Por la emancipación de su gente

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Luego de la hecatombe financiera, económica y social vivida en el Uruguay con el último gobierno conservador, la izquierda alcanzó el poder.

A partir de ahí, en estos dos lustros y poco que han transcurrido desde entonces, las políticas de izquierda han ido escalando posiciones en cuanto a asistencia social a los sectores más desposeídos, un principio de redistribución gradual de la renta, junto con la reestructuración del entramado legislativo y normativo en general para que la nueva arquitectura legal y constitucional brinde reales posibilidades a todos sus ciudadanos de vivir en una democracia tan real como participativa y dignificadora de la persona humana.

Así y todo, es dable entender y en ese sentido comprender que los cambios sustantivos, los cambios de fondo, jamás son inmediatos sino progresivos, no exentos de peligros para su concreción final. Estos cambios trascendentales son los que aguardan su acometida final.

 Cuestiones preliminares
Nos referimos a un proceso de cambio, que está en curso y que procura emparentarse con lo societariamente revolucionario, pese a las lógicas trabas que la clase dominante, recurriendo a todo su poder, busca interponer.

Es de recibo definir lo que por revolución societaria entendemos. Tomamos como propia, en este sentido, la definición que diera el pensador brasileño Caio Prado Júnior: “(…) El verdadero significado se concentra en la transformación y no en el proceso inmediato a través del cual se realiza”.

12 Héctor-Valle-200x230A lo que nosotros agregamos que, para una correcta y justa trasportación a la realidad uruguaya, es la resultancia que va teniendo, social y económicamente, a través de la vía regia de una democracia activa y participativa, es decir, de las instancias legislativas necesarias con las mayorías y consensos requeridos constitucionalmente.

Pero que dichas transformaciones, sucesivas, demoradas en el tiempo pero profundas en sus alcances y significaciones, no traigan consigo resultados endebles, podríamos llamarlos de “cosméticos”y que, por ser tales, una vez cambiadas las condiciones externas y globales, bien como por falencias internas en la administración del poder, vastos segmentos societarios vuelvan a caer en una situación de precariedad tal que los conduzca de regreso a la miseria y al descreimiento.

Eso ocurre toda vez que los cambios trajeron consigo una mejora en el nivel del empleo, incluso también en la mejora de los ingresos pero no una política que a la vez cree las condiciones para que tales personas sean productoras de mercancías, de servicios, ampliando y dotando, por ejemplo al cooperativismo, por ejemplo a la micro empresa,  de nuevas fuerzas, siempre pensando a largo plazo, que les permitan asociarse y también exportar.

Lógicamente son procesos largos pero que alguna vez deben comenzar y hacerlo lo harán, convengamos en ello por favor, desde un gobierno del pueblo y para el pueblo.

Dice más el brasileño Caio Prado Júnior, veamos: “(…) Revolución en su sentido real y profundo, significa el proceso histórico señalado por reformas y modificaciones económicas, sociales y políticas sucesivas que, concentradas en un período histórico relativamente corto, va a resultar en transformaciones estructurales de la sociedad, y en especial de las relaciones económicas y del equilibrio recíproco de las diferentes clases y categorías sociales. El ritmo de la Historia no es uniforme.”

A esto, pues, es a lo que nos referimos. No a los cambios aparentes y epidérmicos, sino a los profundos. Y el Uruguay está en ese camino. Pero aun dista mucho de haberlo alcanzado. Porque quienes hasta el presente han tenido a su cargo el manejo de la Economía se han contentado con que la clase trabajadora acceda, siempre que sea “prudente”, a un reparto desigual no de las ganancias, que casi nunca se tocan, sino del coste del producto que fuere, en el rubro que atañe a salarios, meramente.

Hasta ahora, repetimos, quienes tuvieron a su cargo la Economía en el Uruguay, y rige hoy como nunca, se han atrevida, tampoco han querido, convengámoslo, ir en pos de la distribución también de los factores de producción, con el acceso del Trabajo al tuteo con el Capital. No. Hasta ahora se sigue enfrentando el Capital con el Trabajo cuando debieran complementarse, desde su misma integración.

Y esto se relaciona, clara e ideológicamente, con el no querer otorgarle a la Educación una participación en el Presupuesto Nacional verdaderamente significativa, por ejemplo de un 6% del mismo, concretado en los hechos y no meramente discursivo. Participación que aclaramos, de alcanzarse, debiera contar con mecanismos de auditoría y de gestión francamente mejores por tener mayor idoneidad en el manejo y la distribución de los recursos.

