Lo primero a comprobar es que la sospecha (¿profecía?, ¿deseo?, ¿ilusión?) de Irene Moreira, la señora de Guido Manini Ríos, de que noviembre del año pasado sería la última vez que votariamos, no se cumplió.
Ayer, 27 de setiembre, volvimos a votar y el Frente Amplio sigue siendo el partido más votado de Uruguay.
El compañero Gabriel Almada, de veinte años, fue baleado en Salinas, frente al liceo 2, desde una moto sin matrícula, cuando Almada repartía listas de la 99738 del ayer reelecto Intendente de Canelones, Yamandú Orsi. Hubo otras agresiones contra militantes frenteamplistas en otros departamentos del interior (aparte de maniobras fraudulentas con el aparato estatal), pero lo más grave fue el balazo al compañero Almada, que se recupera en un centro de salud, fuera de peligro de muerte.
Sin temor, los frenteamplistas nos lanzamos a las calles de todos modos a militar y a festejar los triunfos en Canelones, Salto y, muy especialmente, por la incidencia que tiene y porque es el séptimo consecutivo, en Montevideo, que concentra la mitad de la población del país. El guarismo de votación del Frente Amplio en Montevideo fue de importante crecimiento respecto a los comicios del año pasado, 51 %, y lo fue recuperando en el norte barrios proletarios y el municipio, reafirmando los del oeste, nuestros bastiones de siempre, y descontando un poco en el noreste que perdimos en octubre, particularmente ante la emergencia de Cabildo Abierto. Con los blancos se polarizó aún más la diferencia con los barrios del Este costero económicamente caudaloso pero no poblacionalmente, la zona desde donde roba la derecha.
Carolina Cosse salió al balcón de la sede General Liber Seregni, a las 10 de la noche ya reconocida por todos, incluso por el Presidente de la República, Luis Lacalle Pou, nueva Intendenta Departamental de Montevideo. “las prioridades son limpieza, movilidad, creación de fuentes de trabajo, Cultura, salud y el plan de emergencia alimentaria” aseguró, conforme a nuestro programa con sus propuestas de campaña. La flanquearon los compañeros candidatos Álvaro Villar y Daniel Martínez. Villar con muy auspiciosa votación para ser su primera vez y Martínez pagando precio a santos de enemiga devoción con señas de contubernio ideológico mediático. Ésa es la primera reconfiguración que hace hoy el Frente Amplio. Cosse, en su discurso en el balcón, tuvo que dedicar varios párrafos de explicación obediente a las bases mandantes, incluso para justificar que va a dialogar con Lacalle y es justo que dialogue y también que explique. La solvente oposición de Cosse y Villar al gobierno reaccionario es lo que principalmente les granjeó el apoyo popular.
También en Canelones, el segundo departamento más poblado del país, el Frente Amplio alcanzó la mayoría absoluta, aunque por debajo de lo que pronosticaban las encuestas.
Sobre una población de 3.286.314, el FA gobierna en el ámbito departamental a 1.971.033 (60%). Los blancos a 1.210.360 (37%), los colorados a 104.921 (3 %). Es importante para cuando haya que confrontar programas nacionales e internacionales, éstos de verdadera política.
La gran victoria del PS
En principio, en unas elecciones por cargos, donde juega el clientelismo y la anécdota más que el programa, el Frente Amplio tenía mucho para perder si la derecha capitalizaba resignación de izquierda tras la derrota del año pasado, pero el Frente repuntó, aguantó y repuntó bastante en sus baluartes.
Una apuesta trascendente de los medios hegemónicos viene siendo medrar de la crisis del Partido Socialista por algunos desprendimientos desde que ganó las elecciones internas el sector de Gonzalo Civila, equiparándola a la del PCU del 90, apostando a que nuevos desprendimientos vayan atomizando al Partido y motejando de “renovadores” y “ortodoxos”. La victoria de Cosse y el muy buen desempeño de Villar, puso a prueba la vitalidad de las organizaciones pilares de bloque histórico. En el caso de Cosse los partidos comunista, socialista, PVP y Casa Grande. Esto fortalece al PS, que perdió varios quilos este año, pero en la departamental echó músculo. El PS uruguayo nunca fue socialimperialista. Frugoni era muy crítico de Lenin (a diferencia de Batlle y Ordóñez), pero era implacable detractor de Bernstein. Fue un Partido de alta especificación ideológica marxista, que asumió el costo de la misma en su tamaño electoral, hasta que el Frente Amplio constituyó a toda la izquierda en opción de gobierno.
Dentro del Frente Amplio no hubo tanta diferencia entre las listas más y menos votadas. Una vez más, el sector más votado fue el Movimiento de Participación Popular (MPP), con su lista 609, que obtuvo 70.390 sufragios en apoyo a la candidatura de Álvaro Villar, lo que representa un 16 % de los votos frenteamplistas.
La segunda lista más votada fue la 1001, del Partido Comunista, con 55.340 votos, o sea el 12 % de los votos frenteamplistas en Montevideo. Este sector apoyó a Carolina Cosse, al igual que la tercera lista más votada, la 90 del Partido Socialista, que obtuvo 40.193 votos, lo que representa el 9 % de los votos del Frente Amplio en la capital.
Un tropiezo de Cabildo Abierto
Muy dependiente de la figura de Manini Ríos, hoy devaluada por su incoherencia sobre fueros, Cabildo no pudo consolidarse en Casavalle y aledaños tal cual pretendía con el traslado de la sede del MIDES y la propia asunción de ese ministerio. Su gobierno, con sus recortes, no lo ayudó y tampoco lo ayudó el Partido Colorado que no le dio chance en Rivera mientras cuestionaba la alianza Cabildo-blancos en Salto, que finalmente fue derrotada por el Frente.
Precisamente los recortes y privatizaciones a que propende ya la LUC, son las grandes batallas a dar de aquí en más, para derogarlos en plebiscito, con el modo de lucha que nos organice y genere en la población, conciencia del despojo a que está sometiendo lo público el gobierno y el poder de la oligarquía.
Se abre la autocrítica en el FA, pero la autocrítica es práctica. Suspender un rato la partidocracia sistémica (dicho sea de paso y sólo un detalle, malditas alcaldías “a la española” que se le ocurrió a Vázquez favoreciendo a los partidos plutocráticos en vez de abrir el juego a la democracia directa en los gobiernos de cercanías) para volver al mandato de la plebis, es una buena manera de seguir y de empezar.
Por José Luis González Olascuaga
Periodista y escritor uruguayo
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