Una parte de la Historia (para descontruir la impunidad)

Tiempo de lectura: 6 minutos

Invierno de 2020

La escribí pensando en Andrés, nuestro hijo, vivió la ausecia
de su padre y  cuando pudo buscó la forma de saber la 
verdad .
Un importante aporte para descontruir la impunidad

Hace unos pocos días leía unas páginas escritas por mi hijo, un hombre de cuarenta años que vivió solamente un año con su padre.

En su relato pude ver la historia reciente desde los recuerdos de un niño. Esos recuerdos están atravesados por la ausencia de su padre y  las estrategias que tuvo que crear para vincularse con los demás tratando de hacerles entender esa ausencia en una época dónde hablar era peligroso.

Luego de un  tiempo no recordamos los momentos difíciles porque tratamos de borrarlos, pero  ahora surgen como pequeñas lágrimas, lágrimas que según él  van formando un torrente que se va a transformar más tarde en un caudaloso  río de libertad

Andrés, paralelamente a su historia, va narrando la vida que recopiló desde los diarios, los informativos, las conversaciones de quién siendo un reciente egresado de la formación militar; no le tembló la mano cuando se trató de ejecutar una orden que un superior le había dado y que él tomó como bandera de defensa de las instituciones ( democráticamente inexistentes porque habían sido sepultadas por las botas junto con la anuencia de civiles serviles). Esa orden fue la que cobardemente le paralizó el corazón atravesado por un balazo al joven padre cuyo único delito fue querer una sociedad más justa.

De esto hace casi 38 años.

Mucha gente que nos rodea no tiene por qué saber que fue lo que pasó aquel seis de julio de 1973, cuando dos niños de  uno y tres años no verían jamás a su padre y tendrían que empezar a depender solamente del  cuidado de una madre joven que también quería seguir por el camino que lleva a la libertad. El miedo, la angustia, la falta de la caricias  fueron los determinantes luego que bajo el sol del mediodía del domingo 8 de julio esa madre dobló cuidadosamente la bandera que cubría el féretro y con ella volvió a su casa a decirle a sus hijos que el papá, ese hombre cariñoso, que contaba cuentos, que inventaba juegos, que los llevaba con él siempre que podía de ahora en más ya no volvería .

Pero sí, es necesario que todos sepan, que aquí en el Uruguay, país que se dice democrático muchos pasaron por situaciones similares. No importa la valoración si más o si menos. Todo eso constituyó lo que todavía muchos uruguayos  no quieren reconocer: una  violación a los derechos humanos.

Por eso, para que se supiera, empezamos a recorrer lugares hasta llegar a SERPAJ, quien nos dio una importante ayuda para que ese caso se conociera a pesar que la  ley de Pretensión Punitiva del Estado, que a fuerza de mentiras y bajo compromiso con miles de uruguayos se votó y se aplicó . Vaya si se aplicó.. Ese caso se pudo sacar de esa ley y de allí la investigación

El caso de Ramón fue sacado ( artículo 4º ) de la ley de Caducidad en febrero de 2008 por el  Poder Ejecutivo Los tres; ahora adultos, asesorados por del Dr López Goldaracena presentamos la denuncia en el Juzgado Penal de Tercer Turno.  Quién estaba de turno en ese momento fue el Juez Sergio Torres quién tomó el caso. Investigó, investigó e investigó. Su preocupación mayor fue saber si en Facultad de Veterinaria había armas. Eso se lo preguntó a los más de veinte testigos que se presentaron voluntariamente como tal y fueron citados  por el Juez. El Fiscal S. Perciballe  estuvo en el caso, haciendo preguntas certeras.

El testigo más cercano , Horacio un reciente alumno ingresado ese año a facultad de Veterinaria tuvo rol destacado. Viajó muchas veces, desde Paysandú para atestiguar lo que habían vivido.

Quiso el destino, la vida, o no se sabe qué, que aunque hubiese armas en Facultad, hecho que se negó rotundamente, quién murió no las podía portar. Un problema de salud que llevaba desde niño le impedía utilizar los objetos sin apoyarlos sobre algo firme. Sería suicida  mantener un enfrentamiento armado si la persona no puede responder de la misma manera.

Lo único que tenía eran sus piernas para correr, no por cobarde, sino por coherente.

No hubo voz de alto, los militares no estaban vestidos como tales, sino de particular.

