Las universidades deben comprometerse activamente con la transformación social, económica y tecnológica

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Las universidades deben comprometerse activamente con la transformación social, económica y tecnológica de la región. Así lo expresa el documento final elaborado en el marco de la 3° Conferencia realizada en la UNC, que rechaza cualquier concepción de la educación como mercancía.

El 14 de junio pasado en Argentina al cumplirse “100 años de la Reforma de Córdoba”, finalizó la cuarta y última jornada de la 3° Conferencia Regional de Educación Superior (Cres 2018), evento internacional que reunió a los actores y referentes de la comunidad universitaria y académica y a organizaciones de la sociedad civil de los países de América Latina y el Caribe, quienes analizaron y debatieron acerca del estado actual de la enseñanza superior en la región y, además, propusieron líneas de acción y estrategias para enfrentar los desafíos del siglo XXI.

Declaración de la III Conferencia Regional de la Educación Superior

I. Preámbulo
Mujeres y hombres de nuestra América, los vertiginosos cambios que se producen en la región y en el mundo en crisis nos convocan, a luchar por un cambio radical por una sociedad más justa, democrática, igualitaria y sustentable.

Hace un siglo, los estudiantes reformistas proclamaron que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan” y no podemos olvidarlo, porque aún quedan y son muchos, porque aún no se apagan en la región la pobreza, la desigualdad, la marginación, la injusticia y la violencia social.

Los universitarios de hoy, como los de hace un siglo, nos pronunciamos a favor de la ciencia desde el humanismo y la tecnología con justicia, por el bien común y los derechos para todas y todos.

La Declaración de la CRES 2018 culmina el proceso de construcción conceptual y marca el inicio de las acciones conjuntas para alcanzar sociedades más justas, equitativas y democráticas

El Orfeo Superdomo de Córdoba, Argentina, recibió el jueves 14 de junio a las 3 p.m. a los invitados al acto de clausura de la III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe. La respuesta a la convocatoria confirma la necesidad de la transformación de la educación superior.

La antesala de la lectura de la Declaración fue el espectáculo titulado Memorias irreverentes: los dolores que quedan son las libertades que nos faltan, del grupo ABC Trío – perteneciente al proyecto que dirige Gonzalo Biffarella-, junto a Lakitas Amarukancha y Sikuris Uchimar.

Posteriormente, Hugo Juri, rector de la Universidad Nacional de Córdoba, dio inicio a la lectura de la Declaración de la CRES 2018, que se construyó de manera colectiva a través del diálogo y la concertación con el fin de lograr acuerdos entre las instituciones que auspiciaron la III Conferencia Regional de Educación Superior para lograr el consenso en los principios, propósitos y desafíos que enfrenta la región.

Indicó que la Declaración de la III CRES es solo un avance del pertinente plan de acción 2018-2028 que será responsabilidad de los Estados así como de las redes y de los consejos rectores latinoamericanos. El documento definitivo estará disponible de manera abierta y gratuita en el sitio oficial de la CRES 2018 www.cres2018.org

De manera conjunta Pedro Henríquez Guajardo, director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior de América Latina y el Caribe (UNESCO-IESALC) y Francisco Tamarit, coordinador general de la CRES 2018, compartieron la lectura de los principios de los 7 ejes temáticos que estructuraron la Conferencia Regional: El papel estratégico de la educación superior en América Latina y el Caribe; La educación Superior, Diversidad cultural e Intercultularidad en América Latina; El rol de la educación superior de cara a los desafíos sociales de América Latina y el Caribe; La investigación científica y tecnológica y la innovación como motores del desarrollo humano, social y económico para América Latina y el Caribe; La Educación Superior como parte del sistema educativo en América Latina y el Caribe; A cien años de la Reforma Universitaria de 1918 y Educación superior, internacionalización e integración de América Latina y el Caribe.

Seguidamente, el rector Juri expuso el Proyecto del Plan de Acción de la CRES 2018, e indicó que el mismo propone acciones, proyectos conjuntos y consensuados que son estratégicos para el avance regional y que procurarán el trabajo colaborativo para aprovechar las estructuras regionales de innovación, los diseños de políticas de movilidad para estudiantes y profesores, el fortalecimiento de las redes regionales y el apoyo a la formación docente a través de programas cooperativos de postgrado con enfoques transdisciplinarios para temas críticos de la región.

Francisco Tamarit acotó que convocarán a consejos de rectores, redes académicas universitarias y a actores para conformar un documento final en los próximos 60 días que constituirá el plan de acción que orientará las políticas educativas de educación superior para el próximo decenio.

