Consagración del cinismo

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/ El 17 de octubre deberá ser, de ahora en más, la fecha anual de la mayor muestra de cinismo y desinterés del poder real de este país y de sus subordinados –éstos hoy en el gobierno– por la suerte y destino de detenidos desaparecidos. Estuvieron desinteresados a partir de que ese poder debió llamar a lo peor de las FFAA uruguayas para que ambientaran y dieran el golpe de Estado de 1973 para habititar su rapiña e instalaran la corrupción como un habitante natural del país. La situación se viene reproduciendo desde entonces y para la cual esta fecha de octubre se postula como su máxima expresión de estos tiempos.

El 17 de octubre se concretó, finalmente, la reunión entre Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, y la fórmula del Partido Nacional, Delgado-Ripoll y la vicepresidenta de la República Beatriz Argimón, en el marco de una serie de reuniones con los candidatos presidenciables en la que madres y familiares expusieron sus reclamos para un futuro gobierno.

Foto del servicio de prensa de Álvaro Delgado

Como quien no quiere la cosa, en el encuentro (en rigor, un desencuentro), el candidato Alvaro Delgado les comunicó que el actual gobierno había «ordenado» a las Fuerzas Armadas que brindaran información sobre nuestros familiares detenidos desaparecidos (algo reafirmado por la vicepresidenta), y que le contestaron simplemente que no había «datos» al respecto. Esta orden, cabe destacar, no fue informada en su momento, señalan familiares. Y «datos» es el sustantivo más ascéptico que encontraron para referirse a delitos de lesa humanidad, incluyendo asesinato y ocultamiento del cuerpo.

Debido al desconocimiento sobre si la comunicación de las FFAA se había efectivamente producido, y sin saber cuál fue la respuesta recibida –aparentemente, la palabra de Delgado no tenía suficiente credibilidad–, luego se reunieron con el Ministro de Defensa, Armando Castaingdebat. Él confirmó lo que llamó «la orden», y «que por parte de las FF.AA se había respondido que no existía ningún dato en referencia a nuestros familiares.En ningún momento de la reunión se nos mostró el pedido realizado por escrito y mucho menos su respuesta». Hay aquí un problema del supuesto mando que no recibe pararentemente más que una respuesta negativa, y en esencia, un problema institucional, al haber una rebelión –no por reiterada, menos grave– del mandado ante el mando.

Hay en El Principito un rey que sólo ordena aquello que ya ewstá cumplido. El ministro Castaingdebat sigue ese ejemplo. Lo que los políticos subordinados a estas fuerzas armadas intentaron hacer es restarle importancia al tema mencionándolo al pasar, no darle a la ocasión al menos la mínima dignidad de una reunión convocada al efecto, y en particular evitar la formulación de la pregunta que, tal como trascendió, se pensaba se formularía en la siempre creciente masividad de la convocatoria anual del 20 de mayo, verdadero referéndum de la opinión pública de este país: «Por qué están desaparecidos los desaparecidos».

La manera que encontraron estos políticos subordinados al poder militar para segiur existiendo, es seguir violando la Constitución, tal como viene sucediendo desde hace más de medio siglo, y, encima, tomarnos por tontos. No dicen quién preguntó a quién en qué circunstancias, con lo que la respuesta carece de sustancia para su credibilidad. No habría sido convocado al efecto del tema el Sistema de Defensa Nacional, que es quien determina un tema que hace claramente a la Defensa Nacional, aunque no se haya argumentado hasta ahora desde ese ángulo. Y ese sistema lo integran tanto el Ejecutivo como el Legislativo, que se enteró de esta alegada respuesta por la fuente indirecta y carente de detalles de Madres y Familiares.

El mando constitucional de las FFAA, que es el presidente en Consejo de Ministros, no da una orden: pregunta. La respuesta no tiene más credibilidad que la que le aporta quien la hizo, que no se sabe quién es. El mando que no manda no pide una investigación siquiera administrativa ante un delito penal. No se investiga la casuística de la cadena de mandos que llevó a la desaparición ni, por supuesto, sus nombres y funciones. Es el civil un mando que no manda, tal como estas FFAA evidentemente quieren que sea. Estos eunucos civiles están para servir.

Ahora bien: ¿qué quieren las FFAA? Abreviando la sucesión de mentiras con las que quisieron ganar tiempo y buscar reparo, se recuerda que primero dijeron que no había desaparecidos en territorio uruguayo, pero aparecieron. Que los militares no teníasn nada que ver, pero aparecieron en terreno militar. Luego que hubo una «operación zanahoria», que no existió. Tras eso, que no se mató a nadie, tras lo cual apareció el cuerpo del maestro Julio Castro con un balazo en la nuca. Y ahora, con los cuerpos aparecidos en un mismo terreno, se está armando la teoría de cementerios clandestinos, con delimitaciones respetadas para cada uno de los dos cuerpos militares a cargo de los asesinatos.

¿Hasta cuándo la sucesión de mentiras y silencios para ocultar lo que, pese a lo inteligentes y capacitados que creen ser las FFAA con la enseñanza y más que paga el pueblo, la sociedad civil va descubriendo con sangre, dolor y lágrimas la verdad. ¿Cuál es hoy el objetivo de no terminar con el tema y su crueldad, comprometiendo una y otra vez a nuevas generaciones milñitares? ¿Para qué sirven estas fuerzas armadas? ¿A quién le sirve el secreto más que a quienes llevan la muerte como divisa?

Estas FFAA, un Estado autónomo dentro del Estado, esta lacra parásita del trabajo de una sociedad, es hoy merecedora de una definición por sierto famosa del poeta Leopoldo Lugone y aquí vigente: «Entre los afeminados sobrevivientes de Itaca no se encontró ninguno capaz de tensar el arco del guerro ausente». Sí, Odiseo no está entre ellos. Y es de ellos la decisión de someterse a su mando. Por ahora, al menos.

 

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