Dos informes de especialistas responsables de Naciones Unidas sobre la crisis humanitaria que padece la población de Gaza, y especialmente sus niños, se conocieron en la sesión del Consejo de Seguridad del 31 de julio. Ambos son de una contundencia tremenda. El drama se acrecentó en los días siguientes de agosto, incluso después de una frágil tregua al final de la primera semana, tras la cual Israel reanudó la masacre, sin límites. El plan que sigue ejecutando el gobierno de Israel, como se sabe, consiste en la anexión del territorio de Gaza, ya hoy cercado por todas partes y convertido en la mayor prisión a cielo abierto del mundo.
El Consejo de Seguridad sesionó el 31 de julio, con la presencia como invitados de representantes de Israel y del Estado Observador de Palestina, y escuchó en primer término el informe de la secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios y coordinadora del Socorro de Emergencia, Valerie Amos, que se unió por videoconferencia desde Trinidad y Tobago.
En el tramo inicial de su informe, la Sra. Amos señaló: “La crisis actual en Gaza ocurre en el contexto de decenios de inestabilidad, pobreza y vulnerabilidad resultantes de estallidos reiterados de hostilidades y de un bloqueo por tierra, mar y aire, El bloqueo deja solo dos cruces libres para una limitada circulación de peatones y un cruce para la circulación de bienes. Como consecuencia, más del 80% de la población de Gaza, integrada por 1,8 millones de habitantes –más de la mitad de ellos constituida por niños menores de 18 años- dependía de la asistencia humanitaria antes de que estallaran las hostilidades. En la Franja de Gaza se han impuesto varias restricciones al uso de la tierra, y el 80% de sus zonas de pesca son total o parcialmente inaccesibles. Se estima que aproximadamente el 57% de los habitantes de Gaza padece de la falta de seguridad alimentaria, y el desempleo sigue siendo alto, con un índice del 43%. Se registra un deterioro general de la economía”.
Expresa más adelante: “Esta situación instable se ha agravado debido a 24 días de conflicto (desde el 7 de agosto, fecha de los bombardeos masivos de Israel, N. de R.) Más de 1.300 palestinos han resultado muertos y 6 mil heridos. Más del 80% de los muertos eran civiles, incluidos 251 niños. Israel ha hecho frente a ataques con cohetes. Cincuenta y nueve personas han resultado muertas, de las cuales 3 eran civiles y 56 soldados, y varias decenas han resultado heridas. Hasta un total de 440.000 personas en la Franja de Gaza están desplazadas, cifra que constituye casi el 24% de la población, y se ha albergado a más de 240.000 personas en las escuelas pertenecientes al Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS), mientras otras buscan refugio en organismos gubernamentales y hospitales o con familiares y amigos. Huyen hacia las zonas en que consideran que estarán resguardados de los ataques, pero estas zonas son cada vez más difíciles de encontrar. Gaza tiene una longitud de solo 45 kilómetros y una anchura de entre 6 y 14 kilómetros, y los militares israelíes han informado que el 44% de Gaza es una zona de separación. Con el bloqueo, la mayor parte de la población no puede salir de Gaza ni siquiera para recibir atención médica urgente. Por lo tanto, recurren a las instalaciones de Naciones Unidas cuando sus hogares y barrios son objeto de ataques; esas personas son más de 240.000. Sin embargo, más de 103 de dichas instalaciones han sido objeto de ataques, incluso una escuela del OOPS que ayer albergaba a más de 3.300 personas desplazadas. Un total de 19 personas resultaron muertas y más de 100 fueron lesionadas. Las Naciones Unidas han perdido a 7 miembros de su personal y, desde que estallaran las hostilidades, otros trabajadores que prestaban asistencia humanitaria perdieron la vida. La realidad actual en Gaza es que no hay ningún lugar seguro”.
“La violencia actual –expresa seguidamente – ha causado la destrucción generalizada de viviendas, servicios públicos e infraestructura de toda la Franja de Gaza. Más de 9.000 viviendas han sido destruidas o dañadas. Más de 130 escuelas y otras instalaciones educativas también han sufrido daños. Dos de los tres principales complejos de Naciones Unidas, incluido el de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios en Gaza, han resultado dañados. Las instalaciones médicas no se han librado de los ataques, ya que 24 han quedado dañadas o destruidas y algunas fueron objeto de múltiples ataques. Entre ellas, cabe citar el hospital de Al-Aqsa, que fue atacado el 21 de julio, lo cual causó daños considerables en sus dos pisos superiores y la muerte de 4 personas. El 29 de julio, Shifa, el principal hospital de Gaza, donde también estaban refugiadas miles de personas desplazadas, fue dañado. Además, la única central eléctrica de Gaza fue objeto de un ataque el martes pasado, y sus tanques de combustible quedaron destruidos. Partes de Gaza seguirán sin electricidad mientras que otras la recibirán solo dos horas por día. En las mejores circunstancias posibles, se espera que las reparaciones insuman meses. Nunca se insistirá lo suficiente en las consecuencias que sufrirá el funcionamiento de las instalaciones de agua, saneamiento y atención a la salud, así como la producción de alimentos. (Otros informes mencionan la aparición de enfermedades como infecciones en la piel y sarna, N. de R.) Los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento también han resultado muy dañados, y me preocupa profundamente la posible contaminación de los sistemas hídricos. Centenares de miles de personas no tienen acceso al suministro cotidiano de agua, y la violencia actual impide que se efectúen reparaciones urgentes. Si la situación actual persiste, el número de personas sin agua registrará un aumento considerable”.
