Por Manuel Oroño
Egresado del I.P.A. – Dirigente sindical.
«El día último de todos los meses deberán los maestros, pasantes, aficionados presidiendo el director juntarse en la escuela principal, a tratar sobre lo que cada uno haya observado así en el método como en la economía de las escuelas; y según lo que resulte, y se determine quedarán de acuerdo para lo que deben practicar al mes siguiente.1(…) A este efecto se hará un libro foliado y rubricado por el director; y en él se escribirán todas las consultas y las providencias que se dieren autorizándose con las firmas de todos. El encabezamiento de este Libro debe ser La nueva construcción, régimen y método en las Escuelas, para tener un principio seguro en qué fundarse, y una noticia ordenada de las materias que deban tratarse.
Escribiéndose a continuación todos los descubrimientos, progresos y limitaciones que se vayan haciendo, vendrá a ser ésta con el tiempo una obra de mucha utilidad para las Escuelas; porque se tendrán a la vista desde sus principios, y se formará una colección de buenos discursos y noticias que ilustren a los que hayan de seguir su gobierno. (…)No podrá dispensarse alguno de los individuos la asistencia a la junta mensual sino fuere por enfermedad o ausencia; y en ambos casos deberá el pasante más antiguo (que será el que hará de Secretario) comunicar la noticia en el mismo día a los enfermos y en el que lleguen a los ausentes para su inteligencia.»2
Introducción- El presente artículo es una presentación sintética de una experiencia removedora para los docentes latinoamericanos vinculados a sus sindicatos, que tiene la particularidad de estar en permanente construcción porque al decir del maestro Oscar Tabárez: el camino es la recompensa. En efecto, alertamos desde el comienzo que en estas líneas no van a encontrar «recetas» de pedagogía o «manuales» de secuencias didácticas para satisfacer la «trazabilidad» educativa de los gestores de turno. Por el contrario, pretendemos contribuir a la reflexión sobre nuestras prácticas. Pero lo intentaremos desde una visión crítica y poniendo énfasis en las acciones pedagógicas pensadas y practicadas desde y para Latinoamérica.
Como decía al principio, si bien la redacción de este relato-reflexión se hace en primera persona, contempla la construcción colectiva de decenas de personas que lo alimentan, que lo alientan como: Pablo Imen, Mirna Sojo, Diana López y tantos otros. En ese sentido constructivo, encontrarán una síntesis de las primeras elaboraciones que dan inicio a esta experiencia: «Guía para las rutas y los expedicionarios» y «Caja de herramientas» que dan cuenta de la importancia de la acción pedagógica como puntal de la transformación social.
Dicho esto, corresponde decir que enmarcamos este accionar, esta expedición en una estrategia más amplia que tiene que ver con cómo enfrentamos desde el campo popular la hegemonía actual capitalista cuya exacerbación es el neoliberalismo imperante.
Hoy asistimos a una crisis estructural del capitalismo que se refleja en la economía, en la producción de bienes, alimentos y energía, en la distribución de la riqueza y el cuidado del ambiente, que pone en cuestión la existencia humana como tal. Por poner un ejemplo, a pesar de que la producción mundial de alimentos es más que suficiente para alimentar a todos, según la FAO existen hoy aproximadamente 800 millones de personas subalimentadas.
Y ante esta crisis, la receta es la misma: sobreexplotación de los trabajadores del mundo expresada en la pérdida de puestos de trabajo, la rebaja de salarios y jubilaciones y la disminución de las prestaciones sociales. Y en otro orden, en condicionamientos a la producción fuertemente primarizada, en las guerras de dominación; por la dominación pero por los recursos naturales: petróleo, agua, gas, minerales, etc. No podemos pecar de inocentes cuando las multinacionales nos quieren convencer de la bondad de los tratados internacionales de liberalización del comercio ya sea en su forma TLC, TISA, etc.
A su vez, hemos llegado a que en algunos países (algunos hasta los califican de «estados fallidos») se practique una suerte de exterminio de cualquiera que se organice para luchar, por parte de las oligarquías locales aliadas con el imperialismo y las multinacionales, muchas veces al amparo de los organismos internacionales como la ONU. Todo ello apañado por los medios masivos de información, fieles seguidores de lo que las usinas del norte producen.
En este contexto mundial apenas enunciado, América Latina vive un proceso complejo no excento de contradicciones que implica (a partir de ciertos cambios en la correlación de fuerzas por las luchas populares) la construcción de sociedades más justas, más democráticas con el protagonismo del pueblo organizado. Cada pueblo se ha dado sus formas y caminos particulares pero está lejos de constituirse poder popular y por lo tanto hay que continuar esa lucha para la que se requiere más y mejor organización, amplio marco de alianzas y unidad de acción para construir una nueva hegemonía que sustente y dé permanencia a los cambios estructurales que se necesitan. Especialmente los trabajadores organizados a partir de sus sindicatos deben encabezar las luchas haciendo avanzar los procesos democratizadores y de independencia nacional.
El capitalismo y su exacerbación neoliberal transforma todo en mercancía, en especial la educación. La terminología y las acciones se enmarcan en los procesos de producción de mercancía y de eficiencia económica de donde proviene el concepto de calidad. El lucro está en la base de esta concepción para la cual la educación es un servicio que se presta y por lo tanto que se vende y se compra. Esto da sustento al sistema hegemónico imperante hoy para el cual siempre hay lugar para la innovación en este sentido (por ejemplo las escuelas «charter»).
Las pruebas estandarizadas como las de PISA son un eslabón en la cadena de producción como si se tratara de una fábrica. A estas les sigue toda la gama de evaluaciones (del sistema, de las escuelas, de los docentes, etc.) que eventualmente se utilizan para alimentar ese mercado. Como si fuera poco muchos estados dejan de cumplir con su papel y entran en juego las multinacionales a decidir qué política educativa aplicar.
