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Los amigos de Shay

 Una cena el día 7 de noviembre, unos paneles en Montevideo el miércoles 8 y una mesa redonda con fiestón en Punta del Este el jueves 9 marcarán el pasaje del Tercer Foro Israel Latinoamérica promovido por el Movimiento de Lucha Contra el Antisemitismo  (CAM por su sigla en inglés) una organización con sede en Nueva York pero muy vinculada con las poderosas organizaciones sionistas y dependencias internacionales del Estado de Israel.

A estos se suman las organizaciones y grupúsculos de la ultra derecha criminal centroamericana, particularmente de Guatemala y Honduras; un conjunto de propagandistas ambulantes, locales, europeos y estadounidenses, financiados por el gobierno israelí y las organizaciones sionistas; los presuntos expertos y políticos derechistas son receptores de diversas canonjías y emolumentos con las que Israel suele colmar a estas figuras. Además, el acontecimiento cuenta con su propio canal de televisión por suscripción D News (DirecTV), fundado desde Argentina por el poderoso Grupo Werthein a mediados del año pasado [i].

Fernando Britos V.

El Director de Asuntos Hispanoamericanos del CAM, es Shay Salamon, un paramédico israelí, que es gerente general y vicepresidente de empresas que prestan servicios de salud pero aparece como el principal operador de estas campañas propagandísticas del gobierno israelí. Salamon se presenta como alguien que ha dedicado casi veinte años de su vida al mundo a la medicina de emergencia (como paramédico), tanto en funciones clínicas como educativas en Israel, y participó en misiones de rescate no especificadas en el mundo. Representó a las Instituciones Nacionales del Estado de Israel en América Latina, sirviendo como Emisario de la Agencia Judía y más tarde del Keren Kayemet LeIsrael (KKL-JNF).

Antes de unirse a CAM, Shay dirigió proyectos de ayuda humanitaria en Centroamérica y, en consecuencia, fue honrado como Embajador de la Paz de Guatemala (ninguno de estos datos tienen confirmación fehaciente pero son atribuibles a los últimos cuatro o cinco años bajo los corruptos gobiernos de Morales y Giammattei en Guatemala y de Hernández en Honduras)..

Según parece Salamon se vincula a Guatemala y a Honduras en el último decenio por lo que es oportuno ver quienes son sus amigos y socios centroamericanos de acuerdo con lo que él mismo presenta posando en fotos y anunciando eventos.

Uno de los principales socios de Salamon en Guatemala es Fidel Reyes Lee,  parlamentario que integra un grupúsculo de ultraderecha en el congreso unicameral guatemalteco. Dicho grupúsculo se denomina BIEN o Bloque por Bienestar Nacional. En las últimas elecciones consiguió ubicar 8 diputados entre los 160 que integran el parlamento pero el movimiento ya se fracturó. Fidel Reyes Lee, que es presidente de una sedicente Liga de Amistad Parlamentaria Guatemala – Israel, solamente cuenta con la mitad de sus diputados. Los otros cuatro electos por BIEN se oponen a los negociados de Reyes Lee, a quien el otro cofundador de BIEN, Alfonso Portillo, califica como “un hampón de la política”. Desde siempre Fidel Reyes aparece sumido en escándalos de corrupción, fraudes y abusos. Es de esperar que este turbio personaje no haya sido traído a Montevideo por Salamon.

El actual “Tercer Foro Latinoamericano” fue precedido, precisamente por el “Primer Foro Centroamericano por Israel” que se llevó a cabo en julio del 2021 (el Segundo Foro parece haberse llevado a cabo sin pena ni gloria en Panamá el año pasado). En numerosas fotografías Salamon se muestra junto a otro de los personajes patibularios de la política centroamericana. Se trata nada menos que del ex Presidente de Honduras Juan Orlando Hernández que ocupó la primera magistratura entre 2014 y 2022.

CAM Director of Hispanic Outreach Shay Salamon and Uruguayan Deputy Environment Minister Gerardo Amarilla. (combatantisemitism.org/)

Hernández no podría haber venido a Montevideo porque en febrero pasado los Estados Unidos solicitaron su extradición para juzgarlo como narcotraficante y contrabandista de armas y ha sido preso y deportado. Hernández encabezó un gobierno ultraderechista: su prontuario incluye el saqueo a los fondos de la Seguridad Social hondureña para financiar su primera campaña electoral y pasa por medidas represivas y criminales como el amparo a los asesinos de la activista indígena Berta Cáceres, los asesinatos de 123 dirigentes cívicos que se oponían a un plan de represas que ocultaba gigantescas coimas.