Antes del cierre, representantes de las universidades indígenas de la región provenientes de Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Nicaragua y Argentina leyeron un documento en el que manifestaron la deuda histórica pendiente con los pueblos indígenas y afrodescendientes.

Hugo Juri expresó su agradecimiento, en nombre de los organizadores de la III CRES, a los equipos de trabajo de la UNC y de UNESCO-IESALC y a todas las universidades que han sido enviadas a Córdoba para trabajar así como a quienes han apoyado esta CRES que dejará un hito en la historia de Latinoamérica. De igual manera, invitó a los presentes a asistir el viernes 15 de junio a los eventos conmemorativos del Centenario de la Reforma de Córdoba.

La III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe, refrenda los acuerdos alcanzados en las Declaraciones de la Reunión de la Habana (Cuba) de 1996, la Conferencia Mundial de Educación Superior de París (Francia) de 1998, y de la Conferencia Regional de Educación Superior celebrada en Cartagena de Indias (Colombia) en 2008, y reafirma el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal y un deber de los Estados. Estos principios se fundan en la convicción profunda de que el acceso, uso y democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña.

Reivindicamos la autonomía que permite a la universidad ejercer su papel crítico y propositivo frente a la sociedad sin que existan límites impuestos por los gobiernos de turno, creencias religiosas, el mercado o intereses particulares. La defensa de la autonomía universitaria es una responsabilidad ineludible y de gran actualidad en América Latina y el Caribe y es, al mismo tiempo, una defensa del compromiso social de la universidad.

La educación, la ciencia, la tecnología y las artes deben ser así un medio para la libertad y la igualdad, garantizándolas sin distinción social, género, etnia, religión ni edad.

Pensar que las tecnologías y las ciencias resolverán los problemas acuciantes de la humanidad es importante pero no suficiente. El diálogo de saberes para ser universal ha de ser plural e igualitario, para posibilitar el diálogo de las culturas.

Las diferencias económicas, tecnológicas y sociales entre el norte y el sur y las brechas internas entre los Estados no han desaparecido sino que han aumentado. El sistema internacional promueve el libre intercambio de mercancías, pero aplica excluyentes regulaciones migratorias.

La alta migración de la población latinoamericana y caribeña muestra otra cara de la falta de oportunidades y la desigualdad que afecta, sobre todo, a las poblaciones más jóvenes. La desigualdad de género se manifiesta en la brecha salarial, la discriminación en
el mercado laboral y en el acceso a cargos de decisión en el Estado o en las empresas. Las mujeres de poblaciones originarias y afrodescendientes son las que muestran los peores indicadores de pobreza y marginación.

La ciencia, las artes y la tecnología deben constituirse en pilares de una cooperación para el desarrollo equitativo y solidario de la región, basadas en procesos de consolidación de un bloque económicamente independiente y políticamente soberano.

Las débiles regulaciones de la oferta extranjera han profundizado los procesos de transnacionalización y la visión mercantilizada de la educación superior, impidiendo cuando no cercenando, en muchos casos, el efectivo derecho social a la educación. Es fundamental
revertir esta tendencia e instamos a los Estados de América Latina y el Caribe a establecer rigurosos sistemas de regulación de la educación superior y de otros niveles del sistema educativo.

Frente a las presiones por hacer de la Educación Superior una actividad lucrativa es imprescindible que los Estados asuman el compromiso irrenunciable de regular a las instituciones públicas y privadas, cualquiera sea su modalidad y promoviendo la diversidad
institucional, para hacer efectivo el acceso universal, la permanencia y la titulación de la educación superior, atendiendo a una formación de calidad con inclusión, diversidad y pertinencia local y regional.

De manera similar al año 1918, actualmente “la rebeldía estalla” en América Latina y el Caribe, y en un mundo donde el sistema financiero internacional concentran a las minorías poderosas, y empuja a las grandes mayorías a los márgenes de la exclusión, la precariedad social y laboral.

Con todo y los enormes logros que se han alcanzado en el desarrollo de los conocimientos, la investigación y los saberes de las universidades y de los pueblos, un sector importante de la población latinoamericana, caribeña y mundial, se encuentra sin acceso a los derechos sociales básicos, al empleo, a la salud, al agua potable o a la educación.

En pleno siglo XXI millones de niños, jóvenes, adultos y ancianos, están excluidos del actual progreso social, cultural, económico y tecnológico. Aún más, la desigualdad regional y mundial es tan pronunciada, que en muchas situaciones y contextos existen comunidades que no tienen acceso a la educación superior, porque ésta aún sigue siendo un privilegio y no un derecho, como anhelaron los jóvenes en 1918.

