Brasil: El movimiento estudiantil y profesores marchan por miles contra Bolsonaro

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El gobierno Bolsonaro, antes incluso de la batalla decisiva de la Reforma de la Previdencia, venía abriendo varios frentes de batalla en el interior mismo del bloque que lo apoya. Todo el llamado período de «luna de miel» fue utilizado por el capitán reformador para intentar conquistar hegemonía dentro del propio gobierno que preside, y terminar de consolidar una base de masas propia. Estos movimientos más de una vez llevaron a toda la gran prensa y hasta sus aliados más cercanos a reaccionar con una mezcla de espanto y preocupación: concéntrese en la reforma previsional, le decían al unísono.

Bolsonaro: Estudiantes y Profesores que manifiestan en las calles;“Son unos idiotas útiles. No saben ni la fórmula química del agua».

Tímido y dando pasos arriesgados, como le gusta alardear, se encogió de hombros ante los llamamientos y exhortaciones. Antes de consolidar una mayoría en el congreso, sin siquiera haber dejado curar las heridas de los duros embates con Maia, Bolsonaro abrió más frentes, primero con Moro y luego con los propios militares. Utilizo su alta popularidad para intentar consolidar desde el gobierno una “cruzada contra el “marxismo cultural”, lo que sea que esto signifique en la boca de los bolsonaristas (ya que no sólo el PT, hasta FHC (Fernando Henrique Cardosso), diarios como Folha y Estadão, Globo e inclusive banqueros, reciben el título de “comunistas”). Pero los sectores empresariales y de las finanzas que lo apoyaron en las elecciones están preocupados por otra cruzada, la de elevar la tasa de explotación sobre la clase trabajadora brasileña y maximizar sus ganancias. Este discurso sólo pega a los sectores más retrógrados del campo, que ven a FHC un riesgo para la propiedad del campo y claman por el derecho de armarse hasta los dientes. Pero incluso entre éstos, la cruzada ideológica del bolsonarismo causa desconfianza, cuando se traduce en el plano externo en una alineación automática con Trump y en un enfriamiento de las relaciones con China.

URUGUAY COMUNICADO
EN RESPALDO A LA AUTONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA BRASILEÑA
En conocimiento del​Decreto 9.794 de la Presidencia de la República Federativa del Brasil, de fecha 14 de mayo del 2019, que ​atenta contras las actuales competencias de las autoridades universitarias expresadas en el marco de sus autonomías, conquistadas en el estado constitucional de derecho recuperado a partir del ejercicio del modelo democrático en las Repúblicas de Latinoamérica, la ​Asociación de Universidades Grupo Montevideo​, red conformada por universidades públicas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, rechaza los términos del Decreto que afecta a las instituciones públicas de educación superior de Brasil y ​reclama la inmediata revocación de cualquier disposición que limite la autonomía universitaria.
Firman: Gerónimo Laviosa Enrique Mammarella Alvaro Maglia Presidente AUGM Vicepresidente AUGM Secretario Ejecutivo

Si hubiera triunfado en sus luchas intestinas, la situación actual sería otra, pero Bolsonaro no obtuvo ni una sola victoria decisiva. Su popularidad ha disminuido, la economía patina, hasta su base más dura comienza a inquietarse por los rumbos del país, incluso apoyando al presidente. En vez de dar un paso atrás, un retroceso pragmático, abrió otro frente, sólo que esta vez con el movimiento de masas: un ataque frontal contra la educación y las universidades. Tal vez su cálculo ahora sea que polarizando una vez más, la sociedad consiga galvanizar a todos los aliados que no logró subordinar, y en ese enfrentamiento contra los » maconheiros de las universidades» (los fumadores de marihuana) pueda recomponer algo de su base electoral.

Las manifestaciones de este 15 de mayo, ya esperadas, desbordaron todas las previsiones y cálculos. El movimiento estudiantil, marchando lado a lado de los profesores que también salieron a las calles, dio una muestra contundente de fuerza.