Siempre hay dineros públicos para el salvataje de malos y penosos emprendimientos privados y financieros o públicos pero ligados a lo económico y financiero. Siempre se hallan los mismos, se paga en silencio y al instante.

Incluso en los gobiernos frenteamplistas, de la mano de quien, hasta el presente, tiene a su cargo la Economía del país. No citaremos nombres de empresas, ni de personas, por ser ampliamente conocidos y porque implicaría desviarnos de lo sustantivo para ingresar en lo penosamente anecdótico.

Los gobiernos del Frente Amplio

  • Al primer Gobierno del Frente Amplio le cupo la enorme y noble tarea de cambiar el pasto (literalmente) por comida decente para vastos sectores de la sociedad, diezmados por la política y la pésima administración de un gobernante fantástico.

Este primer Gobierno creó, además, una serie de políticas sociales correctivas en cuanto a la búsqueda de dignidad para toda la sociedad, entre otros significativos logros sociales.

  • Al segundo Gobierno del Frente Amplio, y pese al caos en la administración del poder que provenía de su vértice superior, hay que reconocerle y cuánto, el haber dado curso y/o posibilitado un sinfín de medidas legislativas y normativas de segundo y tercer orden para la reestructuración de las condiciones del poder en el país.

Así, a vía de ejemplo, los gremios y las clases populares en general pudieron contar con estructuras legales y normativas desde las cuales tratar con el Capital, en condiciones dignas y seguras para todas las partes. Estructuras éstas que permiten contar con un cúmulo de herramientas sociales y políticas capaces de iniciar un cambio hacia la dignificación, con su consiguiente emancipación de la persona humana en el Uruguay.

  • Al tercer Gobierno del Frente Amplio le cabe la tarea de cumplir con el ciclo histórico. Se trata de un neobatllismo avanzado que apunta hacia la izquierda, colocando las bases para que el país acceda a nuevos estadios de entendimientos entre sus clases sociales, al tiempo que vayan compartiendo, cada vez más hasta alcanzar una paridad justa, es decir con mayor equidad, las fuentes del Capital y sus medios de producción.

Esta es la tarea histórica que le cabe al Partido de Gobierno y a nuestro Presidente, quien es el hombre oportuno, en el momento apropiado, para conducirnos a tal horizonte de dignidad para todas las mujeres y los hombres de este país. Y en esta tarea, nadie como él, para mantener firme el timón, rumbo a tal amanecer.

Es en este sentido, no nos cabe la menor duda que si el doctor Tabaré Vázquez Rosas logra tal propósito – y nada nos lleva a pensar que no lo quiera y menos aun que no esté capacitado para ello – habrá ido más lejos en la osadía política, al tiempo que más cerca en el “corazón social” del Uruguay, que el propio  José Batlle y Ordóñez pues este, a quien aun hoy recordamos con profundo respeto, no hizo mella en el Capital vernáculo.

Y el Presidente Vázquez está a punto de lograrlo. Estamos en la antesala del mayor logro sociopolítico del Uruguay: abrir una brecha en el Capital para que más personas y grupos de personas acceden al mismo, algo que hasta ahora se les ha negado una y otra vez, en los hechos.

Lógicamente, ningún tiempo es bueno para quienes hasta hoy detentan, que no “ostentan” tal Capital, incluso porque son ellos mismos quienes controlan, social y culturalmente, los grandes medios de comunicación, también en el Uruguay.

Es por ello que vemos, sentimos y sufrimos, toda la andanada de gritos y ladridos que, aunque cada vez sean menos inteligibles, por ejemplo para los jóvenes, por ejemplo para tantos y tan vastos segmentos societarios, no por ello dejan de ser emitirlos.

Asimismo, comenzó a campear una tormenta externa casi perfecta en la cual, además de la crisis global aun en curso, debe acomodar al país en medio de la crítica situación de nuestros dos principales vecinos, entendiendo por tal la vastedad y alcance de sus respectivas economías.

Como reflejo de una clase dominante crispada y angustiada porque le quiten rebanadas a su queso, es que el Gobierno y el Partido de Gobierno tienen ante sí a una oposición no sólo inoperante en la coparticipación de las cuestiones societarias centrales, sino también estéril en proponer cambios societarios.

Y son estériles porque tienen voz, pero no voto para cruzar el Rubicón de los mandamases de siempre. Esa clase dominante que, sin ironía de por medio, el único cambio que procesa es el generacional. Veamos sino algunas instituciones tradicionales del país y los nombres de sus dirigentes, para citar un mero pero claro ejemplo.

