Entre los fenómenos preocupantes que sacuden al planeta dos asuntos conmueven a las cúpulas gobernantes de los países más poderosos y aunque no se trata de fenómenos comparables tienen ambos un punto medular, original y común: los pecados imperialistas de las potencias mundiales. Me refiero al referéndum independentista en Escocia, por un lado, y al monstruo creado por los Estados Unidos (siguiendo los pasos de Inglaterra y Francia) y sus aliados de la monarquía saudita y el gobierno derechista de Israel: el explosivo movimiento Estado Islámico, por otro.
Cameron se puso el kilt y Rajoy bailaría la Sardana
El llamado Reino Unido, que el común de los mortales conocemos como Inglaterra o Gran Bretaña es, a su manera una aglomeración política y cultural – actualmente Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte – que los ingleses han conformado por la fuerza en una turbulenta historia de presiones, guerras, anexiones y dominación que se remonta a muchos siglos atrás, está nuevamente en crisis. Ahora no se trata del independentismo irlandés sino del escocés. La proclamación de la independencia de Escocia, que podría consagrarse en el plebiscito que tendrá lugar en estos días puede dar al traste con la anexión que opera desde 1707.
Para los líderes británicos y especialmente para la anquilosada monarquía y el gobierno conservador de David Cameron este puede ser un desastre político porque el movimiento nacionalista e independentista escocés, encabezado por el Partido Nacionalista Escocés (en gaélico escocés: Pàrtaidh Nàiseanta na h-Alba, en escocés, una legua germánica emparentada con el inglés: Scots Naitional Pairtie), que tiene mayoría absoluta en el Parlamento desde el 2011, está ubicado en posiciones de centro izquierda. Además en la patria del whisky los conservadores no pueden sino tomárselo porque han perdido pie y su incidencia es insignificante.
Las vagas promesas de mayor autonomía para Escocia ya no son suficientes y la propia legalidad establecida permite avizorar la posibilidad de un estado independiente en el norte de la principal isla británica. Las apelaciones de Cameron a “la gran familia del Reino Unido” son por ahora las de un padre o hermano dolorido que trata de mantener reunidos a los deudos pero podrían transformarse en la reacción de un amante despechado si en el plebiscito triunfa, aunque sea ajustadamente, la opción independentista.
Cameron se ha puesto el kilt tradicional y apelado a otros recursos folclóricos (gaitas y palabras en escocés, un idioma parecido pero no igual al inglés), en apariciones junto con otros dirigentes conservadores y laboristas tsmbi´rn difrazados, con fines propagandísticos pero algunos analistas consideran que estos atavíos impostados, tardíos y puramente efectistas, podrían haber tenido un efecto opuesto al provocar al espíritu irredento de los pastores de las Tierras Altas y suscitar una reacción ante tanta afectación en sectores indecisos y tradicionalistas que conservan costumbres y simpatías por el primitivo gaélico que para el Primer Ministro inglés es perfectamente ajeno.
El próximo jueves sabremos si el “Yes” independentista, que aparece ya con una leve superioridad en las encuestas, ha triunfado a pesar de las amenazas esgrimidas por Inglaterra como por ejemplo la retirada masiva de los bancos británicos de Escocia, el cierre de empresas y el desmantelamiento de oficinas.
Mientras tanto, el pasado jueves 11 otro aniversario se remonta a principios del siglo XVIII y hace temblar al gobierno derechista de España: se trata de la Diada (Diada Nacional de Catalunya o Diada de l’Onze de Setembre) cuando se conmemora la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas al mando del duque de Berwick, un mercenario inglés, durante la Guerra de Sucesión Española, el 11 de septiembre de 1714, tras catorce meses de sitio.
Curiosamente el Duque de Berwick-upon-Tweed era un título nobiliario de Inglaterra referido al condado de Northumberland lindero con Escocia y fue otorgado a James Fitz-James, hijo ilegítimo de Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia y Arabella Churchill, en 1687. Jacobo fue el último rey católico de Inglaterra y también el último en utilizar el título de Rey de los Escoceses, que había sido establecido desde la primera “unificación” del reino en el año 843. Cuando fue depuesto por la llamada Revolución Gloriosa se asiló en España y su bastardo mandó las tropas que doblegaron a los catalanes y fue responsable de la sangrienta represión contra los defensores de las libertades que había ordenado el borbón Felipe V.
