Las confesiones de un libertario empedernido

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La política como herramienta de militancia para la construcción de una sociedad diferente que privilegie la libertad sobre la mezquindad, el egoísmo, la hegemonía del mercado, la acumulación y el consumismo, es el eje articulador de “Una oveja negra al poder”, el libro de los periodistas Andrés Danza y Ernesto Tulbovitz, publicado por Editorial Sudamericana.

Aunque el personaje central de este periplo literario es el ex presidente y actual senador frenteamplista José Mujica, este trabajo no es ciertamente una biografía.

Es sí el testimonio vivo de una figura clave de la izquierda y una suerte de “animal político” que en su temprana juventud militó en el Partido Nacional y ulteriormente se enroló en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros.

UNA OVEJA NEGRA AL PODEREsa opción por la revolución desde el ámbito de la clandestinidad, lo transformó en ineludible referencia del aparato represivo del gobierno autoritario del colorado Jorge Pacheco Areco y en un preso político y rehén de la dictadura.

“La única batalla que se pierde es la que se abandona”, afirmó Mujica en su emotivo discurso de despedida el viernes 27 de febrero en la Plaza Independencia ante una abigarrada multitud, donde recibió el último abrazo de su pueblo como jefe de Estado.

Esta reflexión sintetiza el espíritu que ha signado su octogenaria peripecia existencial y su mutación de guerrillero en militante, dirigente partidario, disputado, senador, ministro y obviamente presidente.

Su estilo desenfadado, espontáneo, directo e incisivo, que se desmarca claramente de los estereotipos y narcisismos del político uruguayo tradicional, lo transformó en una personalidad cuasi folclórica.

No en vano Mujica ha sido y es protagonista directo o indirecto de más de una decena de títulos, entre biografías, investigaciones y recreaciones históricas o bien reflexiones sobre la política, que para él es una pasión y un estilo de vida.

En ese contexto, “Una oveja negra al poder” es un libro radicalmente diferente, porque condensa toda la espontaneidad del gobernante pero también del hombre de carne y hueso y su circunstancia, tal cual lo proclamó el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset.

Este trabajo, que es fruto de más de cien horas de diálogos y tertulias entre los autores y el entrevistado, en ámbitos institucionales, hogareños y aun fuera de fronteras, conversaciones íntimas, personales y telefónicas, reconstruye la atípica impronta de una figura de real excepción, más allá de la mera controversia.

En este auténtico maratón dialéctico salpicado de anécdotas, revelaciones y reflexiones en voz alta -algunas de ellas muy agudas y polémicas- aflora el José Mujica más auténtico y desinhibido.

Como es habitual, el lenguaje es siempre coloquial y no menos frontal, acorde a lo que ha sido una trayectoria política que permitió difuminar las otrora infranqueables fronteras entre el gobernante y su pueblo.

En es contexto, el relato, construido en formato periodístico, recrea el periplo vivencial de este personaje singular, su elección como presidente de la República contra los pronósticos de los agoreros defensores del statu quo, el ejercicio del poder, los eternos conflictos con el protocolo inherente a tan alta investidura, sus fermentales ideas, sus debates y sus posturas siempre transgresoras.

Por supuesto, todo está marcado por una impronta de austeridad bien entendida, que desestima la tradicional cosmética de la política, reafirma su concepción horizontal de la tarea de gobernar y un talante de humildad que le ha permitido erigirse en una figura de proyección internacional.

Fiel a su estilo, Mujica no soslaya críticas a propios y extraños e incluso a mandatarios extranjeros, confesiones que le han generado más de un conflicto en su propia interna partidaria.

Por supuesto, uno de los comentarios tal vez más sorprendentes es su revelación que estuvo a punto de renunciar a la presidencia para participar el año pasado en la campaña electoral, cuando una encuesta advertía acerca de un serio retroceso de la intención del voto al oficialismo, a solo dos meses de la comparencia de la ciudadanía en las urnas.

En este libro, José Mujica corrobora que es una auténtica “oveja negra”, que a menudo siente este mundo como algo ajeno y cultiva valores que colisionan radicalmente con una sociedad contaminada por el individualismo y la indiferencia.
En ese contexto, los autores no emiten juicios de valor, limitándose a reconstruir la personalidad de este hombre sin dudas controvertido que jamás renunció a su vocación libertaria, en la acepción más amplia del vocablo.

Por Hugo Acevedo
Periodista y crítico literario

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