¿Alguien se detendría ante una voz de alto de un civil? Riesgoso, verdad? El militar sin uniforme no lo tuvo en cuenta y disparó con tanta precisión que  atravesó el corazón de Ramón

Esa es la historia, pero hay otra más reciente. Hace casi tres años que se viene investigando. Horacio, el compañero que repartía volantes junto con Ramón y sintió que dos personas los venían siguiendo declaró muchas veces y siempre dijo lo mismo.

Los militares no podían hacerlo de la misma manera, se contradijeron, sencillamente porque inventaron el comunicado número 100 dónde declaraban en el Batallón Florida del Buceo, ahora misteriosamente desaparecido ( el Batallón) que había habido un enfrentamiento. No saben de qué arma se trataba, no saben cuantas balas tiró Peré. Simplemente porque ese hecho no sucedió.

Se hizo una pericia forense, para determinar por dónde había penetrado la bala en el cuerpo de Ramón. Una médica y un antropólogo determinaron que fue por la vértebra Nº 11.

Los militares tienen a su disposición cuatro abogados para su defensa. Uno de ellos, el Dr Langón  interpuso el recurso diciendo que no se estaba ante el cadáver de Ramón.

Mientras tanto el Cr Retirado sufrió un fuerte impacto ( no de bala, emocional) tanto que tuvo que ser atendido en el Hospital Militar por una crisis cardíaca. Vaya si son valientes nuestros defensores de las instituciones!!!

El Juez concurrió a tomarle declaraciones al Hospital, para que el Embajador Militar en los Estado Unidos, el Asesor en la OEA, el Abogado, el Magister en Defensa, ( cursado en el Norte), el Director del Liceo Militar , el nominado encargado de RRPP del Ejército, El Juez Militar ( actual) no se sintiera incómodo cuando declaraba.

Antes de la feria judicial, los familiares, compañeros y amigos esperamos hasta el último minuto para que el Juez se expidiera. No lo hizo. El coronel pasó la navidad con su familia, todo enero y hasta le dio para salir a la prensa asustando, como hace casi cuarenta años ¿no pasó el tiempo?

Mientras tanto, los que una vez sufrimos la crueldad de la muerte, presenciamos como el Dr Guido Berro, la antropóloga Luziardo y dos jóvenes antropólogos más, bajo la atenta mirada del Dr Langón volvían a sacar de la urna los restos de Ramón y pieza por pieza lo reconstruyeron en la morgue, en un lugar dónde los féretros contenían los cuerpos de muertos recientes.

Dos hermanos de Ramón y nosotros tres pasamos por esa instancia. El olor a formol, la tensión, la duda que ellos manipulaban era otro cachetazo más para la familia.

A los pocos días nos llega una citación para concurrir al Clínicas para realizarnos un ADN filiatorio. Más, más y más.

Está por terminar marzo. El juez le dio cinco días para expedir la segunda pericia.

El Dr  Langón declaró en “La República”, que efectivamente se encontraban frente a los restos de Ramón.

Durante este tiempo he sentido muchos comentarios. Los he tratado de pasar por alto. Son agraviantes.

La vida no fue fácil para nosotros tres, demasiadas complicaciones. Tampoco fue un tormento. Así como Andrés buscó estrategias para explicar la muerte de su padre también lo hicimos para lograr vidas plenas.

Pero ya es hora, y me trajo el recuerdo de mi padre, cuando los domingos iba a ver su cuadro de fútbol preferido, que nunca ganaba un partido, para que no perdiera por goleada gritaba a todo pulmón “es la hora Sr Juez”

Y si, yo creo que “es la hora Sr Juez” de que usted se decida a corroborar lo que luego de leer minuciosamente el expediente de varios kilos, el fiscal de la causa, propuso procesar el Cr ® Tranquilino Machado Badaracco por “homicidio muy especialmente agravadazo” haciendo uso excesivo del poder del estado (no transcribo la frase técnica) pero no me interesa que lo lean los técnicos , me interesa que lo lea gente tan sencilla, pero tan coherentes como lo ha sido nuestra familia a pesar de los pesares.

P:D  Tengan en cuenta que ni siquiera menciono la posibilidad de ubicar este caso en delitos de  “lessa humanidad” no por omisión sino por realista, ya que la mayoría de los jueces no acuerdan con esta normativa. Este sería otro tema a conversar.

PD.2. Este relato está escrito hace más de 10 años. No tengo palabras para cambiarle.

Si, debo agregar que Andrés Peré ya no está con nosotros. Una enfermedad de más de dos años se lo llevó. Trabajó mucho para encontrar los caminos que llevaran a la descontrucción de la impunidad. Vivió cinco años sabiendo la verdad, los años anteriores fueron de compromiso y lucha para lograrlo.

Por Alicia Jaime

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