La estrategia de las empresas multinacionales consiste en ingresar a lo que consideran un mercado educativo y lograr seducir a los gobiernos para que desvíen hacia ellas dineros públicos a través de diversos mecanismos. Por ejemplo, la Pearson se hizo de todo lo relacionado con las pruebas PISA y va por más. Pero existen consorcios de empresas y bancos que también han incursionado en esto como por ejemplo el Banco Santander que ha logrado contratos millonarios para vender «su servicio educativo». Estos «servicios» incluyen desde evaluaciones elaborados por sus expertos hasta propuestas educativas, bibliografía, software, etc., que les venden a los gobiernos que en aras de una supuesta mejora, relegan el saber de los docentes que día a día enseñan en las aulas.
Recientemente, en Uruguay, los jerarcas del Plan Ceibal han firmado un acuerdo con el gigante multinacional Google que rechazamos y planteamos estar atentos para que ningún aspecto de dicho acuerdo se incorpore ni indirectamente en la institucionalidad. Ello significa la entrega de soberanía ideológica, política y tecnológica, además de vender información privada de las personas y decididamente aumentar la dependencia como país.
A esta altura cabe preguntarse: ¿cuáles son nuestras propuestas?, ¿cómo encaja con ellas este asunto de las rutas pedagógicas?
En primer lugar cambiar el paradigma: la educación no es una mercancía, es un derecho humano fundamental y debe ser garantizado por el estado. Por lo tanto la defensa de la educación pública y su profundización es la tarea del momento. Y no es un eslogan. En tiempos de invasión mercantilista, de apología del consumo, de endiosamiento de los «bilgueit», izar la bandera de la escuela pública es revolucionario y antisistémico. Pero con ello, democratizar la escuela dándole la palabra al pueblo y resaltando el papel pedagógico y político de los educadores, maestros y profesores.
Centrar la pedagogía en el desarrollo humano, en la búsqueda de la felicidad de las personas; para ello ser más libres y para ello empoderarlas del conocimiento de la humanidad. Esto también implica avanzar en la incorporación de una concepción científica del mundo y posibilitar el mayor desarrollo del conocimiento, porque esto permite avanzar hacia mayores niveles de independencia.
Impulsar transformaciones en las políticas educativas en nuestros países que contemplen las condiciones de trabajo de los docentes en todas las etapas o niveles educativos. Esto implicará arribar a un concepto de educación de calidad desde nuestra perspectiva, lo que incluye: el ejercicio de la solidaridad y la participación, la generación de pensamiento crítico anticapitalista, el trabajo intelectual y manual dialécticamente entrelazado, la libertad sindical y la negociación colectiva de los trabajadores, las condiciones de aprendizaje de los estudiantes y de enseñanza de los docentes, la infraestructura, materiales didácticos y acceso a la tecnología, el modelo educativo y las propuestas didácticas, la forma organizativa del sistema educativo y de las escuelas, y, la indispensable valorización del tiempo y espacio para la reflexión docente.
En este último aspecto me quiero detener porque es una de las centralidades de la propuesta «en construcción» que estamos abordando y que muy bien se refleja en la cita con que comienza el artículo del maestro Simón Rodríguez.
La vorágine actual, los bajos salarios, la sobreexplotación de los maestros, las precarias condiciones de trabajo y las urgencias mediáticas, entre otras, nos han quitado a los docentes no solo el tiempo y espacio para la reflexión e investigación sobre nuestras prácticas sino algo más fundamental que es la negación de nuestra profesión. De ahí que se hace indispensable un golpe de timón y devolverles a los maestros su razón de ser. Y qué mejor que rescatar las enseñanzas de los que nos precedieron y entrelazarlas dialécticamente con las nuestras.
Ese rescate pretendemos que no sea solo un esfuerzo teórico sino que se contamine con la práctica en el territorio. Por ejemplo, muchas veces hemos escuchado, leído o estudiado acerca de las misiones sociopedagógicas pioneras en Uruguay en los años 40 del siglo pasado, pero pocas veces las hemos incorporado a nuestro trabajo cotidiano. Las enseñanzas de Julio Castro, de Jesualdo Sosa y de Miguel Soler Roca (por nombrar algunos maestros comprometidos con la escuela pública) no pueden, no deben quedar como «citas para la posteridad». Más allá de sus importantes aportes teóricos, lo principal que nos enseñan es el involucramiento que todo maestro debe tener con la suerte del pueblo y cómo la labor educativa se relaciona estrechamente con aquella.
Un marco político, una declaración de principios y un proyecto ético, político y pedagógico
Si bien fue madurando durante muchos años, en diciembre de 2011 se lanzó, en Bogotá, el Movimiento Pedagógico Latinoamericano (MPL) bajo el impulso y la dirección de la Internacional de la Educación. Dicho lanzamiento asume las novedades de la coyuntura, celebrando el proceso de integración creciente de Nuestra América y las luchas cada vez más fuertes de nuestros pueblos para superar las herencias neoliberales, afirmar la soberanía y autonomía regional, fortalecer el legado antiimperialista y promover las transformaciones hacia un orden social justo.
En este contexto de luchas, se advierte la exigencia de que los docentes, el movimiento estudiantil, las organizaciones sociales, el movimiento popular en su conjunto tienen tareas que desarrollar en el campo de la educación. En efecto, una pedagogía nuestroamericana y de inspiración, forma y contenido liberador resulta de fundamental importancia para los objetivos superiores de la Segunda Emancipación de la América Latina y el Caribe.
Estos objetivos– definir una pedagogía propia, propiciar la unidad e integración de nuestros pueblos y gobiernos, contribuir a la superación definitiva del neoliberalismo, avanzar en sociedades igualitarias y sustancialmente democráticas- nos interpelan como ciudadanos, como trabajadores y como educadores.
Entre las múltiples tareas que permiten avanzar en esta dirección, las Expediciones Pedagógicas que inauguraron el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini y CTERA, con el acompañamiento de otras organizaciones y personalidades en enero de 2013 en Venezuela, habilitan una significativa y potente herramienta para impulsar el MPL, y desde ahí sumar esfuerzos a la reconstrucción de la Patria Grande que soñaron Bolívar, San Martín, Artigas, Manuela Saez, Bartolina Sisa, Juana Azurduy, precedidos de las luchas de Tupac Amaru, Tupac Katari en la memoria de los nuestros originarios, o Toussaint Louverture en la heroica y olvidada gesta antiesclavista y anticolonialista haitiana que asumió compromisos esenciales con el proceso emancipador de la América Española.
