En medio de la crisis regional y mundial, nuestro país se va ubicando con múltiples dificultades ante una realidad muy compleja. Sobran argumentos para sostener que nuestra economía está bien parada y que seguramente pueda seguir el rumbo del desarrollo, del crecimiento y de la equidad. Pero, a la vez, existe el convencimiento que no estaremos alejados de la crisis de otras economías, cercanas y alejadas, que pueden detener el rumbo positivo del país.
Estamos afirmaciones son dichas por analistas de la economía nacional, quienes por lo general son críticos del Frente Amplio y de sus distintos gobiernos. Lo cierto es que ningún dirigente blanco o colorado se atreve a establecer que el país será cubierto por fuertes temporales. Pero a pesar de esta realidad por cierto compleja, los partidos políticos no encuentran espacios para debatir, proponiendo por delante una visión de país que permita seguir construyendo una nueva calidad de vida de sus ciudadanos.
Se puede sostener que dentro de los partidos políticos, particularmente en el Frente Amplio, no aparece un debate profundo y de largo aliento, sino que está dominado por distintos dirigentes que apuestan al desgaste de sus correligionarios. Por ello es a diario que el “veneno” discursivo predomina, en tanto solo hay reacciones críticas y observaciones agudas, pero nada de propuestas, de reflexiones, de claras intenciones de superar en unidad las dificultades que se expresan a diario.
En este marco hay que analizar lo que será el período complejo que irá desde hoy hasta el último domingo de mayo, cuando se realicen las elecciones internas. Serán ocho meses de confrontación, con poco tiempo y espacio para la reflexión conjunta. Será un debate por cierto posterior a la votación del Presupuesto Nacional, que tendrá una redacción común y final en las proximidades del fin de año, donde no hay ninguna señal de que los sectores identificados con el MPP no terminen siendo los grandes triunfadores. Todo indica que el G3 (MPP, 1001 y 711) se va a transformar en la primera fuerza de la izquierda, lo que puede provocar un fuerte condicionamiento a las políticas que Tabaré Vázquez se propone impulsar y concretar.
Si bien la gran mayoría de la dirigencia apuesta a que la ruptura de la coalición no está sobre la mesa, igual se puede sostener que es imposible que la interna del Frente Amplio viva, permanentemente, viendo cruzar dardos y flechas en medio de la oscuridad.
Por Raúl Legnani
Maestro y Periodista
Urumex80@gmail.com
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