Es así que la oposición política, en su liviandad – siempre teniendo en cuenta que hay notables excepciones – apelan a la descalificación, al tiempo que los decibeles, bajan y suben a medida que hasta ellos mismos se dan cuenta de su inoperancia fáctica. Si hasta hubo una Representante Nacional que propuso no sólo el llamado a elecciones anticipadas (sic) sino que además confesó ser partidaria de una monarquía parlamentaria…

Pero para que todo esto no sea considerado como literatura fantástica, vayamos a las cosas:

La realidad vista desde las gráficas y las estadísticas.
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Esta gráfica fue extraída del Informe de Comercio Exterior Uruguay 2015, elaborado, como reza al pie de las mismas, por Uruguay XXI. Invitamos, entonces, a quienes aun no lo leyeron a que lo hagan pues hallarán no sólo ésta y otras gráficas iguales o más ilustrativas sino un informe técnico tan ponderado como abarcador.

Bien, la pintura está en el lienzo y no fuimos nosotros quienes distribuimos tonos y semitonos de una paleta ideologizada, no.

Es la dura y pura realidad: continuamos, con matices, concentrando nuestras principales exportaciones en productos primarios y a manos de unos pocos quienes, como dijimos antes, son los dueños casi que absolutos del Capital del país.

Lo que pueda haber de participación de microempresas y cooperativas, realmente populares, es cercano al cero. En todo caso, jamás pasa de un dígito del total exportado.

Luego lo que se ha hecho en redistribución hasta ahora en el Uruguay es “fronterizo”, superficial, nada que jamás haya pretendido incidir, menos aun haber logrado, aumentar la participación del Trabajo en el Capital.

Luego, lo que ha discutido hasta ahora es DESPUÉS de dar por sobre entendido que el capital lo detenta la clase dominante y a él es imposible acceder. Le queda al resto de la sociedad, a su abrumadora mayoría, ver cómo incidirán los impuestos y los salarios en la composición, mensual y muchas veces transitoria, por inestable, de sus ingresos.

El Gran Capital, entonces, sigue tranquilamente detentando la posesión, por ahora exclusiva, del vértice superior de la pirámide de la sociedad desde donde se “bajan”ahí sí, con discreción pero sin misericordia, directivas y disposiciones para que todo cambio sea ilusorio o, también podemos decir, para que un gatopardismo de leve alcance opere y calma a las capas “inferiores”, toda vez que intenten, de vez en vez, atreverse a reclamar más.

Y es ahí donde debe apuntar la izquierda. No a dejar romo aquel vértice sino a ensanchar la base, pasando de un triángulo equilátero a un triángulo isósceles. Así, de manera harto simpleapuntamos a lo que es preciso alcanzar, para que resulte fácilmente ilustrativo.

Es por ello que la izquierda transita, con perseverancia, espíritu crítico, junto  Presidente de la República, respetuoso del Programa de Gobierno de su Partido y por sobre todas las cosasposeedor tanto de una conciencia moral como de una memoria crítica que le permite recordar su condición original y clasistaque, sin rehuir su propio progreso personal, le hace desear lo mismo para las nuevas generaciones.

Esto, pese a sus principales ministros que están, ideológicamente, en sus antípodas y no pocas veces terminan siendo funcionales a quienes están, como dijo uno de ellos “del mismo lado”, que no es sin duda el lado ni del Gobierno del Frente Amplio.

En suma, esperamos haber dejado en claro que con todo este material lo que buscamos es, lejos de enfrentamientos destructivos, alianzas posibles siempre que las mismas apunten hacia la dirección correcta: la emancipación del hombre y de la mujer de a pie. Y para lograr esto hay que continuar la senda de transformaciones que nos lleve a cambios trascendentes y necesarios en la tenencia y en la distribución de los factores de producción y no en las migajas que caen de la mesa servida para unos pocos.

Para finalizar, digamos que para que tales cambios se procesen, ciertamente en el largo plazo, queda claro que la vía regia para tal fin es una: la Educación. Así las gentes alcanzarán el cambio social, primero que nada, por vía de la educación libre, gratuita y laica, con calidad y con humanismo abierto al otro, al tiempo que también van emancipándose en lo económico.

En la usina del cambio, vale reiterarlo, estarán las fuerzas productivas del país, crecientemente integradas por micro emprendimientos y cooperativas, a cuyo lado estará el Trabajo, con la clase obrera y trabajadora en general, sus sindicatos. Todos ellos formando parte del motor del cambio y del reaseguro para que nadie lo obstruya, desde la defensa irrestricta de las conquistas sociales y legales alcanzadas y por alcanzar.

Es posible, más aun: es indispensable.

Por: Héctor Valle
Historiador y geopolítico uruguayo

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