La informante recuerda que el secretario general de la ONU ha condenado estos ataques “en los términos más enérgicos” y subraya que de acuerdo con el derecho internacional, las operaciones, el personal y las instalaciones de Naciones Unidas deben seguir siendo inviolables. Destaca asimismo la labor humanitaria sacrificada que está desarrollando el personal de la ONU, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud, y agrega que la UNICEF distribuye medicamentos pediátricos a hospitales y centros de salud, proporciona apoyo psicológico a niños y familias y trabaja para restablecer el acceso al agua y al saneamiento. No obstante, los esfuerzos de socorro se ven desbordados. “Todos hemos presenciado horrorizados –enfatiza- la desesperación de niños y civiles mientras eran atacados y no tenían ningún lugar seguro a dónde ir”. En conclusión, reclama que se cumplan estrictamente las normas del derecho internacional humanitario y se llegue a una solución de paz duradera en la región.
A renglón seguido se concedió la palabra a Pierre Krähenbühl, Comisionado General del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en el Cercano Oriente, quien presentó su información desde la misma ciudad de Gaza. El comisionado confirmó y amplió en algunos aspectos la reseña de Valerie Amos. Empezó expresando su admiración y reconocimiento al personal de la ONU que presta su asistencia humanitaria en la zona, destacando que “desde el inicio de las hostilidades, ocho de mis colegas han perdido la vida”. Luego describió la trágica situación que vio con sus propios ojos, destacando la situación de los niños, en estos términos: “He visto los graves daños que se han causado a vecindarios completos y a la infraestructura esencial. En particular, esta mañana he visto el catastrófico costo humano de esta guerra en la sala de pediatría del hospital más importante de Gaza, donde vi cuerpos destrozados que son la consecuencia real –e inaceptable- de un conflicto armado en que se hace un uso excesivo –y a veces desproporcionado- de la fuerza en zonas urbanas densamente pobladas. Entre los numerosos niños que yacían en salas y pasillos se encontraba Yussuf, de cinco meses, que a duras penas, y aún no definitivamente, sobrevivió ayer al bombardeo contra el edificio de la escuela del OOPS en Jabalya. Al igual que muchos miembros del Consejo, tengo hijos, y lo que vi hoy –las heridas terribles-me han devastado. Hablo del pequeño Yussuf porque siempre he rechazado el concepto del anonimato de los muertos y los heridos. Con demasiada frecuencia, los informes sobre las zonas de guerra se refieren a cifras. Los niños palestinos que hoy vi no son estadísticas. Detrás de cada muerte y cada herida hay una historia y un destino que merece respeto”.
Describe luego en detalle los trágicos sucesos registrados en la escuela de niñas de Jabalya el 30 de julio. Dice que la escuela, “designada para servir como refugio de emergencia para personas desplazadas fue impactada por disparos de artillería, disparos que pensamos fueron hechos por el ejército israelí. La posición y las coordenadas exactas de la escuela fueron notificadas en 17 ocasiones al ejército israelí, al que se le informó incluso que la escuela servía de refugio a personas desplazadas. Los militares israelíes habían instruido a los desplazados que evacuaran sus hogares y buscaran refugio en nuestras instalaciones”.
Por lo mismo, reitera su condena al ataque en los términos más severos, ya que se trata de una grave violación del derecho internacional humanitario y a la inviolabilidad de las instalaciones de la ONU, y exige una investigación de los hechos y el castigo a los culpables.
Dice también que los lanzamientos de cohetes contra ciudades israelíes son inaceptables y deben cesar. En conclusión se pronuncia por un alto al fuego inmediato e incondicional, y a la vez por el cese del bloqueo de Israel a la Franja de Gaza. “A pesar de las legítimas preocupaciones de Israel respecto a la seguridad –señala-, el bloqueo ilícito de Gaza debe cesar”. Y lo fundamenta: “Este pequeño territorio es hogar para 1,8 millones de personas, que enfrentan la perspectiva de que se vuelva inhabitable en cuestión de solo unos cuantos años, a menos que la comunidad internacional tome medida urgentes para permitir el desarrollo de Gaza y garantizar la seguridad para todos en la región”.
Niños palestinos y niños sirios.
Un periodista que se caracteriza por defender a ultranza la conducta del gobierno de Israel, incluso sus actuales masacres en Gaza que han merecido el calificativo de genocidio, ha publicado una página titulada: “El mundo árabe no es Gaza” en que se refiere principalmente a la situación de los niños en Irak, que considera desastrosa. El objetivo del artículo es sacar del centro el tema de Gaza, y así lo establece desde la introducción. Pero entrando propiamente al tema de los niños, ¿no tiene nada que decir sobre la situación que viven los niños de Gaza a causa de las agresiones sistemáticas perpetrada por Israel desde hace un mes?
En otras palabras: la situación dramática de los niños en Irak ¿justifica las masacres que está perpetrando Israel en Gaza, unas de cuyas principales víctimas son precisamente los niños?
Basta leer lo que dice el comisionado de la ONU Pierre Krähenbühl sobre el pequeño Yussuf en el texto precedente para responder al interrogante. Todos los analistas del conflicto en Gaza señalan a los niños como las principales víctimas propiciatorias. La UNICEF, organización de la ONU para la infancia, informó que en el actual operativo se habían matado más niños que en todas las anteriores operaciones bélicas de Israel, incluso en la denominada “Plomo Fundido” de 2008-2009. Cuando finalizaba la tregua, el viernes pasado, se contabilizaban 432 niños muertos y 2.878 heridos, de un total de 1875 víctimas fatales palestinas y 9.527 heridas. Con las muertes causadas por los ataques israelíes el viernes y sábado pasados, las víctimas subieron a 1.898, y los niños muertos a 447. Cada uno es un ser humano, con su existencia tronchada cuando tenía toda la vida por delante.
Por Niko Schvarz
Periodista y escritor uruguayo
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