La guerra contra la drogas en Uruguay y en el mundo viene fracasando.
Cuando se pretende “medir” la efectividad de la política antidrogas y ·medir” su “éxito” en función de la disminución de la oferta de las drogas y el aumento de las detenciones y condenas de personas vinculadas a ellas; en realidad no están dando en el verdadero problema.
Hay un discurso de los medios dominantes, del gobierno y de algunos “especialistas” que exageran el problema, que no condice con la cantidad de drogas incautadas.
En el último año han caído las incautaciones de cocaína, éxtasis, anfetaminas y metanfetaminas, con respecto al último año del gobierno de Tabaré Vázquez. Por eso han armado un “show” a falta de resultados.
¿Qué lugar real ocupa la tenencia y tráfico de estupefacientes con relación a robos y tentativas de robo y a homicidios dolosos?
Lo que si reflejan las estadísticas es que viene en aumento el número de mujeres presas, que son uno de los eslabones más débiles de la sociedad capitalista y patriarcal. Esto además es un fenómeno más global.
Los resultados siguen siendo deplorables. No hay soluciones para los adictos y al mismo tiempo aumentan la cantidad de presos jóvenes y mujeres. Y muestran esto como un triunfo.
Ni el aumento de las confiscaciones de drogas ni el mayor encarcelamiento de jóvenes y mujeres resuelven el problema de las drogas, ni pueden tomarse en serio, como ejemplos del “éxito” en la guerra contra las drogas.
Las medidas represivas tienen límites. Son ineficaces para suprimir la cantidad de drogas consumidas y los delitos conexos con ellas. No mueven la aguja y son muy costosas.
El único camino real para empezar a resolver el problema es una política preventiva, antes que se produzcan los daños. Y estamos a años luz de resolverlo. Es una risa lo que dedica el presupuesto a la prevención, comparado con la represión.
Aumentando los recursos a la prevención con tratamientos adecuados ayuda a reducir el consumo de drogas de manera más efectiva y a mucho menor costo.
La relación costo-beneficio en la reducción del consumo es competitiva en comparación con las estrategias coercitivas.
El gran déficit que tiene el Uruguay sigue siendo lo dificultoso de acceder al sistema de salud de los consumidores problemáticos y la permanencia del estigma de los consumidores.
Hay que dedicar más dinero y esfuerzos a la reducción de la demanda vía prevención y tratamientos adecuados; porque los intentos de reducción de la oferta de las drogas vienen fracasando en el mundo y al final pasando raya, beneficia a los que dominan el negocio.
La política del gobierno uruguayo pone el énfasis en reducir la oferta, decomisando las drogas y metiendo más gente presa. Eso no le hace ni cosquilla al narcotráfico y ha fracasado en todo el mundo. La “guerra contra las drogas” es un combate perdido hace rato.
La estrategia de concentrase en los delincuentes menores, que son además fácilmente arrestables, no perjudica las ganancias de los dueños del negocio de verdad.
Cuando la DEA hace las listas sobre los países productores y de tránsito de las mismas, nuestro país no aparece.
Entonces me parece una gran puesta en escena desde el gobierno para ocultar otros objetivos.
En cuanto a las rutas los principales puntos de partida para Europa son Colombia y Brasil. Para EE.UU desde México y Colombia. Hacia Asia-Oceanía, Ecuador. Los puntos de partida hacia sur y este de Europa, Bolivia y Paraguay. Los principales puntos de partida de la cocaína para África occidental, son Colombia, Brasil entre otros.
¿Y Uruguay? No nos dan bola. Somos totalmente marginales. Pero eso sí, acá se lava y se lava. Y resulta que la LUC en su urgente consideración sin querer…hace artículos que favorecen el lavado.
O sea que la estrategia definida para combatir a uno de sus enemigos principales, está equivocada de todo punto de vista.
¿El centro de la represión son el micro narcotráfico o el gran narcotráfico? ¿Por qué es solo contra el chiquitaje?
En un año de gobierno de coalición, ¿cuáles son los narcos grandes que han detenido? ¿Cuál es la política? ¿Cuál es la estrategia?
¿Cuál es la operación Campanita de este gobierno?
Es cierto, que el fenómeno de las drogas tiene sus propias características en cada país.
Los medios de desinformación estigmatizan países, no investigan, usan palabras inadecuadas y por lo tanto no contribuyen a esclarecer la evolución y la consolidación del fenómeno.
Cada país tiene su historia, su sistema político y judicial, menor o mayor cohesión social, determinadas prácticas policiales, determinadas capacidades institucionales, etc.
En definitiva tenés el narcotráfico que dejaste crecer.
¿No existen vínculos entre parte de los policías, políticos, empresarios, jueces y narcos? En todas las reparticiones del Estado, ¿todo es impoluto? ¿Somos un país excepción?
Si somos de excepción, ¿por qué en el documento de Defensa se pone el narcotráfico como uno de los principales enemigos?
¿Por qué blancos y colorados se opusieron a que se investigara de donde viene el dinero de los partidos? Se opusieron a una ley al respecto.
Estamos en presencia de la ausencia de una estrategia integral para abordar el problema de las drogas.
¿El Estado ha realizado lo correcto? ¿Parte del empresariado busca ganancias fáciles y rápidas? ¿Los narcos han penetrado el sistema político y parte de nuestra sociedad?
El tema es demasiado serio para culpar a los de afuera. Esto no es creíble y además el principal error estratégico, para resolver gradualmente y con eficiencia el problema.
Claro que la dimensión de las drogas tiene aspectos geopolíticos, donde cada país no deja de ser una pieza de una trama más compleja que se basa en las enormes ganancias que deja el narcotráfico, que con relativa facilidad, lavan los activos fruto de todo lo ilegal, incluido el negocio de las drogas.
¿La fuga de capitales, no habrá una parte que sea dinero sucio?
La simplificación y estigmatización sobre el punto no solo muestra la ausencia de una verdadera estrategia, sino que ayuda a los que se dice combatir.
Llegó la ahora que en un debate abierto y desprejuiciado, donde participe la ciudadanía, en serio, se haga un diagnóstico sistemático e integral en torno a las drogas.
Si no se hace, lo más fácil es caer en “la mano dura”, que de dura no tiene nada.
Por Pablo Reveca
Comunicador Uruguayo
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