Las expediciones pedagógicas son una forma de movilización por la educación pública, su defensa y los significados que, desde los territorios, transitamos todos. Los expedicionarios se trasladan a las realidades más cercanas a los maestros, allí se entremezclan visiones, puntos de vistas, pareceres y convicciones que dan a este espacio riqueza política y cultural.
Desde esta perspectiva, las expediciones se convierten en espacios no solo de intercambio sino de aprendizajes para quienes las viven. Por ello constituyen fuentes vitalizadoras de una práctica que nos identifica o nos moviliza internamente.
De igual manera las expediciones deben verse dialécticamente en movimiento, asumiendo las tensiones y contradicciones que emanan de sus propias dinámicas. Así, el primer entendimiento es que desde lo humano nos encontramos en un camino desigual, complejo y diverso.
En cada uno de nuestros países han existido múltiples experiencias de este tipo. Ya mencioné las misiones sociope-dagógicas en el área rural uruguaya, pero se han desarrollado en Venezuela, en Colombia o en Argentina, por ejemplo, cada una con sus particularidades y momentos históricos, pero todas con la misma convicción.
Un rasgo significativo de estas experiencias es la posibilidad de adecuarlas a las múltiples realidades y necesidades, desplegándose como parte de un gran atlas pedagógico nuestroamericano y caribeño
Nuestramérica – «por eso vivimos aquí, orgullosos de nuestra América, para servirla y honrarla. No vivimos, no, como siervos futuros ni como aldeanos deslumbrados, sino con la determinación y la capacidad de contribuir a que se le estime por sus méritos, y se la respete por sus sacrificios».
José Martí
Por sus características y desarrollo, que les son propias, las expediciones plantean una forma de vincularnos desde los territorios, convirtiéndose en verdaderas cancillerías de los pueblos que, al movilizarse, encuentran en su andar caminos y vertientes que impulsan diversidad de construcciones dignas de nuestros tiempos.
Lo hacen desde la insurgencia que emana de las luchas ancestrales por el buen vivir, la historia de las emancipaciones y los proyectos que quedaron derrotados en el tiempo. Herencias de los pedagogos de la más digna militancia continental cuyas prácticas expresaron una pedagogía de la vida, para la vida y por la vida. En cada tiempo histórico se fueron dando las batallas condicionadas por el contexto, desde los momentos fundacionales de los Sistemas Educativos hasta las construcciones que impulsan la lucha contra el neoliberalismo y sus políticas nefastas siempre en contra de la vida de nuestro planeta y la humanidad.
Las expediciones son también ámbitos de luchas desde los pueblos para superar las formas opresivas de dominación y las desmemorias de lo que hemos sido, lo que somos y por ende lo que seremos.
Los maestros latinoamericanos y caribeños en este momento histórico planteamos la necesidad de crear una pedagogía que permita, entre otras cosas, superar la colonización de nuestro pensamiento e impulsar la soberanía cognitiva en todos los ámbitos del quehacer educativo y comunitario.
La educación, los maestros y sus escuelas vistas de diversas formas y maneras se encuentran hoy en un momento propicio para la invención contribuyendo al nacimiento de la nueva sociedad desde las trincheras donde nos encontremos.
La reconstrucción de América Latina y el Caribe es un asunto pendiente, y es necesario emprender y acometer desde todos los espacios; desde aquí planteamos el desarrollo de nuestra expedición en dos momentos.
Qué es una Expedición Pedagógica – Las expediciones suponen un primer reconocimiento propio y colectivo: que es preciso construir una educación emancipadora a tono con los vientos que recorren Nuestra América y que dicha tarea tiene como protagonistas centrales – pero no excluyentes- a los trabajadores de la educación.
En el actual contexto de las múltiples batallas por reafirmar nuestra identidad, nuestro proyecto, nuestra historia y nuestro porvenir, desplegamos en el campo pedagógico nuestro aporte al proceso liberador que preanuncia un verdadero campo de época.
Hay que resaltar, antes que nada, la direccionalidad política y la apuesta común sobre el momento histórico que vive nuestra región, y entre las definiciones de la iniciativa expedicionaria se asume la defensa de una educación concebida como derecho humano, y como una práctica social históricamente situada, inspirada en apuestas liberadoras, igualitarias, profundamente democráticas.
La definición de Educación como Derecho Humano exige un papel protagónico del Estado como garante y, acorde a los tiempos de transición, entendemos a las Expediciones como una herramienta para transformar la tradicional forma de construcción de la política educativa –pensada y ordenada de arriba hacia abajo y desde afuera hacia adentro-. Nos imaginamos a las expediciones como herramientas de democratización de la política pública y a la vez de empoderamiento del movimiento social , aquí construido como Movimiento Pedagógico.
La expedición pedagógica propone una organización de acciones para compartir cómo se expresan hoy en las escuelas propuestas pedagógicas transformadores. Se trata de transitar reflexivamente, intercambiar y construir nuevo conocimiento sobre los modos de intervención de los docentes, los estudiantes y las comunidades; cuáles son sus prioridades, sus urgencias, sus avances, sus obstáculos, sus estrategias. Es preciso, atendiendo a experiencias de inspiración emancipadora, analizar qué configuraciones emergen de la escuela pública y popular en los múltiples contextos y de qué manera construyen sus proyectos, los leen y los pueden escribir los maestros, los estudiantes y las comunidades educativas.
Así, desde el punto de vista de la construcción del conocimiento nuevo, propio y colectivo, las expediciones son aventuras en las que se embarcan quienes buscan cosas nuevas. Explorar es indagar en el territorio, conocido o desconocido, con la mirada puesta en lo nuevo. Es así como los expedicionarios, aventureros de todas las culturas humanas, encontraron a sus congéneres en tierras inhóspitas, se encontraron a sí mismos en lugares extraños y en muchas ocasiones «descubrieron» lo que estaba sin explorar.
