El ‘caso Caram’ es, por sus componentes políticos, ejemplar y también representativo de lo que viene siendo el gobierno de Luis Lacalle Pou. Es su transparente flagrancia la diferencia con la catarata de casos cuestionables, reprochables y punibles que no dejan fuera del compromiso a sus aliados multicolores, y agotan el léxico –y por ahora las acciones– de la oposición. En este caso, el involucramiento del presidente y de su candidato a la Presidencia es demostrada más allá de conveniencias políticas al hablarse en su despacho sobre el «blindaje» en marcha del intendente Caram ante un correligionario que cuenta. Eso fue a comienzos del 2022. El ‘blindaje’, se quiso aclarar ante la evidencia, era llevarlo por ‘el buen camino’, y el encargado era su primo Rodolfo Caram, hoy condenado en el mismo caso a 24 meses de prisión.
De este caso, no hay divorcio posible para Lacalle Pou. Toda la hipocresía del mundo –y ya se lleva emitida bastante en el caso– no logrará rectificar el hecho de que está demostrada una línea directa entre el caso y el presidente. Esto lo diferencia de los anteriores, en los que funcionó el ‘blindaje’ de Lacalle Pou a costa de custodios, pasaportes, ministros y jerarcas de la administración, de la cúpula policial y tanto más. El autor lamenta no haber llevado un cuaderno de bitácora de los hechos que se revelaban a buen ritmo semanal, y la pregunta pendiente es cuántos casos más habrá de los que la opinión pública no sabe.
Por ahora, no importa. En muchos se puede rastrear a simple vista impunidad como derecho adquirido, lucro, ejercicio desmedido del poder y bajos instintos. Al menos varios de ellos han sido utilizados como cortinas de humo para encubrir otros, porque la agenda informativa tiene un solo ojo en medio de la frente; es ciclópea. Tal vez el caso Caram sea una cortina de humo, pero es también un caso extremadamente grave. La impresión que deja es que sólo se conoce una parte.
Un solo ejemplo del funcionamiento del humo en política. Quedó hundido el tema del relajo propiamente dicho que es el INAU: es el sindicato y no su directorio el que informa que la menor fallecida el 8 de mayo (y su nombre no es recogido; es una no persona) no estaba ya bajo responsabilidad del organismo. Y quedaron en la cuneta las demandas, requerimientos y constancias que hizo, vez tras vez, la directora del INAU por el FA Natalia Argenzio en el directorio y la dramática situación que alcanzó a solo aludir en una entrevista en TV Ciudad. La cuneta del ovido también alberga la descripción hecha por el sindicato; el INAU está en una situación “caótica”, “la más grave que se haya visto en los últimos 25 años», ya que, según exponen, “a la falta de recursos, a la pobreza, a la violencia, al resquebrajamiento del tejido social y a la pésima gestión, ahora se suma una crisis política en el propio seno del Directorio…».
¿Qué debería haberse hecho y no se hizo en el caso Caram? Para empezar, reconocer que fue la mano de la justicia y no la de la política la que actuó. Luego, cesar al intendente el mismo día en que fue sentenciado a pena de prisión (que se cumpla en domicilio es un beneficio, y no pierde por eso su carácter de prisión). Esto, en simple cumplimiento de la Constitución de la República, artículo 80: «La ciudadanía se suspende: 2°) Por la condición de legalmente procesado en causa criminal de que pueda resultar pena de penitenciaría.»
El espectáculo de Caram siendo un cadáver político reanimado mediante prácticas de brujería hasta el lunes fue en verdad representativo de la decadencia institucional y política que se vive, y del que éste es solo el último caso. El pronunciamiento de la Corte Electoral era innecesario puesto que el texto constitucional es claro; la actitud política, no. Y esto fue acompañado por el grotesco de la damisela Valentina aspirando al cargo dejado por su tío, y otras escenas del mismo carácter que mejor no recordar ni repetir. Pero ella ya está nuevamente en el ruedo. Se cita al diario Cambio, de Salto, del martes 23: «Sus seguidores la describen como carismática y altruista, cualidades que la perfilan como una posible futura intendenta de Artigas, a pesar de haber sido condenada como autora penalmente responsable de un delito de usurpación de funciones».
O sea, esto sigue si la oposición no lo para; no solo a la damisela, sino al prontuario de casos hechos no a pesar sino más bien parece que con la aquiescencia, aval, beneplácito y tal vez (sólo tal vez) bendición de la estrella que corona el poder.
Queda en el debe el rastro del dinero. De los dólares en nombre de tiempos extraordinarios, ¿qué se fizo? De las 16 licitaciones de obra pública digitada, ¿quod est notum? ¿Nadie convocó al fiscal de lavado de activos? Dr. Enrique Rodríguez: ¡por fin un caso! ¿Es mala idea una auditoría independiente de las cuentas de la Intendencia de Artigas? Y con las responsabilidades políticas, ¿cosa facciamo?
Es cierto que estamos en tiempo de campaña electoral, pero también es cierto que este maremoto de hechos indeseables y repudiables no le dejan a la oposición plantear a la opinión pública los temas que le interesan y que hacen a su razón de ser política. Hay un nudo gordiano a cortar, y el FA es el único Alejandro Magno del que disponemos. Se entienden las razones del paso mesurado de su oposición, pero los hechos sangran. Así que, sin hesitación, se esperan medidas concretas, eficaces y mesuradas. ¡Mais bientôt, si c’est possible!
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