Portadas y telenoticiarios sobre corrupción en el Ayuntamiento de Valencia. Registros por la Guardia Civil de la sede del Partido Popular de Madrid relacionados con corrupción. En 2014, 1.700 causas por corrupción en España y cientos de imputados. La Guardia Civil triplicó ese año respecto a 2011 las operaciones contra la corrupción. Suma y sigue… Pero el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, asegura que hay casos de corrupción “deleznables”, pero España no es “un país estructuralmente corrupto”. Que Santa Lucía le conserve la vista.
Lo peor de la corrupción es precisamente ser estructural. Sin ir más lejos, la crisis es resultado de corrupción sistemática, perpetrada por las élites y sus servidores. Esclarecedora muestra es la actuación de la banca Goldman Sachs, que alteró y ocultó las cuentas reales de la economía griega para que Grecia pudiera ingresar en la eurozona. Y ya vimos que pasó después. Goldman Sachs fue denunciada también por la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos por vender títulos de deuda con hipotecas que jamás rendirían beneficio alguno. Origen de la crisis.
Consumada la estafa de títulos con hipotecas basura, se hundieron los balances del sector financiero. La inyección de billones de dinero público en el sistema evitó el desastre total. Posteriores investigaciones demostraron que bancos y agencias de calificación engañaron a sabiendas garantizando la seguridad de los títulos envenenados con hipotecas incobrables. En la misma línea corrupta cabe recordar la fraudulenta venta de obligaciones preferentes en España, apropiándose de los ahorros de cientos de miles de pensionistas. O la no menos engañosa salida a bolsa de Bankia con falsa información sobre el valor de sus acciones.
En Estados Unidos, hace más tiempo, la eléctrica Enron manipuló precios, quintuplicó el valor de la electricidad y suspendió pagos fraudulentamente. Shell contabilizó 7.400 millones de dólares inexistentes para simular superior rentabilidad. La telefónica World Com transformó pérdidas de 4.000 millones de dólares en beneficios para aumentar el precio de sus acciones. Merck anotó 14.000 millones de dólares de ingresos inexistentes. Bristol-Myers manipuló precios de productos farmacéuticos para aumentar ventas. La empresa de fibra óptica Qwest simuló compras y ventas inexistentes para subir el valor de sus acciones. Global Crossing, Adelphia, Tyco, Xerox, Parmalat… La corrupción siempre está ahí. Es parte esencial del sistema.
En el Reino de España, no acaba la corrupción que brota y crece como setas tras la lluvia. Gurtel, Púnica, Pretoria, caso Palau, caso Pujol, caso Bárcenas, caso Rato, tarjetas negras, ayuntamiento de Valencia, Partido Popular de Madrid… Y más. Si ponen esas palabras en un buscador de Internet se desplegarán páginas y páginas de corrupción, trampa, timo, engaño, fraude, apropiación, soborno, saqueo y pillaje.
La corrupción es muy capitalista y la lista de partidarios que vulneran la ley con trampas y robos de lo público es tan larga que aburre. Porque el capitalismo lleva en su ADN quebrantar la ley. Lo único que le interesa es aumentar más y más beneficios en poco tiempo. Lo que se traduce en muy escasa voluntad política de acabar con la corrupción. En España, la reciente reforma de la ley de enjuiciamiento criminal “favorece la impunidad de la corrupción y de la criminalidad organizada al reducir los plazos de instrucción de los sumarios”, denunció el ex-fiscal Anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo. Según Villarejo, se beneficiarán los corruptos porque muchos casos serán archivados por exceder el corto tiempo de instrucción de la nueva ley, cuando es sabido que los delitos de corrupción son complejos, precisan investigación rigurosa y tiempo.
¿Cómo no habrá corrupción si el mismo FMI prestó a Rusia más de 20.000 millones de dólares en los noventa sin control alguno de ese capital? Quinientos de esos millones fueron a parar al entorno del presidente Yeltsin. Al mismo tiempo, bancos estadounidenses aceptaban depósitos de cantidades obscenas, ocultando origen y titularidad. Como fueron blanqueadas y escondidas por muy respetables bancos europeos y estadounidenses las inmensas fortunas corruptas de los dictadores del siglo XX. Rosa Jansen, que fue vicepresidenta del Tribunal de Utrecht de Holanda, afirmó hace años que “estamos ante el nacimiento de la corrupción supranacional”. Profético.
La corrupción está a gusto en los países ricos. Por ser otro modo de acumulación de capital. Pero aún hay quien pretende que la corrupción no es estructural, solo casos aislados.
Por Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor
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