El grito en la garganta contra el avance de las fuerzas obscurantistas puede resonar con fuerza. Toda una revuelta acumulada puede ganar las calles. La cuestión que se plantea es: ¿podemos triunfar, derrotando los recortes y la reforma previsional?
La juventud universitaria y secundaria, que sintió su propia fuerza en este 15M, está llamada a cumplir un gran papel histórico: encabezar la oposición contra el gobierno de Bolsonaro y contra toda la envejecida casta política burguesa, despertar detrás suyo la insatisfacción y la revuelta de las mayorías populares y oponerse al proyecto destructivo de Bolsonaro y de los grandes empresarios. No hablamos de un retorno a los tiempos del lulismo, un tiempo que no vuelve más, de bonanza económica y un proyecto de conciliación de clases con las élites que hoy apoyan a Bolsonaro, hablamos de un proyecto radicalmente opuesto al de las élites.

No podemos dar por sentado que la fuerza del sector educativo, por sí misma, basta para derrotar al gobierno de Bolsonaro. No podemos caer en el cuento de que las negociaciones con Maia y con toda la escoria parlamentaria, van a ser decisivas para nuestro triunfo. Lo que estos señores dan con una mano, la quitarán con la otra. La reforma previsional será un ataque tan duro como contra los recortes en educación ahora. Todo lo que están recortando y los ataques a las jubilaciones sirven para seguir pagando la deuda pública, que todos los gobiernos anteriores también pagaron. Las direcciones de la UNE, de la CUT y de la CTB – PT y PCdoB – van a pelear ahora para mantener el movimiento estudiantil dentro de su propio cuadrado, luchando solamente en defensa de la educación, y llevar a un embate parcial contra Bolsonaro, mientras negocian a nuestras espaldas con Maia los términos de la reforma previsional. En ese juego el PSOL podría cumplir un papel importante para el movimiento, si cambia su política de separar las dos luchas, lo que hasta ahora no parece querer hacer.

Es la unidad del movimiento estudiantil que comenzó a levantarse junto a todos los sectores de la clase obrera y del pueblo oprimido que están fuera de las universidades, el camino que puede llevarnos al triunfo contra las fuerzas del oscurantismo y de la reacción. Pero antes que los estudiantes brasileños puedan repetir la célebre frase de los estudiantes franceses de 1968 «trabajadores, tomen de nuestras frágiles manos nuestras banderas de lucha», hay que calibrar mejor las consignas de nuestras banderas.

Sin dar la espalda a las entidades, exigiendo que el próximo día 30 convocado por la UNE se transforme en un día de huelga general: no podemos esperar hasta el 14 de junio para unificar las luchas.

La lucha en defensa de la educación necesita ser articulada con banderas que defiendan los intereses de toda la población. El primer paso, más elemental, debería ser transformar en una bandera de la juventud la lucha contra la reforma previsional, y abrir un camino de diálogo con las mayorías populares: ¿quién va a pagar el costo de la crisis económica? Que sean ellos, los ricos y las elites que comandan el país. Este es el llamado que la juventud marxista Faísca – Anticapitalista e Revolucionária, hace a todos los estudiantes. Tenemos que hablarle a la juventud que no ha concluido sus estudios, que sufre con el desempleo, la miseria y los trabajos precarios, que atacan la educación y la jubilación para beneficiar a un puñado de banqueros que controlan la deuda pública. Tenemos que hablarle a la mayoría de la clase trabajadora, que ve su nivel de vida decaer cada mes. Si el movimiento estudiantil abre este camino, si es capaz de ser y también aparece como el mayor defensor de los intereses de la mayoría, si es capaz de sacar al menos una parte de esa mayoría de la pasividad y de arrastrarla hacia una lucha común, ahí sí, Bolsonaro tendrá que enfrentarse contra un verdadero tsunami.

Fuente: La Izquierda diario

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