yo he dado la vuelta al mundo de forma diferente. La he dado en 80 espectáculos u 80 películas. Incluyo aquí películas en las que no distingo entre hacer teatro o cine, que sorprende cada vez que lo digo pero es cierto, es como es. Ninguna diferencia.
Al hablar aquí no soy yo. No soy una actriz. Soy solo uno de esos incontables personajes gracias a los cuales el teatro sigue existiendo. Es un poco nuestro deber. Y nuestra necesidad. Cómo expresarlo… Nosotros no hacemos que el teatro exista. Es gracias al teatro que nosotros existimos».
Por Isabelle Anne Madeleine Huppert
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