¿Asia para China?

Nunca ha sido fácil distinguir la retórica diplomática de la política oficial. Pero en China es especialmente difícil, pues las acciones del gobierno a menudo no son coherentes con sus declaraciones. Ante esto, cabe preguntarse si el eslogan más reciente de las autoridades chinas –“Asia para los asiáticos”– es solo una postura nacionalista de consumo interno o una señal de un viraje de política genuino.

La referencia de la frase “Asia para los asiáticos” remite principalmente a las autoridades chinas y se produjo en mayo durante el discurso principal del presidente chino, Xi Jinping, en la Conferencia sobre interacción y medidas de fomento de la confianza en Asia. En una declaración minuciosamente elaborada, Xi expuso la visión de China para un nuevo orden de seguridad regional –uno en el que, como lo sugiere el eslogan, los asiáticos tengan el control.

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De acuerdo con Xi, en principio “corresponde al pueblo asiático conducir los asuntos de Asia, resolver los problemas de Asia y mantener la seguridad en Asia”. Afortunadamente, señaló que “tienen la capacidad y sabiduría” para fomentar la paz y la seguridad en la región mediante la cooperación.

Por supuesto, esta visión conlleva una redefinición de la estructura de seguridad asiática en la que los Estados Unidos tendrían una participación radicalmente menor. En efecto, Xi criticó de forma implícita la existencia actual de una estructura de seguridad en Asia dominada por los Estados Unidos que se quedó atrapada en la época de la Guerra Fría, y caracterizó la “alianza militar con un tercero como objetivo” como “no conducente a mantener una seguridad común”. Desde que Xi pronunciara su discurso, funcionarios de menor rango y medios de comunicación chinos han reiterado frases similares.

A primera vista, esta visión parece totalmente razonable; después de todo, muchos países prefieren manejar sus asuntos internos y regionales sin la intervención de potencias externas. Sin embargo, la declaración de Xi marca una distancia clara de la antigua postura china sobre la presencia de los Estados Unidos en la región Asia Pacífico.

Desde el acercamiento sino-estadounidense hace cuatro décadas, China ha mantenido una ambigüedad deliberada en cuanto al papel de los Estados Unidos como garante de la seguridad de Asia. Los líderes pragmáticos chinos sabían que la presencia estadounidense en la región ayudaba a contener a la Unión Soviética (y subsiguientemente Rusia), impedía un rearme de Japón y mantenía abiertas las vías marítimas. También reconocían que no tenían el poder de desafiar el orden de seguridad encabezado por los Estados Unidos u ofrecer una alternativa viable.

Esto puede estar cambiando. Si bien algunos analistas están muy convencidos de que la línea “Asia para los asiáticos” de Xi es un intento sin fondo de impulsar sus credenciales nacionalistas, se puede pensar igualmente que representa un cambio de política real. Y aunque el argumento no es aplastante, no se debe ignorar así como así.

La prueba más contundente de la disposición de Xi de desafiar el orden establecido se percibe en el ámbito económico. En particular, China ha establecido nuevas instituciones para el desarrollo, como el Banco asiático para la inversión en infraestructura y el Fondo para la nueva ruta de la seda, estas instituciones le permitirán canalizar decenas de miles de millones de dólares –desafíos claros a las instituciones multilaterales dominadas por Occidente.

En la parte de seguridad, sin embargo, China ha logrado menos avances para hacer realidad su visión de “Asia para los asiáticos”. Sin duda, ha adquirido capacidad militar para disuadir a los Estados Unidos de intervenir en el estrecho de Taiwán y el Mar de China Meridional, y ha fortalecido su cooperación con Rusia y los países de Asia central en el tema de seguridad, mediante la Organización Shanghai de Cooperación. Sin embargo, estos logros modestos compensan en mucho las fallas de seguridad que China ha tenido como resultado de su reivindicación en disputas territoriales regionales.

En efecto, después de haber realizado durante muchos meses acciones militares cada vez más enérgicas –en particular, la declaración unilateral de una identificación de zona de defensa aérea que abarca una gran parte del Mar de China Meridional, incluidos los territorios objeto de disputa– la relación de China con Japón está en su peor momento. Asimismo, los países de Asia sudoriental inquietos por esto están implorando a los Estados Unidos que continúen en la región para contrarrestar la influencia de China.

La retórica subyacente “Asia para los asiáticos” puede representar la idea de China de que los Estados Unidos, y no su conducta, son los culpables de la rebelión de los vecinos de China. Algunos estrategas chinos piensan que los Estados Unidos están usando a los países asiáticos, en particular Japón, Vietnam y Filipinas, como títeres para contener a China. Si esta perspectiva ha calado en el debate político interno, los dirigentes chinos, incluido Xi, podrían haber llegado a la conclusión fatídica de que puesta en la balanza, la presencia de los Estados Unidos en Asia en el ámbito de la seguridad, representa una amenaza directa a los intereses chinos y por ende se debe eliminar.

Ese sería un grave error estratégico, basado en una mala evaluación de la dinámica de seguridad china. Gran parte de los vecinos de China, incluso Corea del Norte, temen a una hegemonía china no contenida –y si se eliminara de la región la presencia de los Estados Unidos en el ámbito de seguridad, entonces eso es justamente lo que tendrían que encarar. “Asia para los asiáticos” sería “Asia para los chinos”.

Es difícil imaginar que los responsables del diseño de políticas chinos, conocidos por su sofisticación y realismo, podrían emprender una estrategia que no solo tiene pocas probabilidades de obtener el apoyo de sus homólogos asiáticos, sino que también daría lugar sin duda a un conflicto con los Estados Unidos. En este contexto, es probable –de hecho, deseable– que el eslogan “Asia para los asiáticos” no pase de eso, de un eslogan. De hecho, Xi ha moderado últimamente su descripción de los objetivos chinos al decir a dirigentes del Partido Comunista Chino que se tiene que aumentar el poder suave de China, ofrecer una buena narrativa china y comunicar más efectivamente su mensaje al mundo.

No obstante, incluso usada como retórica, la frase “Asia para los asiáticos” es problemática por razones históricas. En los años treinta, los militaristas japoneses usaron la idea de una “esfera de co-prosperidad del sudeste asiático, como cubierta de sus ambiciones imperiales y conquistas. El eslogan fue objeto de escarnio generalizado, sobre todo en China, debido a su clara absurdidad.

Esto puede ayudar a explicar la recepción tibia que ha tenido esta vez el concepto de “Asia para los asiáticos”. La decisión más inteligente de los dirigentes chinos sería olvidarse de él de una vez por todas.

Por Minxin Pei

Traducción de Kena Nequiz

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