Tres elementos para entender la guerra Ucrania-Rusia

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La situación de Ucrania, el enfrentamiento armado que Rusia ha desatado con aquél país, otrora parte integrante de la ex Unión Soviética, y el lento pero persistente avance de la OTAN en el este de Europa, han motivado que, para intentar entender el curso de los acontecimientos, ponga a consideración tres elementos importantes que pueden ayudar a la comprensión de esta conflagración que amenaza romper la estabilidad geopolítica de Europa, y quizá del mundo.

Como apunte personal, mi abuelo nació en la ciudad de Mohilev Podolsk, provincia de Podolia, en aquel tiempo (1881) parte de Rusia. Luego de haber formado parte de Besarabia, en un territorio que abarcó Moldavia y una pequeña parte de Ucrania, esta ciudad, situada en ambas orillas del río Dniéster, actualmente forma parte del óblast de Vinnytsia, en la frontera con Moldavia, y es parte de Ucrania.

Mi abuela, entretanto, era oriunda de Odesa, la Perla del Mar Negro, y tuvo que irse de la famosa ciudad (recordad “El acorazado Potemkin” y sus escaleras inmortalizadas por Sergei Eisenstein) porque un pogromo quemó la tienda de sus padres poco después de la primera revolución rusa (1905), como reacción a la misma.

Este es el interés que despierta el tema en mí mismo, y aquí busco ciertas respuestas a una preocupación muy actual que se ha instalado en nuestra sociedad.

I.-La estatua de Simón Petliura, el héroe de la independencia de Ucrania, inaugurada en octubre de 2017 en Vinnitsa, en el sudoeste de Kiev, por lo que sabemos, sigue en pie. La estatua fue parte de un movimiento de las actuales autoridades ucranianas para reemplazar los nombres y monumentos de las calles rusas con los de ucranianos como reacción a la guerra en curso contra los “separatistas” (¿o independentistas?) respaldados por Rusia en las zonas del este de Ucrania, en Donetsk y Lugansk.

Los soldados de la República Popular Ucraniana, comandados por Petliura, fueron responsables de 493 de los 1.236 pogromos contra judíos en 524 ciudades ucranianas durante la Revolución Rusa, de 1918 a 1921 (como sabemos los pogromos son ataques violentos contra los judíos y se remontan al menos a las Cruzadas o incluso antes). Estos soldados, al mando de Petliura, eran particularmente notorios por el asesinato, la tortura y la violación contra las y los judíos.

Pero antes, en 1821, hubo pogromos en Odessa, que se repitieron cada tanto tiempo y especialmente tras el asesinato del zar Alejandro II entre 1881 y 1884. Después de la llamada Primera Revolución Rusa, en 1905, hubo pogromos en Odessa y en Kiev.

El movimiento antisemita más activo durante ese período fue el de las Centurias Negras.

Y cuando llegaron los nazis a Ucrania, ayudados por los colaboracionistas ucranianos, realizaron una imponente matanza, que se calcula en 200 mil judíos, en Babi Yar, entre los años 1941-1943.

Varios batallones y la Schutzmannschaftant ucranianos 201° participaron en operaciones antipartisanas en Ucrania y Bielorrusia. En febrero y marzo de 1943, el 50º batallón Schutzmannschaftant ucraniano participó en la gran acción contra la guerrilla, la  “Operación Winterzauber” (magia de invierno) en Bielorrusia, cooperando con varios batallones letones y el 2º batallón lituano. Los batallones de Schuma incendiaron pueblos sospechosos de apoyar a los partisanos soviéticos.​ El 22 de marzo de 1943, todos los habitantes de la aldea de Katyn en Bielorrusia fueron quemados vivos por los nazis en lo que se conoció como la Masacre de Katyn, con la participación del 118º batallón Schutzmannschaft ucraniano.

