Una serie de desaciertos personales y políticos ha llevado a que la permanencia en el cargo por parte del señor Eleuterio Fernández Huidobro esté llamada, en el cortísimo o corto plazo, a culminar.
Sería deseable, por el bien del país, de su Partido y de su persona, que el señor Fernández expusiera la actitud noble de dar un paso al costado.
Si no lo hace por convicción, que lo haga por vergüenza, y si no lo hace por vergüenza, que lo haga por coherencia política, toda vez que la Mesa Política del Partido de gobierno ha rechazado, unánimemente, sus declaraciones sobre el tema de los hombres y de las mujeres desaparecidos, de sus familiares, etcétera.
Es el último eslabón de una cadena de errores que vienen de larga data y que lo ponen, y exponen, al escarnio público, al tiempo que presentan a un Partido, como el Frente Amplio, a vivir una realidad bifronte: la del Partido y la de la conveniencia política en el manejo de ciertos estamentos civiles y militares emparentados con la última dictadura cívico-militar que tuvo el país.
Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo
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