Sí, las expediciones generalmente tienen como objetivo conocer, saber qué se alberga en cada lugar y compartir con otros esos encuentros. Las expediciones pedagógicas surgen en ese interés por reconocer lo propio y lo nuevo; pero lo nuevo como lo desconocido, como lo que estaba, pero no había sido visto ni reconocido. Las experiencias que emergen en los territorios, son pertinentes, significativas y dan cuenta de la construcción propia de los docentes y las comunidades, en lugares donde se generan diálogos de saberes entre quienes producen las prácticas pedagógicas y quienes, fraternalmente, visitan, observan, intervienen, reflexionan e intercambian sobre lo compartido.
Se trata de reconocer lo propio y lo nuevo vinculado a lo transformador en sentido liberador, propiciando no sólo un proceso investigativo.
Al mismo tiempo, implica un acto formativo y debe tener, para completar un proceso integral, saldos organizativos, comunicacionales y políticos, ligando una profunda reflexión sobre lo pedagógico a su conceptualización, a la transformación democratizadora de las prácticas, proveyendo un nuevo conocimiento comunicable que autoforma y forma al tiempo que convoca a nuevas relaciones y dinámicas colectivas de reconstrucción de la educación pública, popular, democrática y emancipadora.
Los expedicionarios se encargan – a partir de prácticas activas de observación, diálogo, intercambio y sistematización – de darle una nueva perspectiva a aquellas prácticas pedagógicas que se constituyen en los territorios visitados, haciendo una indagación que luego compartirán con los colegas del lugar en un intercambio de reflexiones sobre la práctica y su trascendencia.
Es importante recalcar que las expediciones son parte de la construcción del Movimiento Pedagógico Latinoa-mericano. Ya que el sentido del reconocimiento de las prácticas y proyectos pedagógicos de las regiones se da en el marco de la consecución de redes, colectivos o, como los hemos denominado, círculos pedagógicos, dinamizadores y potenciadores del Movimiento en su expresión más directa.
Las rutas pedagógicas son los recorridos por el territorio que trazan los docentes y sus organizaciones respectivas, para ser transitados por los expedicionarios. A través de estas rutas se visitan experiencias pedagógicas en las que se incluyen proyectos, prácticas o actividades que, en cada región, se consideran son significativas, relevantes, innovadoras a nivel pedagógico/educativo y que aportan en la construcción y fortalecimiento de la educación pública, popular, democrática y emancipadora.
Se trata de recorridos por experiencias que desarrollan y profundizan la relación escuela-comunidad, la construcción y legitimación de políticas públicas cada vez más justas (y de luchas contra las políticas de injusticia), que relevan y revelan el protagonismo de las comunidades educativas o de algunos de sus protagonistas como los docentes, los padres o los estudiantes. Además también se vinculan a las rutas, todos aquellos ejercicios que propenden hacia el cuidado del territorio, hacia la solución de problemas de la comunidad o que cambian las relaciones al interior de las escuelas en un sentido democrático y liberador. En nuestro caso, resulta indispensable, en estos trayectos, incluir las acciones y tradiciones de los colectivos u organizaciones gremiales que son un aporte en la construcción de una sociedad distinta.
Cómo se desarrolla una ruta – La ruta, como todo recorrido, tiene un inicio, un desarrollo y un final. Las rutas comienzan en el momento en que las comunidades toman la decisión de mostrar al grupo de expedicionarios lo que hacen y compartirlo. Es decir, son sujetos (colectivos o individuales) que están dispuestos a reconocer los aportes que desde la visita expedicionaria se realice.
Se levanta un mapa de las experiencias que se quieren compartir, se elabora el recorrido teniendo en cuenta los espacios, tiempos y disposiciones del lugar, así como la cantidad de expedicionarios que se van a recibir. Se define un grupo organizador y coordinador de ruta que se ponga en contacto con los expedicionarios de manera previa, esté en contacto con las otras coordinaciones de ruta y reconozca todos los elementos a tener en cuenta para una expedición pedagógica.
Es importante que los expedicionarios de otros países tengan una referencia sobre las características del sistema educativo del país visitado, sus tradiciones y experiencias, así como las disputas pasadas y presentes alrededor del derecho a la educación y de acervos de prácticas pedagógicas emancipadoras.
Luego de tener reconocidas las experiencias a ubicar dentro de la ruta, se deberá organizar la visita a cada una de ellas, teniendo en cuenta los tiempos y las posibilidades de observación e intercambio con los expedicionarios. Para ello se sugiere la construcción de una «guía de visita» que permita a todos los que acompañan la expedición saber qué se va a hacer ese día y cómo se puede participar en cada espacio. Para hacer una visita constructiva y que nos permita reconocer los elementos centrales de las experiencias, se sugiere la construcción de unas preguntas de guía de visitas, así como el manejo de la «Caja de Herramientas» que será recreada para cada expedición.
Algunos criterios que han surgido como propuesta para la construcción de las rutas son los siguientes:
- Organizar un tiempo inicial (que puede anticiparse vía correos electrónicos con escritos diversos) en el que se presente la realidad nacional y educativa; las tradiciones de la educación; los lineamientos de la política educativa (sus avances en relación al neoliberalismo, sus asignaturas pendientes, sus procesos en curso) y los legados de la pedagogía emancipadora.
2. En el proceso, y en el marco de la constitución de las comisiones organizadoras de la Expedición, se deberá elegir qué experiencias serán objeto de la expedición. Las mismas serán, en lo posible, planificadas asumiendo un período de tiempo extendido, si es posible una jornada entera o más, a los fines de acercarse mejor a la propuesta y tener tiempo suficiente para el intercambio con las comunidades.
3. Dar un espacio para la presentación de las experiencias sindicales, ya que en la mayoría de las rutas, serán los sindicatos los que asuman la ruta expedicionaria por su provincia; pero además por la manera como se ha constituido el proceso de Movimiento Pedagógico bajo la conducción de los sindicatos de base.
4. Dar un espacio para que se reconozcan los avances en relación con la recuperación de la memoria, la defensa de los derechos humanos, la educación sexual en las escuelas, como conquistas desde la construcción de política pública.
