La Historia del Arte es la historia de la precariedad, los seres humanos somos capaces de realizar miles de labores distintas para ganarnos el jornal, y de todas ellas la única que tiene que dar explicaciones de por qué necesitan un pago, son las relacionadas con el arte y la cultura.
Los artistas contratados por la Secretaria de Cultura para el mesiánico proyecto de Cultura Comunitaria exigieron sus pagos atrasados con protestas y pancartas ¡Cómo se atreven! ¿Después de siglos de existencia del arte no han aprendido que esto no se paga? Nuestros funcionarios y el público en general lo saben perfectamente, por eso cada vez que le solicitan un curso, una conferencia o lo que sea, la primer pregunta es “¿entonces si cobras?” Y la segunda es “¿Y cuánto, para ver si hay recurso?” Porque en esta época el dinero ya no se llama así, se llama “recurso” y la comunidad artística se supone que vive de sus recursos creativos y emocionales, no de dinero. La Secretaria de Cultura hace bien en no pagar, que mantenga esta centenaria costumbre, porque es evidente que la mayoría de sus “recursos” son necesarios para alimentar y pagar a los centenares de burócratas que viven del arte y la cultura a través de esa Secretaria. En el aparato Estatal de cultura todos merecen ganar su sueldo, menos los que producen cultura, esos, que vivan de la inspiración, que para eso tienen sensibilidad y talento.
La bondadosa incitativa pretende llevar el arte a las comunidades más desprotegidas y no se han enterado que entre ellas están los teatreros, los bailarines, los músicos y los pintores, los poetas no cuentan porque ellos son bohemios, esas comunidades artísticas si están en el abandono, pero los importantes son los que dirigen las direcciones y las subdirecciones, los que firman papeles, los que tramitan oficios, hacen llamadas y cancelan citas, los burócratas asalariados con prestaciones y seguros. Los artistas eligieron la vida en libertad y el establishment se los recuerda, y cuando quieren ganar un sueldo se sorprenden “¿eres un ser humano con necesidades? Nunca lo hubiera imaginado”.
La Secretaria de Cultura emplea todos sus “recursos” para el proyecto del Parque de Gabriel Orozco, Orozco Park, que está costando una fortuna, va a beneficiar sólo a los habitantes de la CDMX y es más prioritario que proveer a los museos del país, pagar nóminas de artistas y otras superficialidades.
Analizando la situación, el arte y la cultura son tan irrelevantes en esta época, que no debería existir una Secretaria de Cultura, porque si la comunidad cultural, los museos, las compañías de danza, las de teatro, los músicos, no merecen apoyo logístico ni financiación, entonces ¿para qué necesitan un mega aparato de administración? Desaparezcan a toda la Secretaria, cierren museos, cancelen teatros, y el ahorro va a ser fenomenal, imaginen cuánta abundancia, pueden hacer un Disneyland dentro del Orozco Park, y vender los boletos carísimos, algo que de riqueza, no como el arte, que sólo alimenta a la inteligencia y el espíritu.
Por Avelina Lésper
Escritora, crítica de arte (México)
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