En España según a difundido el periódico La marea; «las bodas son el rito que sufre la mayor caída: entre 2013 y 2021 se celebran un 53,5% menos de enlaces matrimoniales por la iglesia». Agregando que en otras actividades religiosas; «se llevaron a cabo 254.222 bautizos católicos, la principal celebración litúrgica de la Iglesia, seguida de primeras comuniones, confirmaciones y bodas. Ocho años después, los bautizos no llegaron a los 150.000 en todo 2021, el último año para el que la Conferencia Episcopal ofrece datos. Un descenso de 41% en este tipo de celebración de iniciación al cristianismo que, sin embargo, no es la que mayor caída sufre.
La secularización de la sociedad española también es visible en el menor número de comuniones, el segundo mayor rito católico: mientras que en 2013 se acercaron a las 250.000, en 2021 apenas superaron las 180.000, es decir, un 26,75% menos. Las confirmaciones sufren un menor descenso: de 118.000 a 103.500, una pérdida del 12,2%. En el extremo contrario, las bodas, que en ocho años han pasado de 54.000 a algo más de 25.000, un 53,55% menos.
En menos de una década, la Iglesia española ha perdido una de cada tres celebraciones litúrgicas anuales. La pandemia de la COVID-19 ha influido de manera clara en el descenso de estos ritos, principalmente en 2020, donde bautizos, comuniones, confirmaciones y bodas alcanzaron su mínimo histórico en España. La caída fue tal que las unciones de enfermos doblaron con creces al número de matrimonios: 29.627 frente a 12.679. En 2021, si bien con menos diferencia, el último adiós ha vuelto a superar a los enlaces: 27.045 unciones y 25.762 bodas. Sin embargo, el proceso de laicismo ha sido continuado en el tiempo y, desde 2013, los bautizos, primeras comuniones y bodas han sufrido un descenso paulatino año tras año. Solo las confirmaciones sufrieron un pequeño repunte en 2016 y 2017, aunque a partir de ahí comenzaron también a caer progresivamente.
La pérdida de fe también se refleja en los recursos humanos de la propia Conferencia Episcopal. En una década (2012-2021), el número de sacerdotes ha pasado de 19.347 a 16.126, un 16,6% menos. También se ha reducido el número de monjas y monjes de clausura (de 10.899 a 8.326) y de catequistas (de 109.334 a 87.923)».
En Uruguay el arzobispo de Montevideo y cardenal, Daniel Sturla, en entrevista de Radio Carve, manifestó; «que el hecho de que haya cada vez menos personas creyentes y que va a la iglesia católica, es un fenómeno que duele y que indica muchas cosas que no son fáciles de explicar (…) Es parte de una crisis, de una realidad dura que tiene su origen desde hace mucho tiempo. Después de la pandemia hubo un rebrote de la fe”. En Montevideo hay 19 jóvenes que estudian para ser sacerdotes, no es un mal número pero es una realidad que en Uruguay ha bajado la cantidad de seminaristas dice la nota».
Italia; «el campanario ya no resuena como hasta hace unos años. En lugar de un pueblo alrededor de la mesa eucarística, hay un «rebaño disperso» que asiste cada vez menos a misa en las parroquias italianas . Y alguien habla de «iglesias vacías», recoge en sus paginas el cotidiano de inspiración católica Avvenire por estos días. Luego agrega que; «Deberíamos preguntarnos: ¿Quién se ha distanciado de quién? Son personas que se han distanciado de la Iglesia o de ciertos rituales; ¿O es la Iglesia la que se ha distanciado de la gente, perdiendo parcialmente su capacidad de reunirse en nombre del Evangelio? Sin embargo, a menudo nos enfrentamos a comunidades con vínculos frágiles, con miembros débiles y, a veces, incluso con un estilo de fraternidad que varía a un ritmo variable (…) hay que tener debidamente en cuenta las críticas a los ritos aburridos e indescifrables, especialmente poco animados y atractivos».
Por Francisco Montiel
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