La celebración de la fecha señera del 26 de julio reviste este año características muy peculiares. Este día de 1953, o sea 62 años atrás, se produjo el asalto al Cuartel Moncada, dirigido por Fidel Castro, en un intento por derrocar la dictadura del coronel Fulgencio Batista. El operativo fracasó, pero marcó el inicio del período insurreccional, cuyo programa fue definido por el líder cubano en su célebre alegato “La historia me absolverá” y que culminó con el triunfo revolucionario el 1º de enero de 1959. Éste marcó un hito fundamental en la historia de la América Latina y caribeña. Abrió un nuevo período histórico, el de la segunda y definitiva independencia.
Como sucedió a lo largo de estos años, dicho aniversario fue conmemorado en varios países de nuestro continente. En Uruguay asistimos días pasados a un acto en El Galpón, con oratoria de dirigentes políticos y sociales e intelectuales uruguayos y cubanos, bajo el lema “Hoy más que nunca, siempre es 26”, en que se reclamó poner fin al bloqueo de Estados Unidos contra la isla y se reiteró la solidaridad con Cuba socialista.
La peculiaridad notable de la celebración de este año se origina en su coincidencia con la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos, interrumpidas desde hace más de 53 años, cuando EEUU impuso mediante la presión y el chantaje (y la compra de votos) la exclusión de Cuba del sistema interamericano en la conferencia de cancilleres de la OEA efectuada en enero de 1962 en San Rafael, próximo a Punta del Este. En esa reunión Cuba estuvo representada por Osvaldo Dorticós. En su antecedente inmediato, la reunión del Consejo Interamericano Económico y Social (CIES, dependiente de la OEA) en agosto de 1961, la representación del país isleño estuvo a cargo de Ernesto Ché Guevara, que dejó un recuerdo imborrable en nuestro país. En el curso de las últimas décadas, las naciones latinoamericanas y caribeñas expresaron en múltiples ocasiones su voluntad de que Cuba se reintegrara a los organismos interamericanos. Ello ocurrió, en particular en la reunión de San Pedro Sula, Honduras, bajo la presidencia de Manuel Zelaya, en que Estados Unidos quedóprácticamente solo (únicamente acompañado por Canadá) en la posición contraria, frente a la totalidad de los países de la región.
En el número anterior de La ONDA, bajo el título de: “Histórica decisión de Cuba y Estados Unidos”, expusimos todos los antecedentes de las complejas relaciones entre ambos países a lo largo de más de 120 años, desde fines del siglo XIX, en el curso de las guerras de independencia de Cuba, su liberación del yugo de España, las reiteradas intervenciones del imperio, la enmienda Platt y la ocupación ilegal del territorio de Guantánamo, que se mantiene hasta hoy. Después del triunfo de la revolución cubana del 1º de enero de 1959 se produjo la invasión yanki de Bahía de Cochinos el 17 de abril de 1961, que el pueblo cubano aplastó en 72 horas, tras lo cual Fidel Castro proclamó el carácter socialista de la revolución.
En julio, el canciller cubano en Washington
Más adelante hacíamos referencia a la fecha del 20 de julio de este año 2015, en que como culminación del diálogo mantenido por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro a partir del 17 de diciembre de 2014, se acordó la reanudación plena de las relaciones diplomáticas mutuas, conformando un cambio histórico y saludado como tal en América toda y en el mundo ya que introduce un factor de paz y coexistencia pacífica en la intrincada situación internacional actual, preñada precisamente de peligros para la causa de la paz.
Corresponde agregarahora lo que aconteció exactamente ese día 20 de julio en Washington, en un viejo edificio cercano a la Casa Blanca que albergó la representación diplomática cubana desde sus orígenes en el año 1916 como Legación de la República de Cuba y luego ascendida en 1923 al rango de embajada ante el gobierno estadounidense, y que conserva hasta hoy algunos de sus rasgos típicos. Desde el primer minuto de ese día fue izada en dicha sede la bandera cubana azul, roja y blanca con la estrella solitaria, estando presente una calificada delegación cubana presidida por su ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, e integrada por la vicepresidenta de la Asamblea Nacional cubana, Ana María Mari, el ex canciller y líder parlamentario Ricardo Alarcón, el cantautor Silvio Rodríguez, el historiador de la ciudad de La Habana, Eusebio Leal, el artista plástico Alexis Leiva, entre otros.
Asimismo se hizo presente una nutrida delegación de invitados estadounidenses, incluyendo congresistas, religiosos, académicos y grupos de solidaridad que han bregado sin cesar, a lo largo de estos años, por una mejor relación entre ambos países. Luego de la ceremonia oficial, el canciller cubano Rodríguez Parrilla fue recibido por su homólogo estadounidense John Kerry en el Departamento de Estado, ocasión en que brindaron una conferencia de prensa conjunta y respondieron preguntas de los corresponsales de los canales televisivos. Analistas internacionales señalaron que “la caída del muro del Caribe dará paso a la apertura de nuevas relaciones, tanto comerciales como políticas y sociales”.
