Se me ocurre el título de esta vieja película donde como sátira divertida se caricaturizaba a las religiones y por supuesto a los seres humanos que las creamos, recreamos y seguimos.
Se pasó a un cuarto intermedio en el Plenario del Frente Amplio para la discusión de la presidencia de la coalición. Estamos enfrascados en la discusión sobre si Mónica Xavier debe cesar funciones o no. Soy del puñadito de frenteamplistas que votó en blanco cuando fue electa. En aquel momento quienes así lo hicimos pensamos que la manera de presentación y elección de los candidatos no era precisamente la más democrática y no me vi representado.
Por eso voté en blanco. Con algunos compañeros la discusión sobre qué posición adoptar nos costó bastante y no pocos sinsabores. Recuerdo que promovido por las Redes Frenteamplistas se realizó un debate donde estuvieron presentes los 3 candidatos y desde la concurrencia algunos compañeros defendieron muy bien lo que sería una “cuarta postura”, o por lo menos yo me vi representado en las dos intervenciones que recuerdo. Mucha agua corrió debajo del puente. Se realizó por primera vez la elección de presidente del FA, de manera más democrática que conocemos, votando y Mónica fue electa. Creo que es bastante compartido el hecho que realizó una gestión bastante más superadora que la de Brovetto. El FA, como fuerza política en su conjunto, no como fuerza de gobierno representada en personalidades, retomó visibilidad, funcionamiento y se posicionó en diversos temas. Algunas veces con matices marcó diferencias con el ejecutivo pero creo que mayoritariamente estamos de acuerdo con que fue una buena presidencia o una presidencia superadora, como se la califique.
También creo que no es compatible a la función las labores de gobierno y el ejercicio de la presidencia de la fuerza política. Distingo matices claros, no es lo mismo ser ministro de gobierno, que senador o diputado, pero sin dudas la dedicación necesaria no habilita el tiempo real para ejercer la tarea. Creo que esto lo acordamos, por tanto fue decidida la incompatibilidad de las funciones.
Ahora bien, cuando desde distintos sectores (incluyendo el que voté) se decidió incluir en las listas a Mónica, ¿que pensábamos que iba a suceder?
A veces en el FA, me da la impresión que jugáramos a la ruleta rusa pero cambiando las reglas, en vez de poner una bala en el tambor haciéndolo girar luego, colocamos 5 balas y dejamos una sola opción para que suceda lo contrario. Es lo más parecido a creer en la divina providencia.
Creamos normas para regirnos que se transforman en cepos de los que no sabemos salir. Nos enfrascamos en la discusión sobre la pureza de nuestra decisión. Sin la menor flexibilidad, a veces, reitero, a veces, porque usamos y abusamos de los acuerdos entre sectores para imponer decisiones y acciones que no siempre están de acuerdo a las normas que nos hemos dado.
Dicho esto me pregunto, ¿no podremos hacer un cuarto intermedio un poquito más largo, correrlo hasta los primeros meses del año próximo, donde directamente se llame a consulta a los frenteamplistas y votemos? Los uruguayos sabemos de parsimonias, nos tomamos tiempo para las cosas, todos sabemos que en verano las costas invitan, nuestro calendario de diciembre a febrero es fértil en vacaciones y a reuniones políticas largas con asados y vinos.
¿Cuánto de diferente es terminar el mandato de Mónica ahora, que en febrero o marzo? La solución que busquemos triunviratos, quintunviratos (no se me ocurre otro nombre, no sé si se dice así) o mejor una lotería de cartones de candidatos, con los cinco elegidos, ¿es de verdad seria? Los nuevos no tendrán cargos en el gobierno, supongo, o si los tienen ¿renunciarán?
¿Serán los elegidos los precandidatos a las elecciones de verdad? En fin, me parece que a esta altura el Frente Amplio debe participar con sus legisladores y con el ejecutivo activamente en la ley de presupuesto. La ley más importante del período. Se legislará sobre los dineros de todo el período.
De verdad los frenteamplistas debemos defender el dogma de “incompatibilidad de funciones” con fervor o podemos postergarlo 180 o 200 días más (con vacaciones en el medio, con eso no se jode).
Mónica hizo una buena gestión, jerarquizó la presidencia y a la fuerza política, fue la presidenta avalada por miles de frenteamplistas que la votaron. No va a ser la nueva presidenta del FA por otro período, ella misma al aceptar ser candidata al senado se excluye.
¿No será sensato que pensemos como reafirmar los métodos democráticos y que los próximos comicios nos dejen con un presidente del FA, más representativo aún, con una fuerza más pujante y que quien sea electo sepa y respete que no podrá ejercer otra función?
Aquí otro pequeño detalle que me parece pertinente ¿no habrá que incluir en el tema de las incompatibilidades, además de las públicas las privadas? El límite que pretendemos imponer está referido a la necesidad de la dedicación tiempo completo a la tarea y a veces las actividades profesionales privadas consumen mucho tiempo también.
Por Walter Martinez
Columnista uruguayo
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