Fue en el jardín de la casa de un amigo de la G-83. Estaba reunido el grupo Uytopías para proponer programa a Tabaré Vázquez. Era enero de 2008. Salimos al jardín a tomar un vino, comer unas pizzas y empanadas y charlábamos en grupetes de a tres, cuatro o cinco, distendidos. Me había arrimado a un grupete de cuatro viejos conocidos pero no participé de la charla, porque estaban hablando de Obama con entusiasmo tan desbordante y categórico que me expulsó de la cofradía.
El grupo más próximo era de tres. También los conocía a todos de cuando fundamos ASCEEP. Me acerqué y un antiguo agitador de extrema izquierda estaba diciendo:
–¡Totalmente! ¡Si Obama hace la revolución mundial, estamos con él!
Alarmado busqué al grupo más numerosos. Conmigo seis. El tema era el mismo: Obama.
–Su identidad es Clark Kent –dijo un excomunista; entendí que se estaba burlando, pero prosiguió–, porque sólo Superman hubiese podido transformar el mundo de esta manera.
Me alejé a apurar mi copa recostado a un árbol, solo. “El tiempo pasa, nos vamos poniendo idiotas”.
Recuerdo que traté de recordar, “¿de dónde conozco a esta manga de tarados? ¿Trabajé yo en la USAID alguna vez? Milité en la FEUU y en la ASCEEP, ¿qué significaban? ¿Futuros Engrupidos Universitarios del Universo? ¿Activistas Somnolientos Con Eterno Espíritu Pequeñoburqués?”. Vacié mi copa, fui a dejarla sobre una mesita donde había platos con pizzas y otras copas vacías y allí, se me acercó un viejo amigo, masticando exultante y, entre bocado y bocado de empanada, me preguntó, “…y vos, ¿qué opinás de Obama?
Por eso no es extraño oír ahora que un Economista Master de la CEPAL, de cuyo nombre no quiero acordarme, en seminario de ámbito académico internacional, dice que “Joe Biden es el nuevo Roosevelt”.
Y lo repiten casi todos los “analistas” hasta el cansancio. Es más. Cambió de nombre. Ahora se llama J.R. Biden, porque a Roosevelt le llamaban F.D. Roosevelt. ¿Qué me contursi?
Vamos a empezar por el muerto. Roosevelt fue un ganador de guerras, un desembarcador de marines, un ocupante y neocolonizador hecho y derecho, nos debe más de veinte medallas a Somoza, un solo El Salvador muerto, los sabotajes a Lázaro Cárdenas…. Roosevelt captó miles de científicos nazis, de espías nazis, de servilletas militares nazis, al día siguiente que ganó la Segunda Guerra Mundial sin transpirar el caballo. Roosevelt transfirió el producto del negociado del comercio desigual y del comercio de deuda, del gran garrote y del expolio de su “patio trasero” y de sus neocolonizados afros y asiáticos, a un New Deal yanqui sostenido, porque Roosevelt tenía oro, oro de verdad, oro físico, la mayor economía del mundo, la mayor fuerza armada del mundo y energía suficiente respaldando sus dólares…
¿Biden? ¡Qué les puedo decir…! Todas las guerras que continuó o inició Obama, sin ganar efectivamente ninguna, la misma crisis de 2008 que todavía imprime noche y día cuatrillones de dólares sin respaldo para aprovechar cada minuto antes de que exploten las otras burbujas, el mismo dilema de Trissing (los dólares terminan en China) que no se arregla amenazando y provocando a la guerra a todo el mundo a la vez, a Rusia, a China, a Irán, a Alemania, a México… no lo encuentran a J.R. en mejor situación que a Obama, ni en distinto rol.
De Roosevelt, ni miras. Lo único que tienen en común es el cargo, el engominado y la pertenencia al partido más imperialista de la historia, el Partido Demócrata.
Aquel enero de 2008, mantuve la calma, miré a mi alrededor, pasé a mi amigo un brazo por los hombros y nos alejamos varios pasos de los demás. Entonces le dije al oído, en un susurro:
–Es el Presidente de Usa.
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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