5. El reconocimiento a los institutos de formación docente, como espacios de formación de maestros.
6.La incorporación de experiencias donde se vea la participación de los estudiantes a partir de sus formas organizativas como los centros de estudiantes.7. La visita y reconocimiento de organizaciones sociales y populares, insertas en la comunidad y de la cual la institución escolar forma parte en dos sentidos. En primer lugar, como imprescindible conocimiento de la institución educativa con su contexto; en segundo lugar en la medida en que estas organizaciones (movimientos sociales, campesinos, de defensa de derechos, etc.) son en sí mismas experiencias pedagógica que pueden y deben intervincularse con los ámbitos de la educación formal.
A partir de estos criterios se han definido como ejes transversales de la expedición los siguientes:
1. Recuperación y sistematización de prácticas en las instituciones escolares, o en los Movimientos Sociales (o en su articulación) que den cuenta de las transformaciones y creaciones que ocurren en el seno de la educación pública y popular en construcción.
2. Relevamiento y Análisis de Experiencias Sindicales que muestran el proceso organizativo de los trabajadores de la educación y su incidencia en la construcción de políticas públicas.
3. Recuperación de la memoria y formas de conocimiento y reconocimiento de la historia nacional y latinoamericana.
4. Defensa de los derechos humanos e incorporación de los mismos en la formación de los estudiantes.
5. Reconocimiento de la importancia de los Institutos de Formación Docente en el territorio nacional.
6. Protagonismo de los estudiantes a través de la conformación y participación en los centros de estudiantes.
7. El reconocimiento de las comunidades, organizaciones sociales, políticas, culturales populares en el relacionamiento con las instituciones educativas.
¿Quiénes son los expedicionarios y qué van a hacer en las rutas?
Los expedicionarios son aventureros que vienen a explorar el territorio pedagógico de cada ruta, llevan en su mochila una caja de herramientas que les permite registrar lo observado e interactuado con los lugareños.
Van a las rutas fundamentalmente a observar y conocer qué se hace en ese territorio pedagógico, pero el expedicionario viene con lo suyo, con su experiencia que son los lentes que le permiten ver lo que otro expedicionario no vería a simple vista. Esa observación del expedicionario será luego transmitida a los docentes de la ruta para enriquecer la mirada de lo propio y aportar en la construcción de nuevas prácticas. Por su parte el expedicionario hará su propia reflexión en relación con lo que se lleva y con lo que le puede aportar a su práctica. Este devenir de la experiencia es la posibilidad que se tiene de producción de conocimiento y se hace tanto en el recorrido como en el encuentro final.
Finalizada las rutas se procederá a un encuentro en el cual los y las expedicionarias se integrarán para avanzar en procesos de sistematización de las diversas experiencias recogidas.
Son objetivos de este espacio:
a) Promover el reencuentro de los y las expedicionarias.
b) Asegurar la puesta en común de las experiencias visitadas, profundizando en el análisis de sus características.
c) Ir delineando los rasgos emanci-padores de las prácticas relevadas, para ir constituyendo un acervo que genere nuevas conceptualizaciones y contribuya a la difusión de criterios y herramientas para prácticas pedagógicas liberadoras.
d) Contribuir al desarrollo organizativo del Movimiento Pedagógico Lati-noamericano fijando nuevas instancias de encuentro, intercambio y sostenimiento en el tiempo de estas prácticas.
e)Desplegar una o varias producciones – escritas, audiovisuales o de otro tenor- para dar la batalla comunicacional que permita la defensa de la educación pública y la multiplicación del conocimiento de experiencias valiosas que tienen lugar dentro de ella.
Nuestra Caja de Herramientas – La realidad es tan rica y tan compleja que se nos manifiesta como un caleidoscopio lleno de sorpresas y de aspectos siempre nuevos. Allí todos tenemos la tentación de captarla totalmente. Sin embargo, esa riqueza es precisamente la que hace muy difícil poder capturarla en su totalidad. Por eso, se dice que vemos pero no miramos; oímos pero no escuchamos.
Mirar y escuchar exige de quien lo hace detener la mirada para profundizar, ver el detalle. Es la famosa metáfora de que «el bosque no deja ver el árbol». Para que ello fuera posible, diferentes enfoques y métodos investigativos han buscado conocer de manera más profunda y, para ello, han desarrollado diferentes instrumentos que permitan afinar la mirada, focalizar, construir relaciones y anudar sentidos. Esas herramientas nos ayudan a reconocer esa complejidad en forma más profunda. En ocasiones, cuando nos quedamos solo en una o consideramos como solamente válidas algunas, ellas mismas son muy limitadas, ya que buscan dar cuenta de aspectos parciales. Igualmente, porque no todas sirven para todo.
En esa dirección, el Seminario Taller de la Expedición Pedagógica sobre Sistematización celebrado en Villeta (Colombia: 2001) reconoció que era necesario sistematizar algunos aspectos por parte de todos los viajeros. En la discusión se reconoció también que lo que atravesaba transversalmente la experiencia de la Expedición era la pedagogía, vista a través de sus Asuntos:
* Sus prácticas,
* Sus organizaciones
* Su formación, y
* Su Investigación.
Igualmente, había de sistematizarse el viaje desarrollado en las respectivas rutas.
En dicha discusión se pensó que no podíamos negar esa existencia de múltiples herramientas que se han desarrollado desde distintas personas que han hecho trabajos con características semejantes a la Expedición y que han buscado registrar esos aspectos más pertinentes y coherentes con el enfoque y el desarrollo de la experiencia en la cual estamos insertos.
Por ello, se orientó en la necesidad de dotar a los expedicionarios de una Caja de Herramientas para el Viaje, que les permita cualificar su mirada garantizando que a la vez que vivan la experiencia tengan la mejor posibilidad de reflexionarla y registrarla, así como de producir una sistematización propia que sea la piedra fundamental de la sistematización regional nacional y grannacional, que deben ser realizadas lo más colectivamente posible, con una participación amplia de las personas implicadas y no sólo por un grupo de expertos.
