Mentiras perversas / Gardner, la alienación parental y sus mentiras demenciales y deshumanizantes

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El manejo que han hecho determinados parlamentarios uruguayos, en defensa de la llamada “tenencia compartida”, invocando el “síndrome de alienación parental” (SAP), demuestra su ignorancia e incluso permite presumir su mala fe por lo que es preciso desenmascarar al finado Richard Gardner y sus teorías pseudocientíficas, verdaderas fechorías justificadoras de crímenes y aberraciones.

La charlatanería del SAP  Richard Gardner (1931-2003) fue un médico psiquiatra estadounidense que descubrió el filón de los litigios entre parejas en divorcio para promoverse como experto forense (actuó como tal en más de 300 juicios muy mediáticos en muchos juzgados de los Estados Unidos) y hacer su fortuna como autor y editor de decenas de libros y cientos de artículos en revistas para la difusión de sus teorías.

Ninguna institución seria, universidad o asociación académica ha aceptado sus especulaciones, desde la APA en los EUA hasta la OMS a nivel mundial. Pero el rechazo y las críticas documentadas no hicieron mella en el negocio. Gardner terminó suicidándose en el año 2003, a los 72 años en su casa de New Jersey. No se cortó las venas por haber fracasado económicamente o por sentirse rechazado por la comunidad científica sino por padecer de una enfermedad neurológica incurable, el síndrome del dolor regional complejo, que le causaba sufrimientos intensos. Las creaciones de su mente retorcida y los remordimientos causados por las mismas poco habrían tenido que ver en el desenlace.

Hubo un ámbito en donde Gardner fue un éxito: ante los jueces y jurados defendiendo a acusados de abusos sexuales, violaciones y violencia doméstica. En Estados Unidos, especialmente en la década de los 80 y los 90 del siglo pasado, los abogados defensores de violentos y abusadores erigieron a Gardner como su experto de cabecera. El psiquiatra, un hábil declarante explicando el SAP, era especialista en convencer a los legos de que los acusados de violencia y abuso contra los niños eran víctimas de una manipulación, del otro cónyuge o de quien los denunciaba, para envenenar las mentes infantiles con sucesos falsos, tergiversaciones o engaños destinados a obtener la tenencia y “castigar” al violento/a. En 1992, The National Law Journal se refería al psiquiatra como una de las voces más prominentes – algunos dicen que más peligrosas- que hacían suya la teoría del ‘backlash’ (la reacción), es decir la idea de que había una epidemia de mujeres vengativas que acusaban falsamente a los padres de abuso sexual infantil para ubicarse favorablemente en las disputas en torno a la tenencia de los hijos.

La prueba de que la ignorancia se vale de la charlatanería para defender a los violentos y vulnerar los derechos esenciales de los niños y jóvenes, radica en que ninguna de las teorías de Gardner pudo ser verificada por ningún estudio científico en ningún país del mundo. El SAP es un invento malicioso de un charlatán que descubrió, en 1985, como hacerse de fama y mucho dinero en los foros judiciales y ante audiencias mediáticas manipulables. En un principio, Gardner acusaba a las mujeres de ser las que promovían el SAP para “castigar” a sus maridos levantando falsas denuncias, pero pronto dijo -igualmente sin probarlo- que también había mujeres víctimas del SAP por parte de maridos manipuladores.

El SAP sobrevivió basado en la ignorancia y por eso, más de treinta años después, un puñado de legisladores uruguayos, que no deben a haber leído ni las solapas de un libro o el resumen de un artículo de Gardner, lo citan para imponer una ley regresiva y violatoria de los derechos primordiales de los niños y jóvenes exponiéndolos a la violencia bajo un torticero argumento de ecuanimidad (niños “huérfanos de padres vivos”). Lo que tiene que saberse es que el SAP era una de las teorías de Gardner, la punta del iceberg, así que los invitamos a repasar algunas otras siguiendo a una especialista, Stephanie Dallam[i], y los propios textos del autor.

La teoría de la sexualidad atípica/Gardner desarrolló una teoría propia acerca de los beneficios que producían las prácticas sexuales desviadas o parafilias. Las parafilias son formas de comportamiento de las personas, en las que la fuente predominante del placer sexual no se encuentra en la relación sexual como tal, sino en alguna otra actividad u objeto.

Las definiciones más usuales recogen comportamientos como la coprofilia (excitación sexual producida por las materias fecales), el frotismo (la excitación sexual producida al refregar los genitales contra desconocidos), el masoquismo (placer ligado a la propia humillación o sufrimiento físico), el sadismo (placer erótico al provocar dolor o humillación a la pareja), el voyeurismo (excitación producida al observar a otros manteniendo relaciones sexuales), la pedofilia (atracción sexual de adultos por prepúberes, impúberes de trece años o menores), la clismafilia (placer sexual obtenido usando enemas), la urofilia (atracción por ver orinar o ingerir orina), la necrofilia (relación sexual con cadáveres) y la zoofilia (atracción sexual por los animales).

