Honduras- Xiomara Castro, asumió la presidencia el pasado 27/1, como la primera mujer en ostentar ese cargo y propuso refundar en lo social a un país centroamericano, que según declaró, está en bancarrota. Castro, de 62 años, asumió en medio de la algarabía de unas 40 mil personas que asistieron al Estadio Nacional de Tegucigalpa para presenciar el hecho histórico. Estamos rompiendo cadenas y tradiciones» ha repetido en su primer discurso agregando algunas de las ideas que le permitieron ganar las elecciones con el 51% de los votos: la necesidad de una reconciliación que deje atrás el «pasado oscuro» y cambios profundos en un país con más de 70% de pobres.
Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre) y esposa del expresidente Manuel Zelaya, derrocado en 2009, ha jurado su cargo al lado de su nieta y frente a la principal autoridad parlamentaria, Luis Redondo. La ceremonia ha tenido de esta manera un interés político añadido porque el Congreso fue escenario días atrás de una pelea entre facciones del oficialismo. Otro legislador, Jorge Cálix, se autoproclamó también presidente del legislativo con el apoyo de algunos integrantes de Libre y sectores de la derecha.
La división de Libre en un Parlamento donde no contaba con mayoría propia fue interpretada como un temprano signo de debilidad de Castro. Ella se vio obligada a olvidarse del mote de «traidor» con el que se había referido a Calix y proponerle un cargo importante en el Gobierno. «Pronto recibirá mi respuesta», respondió el legislador a través de Twitter. También le deseó suerte en su mandato. «Estoy seguro que transformará Honduras». Las palabras fueron interpretadas como un principio de solución al conflicto partidario.
«Pronto informaré sobre mi propuesta de refundación de un Estado socialista y democrático», ha afirmado Castro que ha prometido investigar los años de administración de la derecha y ha advertido que Honduras no puede pagar la deuda externa. «No continuaremos la vorágine de saqueo», ha dicho. Cerca suyo se encontraban la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el rey de España, Felipe VI; el ministro de Exteriores mexicano, Marcelo Ebrard y la vicepresidenta argentina, Cristina Kirchner, entre otros invitados.
En 2009, Manuel Zelaya fue destituido. Su derrocamiento marcó el comienzo de un lento y progresivo retroceso de los Gobiernos de centroizquierda en la región que siguió con los juicios políticos contra los mandatarios de Paraguay, Fernando Lugo, y Brasil, Dilma Rousseff, en 2012 y 2016, respectivamente.
La llegada a la presidencia de Castro tiene lugar cuando el mapa político regional insinúa mayores cambios en el horizonte. Gabriel Boric asumirá las riendas de Chile el próximo 11 de marzo y crece la posibilidad de que Luiz Inacio Lula da Silva derrote a Jair Bolsonaro en las elecciones de octubre. Gustavo Petro, por su parte, encabeza las encuestas de opinión de cara a las presidenciales de mayo en Colombia.
Casto no ha dejado de recordar durante su alocución el peso de la herencia que recibe por parte de su antecesor, el derechista Juan Orlando Hernández, quien ha sido señalado por fiscales de Nueva York de mantener vínculos con el narcotráfico. Su hermano, el exdiputado ‘Tony’ Hernández, cumple cadena perpetua en Estados Unidos por ese delito.
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