Miguel Soler Roca | Nacido en Cataluña en 1922 emigró tempranamente hacia Uruguay, donde se tituló como maestro. Debido a las condiciones vigentes en la época para la obtención de la nacionalidad uruguaya, recién pudo comenzar su labor docente en 1943. Su primer destino fue una escuela rural en un contexto de gran pobreza. Allí vivenció la urgencia de generar condiciones para que lo educativo pueda acontecer, ya que además de la labor de enseñanza debió ocuparse de asistir a sus alumnos en aspectos de alimentación y vestimenta. En los años sucesivos trabajó en diversos contextos de ruralidad, y se generó en él la profunda certeza acerca de la necesidad de interrelacionar a la escuela con el medio y sus actores.
En 1945 participó en la fundación de la Federación Uruguaya de Magisterio.
Formó parte, junto a su amigo Julio Castro, de una generación prodigiosa de la pedagogía y de la escuela uruguaya. Fue actor clave en procesos de elaboración pedagógica que alimentaron la creación de un núcleo escolar experimental en torno a la escuela de La Mina. Fue su director entre los años 1954 y 1961. Renunció a la dirección escolar por discrepar profundamente con los lineamientos de las autoridades educativas del momento.
A partir de la década de 1960 trabajó en la Unesco, posición que le permitió adquirir una mirada amplia y global de la educación en América Latina. Allí profundizó y refinó su pensamiento socioeducativo en diálogo con las perspectivas desarrollistas propias de la época.
Participó de la resistencia frente a los embates del autoritarismo de los sesenta y los setenta, y él mismo fue sujeto de la radicalización del pensamiento pedagógico latinoamericano. Su compromiso con la praxis educativa lo llevó a ser parte de una nueva pedagogía liberadora originada en aquel contexto. Su reflexión pedagógica se vincula fuertemente con la de otro gran educador latinoamericano como lo ha sido Paulo Freire.
Tomó postura como férreo opositor al neoliberalismo y a su reducción de los individuos a sujetos en competencia por las escasas posibilidades de vida digna disponibles. Insistió tenazmente en denunciar los condicionamientos sociales y económicos que sufre la educación. También insistió en la necesidad de aprovechar cada espacio educativo como forma de construir un mundo mejor, a través de mejores formas de enseñanza para todos aquellos que son confiados a la educación, fundamentalmente a la pública.
Asumió un compromiso público firme y constante en reivindicar verdad y justicia ante los crímenes perpetrados por la dictadura cívil-militar en Uruguay. En esa lucha siempre tuvo particularmente presente el destino de su colega y amigo Julio Castro.
Público una notoria cantidad de libros, los cuales ocupan un lugar destacado en la producción pedagógica latinoamericana. En el año 2019, con 97 años, publicó su última obra, titulada Rastrojos, que consiste en una compilación de textos inéditos de su autoría que abarcan el período comprendido entre 1942 y 2016.
El día 14 de julio de 2006 fue reconocido como Doctor Honoris Causa por parte de la Universidad de la República en mérito a sus invalorables aportes a la educación tanto a nivel local como continental. En aquella ocasión se dirigió a las nuevas generaciones de estudiantes, condensando magistralmente sus lecciones de educador comprometido:
«A quienes hoy están estudiando me permito decirles: no se conformen con aprobar sus personales exámenes ni con conquistar sus codiciados y merecidos títulos. No ahoguen sus dudas en cualquiera de las formas del éxito; movilícense en busca de respuestas, piensen en cómo poner los saberes adquiridos a disposición de un país que los necesita, desesperadamente, para brindar sus frutos a esa tercera parte de nuestra población a la que hemos dejado a mitad de camino. No se culpabilicen; pero eviten caer en las tentaciones de una sociedad planetaria que nos necesita enajenados, competitivos, egoístas, buenos consumidores y, sobre todo, distraídos».
La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación se suma al luto de toda la educación uruguaya por la partida del maestro Miguel Soler Roca y hace votos para que la permanencia de su legado oriente a todos quienes ejercemos tareas educativas en nuestro país.
Pablo Martinis
Esta semblanza es de escrita por el profesor P.M.
Web: de la Facultad de Humanidades y ciencias de la Educación
TEMA VINCULANTE: Actualidad de la educación maestro Miguel Soler
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