Aunque se trata de criterios usualmente subjetivos hay más de ochenta parafilias identificadas. Gardner propugnaba que las mismas deben ser apreciadas como “valores de supervivencia de la especie” y por lo tanto no deberían ser excluidas de las llamadas formas naturales de conducta sexual humana [ii]. Las parafilias – decía – pueden ser útiles a los propósitos naturales debido a su capacidad para aumentar el nivel general de excitación sexual en la sociedad y por ende para incrementar la posibilidad de que la gente mantenga relaciones sexuales que, por lo tanto, contribuirán a la supervivencia de la especie.

Como parte de semejante teoría Gardner aducía que la pedofilia es útil para el propósito de la procreación. Aunque una niña no pueda quedar embarazada, una que haya sido sometida a encuentros sexuales en una edad temprana es probable que se vuelva altamente sexualizada y por eso sentirá una fuerte atracción hacia las experiencias sexuales en sus años de prepúber. Tales “charged up child” (niños recargados) es más probable que trasmitan sus genes a su progenie a una edad más temprana. Cuanto más temprano en el tiempo aparezca el mecanismo de supervivencia de las urgencias sexuales, más prolongada será la extensión de la capacidad procreadora y mayor la posibilidad de que el individuo cree más mecanismos de supervivencia en la generación siguiente.

Es una teoría demencial cuya similitud con la eugenesia y el racismo más crudo la acolitan con los delirios de Himmler y demás  genocidas nazis [iii].

Las concepciones de Gardner sobre la pedofilia/ Aunque el énfasis de su obra se hace sobre las “acusaciones falsas de abuso sexual”, el autor admitía que el verdadero abuso sexual de niños está muy extendido y que en la gran mayoría, “probablemente más del 95%”, de las denuncias son válidas[iv]. Para él las actividades sexuales entre adultos y niños son un fenómeno universal y en la misma forma, el incesto (“la pedofilia intrafamiliar”) está muy extendida y probablemente sea una antigua tradición. Sugiere que la “sociedad occidental” es excesivamente moralista y punitiva en relación con la pedofilia, de modo que los castigos aplicados a los pedófilos exceden la gravedad del crimen. La prohibición del sexo entre adultos y niños es una “sobrerreacción” cuyo origen remonta a los judíos que, entre todos los pueblos de la antigüedad, habrían sido los únicos punitivos hacia los pedófilos. De este modo considera que las disposiciones tempranas del cristianismo contra la pedofilia se deriva del judaísmo. Sigue la divagación afirmando que “hay buenas razones para creer que la mayoría, sino la totalidad, de los niños tienen la capacidad de alcanzar el orgasmo desde el momento de su nacimiento”. A lo que agrega que algunos niños experimentan grandes apetitos sexuales en la primera infancia. El niño “normal” – dice Gardner – muestra una amplia variedad de fantasías sexuales y conductas que serían calificadas como enfermas o pervertidas si la exhibieran los adultos. Generalmente se considera que el niño sexualmente abusado es la víctima – decía Richard – aunque el niño puede iniciar los encuentros sexuales “seduciendo” al adulto pero si la relación es descubierta, el niño muy probablemente mentirá o fabulará de modo que el adulto sea acusado por iniciarla.

La idea de que la pedofilia es una enfermedad y un crimen es un reflejo de la actual postura de la cultura occidental en la materia, de modo que él también llegó a creer que la actividad sexual entre un adulto y un niño es un acto punible. Sin embargo – agrega – no cree que sea intrínsecamente asi porque en otras sociedades y en otras épocas no era psicológicamente dañina. Y aquí viene la perla: “lo que determina que la experiencia sea traumática es la actitud social hacia estos encuentros”.

 El tratamiento de Gardner para los niños abusados/ En 1991 Gardner decía que él no desarrollaba terapia por abuso sexual a menos que estuviera un 100% convencido de que el abuso hubiera tenido lugar. Sin embargo, como ya vimos que este personaje tenía una visión tan leniente de la pedofilia, recomendaba a sus colegas que es extremadamente importante que el terapeuta tenga en cuenta que los niños que han sido genuinamente abusados pueden no necesitar una intervención terapéutica porque había que considerar toda una gama de hechos: desde aquellos niños que fueron forzados y no obtuvieron placer, que podría considerarse como violados, hasta aquellos que “gozaron inmensamente de las actividades sexuales” (con respuestas orgásmicas).