Coherente con estas decisiones, las herramientas que encontrarán a continuación cuando abran esta Caja buscan que el expedicionario tenga una serie de dispositivos (no neutros ni sin valor) para recoger y registrar información. El expedicionario fijará los criterios para su utilización según necesidades de tiempo, espacio, lugar y sentido. Por ello, siempre estarán disponibles para que ellos, en la valoración que hagan del momento en el cual están en su viaje, sepan que tienen una ayuda –nunca una camisa de fuerza. Ellos sabrán, según su criterio, qué y cómo utilizar lo que encuentran.
Guía de visita – Cuando vamos a un lugar y necesitamos recoger información específica, es necesario siempre tener como criterio que no es lo mismo mirar que ver, ni oír que escuchar. Por eso, se hace indispensable organizar en una forma sistemática una especie de listado de aquellas cosas que quiero mirar y escuchar en una forma más sistemática, aquellos elementos que configuran lo que es relevante registrar de nuestra visita, aquello que voy a mirar y escuchar.
Esta guía nos permite abrir al máximo los sentidos y hacer registros más ordenados y sistemáticos. De igual manera, da la posibilidad de que los elementos nuevos muy notables o significativos para quien va a registrar puedan ser detallados, evitando que se convierta en una camisa de fuerza que no permita la sorpresa de lo nuevo, o el asombro ante aquello que la realidad nos señale como aspectos para rescatarse, así no figuren en la guía.
Para su elaboración, debemos tener en cuenta aquello que nos interesa detallar, es decir, a lo que le vamos a dar una mirada más elaborada, bien sea porque debamos dar cuenta de ello o porque es pertinente para el trabajo que vamos a realizar. También debemos tener en cuenta que cuando ya estamos en el lugar de la parada, la interacción hace que emerjan en forma mucho más significativa otros elementos que nosotros incorporamos. Por eso la guía nos va a permitir superar el ver la cantidad de cosas que hay en el lugar donde estamos para mirar aquello que se nos hace pertinente. En la metáfora, es ver el árbol sin perder de vista el bosque.
Un ejemplo de guía podría ser:
* Eje a observar: comunidad
* Ubicación geográfica, social y cultural
* Demografía
* Trabajo y economía
* Grupos y redes sociales
* Vida social
* Actitudes, valores y creencias
* Culturas particulares
Si la queremos hacer más específica, del ejemplo anterior retomemos el aspecto: grupos y redes sociales, que contendría:
• Grupos domésticos
• Familia y parentesco
• Grupos de edad, género, vecindad y trabajo
• Agrupaciones y asociaciones
• Movimientos sociales
• Estratificación y distribución social
• Segmentación social
• Vinculación y desvinculación
• Marginación y conflictos de clase
• Otros tipos de conflicto, etc.
El anterior ejemplo es sólo indicativo pues, cada uno, desde sus intereses y experiencias, puede organizar su mirada y registro de acuerdo con el interés propio.
Como dejamos entrever, se trata de pensar una Pedagogía Emancipadora Latinoamericana para la actual coyuntura histórica en que la prioridad primera es la unidad regional y la segunda es avanzar a órdenes sociales más justos, superando las rémoras del neoliberal-conservadurismo como parte de búsquedas civilizatorias más profundas.
En este sentido, se privilegian la exploración – el mirar y el escuchar- aquellas prácticas pedagógicas que cimenten el camino de la educación emancipadora existente y a reinventar.
Atender a descripciones profundas de las prácticas, comprender los supuestos que las inspiran y dan orientación, comprender los factores y condiciones que las plasman, analizar sus efectos, calibrar su valor pedagógico y proyectarlas como un acervo general que amerite su comunicación, su enseñanza, su conceptualización constituyen tareas imperiosas para potenciar el trabajo expedicionario.
Debatir las implicancias prácticas de las experiencias visitadas y analizadas; construir sus contenidos teóricos; vislumbrar su articulación real y potencial con las comunidades; percibir sus huellas y consecuencias culturales más amplias; explorar su potencial transformador dentro y fuera de las instituciones escolares permitirán acrecentar saber, comunicación y organización. Se trata de construir una Pedagogía desde nosotros, para la igualdad, la libertad y la justicia, que se manifieste a través de saldos conceptuales, prácticos, organizativos y comunicacionales que disputen con éxito creando alternativas a la noción predominante y neoliberal de «calidad educativa».
A continuación las herramientas para la sistematización:
Cuaderno de notas – Es la herramienta mediante la cual el viajero convierte la interacción, el encuentro y la información inmediata en terreno, en un registro que le permita luego tener fresco lo vivido. Cuando hablamos de interacción es el encuentro no sólo con personas, sino con objetos, con situaciones geográficas y con aspectos físicos.
Esta herramienta siempre es de tipo cronológico porque en ella vamos registrando todo lo que pasa con una minuciosidad cuya orientación se hace desde la guía de visita que hemos elaborado. Ese dar cuenta de todos los hechos tiene en alguna medida un cierto grado de significación e importancia, que es lo que nos permite registrar eso que nos parece importante.
El cuaderno de notas se convierte en el compañero permanente que nos acompaña segundo a segundo, minuto a minuto, hora a hora, y en el cual al registrar lo que nos parece importante o todo lo que pueda, se convierte en el alimentador privilegiado del diario de campo. Por ello, nos debe acompañar siempre, debe ir a todos los encuentros y es nuestro compañero permanente. Por eso hemos de buscar un cuaderno que tenga suficiente espacio, bastantes hojas y que yo esté en alguna medida familiarizado con él de tal manera que nos permita al final del día, desde él, llenar nuestro diario de campo.
Él nos va a entregar los datos registrados de todo lo que va pasando, de lo que miro, de lo que escucho, tratando de ser lo más fiel posible a lo que pasa, a lo que dice la gente en sus palabras, citándolo en forma textual, haciendo que podamos colocar comillas sobre eso que registramos. Allí también deben estar registradas cosas que a veces no nos parecen pertinentes, otras que nos parecen significativas, así como: ¿de dónde salen los videos?, ¿qué casete se recogió y en qué circunstancias?, para dar unos ejemplos.
