El olor a pólvora inunda el planeta, se esparce y contamina las relaciones entre las naciones. Actualmente hay alrededor de sesenta conflictos bélicos en todo el mundo. Estas guerras “de baja intensidad” involucran a casi un centenar de países. Según el Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo, el gasto militar mundial, en todos los continentes, está cercano a los dos y medio billones de dólares (cifras de abril 2024), un aumento del 7% con respecto a 2022, principalmente en Europa, Asia y Oceanía y Oriente Medio.
En ese sentido, ese gasto contrasta con el necesario para salvar las vidas y los medios de subsistencia de 43 millones de personas (calculados, por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, en 1.800 millones de dólares para el año 2024), es decir para que produzcan sus propios alimentos. En realidad, hay 300 millones de personas en el último año (datos a abril de 2024) que padecieron hambre aguda como consecuencia de los conflictos armados, las crisis económicas, los fenómenos climáticos extremos, la pobreza y la desigualdad. Según la misma organización se necesitarían por lo menos 116.000 millones de dólares para la protección social de esa población.
Sólo en los Estados Unidos, a la que se reconoce como la principal potencia mundial, el coste de acabar con el hambre sería de 25.000 millones de dólares, siendo que en este caso no es una consecuencia directa de la guerra, ni de las malas cosechas o desajustes inflacionarios, sino porque cerca de 40 millones de personas no tienen suficientes ingresos y viven en la pobreza (en niños 12,4% y mayores de 65 años 10,2%), a resultas de las políticas económicas y las crisis cíclicas del capitalismo.
Imaginémonos (y recordemos a John Lennon), entonces, que el gasto militar se redujera a los niveles mínimos de seguridad nacional. Las consecuencias de esto sería que el presupuesto alimentario, el de salud, las políticas de protección a la infancia y a la vejez, el apoyo a la investigación científica y tecnológica en beneficio de las personas y el medioambiente, aumentaría drásticamente, y esos problemas podrían si no resolverse por completo sí mostrarían un avance sustancial.
Con armas nuevas que se testean en territorio y el frenético desarrollo de tecnología militar, con la amenaza nuclear como algo muy real (sobre todo a raíz del conflicto Ucrania-OTAN y Rusia), el único camino posible para la supervivencia de millones de personas, y para la supervivencia del planeta mismo, es la paz.
Será una utopía, pero sólo la paz nos asegurará el futuro.
Datos del presupuesto militar mundial (primer semestre de 2024)
-Estados Unidos 916.000 millones de dólares
– China 296.000 millones de dólares
– Rusia 109.000 millones de dólares
– India 83.600 millones de dólares
– Arabia saudita 75.800 millones de dólares
– Reino Unido 74.900 millones de dólares
– Alemania 66.800 millones de dólares
– Ucrania 64.800 millones de dólares (más 35.000 millones de dólares en ayuda militar)
– Japón 50.200 millones de dólares
– Israel 27.500 millones de dólares.
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