 

Recuadro Babi Yar

Babi Yar
por Yevgeny Yevtushenko

«…Y en torno a Babi Yar suena la hierba que ha crecido salvaje desde entonces. Los árboles nos juzgan. Todo grita pero el grito está hecho de silencio. Al descubrirme observo mi cabello. También ha encanecido. También grito por los miles de muertos inocentes masacrados aquí. En cada anciano y en cada niño al que mataron muero…»

 

Actualmente, el batallón Azov, de tendencia nazi y ultra nacionalista, se encargó de los bombardeos y el acoso permanente a las ciudades de Lugansk y Donetsk, desde el año 2014, violando, de ese modo, el alto el fuego firmado en Bielorrusia ese año. Y que han traído la muerte de por los menos 14 mil personas en ambas regiones, desde ese año hasta antes de la guerra desatada por Rusia este 2022.II.- Ucrania fue uno de los primeros centros donde se establecieron las civilizaciones y donde apareció el planeamiento urbanístico. Es parte del área donde comenzó la domesticación del caballo, la invención de la rueda y el trabajo con metales. Diferentes oleadas de migración indoeuropea a Europa y más tarde en dirección opuesta formaron la base y características de la población ucraniana.

La colonización griega de la costa del mar Negro influenció el territorio de Ucrania en el marco de la civilización griega en su frontera norte. La gran migración de pueblos en el siglo V a.C. continuó y terminó formando diversas tribus eslavas. En el siglo IX, fue cuando Kiev se convirtió en el centro del primer Estado eslavo, creado por un grupo de escandinavos que se hacían llamar Rus. Ese gran Estado medieval, que los historiadores llaman Kyivan Rus, fue el origen tanto de Ucrania como de Rusia. Pero luego, tras nueve siglos, la experiencia de los ucranianos ha sido distinta, pues sus destinos fueron dictados por las potencias que se repartieron el país: el imperio mongol (mediados del siglo XIII), el Gran Principado de Moscú y el Gran Ducado de Lituania (que luego se unió a Polonia), a fines del siglo XIV. Galitzia o Galicia de los Cárpatos, en el oeste de Ucrania, fue gobernada durante un largo período como parte del imperio de los Habsburgo. Crimea, por otra parte, tuvo vínculos griegos y tártaros, además de períodos bajo el dominio otomano y ruso. Ucrania fue, para Rusia, un territorio en disputa durante mucho tiempo.

Con la revolución rusa, Lenin estableció el concepto de federación en 1922, bajo los principios de igualdad, amistad y cooperación entre las naciones y nacionalidades que conformarían la URSS (que tiene sus puntos de contactos con el federalismo que proponía Artigas, donde se le aseguraba a cada provincia el particular ejercicio de su soberanía, sin desmedro de la unidad provincial total). A esta federación se integró Ucrania, luego de la derrota de la contrarrevolución de las naciones que se unieron para intentar aplastar a la naciente revolución rusa de 1917 (entre ellos  soldados británicos, franceses, italianos, canadienses, polacos y estadounidenses).(Japón envió unos 70.000 soldados al Lejano Oriente de Rusia y tomó control de Vladivostok y de toda la costa del Pacífico. El Reino Unido, junto con sus colonias, envió unas 30.000 tropas, mientras que EE UU mandó alrededor de 15.000 soldados. Francia, exhausta por las pérdidas de la guerra, apenas mandó varios miles de tropas. Pero esas tropas no entraron en combate, y más bien el apoyo fue en materiales de guerra a la contrarrevolución de los rusos del “Movimiento Blanco” de Denikin y Kolchak. Alrededor de 40.000 soldados de la Legión Checoslovaca —constituida por prisioneros austro-húngaros, que estaban desmovilizados en el centro de Rusia tras la paz de Brest-Litovsk y el fin de la primera Guerra Mundial—, apoyaron al movimiento blanco en su esfuerzo por tratar de salir de Rusia.

La posición de Estados Unidos, y por lo tanto la aliada era, ya desde aquel entonces, fragmentar el territorio de influencia ruso, para que éste no tuviera tanto poderío. En los años de Stalin, durante los años 30, hubo una hambruna de grandes dimensiones (se habla de millones de muertos), lo que se conoce como Holodor (que quiere decir, literalmente, muertos de hambre), y que Rusia lo adjudicó al acaparamiento de granos a manos de pequeños propietarios (algunos de ellos judíos) y especuladores. Se dice también que esa acción expropiatoria de los graneros fue para obligar a establecer koljós colectivos, es decir para colectivizar toda la producción agrícola. Hay que recordar que Ucrania siempre fue el granero de Europa, y tiene muchas riquezas minerales en su territorio. Estos elementos son, también, fundamentales en este conflicto. Con la perestroika en la ex Unión Soviética, y tras un plebiscito, Ucrania se declaró independiente, pero la dependencia del gas y el petróleo de Rusia siguió creando problemas. Además, el giro de Ucrania hacia Occidente, adoptando medidas neoliberales, la hizo sumir en crisis económicas recurrentes, a las que el pacto con el FMI, que era visto como la única solución, así como la apertura a empresas multinacionales, no tuvo los efectos deseados. Actualmente, Ucrania es la economía número 56 por volumen de PIB, la más pobre de Europa. Su deuda pública en 2020 fue de 82.831 millones de euros, con una deuda del 60,78% del PIB. Su deuda per cápita es de 2.000 € euros por habitante, con una tasa de desempleo (al 2020) del 10,1%.