Esto nos ayuda a:
* reforzar las entrevistas que realizamos, en cuanto nos dan los contextos no grabados ni explicitados de ellas,
* también nos dan los datos sobre cómo estaba distribuido, por ejemplo, un grupo de discusión al que grabamos,
* nos hablan de los actores cuya voz no quedó registrada pero estaban allí presentes y nos dan pistas (por ejemplo) de que uno de los entrevistados cada vez que hablaba, miraba solo a una persona externa para referirse a x o y tema; tenemos que dar cuenta de quién era él, e igualmente,
* nos hablan de las disposiciones físicas de los actores, de las formas emotivas, de ese otro registro que corre por mecanismos no necesariamente logrados por registros tradicionales y que son de corte más simbólico en el manejo del tiempo y el espacio.
En este cuaderno de notas debemos encontrar un mecanismo propio con el cual podamos ir resaltando aspectos significativos o pertinentes que nos comienzan a hacer visibles algunos sentidos o nos dan pistas para enlazar con otras cosas ya vistas en otro lugar, o que aparecen para ser contrastadas o complementadas o confrontadas. Es decir, colocamos allí unas primeras pistas de avance y desarrollo.
Diario de campo – Es uno de los instrumentos más usados y por lo tanto con múltiples explicaciones desde diferentes concepciones. Por ejemplo, en algunas miradas antropológicas no se hace cuaderno de notas, sino que se hace directamente el diario. 3 Por ello, se encuentran variantes de él que no afectan su realización ya que, en última instancia, el cómo específico es determinado por la persona que va a hacer el registro, pues debe acomodarse a sus particularidades de formas y estilo.
Este diario es la organización bajo un registro sistemático, permanente, y organizado en donde se anotan, paso a paso y desde el primer momento, las actividades del viajero para los fines de la planeación del día a día, de la información contenida en el cuaderno de notas y de los otros procedimientos de registro que se hayan ido recogiendo: mapas, planos, casetes, videos, relatorías, coplas, pinturas, entre otros.
Por eso, el diario de campo es la primera selección y organización de la información que tiene dos características: la primera es la capacidad de reconstruir los hechos, eventos, desde el cuaderno de notas, con la fidelidad mayor posible a aquello que se vivió y para lo cual el cuaderno de notas es el bastón que le da la mano para poder reconstruir, y lo segundo, unas primeras formas de organización reflexionada en donde la persona intenta darle paso a los elementos que le suscitan los eventos de la realidad que han sido registrados.
En ese sentido, el diario de campo construye un orden diacrónico (secuencial) del día a día. Es el momento en que nos asumimos como receptores intencionados de la información que hemos recogido y le damos una organización, pertinente para nosotros, pero también a los objetivos que buscamos y por lo tanto, el diario termina siendo el registro del mirar y el escuchar.
Por eso, se sugiere que se haga diariamente, al final de la jornada, para no dejar nada a la memoria. Allí deben estar: el registro diario de actividades, la formulación de proyectos inmediatos, los comentarios al desarrollo del viaje, el registro de observación de acontecimientos, de conversaciones casuales, citando directamente con comillas lo dicho por la persona o grupo, el registro de entrevistas, los comentarios a lecturas, las hipótesis e interpretaciones, la evaluación, las necesidades, los resultados del proceso.
Existen muchas maneras prácticas de realizarlos. Hay quienes escriben en la parte superior los datos reconstruidos desde el cuaderno de notas y en la parte posterior las notas, sugerencias, elementos de reflexión, primeros apuntes de generalización de temas, de problemas. Otros, dividen la página en dos y hacen registros con diferentes colores de tinta y aplican a cada color un sentido. Por ejemplo, en azul, lo que dijo la gente, en negro la configuración espacial de las relaciones de poder, en verde las reflexiones que suscita eso frente a los temas que le da como orientación la guía, en rojo los temas que deben ser reintroducidos en la práctica para perfeccionar aspectos que deben ser profundizados.
Es muy importante reconocer que cuando comenzamos a producir esa reflexión diferenciada visualmente al interior del diario, comienzan a aparecer tópicos que debemos trabajar en los días siguientes; es decir, afinar la mirada, y entonces organizar desde allí una agenda de elementos que debemos profundizar; y en ese momento también podemos determinar qué otra herramienta usar, por ejemplo, una entrevista estructurada, una encuesta, o una observación diagnóstica, entre otras.
El diario va a ser el instrumento fundamental en el que acumulamos la reflexión y los datos empíricos que nos permiten construir la unidad del proceso. La reflexión y la producción nueva no vienen al final como una iluminación, es fruto del trabajo permanente que vamos registrando en el diario de campo y que al final, como contenido transversal, nos va a entregar los principales elementos de análisis y de producción de teoría sobre lo que estamos observando. Se sugiere que exista un diario por viaje, es decir, que cada viajero/a tenga su cuaderno de notas y desde él, en una reunión, organicen un diario de campo colectivo.
La documentación como herramienta para el registro
¿Qué entendemos por documentación?
Nos referimos a los documentos escritos, impresos o manuscritos, como los cuadernos de los estudiantes, libros de texto, programas de los profesores, documentos de las áreas, Proyectos Educativos Institucionales, Planes operativos, circulares, proyectos de maestros, actas del consejo directivo, o representados en cualquier otro formato como fotografías, videos, gráficos, organigramas, que evidencian la manera de pensar y de ser de la institución y de quienes hacen parte de ella. Estos se pueden encontrar en los archivos de la institución o en archivos privados no considerados formalmente como tales: como gavetas, baúles o cajones. Para nuestro caso, se tendrán en cuenta en particular aquellos documentos que dan cuenta de los aspectos relacionados con los Asuntos de los que se ocupa la Expedición. Es importante anotar que por no tratarse de una investigación exhaustiva, no hace falta recolectar un volumen grande de documentos en los viajes expedicionarios.