Desde 2018, cuando ya aparecía frecuentemente con Shay Salamon, Hernández era investigado por la DEA y la justicia estadounidense por narcotráfico y lavado de activos. El ex presidente hondureño deportó a Estados Unidos a una serie de narcos de su país y después se descubrió que de este modo había allanado el camino para que el Chapo Guzmán y el cartel de Sinaloa, que eran sus socios, se deshicieran de competidores para enviar más de 500 toneladas de cocaína a través de Honduras.

Lamentablemente, el Consejo de Rabinos de las Américas (con sede en Washington), tal vez inducido por Salamon, salió a defender públicamente a Juan Orlando Hernández, en febrero del año pasado, aunque no pudo evitar la prisión y deportación a los Estados Unidos de este “amigo de Israel”.

Cuando Salamon indica que el CAM  (Movimiento de Lucha o de Combate contra el Antisemitismo) es una organización interreligiosa tal vez se esté refiriendo al hecho de que los políticos ultra derechistas hondureños y guatemaltecos son invariablemente fundamentalistas religiosos, católicos ultramontanos, evangélicos y pentecostales. Todos se oponen a la despenalización del aborto; todos al estilo Milei califican a sus organizaciones como Partido Libre, Partido de la Libertad, etc. Hernández se rodeó de “expertos” de sectas evangélicas y de miembros del Opus Dei; entre otras medidas impuso la oración matinal obligatoria en todos los organismos de enseñanza (escuelas y liceos), destacamentos de la policía y unidades de las Fuerzas Armadas y los bomberos. Asimismo estableció la prohibición total del aborto y del matrimonio igualitario.

Pero la inserción más fuerte de Shay Salamon se encuentra sin lugar a dudas en Guatemala. Allí gozó de todas las facilidades para su organización por parte del Presidente Jimmy Morales (nacido en 1969) que ocupó la primera magistratura entre el 2016 y el 2020. Morales es un actor de cine y televisión, productor y director. Es contador público y teólogo bautista que, además, cuenta con una especialización en “seguridad estratégica y defensa”. Este personaje, popular por sus programas de TV resolvió dedicarse a la política en el 2011 a través de un grupo ultraderechista denominado Frente de Convergencia Nacional.

El principal apoyo de su organización era nada menos que la Asociación de Veteranos Militares que agrupa a los perpetradores de crímenes, torturas, asesinatos, secuestros y masacres durante la Guerra Civil en Guatemala (1960 -1996). El gobierno de Jimmy se sumió en una permanente cadena de escándalos de corrupción. Guatemala cayó en una situación deplorable (73% de las familias pasaban hambre, 8 de cada 10 niños presentaban desnutrición). Morales, su hermano y su hijo robaron miles de millones de dólares, de modo que su popularidad cayó de un 89 % original a un 10% hacia el fin del mandato. Las últimas denuncias en su contra apuntaban a una cadena de abusos sexuales pero en todo caso se presume que los cargos genéricos de corrupción en su contra incluyen vinculaciones con el narcotráfico.

Jimmy Morales fue sucedido en la Presidencia de Guatemala en el 2020 por otro derechista archi conservador que, desde luego, apoya la operativa propagandística de Salamon y su organización. Se trata de Alejandro Giammattei (nacido en 1956), un médico y político ultra derechista (partidario de la pena de muerte, de la mano dura y del uso del ejército en materias de seguridad ciudadana; también partidario de la prohibición total del aborto y del matrimonio igualitario, que considera que es terrorista todo aquel que cometa un ataque contra servicios públicos). En los antecedentes políticos de Giammattei obra haber sido durante algunos años director del sistema penitenciario guatemalteco [ii].

El gobierno de Giammattei ha estado plagado de escándalos de corrupción relacionada con las obras públicas. Acumula una cantidad de promesas incumplidas y el país tuvo uno de los peores desempeños en materia de vacunación contra el COVID-19. Se caracteriza por la prohibición de la educación sexual en las escuelas y por la persecución a homosexuales a quienes considera “grupos minoritarios incongruentes con la moral cristiana”. Otras víctimas del represor Giammattei han sido los movimientos indígenas y campesinos, la falta de investigación en relación con el asesinato de sus dirigentes. Los jueces, fiscales y abogados han sido especialmente perseguidos por el gobierno. En particular se ha dedicado a perseguir a los organismos anticorrupción de su país apoyados por las Naciones Unidas.[iii]

Shay Salamon y las organizaciones sionistas que comparten agasajos y florilegios con estos gobernantes derechistas centroamericanos se cuidan muy bien de hacer cualquier observación o declaración a favor de las víctimas de persecución y asesinato o en contra del narcotráfico y la corrupción que permea a estos gobiernos.

