La UE no se acopla a EEUU

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El viaje de Xi Jingpin a Moscú está siendo un punto de viraje de las relaciones de la Unión Europea con China desde su mismo anuncio. Mucho indica que pese a los esfuerzos de Washington para que la UE se alinee plenamente con EEUU, la creciente cercanía de Beijing con Moscú la presiona para defender sus lazos comerciales y de inversión con China.

Alemania le da ejemplares de sus famosos tanques a Ucrania, pero en noviembre el canciller de Alemania, Olaf Scholz, fue a China. Al mes siguiente fue Charles Michel, del Consejo Europeo. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, hizo su visita en estos días y por una semana, y le siguen el presidente de Francia, Emmanuel Macron, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

China responde con un esfuerzo por mejorar sus relaciones con la UE, pues, tal como afirma Matina Stevis-Gridneff desde Bruselas para el New York Times, nada le gustaría más a China que dividir a Europa de los Estados Unidos, y está ansiosa por enfatizar que una mejor posición no solo sería buena para los negocios, sino que también beneficiaría la búsqueda de Europa de una «autonomía estratégica»: mantener su independencia de acción, incluso de los Estados Unidos.

El mes pasado, en la Conferencia de Seguridad de Munich, Wang Yi, el nuevo jefe de política exterior de China, criticó duramente a Estados Unidos y apeló a los europeos a actuar por su cuenta. “Necesitamos pensar con calma, especialmente nuestros amigos en Europa, sobre qué esfuerzos se deben hacer para detener la guerra; qué marco debería haber para llevar una paz duradera a Europa; qué papel debe jugar Europa para manifestar su autonomía estratégica”, dijo.

Sugirió que Washington quería que la guerra debilitara a Rusia. “Es posible que algunas fuerzas no quieran que se materialicen las conversaciones de paz”, dijo. “No les importa la vida o la muerte de los ucranianos o el daño a Europa. Podrían tener objetivos estratégicos más grandes que la propia Ucrania”.

China ha estado involucrada en una renovada ofensiva de encanto en Bruselas, con el recién nombrado embajador Fu Cong, quien asumió el cargo en diciembre con palabras calurosas sobre la relación con la UE, “dos fuerzas principales que defienden la paz mundial, dos grandes mercados que promueven el desarrollo compartido, y dos grandes civilizaciones que promueven el progreso humano”.

La guerra en Ucrania ha traído consigo un profundo alineamiento entre la Unión Europea y Estados Unidos, que se han mantenido unidos en oposición a la invasión de Rusia. Por otro lado, China es un socio comercial y de inversión clave que las principales potencias europeas, especialmente Alemania, no pueden permitirse alienar. Y lo que logran las visitas a Beijing de esta sucesión de primeras figuras europeas es enviar una señal importante a Washington: “Les dice a los estadounidenses que nos preocupamos por esa relación con China”, señala la periodista del New York Times.

Los países europeos, que no ven a China como un rival sino como un socio comercial cada vez más problemático, preferirían que los estadounidenses dejen de presionarlos para que adopten una postura más dura contra Beijing. Diplomáticos europeos señalaron que en reuniones con las autoridades estadounidenses, legisladores estadounidenses describieron la estrecha coordinación de las sanciones de la UE y los EE. UU. contra Rusia como un plan para posibles sanciones futuras contra China, en caso de que haya un movimiento militar contra Taiwán.

Ese tipo de conversación, dijeron los diplomáticos, ha inquietado a los gobiernos europeos, que ven mejor sus intereses si no toman partido entre Washington y Beijing, especialmente no tan pronto en lo que se está convirtiendo en un enfrentamiento entre superpotencias.

El gobierno chino también ha estado tratando de resucitar un importante acuerdo comercial con Bruselas, el Acuerdo Integral sobre Inversiones, que casi se completó hace cinco años para disgusto de los estadounidenses. Fue anunciado pocos días antes de que el presidente Biden asumiera el cargo y a pesar de las advertencias de su equipo de esperar. Pero el acuerdo se estancó desde entonces.

Parece poco probable resucitar el acuerdo, dijo Reinhard Bütikofer, uno de los cinco miembros del Parlamento Europeo sancionados por Beijing por sus opiniones críticas sobre China después de que el Parlamento impusiera sanciones a China por el duro trato a los uigures, una minoría musulmana nativa de Xinjiang. China ha sido acusada de crímenes contra la humanidad, lo cual niega, y ha enviado a miles de uigures a lo que llama campos de reeducación. Los diplomáticos de la UE dijeron que Fu sugirió recientemente, en reuniones privadas, que China podría levantar unilateralmente esas sanciones si Bruselas luego se movía para completar el acuerdo de inversión. Pero el consenso entre los funcionarios es que tal movimiento sería casi imposible.

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