Los borbones abolieron los fueros y las instituciones catalanas que recién tuvieron una breve recuperación por parte de la República Española en el siglo XX. Los fascistas triunfantes, en 1939, persiguieron encarnizadamente la cultura catalana y la Fiesta Nacional solamente se restableció en 1980. Este jueves una inmensa concentración se desarrolló colmando once kilómetros de avenidas, en Barcelona, reclamando el ejercicio de un plebiscito (previsto para el 9 de noviembre) que la carcomida monarquía española y el gobierno derechista encabezado por Mariano Rajoy tratan de prohibir a cualquier costo.
Otro genio del mal ha escapado de la lámpara
A esta altura está perfectamente claro que, el Estado Islámico no nació de la nada y no es un simple desarrollo partenogenético de Al Qaeda. La furia demencial y fanática de esta organización hace parecer “moderados” a los otrora liderados por el finado Osama Bin Laden. El Estado Islámico de Irak y el Levante (al-Dawla al-Islāmīya fī al-Irāq wa-al-Shām; ISIL o ISIS por sus siglas en inglés) llamado oficialmente por sus integrantes como Estado Islámico (al-Dawla al-Islāmīya), es un grupo insurgente, de naturaleza islamista suní, asentado en un amplio territorio de Irak y Siria integrado por seguidores de Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado Califa de todos los musulmanes, que controla varias ciudades como Mosul, Faluya o Raqqa. Surgió como una organización terrorista próxima a Al Qaeda para hacer frente a la Invasión de Irak por los EUA en el 2003.
Desde hace años, se expandió por Irak y Siria y se proclamó como Estado Islámico de Irak. Fue responsable de la muerte de miles de civiles iraquíes, así como de miembros del gobierno iraquí y sus aliados internacionales. Sin embargo se estima que la organización fue armada y dirigida contra el régimen sirio de Bashar al Assad por Arabia Saudita.
Su potencia de fuego y sus cuantiosos recursos provienen, a través de los sauditas, de los Estados Unidos y son parte del juego de desestabilización e intervención desarrollado en Medio Oriente por la diplomacia secreta estadounidense e israelí, dirigida contra Siria e Irán. El Estado Islámico de Irak y el Levante fue originalmente el monstruo creado y alimentado para llevar adelante la Guerra Civil en Siria pero se ha escapado de las manos de sus patrocinadores.
El actual líder, Bakr al-Baghdadi, cortó los lazos con Al Qaeda y declaró la independencia de su grupo autoproclamándose «Califa Ibrahim del Estado Islámico». La organización se caracteriza por su fanática interpretación del Islam y su violencia brutal contra los chiitas, al ser sus miembros de fe suní. Su objetivo declarado es expandirse por Jordania, Israel, Palestina, Líbano, Kuwait, Turquía y Chipre. Decapitaciones, crucifixiones, masacres, entierro de víctimas vivas son parte de la criminal limpieza étnica y religiosa que llevan a cabo los mercenarios del ISIS, tan agresivas que Al Qaeda comunicó no ser responsable de sus atrocidades y Hamas procura desmarcarse de ellos.
La corrupta monarquía saudita, que financió a manos llenas a los mercenarios de ISIS que actuaron en Libia y en Siria, ahora teme que esa fuerza que ellos dotaron se vuelva en su contra aunque en las declaraciones del “califa” todavía no han aparecido amenazas explícitas.
Lo que parece difícil es que pueda ser eficaz la estrategia de Barack Obama, que procura evitar un involucramiento directo de sus fuerzas terrestres y sustituirla por el arrasamiento aéreo. Por su parte, los sauditas y los israelíes no parecen dispuestos a empeñar sus poderosos ejércitos contra ISIS para sacarle las castañas del fuego al presidente de los EUA. No menos paradojal es la situación del régimen turco que ha decidido suspender su legendaria guerra sorda con los kurdos y reforzar sus fronteras porque figuran entre los objetivos de los mercenarios del Estado Islámico.
Por Constantino el Pequeño
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