Quien conozca al gordo Bolani sabrá que es un tipo singular, médico, ex preso político, hincha de Defensor (bueno, no todos tiene que ser puro mérito) en alguna época hasta jugador de Go.
En su periplo humano y de preso supo hacer dupla con “Pelín” Rodas, juntos eran dinamita.
Todavía recuerdo, en Cárcel Central, el gordo aún estudiante de medicina, mirando resultados de análisis de clínico que algún policía de la guardia le acercó, consultándolo sobre la hepatitis de su hija. O a “Pelín” en su condición de veterinario le revisaba al perro de la guardia que nos traían para que nos cuidara. Era un poco caricaturesco, en medio de la reja, entre presos políticos, el feroz can guardián despatarrado y al “doctor” Rodas revisándolo.
Me fui a los recuerdos solo para mencionar que el gordo como tantos miles de anónimos es un hijo de nuestra historia, protagonista como tantos, también opinión autorizada, como no tantos.
También espero que esta mención me habilite a robarle el título de esta nota, porque es suya. Por supuesto que imaginaré el uso más tradicional de la aguja y no me aventuraría a preguntarle para que usaría él la aguja, conociéndolo un poco…prefiero no preguntarle.
Sin dudas, conocer el recorrido de nuestra “colcha de retazos” ayuda a entender cabalmente la enorme importancia de la “aguja”.
Si aquella cárcel ofreció algún privilegio fue el de compartir, aunque de lejos, la presencia del General Seregni, el gran “zurcidor”. Verlo bajar a su pequeño recreo en el pozo de aire de Jefatura, diariamente, erguido, impecable, afeitado, al frente de la fila de los compañeros militares siempre sereno, era un ejemplo cotidiano. No necesitó mucho para actualizarse desde su balcón, apenas liberado, megáfono en mano, supo decir lo necesario, supo conducir.
Como hijo de ese tiempo el gordo sabe mucho de agujas y tijeras.
No sé el resultado o desenlace del conflicto ahora, domingo, mientras escribo, espero que estén sucediendo acercamientos que cierren de manera favorable para los trabajadores y el pueblo este diferendo.
Distingo dos planos en este lío, el central, el importante, es el reivindicativo, el salarial, es lo que convoca y justifica la existencia de un gremio. Espero que el desenlace sea un triunfo de los trabajadores, no solo que suceda, sino que sea identificado como tal, que se logren mejoras salariales y aspectos complementarios que estén incluidos en la plataforma. No tengo dudas, los trabajadores de la educación son esenciales y no como juego de palabras sino por su rol. Claramente no son privilegiados ni económicos ni contemplados debidamente.
Pero para que triunfen tienen que obtenerse resultados positivos y el gremio debe salir fortalecido, su dirección prestigiada y los educadores ver como importante y útil su herramienta.
No lo digo de manera capciosa pero si clara, dudo mucho que si el gobierno no hubiera “ayudado” con el famoso decreto, las asambleas no hubieran sido tan numerosas, ni siquiera que hubieran tenido el respaldo tan contundente de los trabajadores. En contra de la esencialidad se aglutinó una buena parte de la sociedad, en particular la de izquierda. No podemos confundirnos hay una gran parte de la población que no está participando activamente pero que es parte en el asunto y con el correr de los días puede jugar un rol preponderante,en dirección contraria.
Me parece que los trabajadores de la educación no van a conseguir un punto más alto de respaldo que hoy, PIT CNT, legisladores y sectores importantes del FA, gente de a pie y organizada, de izquierda dentro y fuera del FA. Miles de personas movilizadas que rodearon al conflicto. No imagino que haya un escenario superador, salvo que el gobierno ayude un poquito más y haga alguna otra burrada.
Por otra parte, en el fragor del conflicto está quedando en el olvido una masa enorme de niños y adolescentes que todos decimos que están teniéndole poco amor a las aulas. Los educandos, a veces parecen más rehenes del conflicto que “sujetos de nuestros desvelos”.
Si pocas ganas le ponen al concurrir a los centros de enseñanza y aprender, sospecho que esto no los incentiva.
De cualquier manera suceda lo que suceda las dos herramientas de costura estarán en acción en los próximos días y trascenderán largamente al conflicto puntual de los docentes.
El gobierno que desarrolla su gestión en el plano netamente político con su decisión nos puso a todos en la necesidad de elegir herramienta. Hay quienes definitivamente se han vuelto diestros en el asunto de cortar, fino o grueso, pero cortan. Parece un atajo, parece que aclara, sin embargo a la hora de construir realidades nuevas en este pequeño país de tres millones y pico de personas se multiplican las partes, se diversifican las singularidades se van multiplicando los terrenos de desavenencias y disputas. No creo que siempre haya mala fe, pero estoy convencido que hay quienes creen que cortando se favorecen otros escenarios, otras alianzas, quizás.
Desde mi mirada creo que el escenario de las elecciones por primera vez tuvo un contundente triunfo que hizo retroceder a la derecha tradicional. Los líderes de históricos, Sanguinetti, Batlle, Lacallle, y sus versiones juniors, cuquito y Bordaberry. La consignas vacías, “positivas” unas y otras profundamente reaccionarias, fueron derrotadas. Quedaron barridos del escenario político y mediático.
Eso corrió todo el escenario político hacia otro lugar, el trabajo de la tijera puede reactivar a esos sectores derrotados. Todos sabemos que el Uruguay no es un país de unanimidades, por tanto los acuerdos son indispensables, si la izquierda y el progresismo se dividen, ¿quiénes pasan a ser los interlocutores, las bisagras de la obtención de mayorías para gobernar?
Por otra parte, la o las izquierdas, los progresistas o el matiz que sea con el que uno quiera ser definido jamás obtuvo logros programáticos, o coyunturales, nunca se logró triunfo alguno de construcción democrática y de cambio sin grandes masas, sin grandes acuerdos. Por donde se mire.
Hasta por oposición, justamente la derecha, lo reaccionario, apeló a reprimir y a destruir los procesos unitarios para evitar conquistas o para imponer políticas.
Las agujas siempre son necesarias, las tijeras pocas veces. Así que si tengo que elegir herramienta diré como el gordo Bolani .- AGUJA.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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