Para él y sus patrocinadores lo que importa es la coincidencia de la política exterior de estos países con la del gobierno ultraderechista israelí. De este modo los presidentes guatemaltecos se han manifestado grandes amigos del régimen de Taiwan (y por ende enemigos de la República Popular China) y de Volodymir Zielenski y los fascistas ucranianos.

La manipulación y las viejas falacias

 En lógica, una falacia es un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionadamente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia.

Los Estados, como las grandes organizaciones transnacionales, tienden a hacer su propaganda, a difundir sus versiones pero por lo común incurren en falacias para manipular. Esto atenta contra la democracia, la paz mundial y el entendimiento entre los habitantes del planeta.

Con motivo de estos “foros” se está promoviendo la falacia de establecer una identificación absoluta y arbitraria entre el bien y las acciones del gobierno del Estado de Israel. Como lógica consecuencia cualquier discrepancia, de cualquier tipo, con las acciones del gobierno israelí es motejada como antisemitismo y representación del mal.

Esta versión de antisemitismo es doblemente perversa porque califica y demoniza cualquier opinión, cualquier crítica o cualquier presunta tibieza en un apoyo ciego a la política del gobierno ultraderechista de Israel como “antisemitismo”. Desde hace un mes, el ataque terrorista del grupo fundamentalista Hamas, desde la franja de Gaza, se ha usado para arrollar cualquier crítica y para justificar cualquiera de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los israelíes y el histórico y sistemático desprecio de las resoluciones de las Naciones Unidas en procura de una paz y convivencia entre palestinos e israelíes en Medio Oriente.

La verdad es que esta demonización de la oposición a la política gubernamental del Estado de Israel llega a coincidir, cada vez más asombrosamente, con las falacias de los nazis que identificaban, permanentemente, a los judíos y los bolcheviques (el judeobolchevismo) como sus principales enemigos. [iv]

Naturalmente esta versión nazifascista del actual “antisemitismo” evita cuidadosamente cualquier crítica o enfrentamiento real con el racismo, la segregación y la limpieza étnica como verdaderos flagelos de la humanidad. Motejar a cualquier duda, cualquier cuestionamiento, cualquier apelación a la cordura, como antisemitismo es un viejo recurso de dictaduras y tiranías. Se trata de una versión típicamente derechista, nazifascista, franquista, autoritaria, destinada a manipular y reprimir cualquier disidencia. Ahora cualquier reclamo por la paz, por evitar la masacre de civiles inocentes es automática y canallescamente presentada como un apoyo a los terroristas fundamentalistas de Hamas.

Manifestaciones de apoyo a Bolsonaro

En este marco, termina intentando involucrar a todas las comunidades judías – la mayoría de las cuales no viven en Israel y muchos de sus integrantes rechazan el colonialismo sionista en Medio Oriente – con la política de guerra permanente de su gobierno. En aras de eso inventan cifras fantásticas y carentes de cualquier respaldo serio acerca del “ascenso del antisemitismo”.

La evidencia más clara en la actualidad es que prácticamente la totalidad de los regímenes derechistas, neofascistas y neonazis, se han declarado amigos y aliados del Estado de Israel. Hace pocos años llamaba la atención que en las manifestaciones de apoyo a Bolsonaro, en Brasil, o a Meloni en Italia, junto a las banderas de esos países ondeara la bandera del Estado de Israel. Ni que hablar que en los actos de Milei en la Argentina también ondea la bandera de Israel como un eco de las histéricas declaraciones antizquierdistas y anticomunistas del candidato.

El húngaro Viktor Orban, un nostálgico del nazismo y racista redomado se ha preocupado por declararse aliado carnal del gobierno israelí. Eso mismo sucede con los racistas y supremacistas blancos en los Estados Unidos, que incluyen las hordas del ex presidente Trump. No puede llamar la atención que los foros y asociaciones promovidas por el llamado Movimiento de Lucha Contra el Antisemitismo sean rejuntes de propagandistas, políticos derechistas, menesterosos de atención pública y fondos provistos por los organizadores que tienen, como característica casi exclusiva su derechismo, su ultra neoliberalismo, su racismo. En política internacional el objetivo de estos coaligados es atacar a China, a Rusia, a Irán y en general combatir a las fuerzas de izquierda, en este caso, en América Latina.

No es una simple coincidencia que este movimiento haya usado como plataforma de lanzamiento a los gobiernos corruptos y derechistas de Guatemala, profundamente enemigos de los derechos humanos, perseguidores de sus poblaciones indígenas y eventualmente penetrados por el narcotráfico.

