CARTA DE Mario Bergara
Renovemos nuestros votos frenteamplistas
Soy un privilegiado hijo del Uruguay republicano y laico. Nací en el Cerrito de la Victoria en una familia de trabajadores sin riqueza ni abolengo. Fui a la escuela 137, al liceo 26 y a la Universidad de la República donde me recibí de economista y de contador.
Entré a los 20 año al BROU y luego al BCU para desarrollar mi vocación profesional al servicio de la sociedad. Proseguí estudios en Berkeley, una de las universidades públicas más prestigiosas del mundo y obtuve mi título de doctor.
De adolescente me uní a la lucha contra la dictadura; al entrar a facultad en 1983 fui parte de esa magnífica generación de universitarios que mucho aportó a la derrota del régimen, y es uno de mis mayores orgullos
Milité en la ASCEPP-FEUU y en la juventud comunista y a partir de 1990 como independiente en el Frente Amplio. Pero la vida me trajo otro privilegio: trabajar junto al general Seregni en su Centro de Estudios Estratégicos 1815 y acompañarlo hasta el final de su vida
En 2005, asume el primer gobierno del FA del que formé parte como subsecretario del ministro de Economía. A partir de allí, estuve, sin interrupción, en el equipo económico ya como Presidente del BCU, ya como ministro. Formidables enseñanzas – la relación con compañeros entrañables–me dejó la gestión de gobierno, además de la extraordinaria oportunidad de trabajar con Vázquez, Astori y Mujica, tres líderes políticos que recordará la mejor historia.
Hoy asumo el desafío de enfrentar una responsabilidad mayor. Postularme a la candidatura a la presidencia por el Frente Amplio implica seguir poniendo mi vocación y experiencia al servicio de la sociedad. Con la determinación y renovada voluntad de continuar cambiando, “siempre cambiando” para acercarnos a “la pública felicidad”
Al cabo de 14 años y en tiempos globalmente tumultuosos el país ha logrado avances en bienestar, equidad y acceso a derechos, mal que les pese a opositores y alarmistas.
Quiso la historia que el final del tercer gobierno coincida con un torbellino tecnológico, económico y político que sacude al mundo y hace trastabillar la región. El propio FA no puede ser ajeno a semejantes cambios que exigen la
renovación programática y de los elencos de liderazgo.
Nos toca ahora asumir el desafío monumental de estar a la altura de los gigantes que crearon el Frente y de quienes lo llevaron al primer nivel nacional y al destaque internacional. Lo hecho, que es mucho, no alcanza para decir que terminamos la tarea: nacimos para cambiar el país, acabar con las injusticias crónicas y asegurar un desarrollo libre y armonioso de toda la sociedad.
Hemos avanzado en la dirección correcta pero no reconocer obstáculos o errores, empequeñecería nuestra esencia crítica.
Con nuevas exigencias, ideas y propuestas, mantenemos una identidad artiguista y seregnista que nos ilumina el camino, pero venimos a proponer un salto dentro del cambio atendiendo los reclamos de la sociedad actual, tan distinta a la de 2005.
Vamos a cerrarle el paso a la anti democracia, que fuera aúlla en portugués y en casa jadea expectante. Vamos a hacerlo con todos los sectores democráticos como enseñó la lucha contra la dictadura y hoy nos lo reafirman con sobriedad todas las juventudes políticas.
Cambiaremos lo que haga falta sin autocomplacencia. Escuchar a la gente, respetar a la oposición democrática -política y social– recibir los aportes de la sociedad civil, de la academia, de otras experiencias internacionales, debe ser parte de nuestro proceder.
Queremos más y mejor FA, más transparente y democrático, más participativo y diverso, con una efectiva renovación de sus elencos dirigentes, con especial énfasis en la feminización y el rejuvenecimiento de la política y las personas. Una nueva cultura está aflorando y debemos contribuir a que crezca sana y pujante.
Solo con disposición de aprender y contar con el resto, con estricta ética republicana y seregnista –empezando por nosotros mismos– y propuestas responsablemente audaces y creativas, lograremos estar a la altura de lo que el país y su gente merecen y la historia del FA obliga.
Trabajar con este horizonte es mi compromiso. Lo asumo como parte de un pueblo maduro dispuesto a seguir construyendo sin pausa un país mejor.
Mario Bergara
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