¿Para qué sirve? – Este archivo nos debe ayudar a ver la forma como circulan los discursos pedagógicos, con sus énfasis y en su dispersión, la homogeneidad o la diversidad, la coherencia y la asistematicidad. En últimas se trataría de mirar en ellos la producción pedagógica que resulta del cruce de estos discursos escritos, es decir aquello que podría llamarse parte del acumulado pedagógico que la institución posee y ha construido. La documentación puede ser útil para ayudarnos a entender el contexto en el que se nos presentan los asuntos de la Expedición, es decir nos pueden ayudar a leer y a entender el contexto en el que se mueven los otros regist- En muchos casos nos vamos a encontrar con la dificultad de llevarnos físicamente el documento que nos interesa, si es así debemos hacer las anotaciones más importantes en el cuaderno de notas o, si es posible, filmarlos o fotografiarlos, si lo consideramos pertinente y útil. Si la información del documento es muy importante y se encuentran las facilidades para hacerlo, se pueden sacar fotocopias.
Los documentos son registros de primer nivel, es decir en el que está la información en bruto, sin ningún tipo de procesamiento por parte de la mirada expedicionaria. Esto quiere decir que después de recogidos los documentos más importantes, podemos construir una Rejilla para su análisis, o podemos sintetizar lo más importante en el Diario de Campo, o hacer un Mapa; en fin, se trata en todo caso de incorporar la información extraída de los documentos a los elementos que tendremos en cuenta para la construcción de los relatos finales hechos por cada viajero o por el colectivo de la ruta.
Los documentos no deben leerse como buscando una unidad, como si fuera posible encontrar consistencia y continuidad entre unos y otros. Leerlos en su dispersión es lo que puede ayudar a encontrar las tendencias discursivas que los atraviesan, las fuerzas que los poseen.
No se trata de ser exhaustivos, no se trata de buscar muchos documentos, no es una investigación formal lo que estamos haciendo. Se trata de recoger lo que aparezca como muy evidente, guiados por el olfato de la Expedición: esto es, por el interés de reconocer la riqueza y la diversidad pedagógica.
Epílogo para un comienzo – Al finalizar estas líneas les dejo un fragmento del informe escrito por el compañero Jorge Fuentes, uno de los expedicionarios que participó en la ruta de Entre Ríos, Argentina, junto a Mirna Sojo de Venezuela, Renata Galarza, Tomasa Gómez, María José Chapitel de Argentina y Donovan Rey de Uruguay, realizada entre los días 25 de mayo y 3 de junio de 2015.
…si hablamos de ruta, hablamos de viajes y si hablamos de viajes hablamos de viajeros, y seguramente esos viajeros tendrán puntos de partida y de llegada, pero la riqueza de ese viaje la irán adquiriendo en las distintas estaciones. Paradas necesarias para fortalecer y seguir el viaje, para llenarlos de contenidos y colores que inyecten en esos viajeros experiencias únicas, que impactarán modificando subjetividades y atravesando espacios ya transitados….
Nuestra ruta tuvo diferentes puntos de partida que confluyen en un lugar común, un viaje que pondrá en tensión recorridos anteriores y que fortalecerá la construcción de este, Nuestro Movimiento Pedagógico Latinoamericano.
Como toda ruta construimos una trayectoria, destinos y paradas y, por supuesto, registros de esos momentos, para no cerrar cuadernos y poder encontrarnos en la próxima. Es por ello que debimos socializar el recorrido, ordenar y sistematizar las estaciones para poder profundizar en el análisis y avanzar en la construcción, atendiendo ejes que nos permitieron profundizar el análisis e interpelar la concepción de «pedagogías emancipatorias….»
Asumimos esta RUTA ENTRERRIANA BICENTENARIO DEL CONGRESO DE ORIENTE DE LA LIGA DE LOS PUEBLOS LIBRES: DERECHOS HUMANOS Y SOBERANÍA, y recorrimos tres localidades: Paraná, Concepción del Uruguay y Colón.
En Paraná, con el aporte imponderable de la organización de Jóvenes por la Memoria e Hijos, más compañeros militantes que trabajan denodadamente por la recuperación de la memoria, la verdad y la justicia, compartimos experiencias con la comunidad de la Escuela Secundaria «Gaucho Rivero» DDHH y de la Escuela Secundaria N° 15 «Baxada del Paraná», el proyecto «Memorias Vivas»; estudiantes investigadores, una manera diferente de abordar el conocimiento dentro del aula, y luego tomamos los ejes del programa Jóvenes por la Memoria con los coordinadores del mismo.
Visitamos en Concepción del Uruguay una Escuela Rural «fumigada», Escuela Primaria Rural N° 54 «Alcides Dorbigny», donde la institución, vecinos y sindicato han dado lucha, en el marco de la organización Paren de Fumigar las Escuelas…
..también compartimos experiencias con la UADER (Universidad Autónoma de Entre Ríos), en una cátedra en contexto de encierro, Unidad Penal N° 4, tomando contacto con docentes de esa universidad y fraternal charla con los estudiantes, así como también, las vivencias de la Organización «Pocho Lepratti» en un ciclo de video-debate en esa misma unidad penitenciaria.
Colón nos encontró compartiendo clases de primer grado de la Escuela Primaria «Escuela Normal República Oriental del Uruguay», donde se implementa el proyecto «Alfabetización Inicial como Derecho»…
Una vez terminada estas paradas, retomamos el camino a Buenos Aires, lugar de encuentro común de las diferentes rutas y allí, cada uno compartió en largas jornadas de trabajo sus enriquecedoras experiencias acumuladas. Se abrieron así intercambios y relatos de su viaje, para finalizar con una hermosa despedida esperando retomar una nueva ruta de encuentro hacia una Nueva Pedagogía Liberadora….
Por Manuel Oroño
Egresado del I.P.A. – Dirigente sindical.
NOTAS
1 «Será el medio más eficaz que pueda ponerse para que las Escuelas vayan siempre en aumento.» SR, Escritos, p. 17 (nota 8)
2 Simón Rodríguez, Escritos. Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 1954, p. 17
3 Algunos dicen que el Cuaderno de Notas es el registro directo de la experiencia de campo y el Diario la organizada de éste en la mesa de trabajo.

(Síganos en Twitter y Facebook)
INGRESE AQUÍ POR MÁS CONTENIDOS EN PORTADA
Las notas aquí firmadas reflejan exclusivamente la opinión de los autores.