Ahora resta ver si conoceremos a los “expertos” que esta vez se reunieron en Punta del Este pero estamos seguros de que responden en su totalidad al perfil de los propagandistas, trolls y asesores de relaciones públicas al servicio de las coaliciones de la ultra derecha latinoamericana y mundial.

Por el Lic. Fernando Britos V.

Foto portada Sr. Shay Salamon

[i]El Grupo Werthein es un holding de compañías creado en Argentina. Está íntegramente controlado por la familia Werthein y su origen está ligado al agronegocio y la ganadería pero sus inversiones se han expandido a diversas industrias  de consumo masivo (alimentos y bebidas), servicios financieros, salud, seguros, bodegas, negocios inmobiliarios, tecnologías y energía. Las telecomunicaciones del Grupo están a cargo de Vrio Corporation (con sede en Fort Lauderdale). Vrio Corp. era anteriormente DirecTV Latin America. Es una subsidiaria del Grupo Werthein que la adquirió en 2021 por 500 millones de dólares para producir contenidos para televisión. Posee varios canales de televisión con cinco telepuertos en Argentina, Brasil, Colombia y California. En Uruguay posee DirecTV Uruguay. Como es clásico su penetración y reclutamiento de personal se apoya en el periodismo deportivo y la trasmisión de torneos y competencias.

[ii]Entre los colaboradores más destacados de Giammattei (y por ende más elogiados por Salamon) se cuenta el actual Canciller Mario Búcaro que entre sus méritos cuenta las relaciones especiales con el régimen de Taiwan y con el de Ucrania. Adicionalmente el CAM lo elogia por haber establecido la embajada de su país en Jerusalén el año pasado.

[iii]  Después de 12 años históricos y productivos, el mandato de la comisión guatemalteca contra la corrupción, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), se venció en setiembre de 2019. Desde 2007, la CICIG apoyó investigaciones de corrupción que resultaron en acusaciones contra el ex presidente y vicepresidente de Guatemala; el procesamiento de docenas de altos funcionarios del gobierno, como un magistrado de la Suprema Corte, dos presidentes anteriores, miembros del Cogreso y ministros; la destitución de más de una docena de jueces corruptos y miles de agentes de policía; y la detención de narcotraficantes poderosos.

La CICIG es considerada uno de los mecanismos más exitosos para combatir la corrupción y el crimen organizado. Por ello, la organización se ha ganado reconocimientos de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la sociedad civil guatemalteca.

La CICIG también fue atacada por fuerzas poderosas que intentaron socavar sus investigaciones e impacto. La CICIG prevaleció en contra de muchos esfuerzos para detenerla. El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, bajo investigación por corrupción, buscó socavar la capacidad de trabajo de la comisión y se negó a prolongar su mandato.

La comisión anticorrupción surgió a raíz de esfuerzos de grupos de la sociedad civil guatemalteca que estaban preocupados por la amenaza que las redes criminales en Guatemala representaban a una frágil democracia guatemalteca después del acuerdo de paz de 1996. Como reacción, en 2006 el gobierno guatemalteco le pidió a las Naciones Unidas (ONU) que ayudaran a establecer una iniciativa que auxiliaría a las instituciones locales a investigar, enjuiciar y, a la larga, desmantelar poderosas redes criminales después de la Guerra Civil.

La CICIG, era un organismo de investigación independiente que operaba bajo la ley guatemalteca y dependía del sistema de justicia local. El concepto fundamental era que Guatemala no estaba entregando al exterior su sistema de justicia, sino que estaba confiando en la experiencia de la CICIG para trabajar junto con los fiscales y la policía del país, ayudando a desarrollar sus capacidades en el proceso.

[iv]A esta altura es imperioso releer a Tony Judt, el historiador judeobritánico, que fue sionista, participó en la Guerra de los Seis Días y se apartó de ese movimiento cuando percibió su esencia antidemocrática, colonialista y por ende antijudía. Judt afirmaba que, en Estados Unidos, el miedo a ser acusado de antisemitismo paralizaba a los intelectuales, los cuales no se atrevían a abordar temas como ésos. “Todo el mundo se ve reducido al silencio; los judíos porque tienen la obligación de apoyar a Israel, y los no judíos por temor a pasar por antisemitas. Resultado: nadie aborda el tema”. Es obvio que el combate contra el antisemitismo es indispensable, pero Judt estima que se pierde credibilidad cuando sistemáticamente cualquier crítica contra el Estado de Israel se ve calificada de antisemita.

 

 

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