Los trabajadores y los estudiantes

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Se precipitó por estos días una catarata de definiciones políticas y sociales en torno a la iniciativa de bajar la edad de imputabilidad. Creo que esto ha variado bastante el escenario del posible resultado del plebiscito.

El Frente Amplio decidió tomar como uno de sus ejes de campaña el No a la Baja, La Universidad institucionalmente se ha pronunciado con claridad en la misma dirección.

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Podemos sumar las declaraciones del recientemente electo arzobispo de Montevideo Monseñor Sturla, la definición del Partido Independiente y sectores del Partido Nacional.

Quiero destacar que el movimiento obrero a través de su central el Pit- Cnt ya se había expresado el primero de Mayo del año pasado por No a la Baja. Dos cosas que se pueden afirmar con cierta claridad: 1) la sensación de inseguridad, estimulada o no, tiene bases ciertas y el nivel de violencia creciente en la sociedad cuando lo vemos en los delitos, se aprecia fácilmente. Por si faltara algo los medios que cubren las informaciones se encargan de exaltar hasta el hartazgo estos hechos. 2) El candidato Pedro sin apellido ha hecho de la iniciativa por bajarla, un claro objetivo político de posicionamiento electoral, explotando el estado de ánimo de la sociedad.

No hay en su propuesta un solo dato científico, o comparativo que avale que bajando la edad de imputabilidad a 16 años se resuelva o modifique en algo la seguridad o disminuya el delito.

La Comisión Nacional No a la Baja ha nucleado desde su formación, un abanico muy diverso de colectivos políticos y sociales que confrontan con seriedad y sin pausas esta iniciativa conservadora y absurda. Se han resumido en un documento de 13 puntos, argumentos que abordan desde diferentes ángulos la inconveniencia de la iniciativa plebiscitaria.

Creo que el trabajo de la Comisión ha contribuido de manera determinante a visibilizar e instalar en la consideración pública un tema que tenía “perfil bajo”. Desde los informativos, que deliberadamente o no, asocian delito – jóvenes – menor, cumplan su tarea de miedo e inseguridad y de esta manera provoquen el sentimiento de “algo hay que hacer” y eso termine en una Reforma Constitucional, donde quede consagrado que los adolescentes a edad más temprana serán considerados adultos. Para ser condenados solamente, no para considerar sus derechos.

Pocos temas son por estos días tan transversales y abarcativos. Todos las adolescentes que cumplen 16 años están involucrados, los adultos que somos padres, quedamos interpelados por esto. Por esa razón me parece realmente significativo que los actores sociales organizados y que protagonizan el Uruguay de hoy tomen partido. El movimiento obrero a través de su central sindical ha sido claro, la FEUU y ahora La Universidad se han posicionado.

El Uruguay conoce del encuentro obrero-estudiantil detrás de grandes batallas sociales. Me parece que en estos tiempos de diversidades crecientes hacer la experiencia transversal y aglutinadora de defender la democracia desde” lo concreto”, será una buena prueba.

Los trabajadores, los estudiantes y la Universidad tienen algo en común muy poderoso. Son actores activos y positivos, construyen la sociedad. Miles de uruguayos día a día ponen en movimiento al país, miles de estudiantes se preparan para ocupar en el futuro su lugar en la sociedad, la Universidad educa y es nuestra reserva cultural y de identidad.

Confío plenamente en estos actores, me parece bueno que las fuerzas políticas se pronuncien, sobre todo aquellas que tienen vocación social, deben ser contundentes y claras, pero que quienes ocupan los roles relevantes del Uruguay, quienes “hacen” el país día a día definan que tipo de democracia queremos es más que relevante, es indispensable.

Al país del miedo que quieren instalarlo hasta en la Constitución, hay que oponerle el país de las escuelas, los liceos y la universidad, de las fábricas. El país de las plazas llenas de gente, donde en vez de replegarnos, interactuemos como sociedad.

Algo hay que hacer, claro que sí, un Uruguay democrático, equitativo y solidario. Con esos valores seguro que construiremos un país “de primera” y el delito, todo el delito retrocederá.

 

Por Walter Martinez* 
Publicista y periodista

La ONDA digital

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