Unos 50 millones de personas, o una de cada 150 personas vivas, están atrapadas en trabajos forzados o matrimonios forzados; según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Eso es casi 10 millones más que hace cinco años. La OIT califica de “impactante” el hecho de que las cosas estuvieran empeorando.
«Nada puede justificar la persistencia de este abuso fundamental de los derechos humanos», dijo el director general de OIT, Guy Ryder.
«Sabemos lo que hay que hacer… se necesita un enfoque de todas las manos a la obra. Los sindicatos, las organizaciones de empleadores, la sociedad civil y la gente corriente tienen papeles fundamentales que desempeñar».
La organización laboral de la ONU desea enfatizar que la esclavitud no se limita a los países pobres lejos del mundo occidental: más de la mitad de todo el trabajo forzoso ocurre en los países más
ricos en el nivel de ingresos medio-alto o alto.
Y cuenta tanto el trabajo forzado como el matrimonio forzado como esclavitud moderna, ambas situaciones en las que la persona no puede salir «debido a amenazas, violencia, engaño, abuso de poder u otras formas de coerción».
«Atrapamiento en trabajos forzados puede durar años, mientras que en la mayoría de los casos el matrimonio forzado es una cadena perpetua» , dice el informe.
Alrededor de 27,6 millones de personas realizan trabajos forzados, incluidos 3,3 millones de niños. De esos niños, más de la mitad están sumergidos en la explotación sexual comercial. Otros 22 millones de personas están en matrimonios forzados, más de dos tercios de ellos mujeres, y muchas víctimas tienen menos de 15 años cuando se casan. El hecho de que las cosas estén empeorando se debe a una combinación compleja de «crisis agravadas», dice el informe, todas las cuales se unen para aumentar la pobreza y aumentar el riesgo de esclavitud.
La pandemia de Covid-19, por ejemplo, causó una gran interrupción en los ingresos de las personas, lo que generó más deuda, lo que podría convertirse en trabajo forzoso en algunos casos. La OIT dice que la pandemia ha provocado un aumento de la «pobreza global extrema» por primera vez en 20 años.
Las guerras y los conflictos armados también conducen a circunstancias terribles, o al reclutamiento de niños para trabajar o servir como niños soldados; mientras que el cambio climático ha obligado a las personas a abandonar sus hogares y convertirse en migrantes, colocándolos inmediatamente en mayor riesgo. El informe pide un esfuerzo internacional para reunir recursos, y una intención genuina, para solucionar el problema. «Las promesas y las declaraciones de buenas intenciones no son suficientes», advierte.
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