Por lo tanto proponía que el tratamiento se brindara si el niño presentaba síntomas en áreas importantes de su vida, en el hogar, en la escuela, en la relación con su pares. Si al cabo fuera necesario el tratamiento, Gardner recomendaba que un solo terapeuta atendiera a toda la familia, incluyendo al abusador, y aconsejaba que no se eligiera a un terapeuta de los que consideraban que un encuentro sexual entre un adulto y un niño le causará a este último perturbaciones severas.

Aquí aparece el SAP puesto que advierte que, si bien el niño debe ser protegido de abusos reiterados, el terapeuta debe prestar especial cuidado para que el niño no sea alienado del padre abusador. La remoción de un padre pedofílico del hogar “solamente debe ser considerada seriamente” después que todos los intentos de tratamiento de la pedofilia y de reunión de la familia hayan fracasado. Inclusive a los pedófilos que hayan abusado de un niño fuera del hogar primero se les debe dar la oportunidad de un tratamiento comunitario. Si este falla, solamente entonces se considerará algún tipo de encarcelamiento. Junto con semejante benevolencia,admite que las personas que muestran un patrón reiterado de pedofilia no puede ser curados y que una terapia efectiva no puede desarrollarse ya sea con el niño o con el padre si hay una alto grado de reincidencia.

Terapia con los niños/Gardner considera que el desorden de estrés post traumático (PTSD, su sigla en inglés) es una forma natural de desensibilización sistémica y recomienda que la madre sea desalentada para involucrarse en litigios porque interferiría con el proceso natural de desensibilización y sometería al niño a una amplia variedad de interrogatorios que inevitablemente serán dañinos. Además la investigación psiquiátrica y judicial, tales como las concibe Gardner, le llevan a considerar que harán más daño que el abuso sufrido.

Con el tiempo, dice, las preocupaciones disminuyen hasta un punto en q     ue serán enteramente olvidadas. Para él la terapia consiste en facilitar el proceso de desensibilización. Si el niño o la niña se sienten culpables por haber participado en actividades sexuales con adultos, recomienda que se les diga que en otras sociedades estas actividades son normales y que la nuestra es exageradamente punitiva y moralista con los encuentros sexuales entre adultos y niños. Según él los pequeños deben ser ayudados a apreciar la sabiduría de una cita de Hamlet, de Shakespeare, que “nada es bueno o malo, sino que el pensamiento es lo que le da ese carácter”.

Agrega Gardner que el niño/a puede presentar fuertes urgencias sexuales cuando el abuso se interrumpe por lo que, en tal caso, los menores deben se animados a masturbarse.

Terapia con las madres/Según el promotor del SAP, el tratamiento para las madres debe centrarse en la extinción de su rabia hacia el esposo y en ayudarla a que se muestre más receptiva sexualmente hacia el mismo. Si la madre ha reaccionado al abuso en forma histérica o lo ha usado para llevar a cabo una campaña de denigración contra el padre, el terapeuta deberá tratar de “tranquilizarla” porque “su histeria (…) contribuirá a que el niño/a  sienta que se ha cometido un crimen odioso y por ende disminuirá la posibilidad de cualquier acercamiento con el padre”. La madre también debe ser “ayudada” para comprender que en la mayoría de las sociedades del mundo la pedofilia era y es común.

Sin el más mínimo respaldo clínico o científico, Gardner dice que las madres de víctimas de abuso sexual son a menudo personas pasivas, masoquistas, socialmente aisladas, que frecuentemente también habían sido sexualmente molestadas en su niñez, a resultas de lo cual, una “ira residual” hacia quien la molestó puede estar interfiriendo en la relación con su esposo.

El divague sigue y Gardner recomienda que el terapeuta debe inducir a la madre a conformarse. Adicionalmente, la madre puede presentar problemas sexuales capaces de producir la sanción consciente o inconsciente del abuso a causa de sus propias inhibiciones sexuales. La madre podría no haber alcanzado nunca el orgasmo y Gardner sugiere que el terapeuta debe ayudarla a alcanzar la gratificación sexual.

Señala que las manifestaciones verbales acerca del placer de la respuesta orgásmica han probado no ser muy exitosos por lo que el terapeuta debe animar a experiencias, bajo situaciones apropiadas, para conseguir dicha respuesta. Recomienda el uso de vibradores y la masturbación, que le facilitará a la madre el promoverla en su hija. Además el “aumento de la sexualidad de ella” puede “disminuir la necesidad de su marido de volver a buscar la satisfacción sexual en su hija”.

Sin pacatería alguna y con asquete, el lector se habrá dado cuenta que Richard Alan Gardner, era él mismo un pedófilo practicante y un abusador sexual. Un inocultable promotor del abuso sexual y la violencia intrafamiliar. Un cultor de perversiones. Un criminal y un instigador de crímenes.