La pobreza afecta aproximadamente a un 35% de la población ucraniana. El cese del tránsito de gas ruso por el uso del nuevo gasoducto de Nord Stream II, que atraviesa la Siberia, significaría para Ucrania una pérdida de ingresos de cerca de 2.000 millones de dólares anuales. En cambio, para Alemania podría resultar un negocio, puesto que al no tener que pagar un cánon a Ucrania, el precio podría ser menor, en beneficio de la población alemana. Putin, ex director de la KGB durante el final de la era soviética, apoyado por una oligarquía de tintes absolutistas, hoy presidente de Rusia, quiere forzar un corredor que va desde Odesa hasta territorio de Rusia, pasando por el Donbass, con acceso al Mar Negro, en un afán restaurador del antiguo poderío territorial y militar soviético pero bajo parámetros occidentales, o capitalistas, es decir una política económica neoliberal y una mezcla ultra nacionalista, reafirmando aquello de que toda guerra es inter imperialista, por reparto de mercados (incluido el financiero). Si puede, Rusia va a “engullir” todo el territorio más cercano a la frontera rusa, pero dejando a Ucrania en una posición de “tapón”, para que no tenga una frontera con países signatarios de la OTAN.

La ofensiva lanzada hacia el sur de Ucrania, con un avance sobre Zaporiya y particularmente sobre Jersón (clave en esta zona, y la segunda ciudad en importancia de Ucrania), junto a Crimea, más el control que ya tiene sobre Lugansk y Donetsk, le harán posible tener el control absoluto del Mar de Azov y, junto con Odesa, controlarían la salida al mar Negro, del mismo modo que privaría a Ucrania de su salida por este principal puerto. Quizá la frontera que está pensando Rusia se delimitaría por el río Dniéper, en una primera instancia, para establecer un colchón de seguridad. Y sobre las márgenes de ese río, allí está la capital, Kiev.III.-Estados Unidos, que se ha convertido en una especie de “policía global”, alentó, desde la época de la perestroika (y antes) la separación de Ucrania de la ex Unión Soviética, y su giro hacia Occidente.

Para hacer ello la ató desde el punto de vista financiero con la “ayuda” económica, que se tradujo en una deuda exterior creciente que no solucionó sus problemas, sino que los agudizó, así como el envío creciente de armamento y una colaboración militar con dinero y asesores para profesionalizar el ejército ucraniano. La “revolución naranja” de 2014, utilizando la táctica de “golpe blando”, se llevó puesto al presidente Víktor Yanukóvich y colocó a un empresario, Petró Poroshenko, y luego en su lugar quedó el actual presidente, el comediante y payaso Volodímir Zelenski. Esta “revolución” fue sostenida con el protagonismo de la Subsecretaria de Estados Unidos para Asuntos Euroasiáticos, Victoria Nuland, y una promesa de ayuda financiera por cientos de millones de dólares. La corrupción, actualmente, según datos de 2021, es considerada alta.

El mecanismo utilizado para forzar el giro hacia Occidente de Ucrania, ante una organización atlántica que siguió avanzando hacia el este, fue el ingreso a la OTAN de países del este de Europa, ex socialistas, en forma lenta pero permanente, y la promesa del ingreso a la Comunidad Europea. Si bien se asegura que la OTAN es una organización defensiva, de hecho ha ido acercándose a la frontera rusa, y ésta ha puesto el grito en el cielo. La OTAN no es ninguna garantía de seguridad en Europa. De hecho, se le critica el bombardeo indiscriminado a la ex Yugoslavia, que produjo miles de muertes (y nadie se escandalizó por ello ni mucho menos pusieron sanciones a los países que patrocinaron ese genocidio). Los Estados Unidos tampoco pueden ser garantía de la paz, basta mirar la cantidad de instalaciones militares que tiene en Europa, por no hablar de las intervenciones que ha realizado en todos los continentes. De las 452 instalaciones asentadas en Europa, 219 pertenecen al Ejército, 53 a la Marina y el resto, 180, a la Fuerza Aérea. Alemania es el país europeo que mayor cantidad de bases estadounidenses alberga: el 52% del total en Europa y el 28% del total en el extranjero. También podemos ejemplificar la actitud exterior de Estados Unidos al apoyar a Israel en su guerra permanente contra los palestinos, que se ha ido anexionando territorios a contrapelo de la opinión de la mayoría de los países de la ONU que no están de acuerdo con la política israelí.