En agosto, el canciller estadounidense en La Habana
El secretario de Estado John Kerry inició sus palabras con el anuncio de que el próximo 14 de agosto va a realizar su primer viaje como secretario de Estado a Cuba, en una ceremonia similar a la que se desarrolló en Washington, y previamente quería agradecer a la representación de Suiza por el papel fundamental que desempeñó a lo largo de muchos años como Estado protector de la sede diplomática. Añadió que “también deseo agradecer a nuestros amigos del continente, que nos instaron muchas veces, durante décadas, a que normalizásemos las relaciones y ahora han acogido con beneplácito nuestra decisión de hacerlo”. Del mismo modo agradeció a la subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, y a todos los representantes que trabajaron denodadamente y han permitido esta celebración. Reconoció asimismo el compromiso de todos aquellos que se interesaron por las relaciones entre EEUU y Cuba, y estimó que “los cambios no son fáciles”. Luego introdujo el concepto fundamental de que “no hay nada más inútil que vivir en el pasado”, en estos términos: “Aunquenosotros podemos y debemos aprender del pasado,nada hay más inútil que vivir en el pasado”.
Aseguró que el presidente Barack Obama y él creen que “podemos satisfacer las necesidades de nuestro pueblo con políticas para mejorar el futuro. Después de todo, no hay nada para perder y mucho para ganar. Alentando los viajes entre nuestros respectivos países, el intercambio de información, de ideas, la reanudación del comercio, y también la remoción de los obstáculos que han dificultado que las familias se visitasen”.
Alertó luego sobre la duración de este proceso, señalando: “No nos equivoquemos; el proceso de la normalización plena de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba será largo y complejo. Obviamente, vamos a encontrar algunos momentos de alegría y también de frustración. Se va a necesitar mucha paciencia. Por lo tanto, debemos comenzar ya este viaje, porque es un viaje que debimos haber comenzado hace mucho tiempo. Hoy, con la apertura de nuestras embajadas y la visita del canciller, estamos dando un paso histórico en la dirección correcta”.
Finalizó expresando que “tenemos que seguir avanzando en ambos países y debemos trabajar de manera abierta y con respeto. Le puedo asegurar a todo el mundo, inclusive al pueblo de Cuba, que los Estados Unidos van a cumplir con su parte”. Acto seguido, le cedió la palabra al ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.
Éste inició su exposición con un concepto definitorio: “He reiterado al señor Secretario de Estado la voluntad del gobierno cubano de avanzar en el proceso de normalización de las relaciones con los Estados Unidos sobre la base del respeto e igualdad soberana, sin menoscabo a la independencia y la soberanía de Cuba y sin injerencia en nuestros asuntos internos”. Reconoció la existencia de diferencias profundas entre los gobiernos de los dos países en materia de las concepciones sobre el ejercicio de los derechos humanos y en temas de derecho internacional. “Pero estamos convencidos –agregó- de que ambos podemos cooperar y coexistir de manera civilizada sobre la base del respeto de estas diferencias y el desarrollo de un diálogo constructivo orientado al bienestar de nuestros países y pueblos del continente y del mundo”. Le aseguró a John Kerry que será bienvenido en La Habana en ocasión de la reapertura de la embajada de los Estados Unidos, al tiempo que agradeció la hospitalidad que le fue brindada en Washington.
Kerry: fin del bloqueo sí, Guantánamo no
Las posiciones de ambos país acerca de los temas en debate se clarificaron en las respuestas a las requisitorias de la prensa internacional. Sobre el tema del bloqueo, promovido a fondo por Cuba, Kerry dijo que era aspiración del presidente Obama ponerle fin. Expresó que al respecto Obama no podía ser más claro, ya que “el presidente ha llamado al Congreso a que se retire el embargo”. Añadió: “Esperaríamos que en el momento más apropiado se retire este bloqueo y que se puedan construir mayores cimientos para estas relaciones”.
En cambio, se pronunció por la negativa en el caso de la base de Guantánamo., diciendo que “no hay intención de parte nuestra de alterar el tratado con respecto al arriendo de la Base Naval de Guantánamo, pero entendemos que Cuba tiene sentimientos fuertes al respecto. Yo no sé qué no deparará el futuro, pero les puedo decir que de parte nuestra eso no es parte de la discusión”, reiteró.
Ambos cancilleres se comprometieron a respetar los principios del derecho internacional, en particular la Convención de Viena, en el curso de sus renovadas relaciones diplomáticas y consulares. El canciller cubano insistió en que el restablecimiento de relaciones y la reapertura de las embajadas muestran una voluntad mutua de avanzar hacia la normalización total de las relaciones bilaterales.
Se volvió al tema del bloqueo a raíz de preguntas del uruguayo Jorge Gestoso, de Telesur. El canciller Bruno Rodríguez señaló que en diciembre pasado el presidente de los Estados Unidos de América reconoció que la política de bloqueo a Cuba había sido errónea, había ocasionado daño y privaciones al pueblo cubano y había provocado aislamiento al gobierno de los Estados Unidos. Expresó luego: “Hoy tenemos aquíla embajada de un país al que se le reconoce totalmente su soberanía, aunque es una isla pequeña y vecina. El restablecimientode relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas es apreciada por mi país como una señal de avanzar hacia una relación civilizada, a pesar de las diferencias, y tendrá sentido únicamente si el bloqueo es levantado, si podemos resolver, en efecto, los problemas pendientes desde hace más de un siglo y podemos componer una nueva clase de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, distinta a la que ha existido a lo largo de toda la historia”.
El futuro inmediato
Vemos aquí replanteado con vigor el tema cardinal del bloqueo, tema esencial a resolver para que las relaciones mutuas puedan desplegarse sin trabas, configurando realmente un nuevo momento histórico. Este tema queda pendiente.
El próximo capítulo de esta larga historia se escribirá el 14 de agosto en La Habana. La capital cubana estará en la mira del mundo entero, como ya acontece por ser la sede de los promisorios diálogos de paz entre el gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC-EP. Veremos qué sucede en esta instancia, con la convicción de que en este problema de profundas raíces, algo está cambiando para bien.
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