En el Centenario de la Reforma, no somos ajenos al sufrimiento humano ni al mandato de la historia. No podemos seguir indiferentes al devenir del orden colectivo, a la lucha por la verdad heroica y al anhelo trascendente de la libertad humana. La Educación Superior debe constituirse desde los liderazgos locales, estatales, nacionales e internacionales, tal y como ahora están aquí representados plenamente.

Desde estos posicionamientos, será posible llevar a cabo una nueva e histórica transformación de la educación superior desde el compromiso y responsabilidad social, para garantizar el pleno ejercicio al derecho a la educación superior pública, gratuita y de amplio acceso.

En consonancia con el cuarto Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) de la Agenda de Desarrollo adoptada por la UNESCO (2030), instamos a los Estados a promover una vigorosa política de ampliación de la oferta de educación superior, la revisión en profundidad de los procedimientos de acceso al sistema, la generación de políticas de acción afirmativas — con base en género, etnia, clase y capacidades diferentes— para lograr el acceso universal, la permanencia y la titulación.

En este contexto, los sistemas de educación superior deben pintarse de muchos colores, reconociendo la interculturalidad de nuestros países y comunidades, para que la educación superior sea un medio de igualación y de ascenso social y no un ámbito de reproducción de privilegios. No podemos callarnos frente a las carencias y dolores del hombre y de la mujer, como sostuvo Mario Benedetti con vehemencia, “hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”.

URUGUAY
Udelar, Contexto y actualidad de la CRES, “A 100 años de la Reforma de Córdoba”. Simposio, miradas y aportes a la Conferencia Regional de Educación Superior. Espacio de intercambio.
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Hace un siglo los estudiantes Reformistas denunciaron con firmeza que en una Córdoba y en un mundo injusto y tiránico, las universidades se habían convertido en el “fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil”. Ha pasado el tiempo y ese mensaje cargado de futuro nos interpela y nos atraviesa como una flecha ética, para cuestionar nuestras prácticas.

¿Qué aportamos para la edificación de un orden justo, la igualdad social, la armonía entre las Naciones y la impostergable emancipación humana?; ¿Cómo contribuimos a la superación del atraso científico y tecnológico de las estructuras productivas?; ¿Cuál es nuestro aporte a la forja de la identidad de los pueblos, a la integridad humana, a la igualdad de género y al libre debate de las ideas para garantizar la fortaleza de nuestras culturas locales, nacionales y regionales?

Es por eso que creemos fehacientemente que nuestras instituciones deben comprometerse activamente con la transformación social, cultural, política, artística, económica y tecnológica que es hoy imperiosa e indispensable. Debemos educar a los dirigentes del mañana con conciencia social y con vocación de hermandad latinoamericana.

Forjemos comunidades de trabajo donde el anhelo de aprender y la construcción dialógica y crítica del saber entre docentes y estudiantes sea la norma. Construyamos ambientes democráticos de aprendizaje, donde se desenvuelvan las manifestaciones vitales de la personalidad y se expresen sin límites las creaciones artísticas, científicas y tecnológicas.

La educación superior a construir debe ejercer su vocación cultural y ética con la más plena autonomía y libertad, contribuyendo a generar definiciones políticas y prácticas que influyan en los necesarios y anhelados cambios de nuestras comunidades. La educación superior debe ser la institución emblemática de la conciencia crítica nacional de nuestra
América.

Las instituciones de educación superior están llamadas a ocupar un un papel preponderante en la promoción y fortalecimiento de las democracias latinoamericanas, rechazando las dictaduras y atropellos a las libertades públicas, a los derechos humanos y a toda forma de autoritarismo en la región. Expresamos nuestra solidaridad con las juventudes, de nuestra América y del mundo, cuya vida celebramos, y reconocemos, en sus luchas y anhelos, nuestras propias aspiraciones a favor de la transformación social, política y cultural.

La tarea no es simple, pero es grande la causa e ilumina el resplandor de su verdad. Se trata, como profetizó el Manifiesto Liminar, de mantener alto el “sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad”.

Mujeres y hombres del continente, miremos hacia el futuro y trabajemos sin pausa en la reforma educacional permanente, en el renacer de la cultura y de la vida de nuestras sociedades y pueblos.

Asamblea de la III Conferencia Regional de Educación Superior celebrada en la Universidad Nacional de Córdoba, a los 14 días del mes de junio de 2018.

 

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