No hay sanciones, en ese caso. Sólo el veto de Estados Unidos y algunos pocos países lacayos. Con la desaparición de la Unión Soviética, el Pacto de Varsovia, que era la organización militar similar a la OTAN pero desde el campo socialista, se disolvió. Este hecho, hizo pensar que la OTAN ya no tendría sentido en el nuevo diseño de Europa tras la guerra fría, pero de hecho esta situación la ha hecho reflotar, como si fuera un zombi sediento de sangre. La posición de Alemania, que era la que establecía el equilibrio en Europa, ahora se ha inclinado hacia Estados Unidos, y por primera vez en la historia después de la Segunda Guerra Mundial, envió armas, munición y misiles a Ucrania, lo que equivale a un giro de 180 grados en la política exterior, y contraviniendo su propia constitución, que lo prohíbe expresamente. Extrañamos a Angela Merkel, seguramente con ella otro hubiera sido el papel negociador de Alemania, habría habido una oportunidad para la paz.

Detrás de esta guerra, está la venta de gas, no sólo de parte de Rusia a Alemania pasando por Ucrania, o bien por el nuevo gasoducto Nord Stream II, sino también el gas licuado que Estados Unidos ya le vendió a Alemania (y que vale cuatro veces más que el gas ruso), más la creación de dos regasificadoras en territorio teutón. Pero además Ucrania tiene cuantiosas riquezas agrícolas y minerales, entre ellas: Séptimo lugar en el mundo en reservas recuperables de minerales de uranio.

Segundo lugar en Europa y 10º lugar en el mundo en reservas de mineral de titanio. Segundo lugar en el mundo en términos de reservas exploradas de minerales de manganeso (2.300 millones de toneladas o el 12% de las reservas mundiales).Segundas reservas de mineral de hierro más grandes del mundo (30.000 millones de toneladas).Duodécimo mayor productor de acero del mundo (32,4 millones de toneladas).Segundo lugar en Europa en reservas de mineral de mercurio.

Tercer lugar en Europa (y 13° lugar en el mundo) en reservas de shale gas (se trata del gas natural que se encuentra atrapado en sedimentos de roca abundantes en esquisto y otros materiales orgánicos, a profundidades de mil a cinco mil metros)Séptimo lugar en el mundo en reservas de carbón.

Primer lugar en Europa en la producción de amoníaco. Primero en Europa en superficie de tierra cultivable, el 56,1% de la tierra de Ucrania es cultivable, y tercer lugar en el mundo por el área de suelo negro, con 25% del volumen mundial. Primer lugar en el mundo en exportaciones de girasol y aceite de girasol. Segundo lugar en el mundo en materia de producción de cebada y cuarto en materia de exportaciones del mismo cultivo. Tercer productor y cuarto mayor exportador de maíz del mundo. Cuarto productor mundial de papas.

Cuarto productor mundial de centeno. Quinto lugar en el mundo en producción de abejas (75 mil toneladas).Quinto lugar en el mundo en exportaciones de trigo.Para tener una idea de la magnitud agrícola de Ucrania, debemos decir que puede satisfacer las necesidades alimentarias de 600 millones de personas, no está de más recordar que tanto en Irak, Afganistán, Libia o en Siria, ha habido una agresión militar desigual por parte de Estados Unidos contra esos países, bajo motivos falaces o inventados (como las armas de destrucción masiva en Irak), con ayuda de otros países “aliados”, y a menudo coaligándose con grupos terroristas (como ISIS), y no ha habido ninguna condena mundial por esos hechos. Es el doble rasero con que se miran los acontecimientos que suceden. Pero la realidad, es una sola. Por los hechos la conoceremos.

Por Sergio Schvarz
Periodista y escritor

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