Terapia con los padres pedófilos/Gardner, como la mayoría de los que se pasean con carteles reclamando la llamada “tenencia compartida”, es de los que no creían que los padres que niegan haber cometido abusos sexuales necesiten terapia. Si un padre solicita terapia, recomienda que el terapeuta se dedique a reforzar la autoestima del paciente, señalando que la pedofilia está presente en todos nosotros y que ha sido considerada lo normal por la vasta mayoría de los individuos en la historia universal. Se debe ayudar al pedófilo – dice Gardner – para apreciar que aún hoy en día es una práctica extendida y aceptada literalmente por billones de personas. El pedófilo debe apreciar que especialmente en “nuestra sociedad occidental” adoptamos una actitud “muy punitiva y moralista” hacia tales inclinaciones y que ha tenido mala suerte en nacer en un lugar y una época  con esa actitud negativa hacia la pedofilia. La terapia debe concentrarse en exculpar al pedófilo sin perjuicio de lo cual no se justifica esa práctica en “nuestra” sociedad porque la reacción de ésta es la que causa el sufrimiento del niño.

Finalmente, el esclarecido terapeuta no debe dedicarse a enfocar el problema primario (el abuso sexual) sino que las sesiones deben enfocarse en “hablar sobre otras cosas” porque el objetivo de la terapia es “ayudar a la gente a olvidar sus problemas”.

Gardner en el espejo: negación, justificación y naturalización del abuso

1 – Negación del daño – Las actividades sexuales entre adultos y niños son un fenómeno universal que puede formar parte del repertorio natural de actividades sexuales humanas. Estos encuentros no son necesariamente traumáticos. Lo que determina el traumatismo de la experiencia es la actitud social hacia esas conductas.

2 – Condenación de los que condenan – Los psicólogos y los abogados están motivados por una combinación de dinero, sexo y poder para alimentar una histeria nacional acerca del abuso sexual. Los profesionales que hacen evaluaciones del abuso sexual infantil son presentados como poco calificados, faltos de experiencia e incompetentes, que hacen preguntas capciosas y emplean técnicas coercitivas de interrogatorio asimilables a la tortura. Muchos terapeutas sin títulos son charlatanes o psicópatas o incompetentes, dijo Gardner ante el espejo, y las denuncias e investigaciones sobre abusos sexuales pueden causar más daño que el propio abuso.

3 – Principios y valores superiores – La pedofilia es la norma en la mayoría de las culturas del universo y en nuestra cultura occidental está excesivamente inhibida. Gardner creía que, en la historia del mundo, los hombres que abusaban sexualmente de sus hijos eran probablemente más comunes que aquellos contenidos que no lo hacían. Teoriza diciendo que la pedofilia es un fenómeno natural que puede potenciar la supervivencia de la especie.

4 – Negación de la víctima – Los niños normales exhiben una amplia variedad de fantasías y conductas, muchas de las cuales serían calificadas como enfermas o pervertidas si las exhibieran adultos. Gardner creía que la mayoría de los niños tiernen la capacidad de alcanzar el orgasmo desde el momento de nacer y que pueden desarrollar fuertes deseos sexuales durante los primeros años de vida e iniciar encuentros sexuales con adultos. “En la actualidad, el niños que ha sufrido abuso sexual generalmente es considerado como víctima aunque el niño puede iniciar encuentros sexuales “seduciendo” al adulto. Si la relación sexual es descubierta, “el niño es capaz de fabular de modo que el adulto será acusado por haberla iniciado».

[i]Dallam, S. J. (1998). Dr. Richard Gardner: A review of his theories and opinions on atypical sexuality, pedophilia, and treatment issues. Treating Abuse Today, 8(1), 15-23. Se accedió en: http://www.leadershipcouncil.org/1/res/dallam/2.html . Dallam es una nurse estadounidense de gran experiencia especializada en la aplicación ética de la psicología al bienestar y la salud pública.

[ii]   Estas aseveraciones figuran en la que llamaríamos la ‘obra principal’ del autor, de 787 páginas, Gardner, R.A. (1992). True and false accusations of child sex abuse. Cresskill, New Jersey: Creative Therapeutics (esta es la editorial que creó Gardner para vender sus libros, películas, CDs).

[iii]No hay una linea de investigación en ese sentido pero la experiencia profesional de Gardner se basa en su desempeño como psiquiatra infantil en un hospital militar de las fuerzas estadounidenses de ocupación en Alemania.

[iv]  Gardner, R.A. (1991). Sex Abuse Hysteria: Salem Witch Trials Revisited . Cresskill, NJ: Creative Therapeutics.

Por Lic. Fernando Britos V.

 

 

 

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