Indígenas recuperan su cultura

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Katia Francesconi

Bajo la copa de los árboles amazónicos, los niños se pintan grafismos en el cuerpo y aprenden sobre el pueblo que vino del centro de la tierra. Estos y otros saberes ancestrales son transmitidos por mujeres indígenas a los niños en el Parque das Tribos, hogar de más de 700 familias de 30 etnias en la periferia de Manaos, Brasil.

La lideresa Vanda Witoto y la filántropa Katia Francesconi se unen por niños «del corazón», en colaboración para estructurar una casa de conocimiento ancestral en la selva. Y hay una lista de espera para entrar en la escuela, de familias motivadas por la necesidad de recuperar su identidad original. «Si estás en la ciudad, ya no eres considerado indígena», dice Vanda Witoto, de 37 años y lideresa de la comunidad.

Para enfrentar el «borrado de la identidad de los pueblos originarios», ella abrió el patio de su casa para sembrar esta escuela indígena. «Al sufrir racismo en las escuelas, estos niños no se reconocen como indígenas. Y aquí fortalecemos esa identidad», afirma ella.

Vanda fue llevada de su territorio a los 16 años para trabajar como empleada doméstica en Manaos. Cuenta que sufrió diversas violencias. Solo tuvo contacto con su origen en la universidad.

«Descubrí que tenía un nombre indígena y que soy del pueblo del centro de la tierra», dice la activista y creadora del Instituto Witoto. «La lista de espera [para ingresar al instituto] es gigantesca porque lo que estos niños tienen aquí no lo encuentran en ninguna otra escuela», destaca Witoto.

La filántropa brasileña Katia Francesconi, quien dirige la fundación estadounidense que lleva su nombre, destinará 130 mil reales (aprox. 28.000 dólares) al proyecto de Vanda.

«Aunque no tengo la estructura familiar que esperan de una mujer, la educación de los niños es mi misión. No se trata de mí, sino de los niños a los que puedo ayudar», dice Katia.

Por Katia Francesconi

 

 

 

 

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